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septiembre 09, 2025

Libertad y democracia, frente a la mentira y el avance de la IA

Agradezco la charla profunda con el periodista José Curiotto del medio AireDigital, de Santa Fe, Argentina, sobre la mentira y el impacto en la democracia. A continuación, un resumen de la entrevista por zoom. Aquí el enlace: Libertad y democracia, frente a la mentira institucionalizada y al avance de la inteligencia artificial

 6 de septiembre de 2025

 Por José Curiotto

Las acciones humanas del presente, alimentan a la inteligencia artificial del futuro. Mientras la mentira se tolera, se instala y se institucionaliza como discurso global; las libertades esenciales están en riesgo y el avance exponencial de la inteligencia artificial multiplica los posibles efectos de los desaciertos humanos.

De esta manera se puede sintetizar el mensaje de "Robots con alma: atrapados entre la verdad y la libertad", el libro que acaba de publicar el periodista argentino Ricardo Trotti, quien durante más de tres décadas trabajó en la defensa de la libertad de expresión y hasta 2024 se desempeñó como director ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

"Al menos hasta este momento, la inteligencia artificial no es otra cosa que un espejo de lo que nosotros somos. Pero en 5 o 10 años, veremos una IA diferente. Ojalá que exista un acuerdo internacional, entre gobiernos y la ciudadanía en general, para que se trate una IA mucho más vinculada con la verdad y la libertad. Como vamos, nos dirigimos hacia un destino poco feliz", afirmó Trotti.

Y añadió: "El problema somos los seres humanos. Pero la IA amplifica lo bueno o lo malo que los humanos hagamos. Por eso es momento de pensar cómo hacemos para que la IA del futuro sea mejor que los humanos del presente".

Mientras este fenómeno atraviesa de manera transversal a la mayoría de los países occidentales, la carrera por el control de la IA se profundiza entre dos grandes contendientes: por un lado, grupos de empresas de los Estados Unidos; por el otro, el poder estatal chino.

- Si bien se trata de una novela, el libro apunta de manera directa a conceptos como verdad, libertad, democracia e inteligencia artificial. ¿Estamos en problemas o no es para preocuparse tanto?

- Estamos en problemas. En problemas graves. La falta de verdad, la mentira, la desinformación, la coacción y la tiranía. Temas que se fueron desarrollando a través de los últimos años, en los que la mentira viene alimentando la falta de libertad. Estamos frente a un círculo vicioso.

 

- Vos hablás de círculo vicioso, y en este sentido la inteligencia artificial se nutre de los contenidos humanos, de ese mismo círculo conformado entre la mentira y la falta de libertad.

Al menos hasta este momento, la inteligencia artificial no es otra cosa que un espejo de lo que nosotros somos.

Pero en 5 o 10 años, veremos una IA diferente. Ojalá que exista un acuerdo internacional, entre gobiernos y la ciudadanía en general, para que se trate una IA mucho más vinculada con la verdad y la libertad.

Como vamos, y volviendo al concepto de espejo, nos dirigimos hacia un destino poco feliz.

La verdad dejó de ser relevante para los humanos

- Mientras planteás tu preocupación por el futuro de la verdad, la libertad y la democracia frente a la IA; da la sensación de que en el presente la verdad dejó de ser un valor importante para gran parte de la sociedad. Si la verdad ya no es relevante para los seres humanos, ¿es realmente la IA el problema?

- El problema somos los seres humanos. Pero la IA amplifica lo bueno o lo malo que los humanos hagamos. Por eso es momento de pensar cómo hacemos para que la IA del futuro sea mejor que los humanos del presente.

Me refiero a que la pérdida de confianza de los humanos hacia las instituciones, la democracia, los gobiernos o el periodismo; alimenta este círculo vicioso o bucle con el que estamos alimentando a la IA.

No solo estamos alimentando a la IA con la mentira, sino con la institucionalización de la mentira, porque votamos a líderes que sabemos que nos mienten. En todos los países los líderes mienten, polarizan a la sociedad.

Todos nos estamos acusando de algo. Cuando en realidad es el momento de comenzar a asumir responsabilidades cada uno desde su lugar. Ya sean políticos, periodistas,

 

- Hablás de la prensa como parte del problema. Hasta hace poco tiempo, cuando una persona buscaba una noticia en internet, Google presentaba enlaces a distintos medios de comunicación. Pero hoy lo primero que muestra es una respuesta generada por IA. La gente ya no llega de manera directa a la fuente de la información, sino que es la IA la que te informa.

- Eso fue parte de una evolución dinámica de internet y de los medios de comunicación. Los periodistas y los medios no supimos ver el futuro. O tal vez tampoco conocían ese futuro Google o Facebook, porque todo es evolución.

