De tanto hablar y hablar sobre los golpes de Estado en otros países, el golpista presidente venezolano Hugo Chávez, cometió nuevamente otro golpe de Estado a la poca democracia que les queda a los ciudadanos venezolanos.
La dio esta vez en contra de la maltrecha libertad de prensa que ya le viene quitando a su pueblo desde hace 10 años cuando asumió en 1999. Impresionante estrategia golpista que ha sido implacable contra periodistas y medios, generando en su contra violencia, prisión, cierre y leyes mordazas que dejan pocos espacios para que los venezolanos puedan acceder a información plural y diversa y así cumplir con el principio constitucional de acceder libre a las informaciones que deseen.
Ayer la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, presentó ante el Congreso nacional un proyecto de ley sobre “delitos mediáticos” que legaliza el castigo contra los medios de comunicación y periodistas independientes, promueve la autocensura y revierte la tendencia actual en América Latina por despenalizar los delitos contra la prensa, ajustándose a los estándares interamericanos sobre la materia.
El “Proyecto de Ley Especial contra Delitos Mediáticos” tiene 17 artículos, en los que se busca “prevenir y sancionar las acciones u omisiones desplegadas a través de los medios de comunicación”, con penas que llegan hasta los cuatro años de cárcel, además de otras sanciones. Del artículo 5 al 12 de la iniciativa, se detallan los delitos y los castigos correspondientes: divulgación de noticias falsa, de dos a cuatro años; manipulación de noticias, de dos a cuatro años; negativa a revelar información, de seis meses a dos años; coacción mediática, de uno a tres años; omisión voluntaria de suministrar información, de dos a cuatro años; instigación, de dos a cuatro años y obstaculización de actividades de medios de comunicación, de uno a tres años.
Venezuela parece desconocer los principios de libertad de prensa elementales sobre que no existen delitos de prensa sino cometidos a través de la prensa, para lo cual ya están especificados en las leyes generales y tipificados en el Código Penal.
Si se aprueba este proyecto de ley, lo que no será difícil por el Congreso está sometido a Chávez, se contempla sancionar, como explica su artículo 4, “las acciones u omisiones que lesionen el derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, que atentan contra la paz social, la seguridad e independencia de la nación, el orden público, estabilidad de las instituciones del Estado, la salud mental o moral pública, que generen sensación de impunidad o de inseguridad y que sean cometidas a través de un medio de comunicación social”.
La Sociedad Interamericana de Prensa que expresó su condena al resepcto, señaló una serie de actos que forman parte de la estrategia seguida por el presidente Chávez en sus 10 años de gobierno para maniatar a la prensa. Entre esos arrebatos, se destacan la reforma constitucional en 1999 donde se incluyó la responsabilidad de publicar información veraz e imparcial; sentencias judiciales como la “1013” de 2001 que niega el derecho de réplica o de rectificación a los periodistas; la promulgación de la “ley mordaza” o la Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión de 2004; la sanción de la Ley de Reforma Parcial del Código Penal de 2005 que aumentó las penas por los delitos de desacato y difamación; la aplicación de regulaciones que obliga a los medios a tener columnistas de todas las ideologías en una clara invasión de sus políticas editoriales; el cierre en mayo de 2007 de RCTV, el hostigamiento contra Globovisión y 240 radioemisoras que son amenazadas con su cierre definitivo; y la apertura de numerosos medios electrónicos y escritos y agencias de noticias estatales utilizadas para divulgar material propagandístico.
Uno se pregunta ante estos golpes a la democracia. Será que la OEA, en todo caso su secretario general Insulza, ¿dirá algo al respecto? Será que la OEA medirá con la misma vara todos los atropellos a la democracia y a las libertades? ¿O será que ganar elecciones – muchas veces fraudulentas – es un blindaje para todos los arrebatos a las demás libertades que obliga la democracia?
Publiqué hace poco mi novela futurística en Amazon: "Robots con Alma: atrapados entre la verdad y la libertad". En este blog trato de temas de actualidad referidos a los valores de la verdad y la libertad. Blog por Ricardo Trotti
julio 31, 2009
julio 29, 2009
Honduras: más muñequeo en la mediación
Pareciera que el proceso de mediación en Honduras necesitaría otros ingredientes nuevos a la luz del resultado de la Cumbre de Tuxtla celebrada en Costa Rica. Como era de esperar, en la Declaración de Guanacaste se condenó el golpe de Estado que instauró en la Presidencia a Roberto Micheletti y pidió mayor apoyo a la segunda propuesta del presidente Oscar Arias, la que incluye la restitución al poder de Manuel Zelaya que todavía el Congreso hondureño estaría analizando, además de la prohibición de una reforma constitucional, una amnistía, un gobierno de reconciliación y unidad, y adelantar las elecciones para fines de octubre.
