septiembre 15, 2025

Cambalache digital y la desinformación

 

Les comparto una entrevista que me hizo el periodista Pedro Gómez de ABC Revista de ABC Color, periódico de Paraguay. Agradezco también al abogado César Coll, uno de los ejecutivos de ese medio.

https://share.google/mLFFBzZvyLrkOWQ6x

Ricardo Trotti nos habla del cambalache digital

Ricardo Trotti es un destacado periodista argentino de renombre internacional, quien llegó a ser director ejecutivo y es actual consultor de la Sociedad Interamericana de Prensa. Con nuestro país lo une los fuertes vínculos en defensa de la libertad de prensa y de expresión. Acaba de presentar su libro, el primero de una trilogía sobre un tema de actualidad fascinante y a la vez preocupante, la inteligencia artificial: Robots con alma: atrapados entre la verdad y la libertad.  

Por Pedro Gómez Silgueira

07 de septiembre de 2025

Cómo hacer frente a la IA, qué hacer para que los niños no caigan rendidos ante esa golosina tecnológica que les podría evitar el aprendizaje. Qué podemos hacer para procesar tanta información y enfrentar la desinformación. Ricardo Trotti, uno de los que más sabe del manejo de la información y las libertades, responde a estas preguntas que le enviamos para esta charla con ABC Revista:

– ¿Podrían tener alma los robots? ¿Cómo surgió el título de este libro?

– En esta novela me atreví a plantear una gran ironía: Dios, decepcionado por nuestras divisiones y conflictos, pide a los robots que salven a la humanidad, que nos recuerden nuestra propia divinidad. El título Robots con Alma surgió de esa provocación. En el fondo planteo si los humanos no estamos perdiendo el alma. Y en las formas: demuestro que vamos hacia la superinteligencia artificial, robots que ya no emulan o se programan, sino que son capaces de tener conciencia propia.

– ¿Es una novela de ficción o de realidad actual?

– Es ficción, pero como espejo del presente. Lo que describo está inspirado en dilemas actuales, potenciados: manipulación algorítmica, pérdida de libertades, desinformación. Es una distopía, pero no para asustar, sino para entender. La literatura no da soluciones técnicas, pero ofrece distancia para ver con más claridad los desafíos que ya enfrentamos.

– Los niños ya no quieren estudiar porque creen que los dispositivos tienen todas las respuestas. ¿Cómo podría afectar esto a la educación?

– El peligro es confundir información con conocimiento. Tener respuestas automáticas no significa entenderlas. La educación debería enseñar a preguntar mejor, cuestionar, conectar ideas y a cultivar el sentido crítico. El verdadero riesgo es que la IA nos convierta en usuarios obedientes (máquinas) en lugar de pensadores libres. La educación no puede terminar en consumo de datos e información, sino en cultivar sabiduría.

– ¿Hacia dónde cree que va la humanidad con la inteligencia artificial?

– Dependerá de nuestras decisiones. La IA puede ser un copiloto valioso o un chofer tiránico. Puede curar enfermedades, mejorar la educación, enfrentar el cambio climático, pero también puede ser un instrumento de vigilancia masiva y agravar la destrucción inteligente en una guerra. La clave no está en los algoritmos, sino en la ética y la política que los rodean, y ese es el gran desafío.

– ¿Del cambalache siglo XX pasamos a un cambalache XXI, no le parece?

– Sí; es un cambalache digital. Antes la confusión se veía en las calles, en la política o en la economía. Hoy se amplifica en las redes, donde todo se mezcla: verdad con mentira, ciencia con superstición, solidaridad con odio viralizado y donde los sesgos confirman nuestros prejuicios. La diferencia es que ahora el desorden no solo está afuera: se incrusta en cada pantalla o teléfono inteligente que miramos, moldeando nuestra percepción del mundo.

– Pero décadas atrás sabíamos cuál era ese desorden… ¿Ahora lo podemos desentrañar?