Al principio los medios creíamos que internet era una forma de masificar nuestras audiencias. Y entonces le dimos nuestros contenidos gratis. Luego Facebook dijo que ayudaría a que esos contenidos lleguen a las personas adecuadas. Y los medios empezamos a utilizar Facebook como plataforma.

Un día, el señor Mark Zuckerberg se cansó y decidió dejar de lado a los medios. Mientras tanto, Google nos cambia los algoritmos de manera permanente. Entonces, los periodistas empezamos a escribir para Google a través del Seo (Optimización de Motores de Búsqueda)

Tampoco a los periodistas nos importó mucho la verdad. Y empezamos a darle a internet lo que internet nos pedía.

Así, los medios empezamos a perder el liderazgo de la agenda pública de la información ante el dios de la internet. Y ahora ese dios, a través de la IA, no solo nos chupa toda la información, sino que genera sus propias respuestas.

En este escenario, los medios ven quebrar sus economías.

- Vos hablás en pasado, pero muchos medios en estos momentos siguen generando contenidos pensando más en el algoritmo de Google, que en otra cosa. Es algo así como echar más leña a un fuego que nos quema.

- Es justamente lo que planteo en el subtítulo del libro: estamos atrapados entre la verdad y la libertad. Creemos hacer más a través de internet, que podemos empoderar a los ciudadanos con nuestra información, y en realidad, lo que estamos haciendo es enviar nuestros contenidos para que Google los empaquete a su criterio. No brinda toda la información, hace lo que quiere, no dirige a la gente a ver nuestros contenidos y los medios pierden sostenibilidad económica.

Es así que los medios comienzan a morir, los periodistas empiezan a desaparecer. Solo como ejemplo, en Estados Unidos se pierden tres medios cada semana. Medios que eran muy importantes en sus comunidades.

Miami tiene más de 6 millones de habitantes, y existe un solo diario que se interesa por los temas locales. Cuando ese diario desaparezca, porque está con graves problemas económicos, desaparecerá como supervisor de las entidades públicas y privadas.

Existe mucha evidencia que refleja que, cuando un medio de comunicación deja de existir, hay más corrupción, aumentan la injusticia y la falta de equidad.

Los medios y los periodistas, arrastrados por el fango de la política

- Mientras vos planteás esta situación, lo cierto es que los medios ya no son creíbles para gran parte de las personas. Cada vez que un periodista dice algo, es atacado desde la política y desde parte de la sociedad. ¿Cuál es la salida entonces?

- La salida es volver a los principios básicos del periodismo de la ética, la verdad y la libertad.

El periodismo, no todos, pero en general, hemos caído en lo que dice la letra de Cambalache, en eso de que todos estamos manoseados. Los políticos, beneficiados por la polarización, empezaron a acusar a los medios y a los periodistas.

Y han llevado a los periodistas al terreno de la política. Los periodistas se dejaron engañar y se metieron en el fango. Y se convirtieron en activistas políticos. Se inició una verdadera confusión sobre cuáles son los roles del periodismo y los de la política.

En Ecuador, en Argentina, en Venezuela, en Estados Unidos o en El Salvador, vemos cómo los políticos llevaron a los periodistas a ese terreno fangoso, los periodistas se quedaron ahí y empezaron a discutir con los políticos, contribuyendo a atomizar a la sociedad.

A todo esto, la gente vive dentro de burbujas de sesgos increíbles -internet, las redes y la IA, crean perfiles de acuerdo a los gustos, prejuicios y decisiones de cada uno-.

Esto hizo que socialmente hayamos perdido el sentido crítico y la tolerancia, ante las verdades que nos ofrecen otros. Muchos periodistas se convirtieron en activistas, olvidando el principio clave, que es la verdad.

Estados Unidos, China y el futuro de la IA

- Si la IA es un espejo poderoso de los seres humanos y frente a este escenario, ¿cuál es la salida?, ¿pensamos en mejorar como sociedad ahora o nos sentamos a pensar en una IA mejor en el futuro?, ¿empezamos por los humanos, o por la tecnología?

- Es verdad que tenemos que mejorar nosotros, como seres humanos. Pero también se debe pensar en un consenso mundial sobre el futuro de la IA. En estos momentos hay dos cabezas: Estados Unidos y China.

China, manejando la IA a través del partido que gobierna, y Estados Unidos a través de empresas privadas. Dos mundos tan separados como en el pasado, durante la Guerra Fría, estaban la Unión Soviética y Estados Unidos.

- Parece más fácil que un líder soviético y un estadounidense se pongan de acuerdo para evitar una guerra nuclear, que el Estado chino y las empresas norteamericanas logren un pacto sobre la IA.

- Totalmente de acuerdo. Pero se necesita una presión mundial para establecer ciertos parámetros. Debemos entender que la IA actual se desarrollará pronto en una súper IA. La IA creará sus propios parámetros para ser cuasi independiente de los humanos.