Sin embargo, Arias fue haciendo declaraciones en estos días que lejos de asemejarse a las que debería tener un mediador, se parecieron más a la de un árbitro. Pide la restitución de Zelaya anteponiendo la condición del “ostracismo” en la que estaría cayendo Honduras de no aceptar sus condiciones. Lo que puede ser real, claro, pero no estoy seguro que debiera ser él, en su calidad de gestor que se asuma como juez y parte públicamente. Suficientemente ese punto ya lo exponen Estados Unidos y la comunidad internacional entera. Con su posición, Arias pudiera estar perdiendo confianza de los sectores hondureños – no tan solo del gobierno - que no respaldan la restitución de Zelaya.
La propuesta tal como está, deja con poca maniobrabilidad al gobierno de Micheletti (que de alguna forma tendrá que negociar) para calmar a amplios sectores de la sociedad hondureña – además de los poderes públicos – como gran parte de la clase media, miembros de cuatro partidos políticos, representantes de los sectores productivos, de las denominaciones religiosas, que respaldaron la destitución de Zelaya por entender que estaba conduciendo al país hacia una autocracia chavista, para lo cual no lo habían votado.
No solo Micheletti ni los poderes Judicial y Legislativo no quieren a Zelaya de regreso, sino también ese gran sector de hondureños que sigue temiendo que a pesar de cualquier prohibición que se le imponga, Zelaya es tan testarudo que se saldrá con la suya (es que además lo expresó en una entrevista con el diario O Estado de S. Paulo, sobre que intentaría hacer la encuesta si el pueblo se lo pide) como también lo ha hecho Hugo Chávez, quien después de jurar y jurar que dejaría la presidencia ya lleva 10 años en el poder porque dice “que el pueblo es el que lo reclama”, mediante elecciones muchas de ellas no muy limpias.
Es verdad que Zelaya de presidente y con tan poco tiempo estaría muy condicionado por la comunidad internacional como para que se largue a aventuras chavistas. Sin embargo, la experiencia indica que Zelaya tiene ya mucha experiencia y que las organizaciones intergubernamentales solo terminan protestando pero no tienen elementos prácticos para limitar los presidencialismos u otros abusos de poder.
Debido a este temor sobre su regreso, el plan de Arias necesitaría de repente un mayor blindaje en contra de algunas nuevas torpezas que pudieran suceder, como la encuesta por la cuarta urna, lo que le daría a quienes apoyan a Micheletti mayores garantías de que el mandato de Zelaya se extinguirá en enero, como estaba previsto antes del golpe el 28 de junio pasado.
Tal vez la falta de confianza en la propuesta tal como está, considerando que pudiera perfeccionarse, y en el desgaste que ha sufrido el mediador en el proceso y por sus propias declaraciones, pudiera pensarse que deberían sumarse otros actores y de esa forma conseguir el empujoncito que esta crisis necesita y de esa forma todos pudieran volver a concentrarse en los problemas importantes del país y la región, como la pobreza, la salud, la seguridad, la educación y la producción.
Sin embargo, Arias fue haciendo declaraciones en estos días que lejos de asemejarse a las que debería tener un mediador, se parecieron más a la de un árbitro. Pide la restitución de Zelaya anteponiendo la condición del “ostracismo” en la que estaría cayendo Honduras de no aceptar sus condiciones. Lo que puede ser real, claro, pero no estoy seguro que debiera ser él, en su calidad de gestor que se asuma como juez y parte públicamente. Suficientemente ese punto ya lo exponen Estados Unidos y la comunidad internacional entera. Con su posición, Arias pudiera estar perdiendo confianza de los sectores hondureños – no tan solo del gobierno - que no respaldan la restitución de Zelaya.
La propuesta tal como está, deja con poca maniobrabilidad al gobierno de Micheletti (que de alguna forma tendrá que negociar) para calmar a amplios sectores de la sociedad hondureña – además de los poderes públicos – como gran parte de la clase media, miembros de cuatro partidos políticos, representantes de los sectores productivos, de las denominaciones religiosas, que respaldaron la destitución de Zelaya por entender que estaba conduciendo al país hacia una autocracia chavista, para lo cual no lo habían votado.