– Hoy es más difícil porque la manipulación es invisible. Los algoritmos nos aíslan en burbujas personalizadas, como espejos que nos devuelven lo que queremos escuchar. Por eso la pregunta no es si podemos entender el desorden, sino si podemos romper ese espejo y mirar más allá.

– ¿Quién define la verdad y quién define la mentira?

– Ese es el dilema central de la era digital. Ningún gobierno, empresa, periodista o ciudadano tiene el monopolio de la verdad. Lo que cambia ahora es la escala: nunca hubo tanta capacidad de manipular percepciones en tiempo real. Como digo en mi libro, la batalla no es solo por los hechos, sino por la confianza, por la credibilidad. La verdad o verificar los hechos es una responsabilidad personal.

– Décadas atrás se había planteado el fin de la historia… ¿Estamos frente al fin de la humanidad, del ser humano, el humanismo?

– No lo creo. Más que un fin, vivimos en una encrucijada. El riesgo es que la tecnología desplace lo humano a un segundo plano y que olvidemos nuestra esencia: verdad, libertad, creatividad, bondad y empatía. Si algo enseña Robots con Alma es que, paradójicamente, los robots podrían recordarnos que aún tenemos alma.

– Muchos estudiamos periodismo para cambiar el mundo. ¿Con la IA se puede cambiar el mundo desde el periodismo?

– Sí, siempre que no confundamos herramientas con propósito. La IA puede ayudar a verificar hechos, investigar y analizar grandes volúmenes de datos, incluso detectar noticias falsas o detectar nuevas realidades que escapan al ojo humano. Pero el periodismo no se mide en eficiencia, sino por sus principios éticos y el compromiso con la verdad. La IA puede darle más músculo al oficio, pero el corazón sigue siendo humano.

– ¿La sociedad actual es presa de apatía o de manipulación?

– La manipulación algorítmica nos adormece, y la apatía es la reacción natural de sentirnos desbordados. Pero no todo es derrota: hay jóvenes que reclaman futuro, comunidades que se organizan, voces que se rebelan contra la anestesia digital. Y, sobre todo, debe haber responsabilidad individual. No esperar que gobiernos o empresas lo resuelvan. Cada uno puede decidir qué comparte en las redes, qué consume, si chequea una noticia antes de difundirla o si prefiere apagar un rato la pantalla y volver a mirar a otra persona. Son gestos simples, pero multiplicados hacen la diferencia.

- ¿Cuáles son las soluciones que plantea a los dilemas de la IA y el avance tecnológico?

- No existen soluciones mágicas, pero sí tres direcciones claras. Ética: la innovación debe avanzar, pero con responsabilidad y transparencia. Política: necesitamos reglas globales, porque los algoritmos no conocen fronteras y el poder no puede quedar concentrado en unas pocas empresas. Y Cultura: redescubrir nuestra creatividad y el pensamiento crítico como antídotos frente a la deshumanización. En otras palabras: no se trata de apagar la tecnología, sino de encender lo que nos hace humanos y únicos. El dilema no es lo que hará la IA, sino lo que nosotros elijamos hacer con ella y ser frente a ella.

- Estás trabajando en otros dos libros que conformarán una trilogía. ¿Nos adelantás algo?

- Sí. Robots con Alma comienza con una Guerra de Conciencias, la lucha por el conocimiento. El segundo libro profundizará en la Guerra por las Almas, donde la pelea es por apropiarse de lo sagrado. Y el tercero planteará el dilema final: si la humanidad es capaz de convivir con inteligencias artificiales con conciencia. En el fondo, la trilogía no es sobre las máquinas, sino sobre nosotros recordándonos que el alma no se programa, sino que se cultiva.

pgomez@abc.com.py

 

No hay comentarios:

Cambalache digital y la desinformación

  Les comparto una entrevista que me hizo el periodista Pedro Gómez de ABC Revista de ABC Color, periódico de Paraguay. Agradezco también al...