Lo que postulo en el libro es que no nos queda alternativa, que no sea sembrar en la IA los principios ecuánimes fundamentales de la filosofía y de la ética. Tiene que haber un abrazo para que se pueda sembrar.

¿Realmente vamos a dejar en manos del Estado chino y de empresas norteamericanas el botón rojo de la IA?

El bien y el mal siempre van a existir. Lo que debemos pensar es cómo dotar de mayor bondad a la IA, de mayor verdad y libertad.

- Volviendo a los conceptos iniciales, ¿la democracia dónde queda en este contexto?

- Es probable que surjan sistemas híbridos, diferentes. Al que llamaremos de otra forma. Pero no queda otra que seguir incentivando los valores del bien.

Retomando la situación del periodismo, no queda otra que recordar que la verdad es la meta más preciosa. No perder los puntos de referencia. No perder los principios básicos, humanos.

Sin verdad no existe libertad. Algunos sectores tienen mayor responsabilidad en esto, como los políticos o la Justicia. Pero también los periodistas.


mayo 06, 2018

Las mentiras en la democracia


Se celebró el Día Mundial de la Libertad de Prensa y en casi todos los discursos se aludió a la proliferación de noticias falsas, el gran dolor de cabeza de esta nueva etapa de la era digital.

Nadie hizo autocrítica ni pidió disculpas. Sí se propusieron, y en abundancia, fórmulas para contrarrestarlas y eliminarlas de la faz de la Tierra. Muchos gobiernos y legisladores, consideran que la regulación es la única forma de controlar a las fake news. Como argumento reclaman que se debe defender la democracia, reinstaurar la confianza pública y proteger a los usuarios en las redes sociales.

No creo que el camino sea la regulación. Fue y es la excusa perfecta de los gobiernos autoritarios, siempre en busca de recetas para legitimar la censura. Ante esta nueva moda reguladora, habría que preguntarse: ¿Se debe censurar a los medios y redes sociales, por donde se vehiculizan; o se debe castigar a quienes las originan? Y si se reglamentaran para evitar su intromisión negativa en procesos electorales, ¿no se corre el riesgo de caer en excesos, censurando opiniones, críticas y sátiras de apariencia falsa, pero igualmente válidas?

El peligro es que muchos temas periodísticos - Panamá Papers, FIFAgate, Paradise Papers, Odebrecht – habrían podido censurarse porque en sus inicios fueron rumores y datos dudosos, que alguien pudo haber reclamado por tratarse de noticias falsas.
Por esto creo que soportar mentiras, es el precio a pagar para descubrir verdades. La falsedad, incluso con la intención de causar daño, es el precio por vivir en libertad y con libertades de prensa y expresión.

Los legisladores no deberían apresurarse a legislar. Deben ser prudentes, permitir que el tema decante en la opinión pública e incentivar más debate.  Si se legisla cuando todavía existe confusión, se corre el riesgo de sobreactuar y extralimitarse con las prohibiciones.

Preocupa que la atención sobre las mentiras esté enfocada a censurar a los medios y a las redes sociales y no a sus usinas y fábricas. Las más perniciosas están alejadas del Periodismo, más bien son parte de los aparatos de propaganda gubernamentales, como lo demostró la trama rusa en EEUU.

No hay que ir tan lejos a buscar responsables. Todos los gobiernos y partidos políticos, con la ayuda de consultoras y de agencias, contratan ciber militantes que ofrecen servicios de trolls y bots. El trabajo de estos centros de propaganda y manipulación es crear cuentas de usuarios anónimas o con nombres ficticios para hacer campañas de desprestigio, insultar o instalar trending topics y manosear así la conversación pública. Hacerlo no requiere ni mucha profesionalidad ni muchos recursos. Ya no hay campaña política sin estos artilugios.

Algunos gobiernos muestran a cabalidad los efectos y excesos que se cometen cuando se legisla sobre contenidos y mensajes. Las leyes de propaganda enemiga y mordaza en Cuba y Venezuela, criminalizan toda crítica, opinión e información que no se ajuste a la “verdad oficial”, única y autorizada. Muchos periodistas y ciudadanos cumplen sentencias de 20 años de cárcel por el delito de opinión.

Sin dudas que las noticias falsas tienen influencia negativa en la confianza pública, debilitan las instituciones. Son un tema a remediar. Mucho debe pasar por la autorregulación. Facebook, Google y otras empresas digitales necesitan hacer mayores esfuerzos para diferenciar contenidos falsos de los que provienen de fuentes honestas. Deben ser más transparentes en la moderación de contenidos, impedir la publicidad engañosa y evitar la manipulación de los datos de los usuarios.  

El Periodismo debe procurar más calidad en los contenidos. Investigar y hacer del  fact checking un nuevo género periodístico. Todos, medios, redes sociales y gobiernos deben alfabetizar digitalmente a los usuarios para que reconozcan y no viralicen las noticias falsas.