No solo Micheletti ni los poderes Judicial y Legislativo no quieren a Zelaya de regreso, sino también ese gran sector de hondureños que sigue temiendo que a pesar de cualquier prohibición que se le imponga, Zelaya es tan testarudo que se saldrá con la suya (es que además lo expresó en una entrevista con el diario O Estado de S. Paulo, sobre que intentaría hacer la encuesta si el pueblo se lo pide) como también lo ha hecho Hugo Chávez, quien después de jurar y jurar que dejaría la presidencia ya lleva 10 años en el poder porque dice “que el pueblo es el que lo reclama”, mediante elecciones muchas de ellas no muy limpias.
Es verdad que Zelaya de presidente y con tan poco tiempo estaría muy condicionado por la comunidad internacional como para que se largue a aventuras chavistas. Sin embargo, la experiencia indica que Zelaya tiene ya mucha experiencia y que las organizaciones intergubernamentales solo terminan protestando pero no tienen elementos prácticos para limitar los presidencialismos u otros abusos de poder.
Debido a este temor sobre su regreso, el plan de Arias necesitaría de repente un mayor blindaje en contra de algunas nuevas torpezas que pudieran suceder, como la encuesta por la cuarta urna, lo que le daría a quienes apoyan a Micheletti mayores garantías de que el mandato de Zelaya se extinguirá en enero, como estaba previsto antes del golpe el 28 de junio pasado.
Tal vez la falta de confianza en la propuesta tal como está, considerando que pudiera perfeccionarse, y en el desgaste que ha sufrido el mediador en el proceso y por sus propias declaraciones, pudiera pensarse que deberían sumarse otros actores y de esa forma conseguir el empujoncito que esta crisis necesita y de esa forma todos pudieran volver a concentrarse en los problemas importantes del país y la región, como la pobreza, la salud, la seguridad, la educación y la producción.
A mayor conflicto ¿menor diplomacia?
Diera la sensación que en este circo latinoamericano vamos para atrás más que para adelante. Se supondría que la diplomacia se habría instaurado en las leyes internacionales como el arte de resolver conflictos. Sin embargo, la experiencia actual latinoamericana nos dice lo contrario, ya que los países en conflicto prefieren retirar sus embajadores y cortar relaciones exteriores como una forma de expresar su rechazo a las prácticas del otro país, a la espera de que el tiempo cicatrice las heridas y por alguna circunstancia mediadora o comercial de a poco se instalen misiones comerciales y se inicie el diálogo.
Hugo Chávez “congeló” relaciones con Colombia y ordenó la salida de su embajador por las denuncias de Colombia sobre el pedido de explicaciones de la posible venta de armas suecas en poder de Venezuela a las FARC. Seguramente la medida será recíproca, como la que se reciprocaron anteriormente Ecuador y Colombia por la incursión colombiana en territorio ecuatoriano para aniquilar un campamente guerrillero y las medidas similares entre Bolivia - EUA y Venezuela – EUA ante denuncias de injerencia de la DEA y la CIA en esos países.
Generalmente este corte de relaciones va seguido con grandes campañas propagandísticas con discursos que exaltan el nacionalismo, exacerbándose así las pasiones y las diferencias. De esta forma, los ciudadanos quedamos cada vez más atrapados en una tela araña polarizadora creada por los políticos de la que no es muy fácil escapar. Hasta que reaparecen luego dos políticos o dos presidentes – los mismos que antes se pelearon – se dan dos palmadas, firman un acuerdo nuevo de entendimiento, hablan de las bondades de la democracia, del entendimiento político y de un montón de cosas más bonitas para lo que piden que aplaudamos.
Mientras aplaudimos – medio inseguros pero obligados por la situación – no entendemos ese mal sabor que nos queda; si es fruto de sentir que hemos sido utilizados y manipulados o si la democracia es esto, que nos induzcan las broncas y nos roben los aplausos.
Sería saludable que en vez de que se manipularan las voluntades de los ciudadanos para acompañar procesos conflictivos, los gobiernos pudieran dedicarse a resolver conflictos con mayor diplomacia y a no quitarse esa responsabilidad de arriba.
Hugo Chávez “congeló” relaciones con Colombia y ordenó la salida de su embajador por las denuncias de Colombia sobre el pedido de explicaciones de la posible venta de armas suecas en poder de Venezuela a las FARC. Seguramente la medida será recíproca, como la que se reciprocaron anteriormente Ecuador y Colombia por la incursión colombiana en territorio ecuatoriano para aniquilar un campamente guerrillero y las medidas similares entre Bolivia - EUA y Venezuela – EUA ante denuncias de injerencia de la DEA y la CIA en esos países.