Pero donde se impone estricta legislación es ante gobiernos y partidos políticos. Se necesita más transparencia sobre la financiación de las campañas electorales y sobre sus sistemas de propaganda, fábricas de fake news.  

En casos de información y contenidos, la Primera Enmienda de la Constitución de EEUU es tajante. Prohíbe al gobierno crear leyes que censuren esas libertades, incluidas las noticias falsas. trottiart@gmail.com

julio 29, 2017

Las secuelas inadvertidas de la mentira


Nadie está exento de engañar o ser engañado. Convivimos en esa dualidad, entre verdades y mentiras, entre el bien y el mal, herencia que nos viene desde el Génesis con Adán y Eva, Caín y Abel.
La corrupción es el correlato más directo de las mentiras y la cárcel y la deshonra pueden ser sus correctivos más efectivos. Sin embargo, no siempre falsear, exagerar, embaucar, estafar o calumniar sufren las consecuencias, e incluso cuando las tienen, pasa inadvertida la secuela más dañina de la mentira: la traición de la confianza pública.
Lo demuestra esta nueva época de la posverdad, en que las emociones y los “hechos alternativos” pesan más que la objetividad y la verdad lisa y llana. El presidente Donald Trump potenció la forma edulcorada de hacer política desde que fue candidato y antes como celebridad televisiva. En este contexto, en el que expresa unos cinco datos falsos por día, según una medición del Washingon Post, el “rusiagate” no sorprende.
El fiscal general Jeff Sessions y el yerno de Trump, Jared Kushner, admitieron haberse reunido con personeros del régimen ruso semanas después de afirmar bajo juramento que no lo habían hecho. Tal vez sus mentiras no tendrán consecuencias, pero erosionan la credibilidad en las instituciones, la política y la palabra.
Los “gobiernos Pinocho” que deforman la realidad para su beneficio con datos falsos como por años lo hizo el kirchnerismo, suelen crear escudos para evitar consecuencias. Esta semana el kirchnerismo se abroqueló en el Congreso para defender al máximo actor de la corrupción, el legislador Julio de Vido, evitando que sea expulsado y expuesto ante la justicia. La impúdica celebración partidaria por la hazaña, va en contramano de la percepción del público, que ve en el Congreso a la institución más repudiada del país.
Los casos de Odebrecht y Volkswagen también desnudan que no siempre la aplicación de correctivos judiciales minimiza otros daños que pasan inadvertidos. Con Odebrecht existe satisfacción por la cantidad de ejecutivos de la empresa, funcionarios y presidentes desenmascarados, muchos de los cuales están encarcelados o en vías de estarlo.  Sin embargo, pocos reparan en el perjuicio a otras empresas constructoras que han gastado tiempo, energía y recursos para competir en licitaciones, desconociendo que ya habían sido adjudicadas a sus espaldas.
Las secuelas de la burla también se aprecian en el caso de la industria automotriz. En un nuevo “cargate”, ahora en Europa, se investiga a BMW, Porsche, Audi y Mercedes por “cartelizarse” o haberse puesto de acuerdo por décadas en materia de tecnología y precios. La paradoja es que así como sucedió con la Volkswagen, que adulteró los datos sobre contaminantes de sus motores diésel, las multas billonarias que se aplicarán contra las empresas por mala práctica comercial, quedarán para las arcas estatales, cuando fueron los consumidores los embaucados y quienes pagaron las mentiras de su bolsillo.
Las sanciones que el gobierno de EEUU aplicó esta semana contra 13 funcionarios venezolanos por lavado de dinero y colusión con el narcotráfico, son correctas y necesarias, con el objeto de presionar a Nicolás Maduro a abandonar su reforma constitucional. Sin embargo, uno se pregunta porque recién ahora se aplican estas sanciones congelándoles activos inmobiliarios y cuentas bancarias en Miami, cuando estos ilícitos son tan añejos como la revolución bolivariana. Si el gobierno y los bancos estadounidenses ya sabían de estos ilícitos y nada habían hecho nada antes, ¿no serían responsables y cómplices de haber jugado políticamente con estos delitos?
Las mentiras también pueden ser destructivas, como las de George Bush que invadió Irak por armas de destrucción masiva que nunca encontró; pueden ser calumniosas como las del ex presidente colombiano Álvaro Uribe que desautorizó las críticas de un periodista calificándolo de violador de niños; y pueden ser tolerables, como la del cantante Carlos Vives que fingió que le arrebataron un largo beso que casi le cuesta el divorcio, para que días después de la alharaca mediática anunciara su sencillo “Robarte un beso”.

Cambalache digital y la desinformación

  Les comparto una entrevista que me hizo el periodista Pedro Gómez de ABC Revista de ABC Color, periódico de Paraguay. Agradezco también al...