Generalmente este corte de relaciones va seguido con grandes campañas propagandísticas con discursos que exaltan el nacionalismo, exacerbándose así las pasiones y las diferencias. De esta forma, los ciudadanos quedamos cada vez más atrapados en una tela araña polarizadora creada por los políticos de la que no es muy fácil escapar. Hasta que reaparecen luego dos políticos o dos presidentes – los mismos que antes se pelearon – se dan dos palmadas, firman un acuerdo nuevo de entendimiento, hablan de las bondades de la democracia, del entendimiento político y de un montón de cosas más bonitas para lo que piden que aplaudamos.
Mientras aplaudimos – medio inseguros pero obligados por la situación – no entendemos ese mal sabor que nos queda; si es fruto de sentir que hemos sido utilizados y manipulados o si la democracia es esto, que nos induzcan las broncas y nos roben los aplausos.
Sería saludable que en vez de que se manipularan las voluntades de los ciudadanos para acompañar procesos conflictivos, los gobiernos pudieran dedicarse a resolver conflictos con mayor diplomacia y a no quitarse esa responsabilidad de arriba.
julio 27, 2009
Las FARC están en todos lados
En Honduras pareciera que las FARC tampoco estarían ausentes, si es verdad el descubrimiento por parte de la policía hondureña de una libreta en la que se da cuenta sobre dineros entregados a partidarios de Manuel Zelaya.
No es descabellado pensar que las narco guerrillas colombianas FARC estén dando su apoyo en este conflicto. Las FARC que se juzgan como un estado pero que hacen todo a las escondidas como una guerrilla para no perjudicar a los países que la apoyan, como Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia, debería dar muchas explicaciones sobre su actitud de desestabilización.
Rafael Correa vive desacreditando al gobierno de Alvaro Uribe, pero es sobre él a quien los dirigentes de las FARC se refieren en un video sobre que le dieron dinero para su campaña electoral. Hugo Chávez dice que su gobierno no respalda a las FARC, pero los lanzacohetes suecos decomisados a los guerrilleros después de un ataque en la selva coinciden – según el número de serie otorgado por el gobierno sueco – con los que Suecia vendió a Venezuela. Dentro de todo, el más honesto es Daniel Ortega, quien siempre ha ponderado públicamente a las FARC.
Estos episodios ponen en duda que Colombia esté fácilmente ganando su batalla contra las FARC. El apoyo externo que las FARC están recibiendo, la retroalimentación que hacen de sus narco dólares y el aumento de los cultivos para la producción de drogas, hacen prever que las fuerzas públicas de Colombia tendrán que hacer esfuerzos superlativos para derrotar a las narco guerrillas.
No es descabellado pensar que las narco guerrillas colombianas FARC estén dando su apoyo en este conflicto. Las FARC que se juzgan como un estado pero que hacen todo a las escondidas como una guerrilla para no perjudicar a los países que la apoyan, como Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia, debería dar muchas explicaciones sobre su actitud de desestabilización.
Rafael Correa vive desacreditando al gobierno de Alvaro Uribe, pero es sobre él a quien los dirigentes de las FARC se refieren en un video sobre que le dieron dinero para su campaña electoral. Hugo Chávez dice que su gobierno no respalda a las FARC, pero los lanzacohetes suecos decomisados a los guerrilleros después de un ataque en la selva coinciden – según el número de serie otorgado por el gobierno sueco – con los que Suecia vendió a Venezuela. Dentro de todo, el más honesto es Daniel Ortega, quien siempre ha ponderado públicamente a las FARC.
Estos episodios ponen en duda que Colombia esté fácilmente ganando su batalla contra las FARC. El apoyo externo que las FARC están recibiendo, la retroalimentación que hacen de sus narco dólares y el aumento de los cultivos para la producción de drogas, hacen prever que las fuerzas públicas de Colombia tendrán que hacer esfuerzos superlativos para derrotar a las narco guerrillas.
julio 25, 2009
Palabras irresponsables
¿Tiene un presidente los mismos derechos que un ciudadano para expresar sus opiniones y argumentos? Claro que sí. ¿Y para decir lo que se le antoja, burlarse o insultar a otros? Por supuesto que no.
En materia de libertad de expresión, por su envergadura pública y debido a las consecuencias que sus pronunciamientos pueden acarrear, un presidente tiene más restricciones y responsabilidades que una persona normal y corriente. Así como sus acciones están limitadas – no puede declarar la guerra o irse de viaje al extranjero sin la aprobación del Congreso – también lo están sus palabras.
Pero no lo sienten así muchos presidentes latinoamericanos, demostrándolo con sus constantes dichos sarcásticos, desafiantes y burlones. Estas actitudes provocan en algunos cierta autocensura, en otros una retórica vengativa, a la vez que pueden estimular violencia.
Uno de esos presidentes es Rafael Correa, quien en su última alocución semanal, y tras ser criticado por burlarse de los medios de comunicación y desacreditar a los periodistas en su espacio sabatino, “La libertad de expresión ya es de todos”, retó a los ecuatorianos a que le escriban a info@elciudadano.gov.ec, para saber si “tiene algo de malo” emitir su informe semanal a la ciudadanía.
Correa desvirtuó la pregunta y cometió dos errores. Primero, la crítica no era sobre el espacio y el hecho de informar, sino sobre sus adjetivados insultos contra quienes dan noticias y opiniones que no le favorecen. Segundo, un mandatario no tiene la potestad de elegir si dar o no información, sino la obligación legal y moral de hacerlo.
Hablar u opinar no es necesariamente informar. Correa, Hugo Chávez, Cristina de Kirchner, Evo Morales y, entre otros, Daniel Ortega, quienes prefieren hablar en cadenas nacionales, espacios propios de medios privados y estatales, mítines políticos y actos públicos o través de spots y publicidades, lo que generan no es información, sino comunicación de una sola vía. Pura propaganda.
El acto de informar dentro de la administración gubernamental democrática, tiene otros ingredientes esenciales, como la transparencia que garantiza y obliga una ley de acceso a la información pública, la argumentación que se fragua en el debate de las ideas con la oposición y el cuestionamiento que se alcanza en conferencias de prensa y entrevistas periodísticas. Aspectos éstos, muy ausentes en los gobiernos mencionados.
Evidenciado por sus prédicas contra quienes los critican, muchos presidentes no admiten que como funcionarios renuncian a privilegios de privacidad, asumen restricciones y deben estar más expuestos a la crítica y a la fiscalización pública. Da la impresión que manejan la función pública como patrones de estancia, creyendo que se les dio un país en usufructo, cuando lo único que legitiman las elecciones es la gerencia temporal de los bienes del Estado, actividad que infiere tres valores: eficiencia, honestidad y transparencia.
El presidente Chávez inauguró hace 10 años este estilo discursivo de gobernar, en el que usa como arma a la retórica para atacar y degradar a cualquier tipo de adversario. Esa arenga, además de conseguir titulares, tiene dos riesgos, desalienta el debate por la autocensura que genera en el desacreditado, mientras que instiga a los partidarios a la violencia. Sus declaraciones recientes sobre Honduras, infiriendo insurrección, guerra civil y militarización, prueban que sus palabras tienen la intención de profundizar, más que de solucionar la crisis.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en varias disputas entre periodistas y el estado venezolano, falló que los funcionarios públicos tienen mayores responsabilidades en cuanto a sus pronunciamientos, ya que los dichos hostiles pueden exacerbar la intolerancia y animadversión, y “constituir formas de injerencia directa o indirecta o presión lesiva en los derechos de quienes pretenden contribuir a la deliberación pública mediante la expresión”. La Corte señaló que las restricciones a los dichos de los funcionarios, deben ser mayores en situaciones de conflictividad social, ante el peligro de que los riesgos puedan potenciarse.
Lamentablemente, estos fallos no fueron acatados ni aprendidos. La polarización extrema que hoy se vive en Latinoamérica, no se debe tanto a la diferencia entre modelos políticos, sino al antagonismo de las palabras, dichas por presidentes irresponsables que no se comportan a la altura de su investidura, sino más bien, como agitadores de barricada.
En materia de libertad de expresión, por su envergadura pública y debido a las consecuencias que sus pronunciamientos pueden acarrear, un presidente tiene más restricciones y responsabilidades que una persona normal y corriente. Así como sus acciones están limitadas – no puede declarar la guerra o irse de viaje al extranjero sin la aprobación del Congreso – también lo están sus palabras.
Pero no lo sienten así muchos presidentes latinoamericanos, demostrándolo con sus constantes dichos sarcásticos, desafiantes y burlones. Estas actitudes provocan en algunos cierta autocensura, en otros una retórica vengativa, a la vez que pueden estimular violencia.
Uno de esos presidentes es Rafael Correa, quien en su última alocución semanal, y tras ser criticado por burlarse de los medios de comunicación y desacreditar a los periodistas en su espacio sabatino, “La libertad de expresión ya es de todos”, retó a los ecuatorianos a que le escriban a info@elciudadano.gov.ec, para saber si “tiene algo de malo” emitir su informe semanal a la ciudadanía.
Correa desvirtuó la pregunta y cometió dos errores. Primero, la crítica no era sobre el espacio y el hecho de informar, sino sobre sus adjetivados insultos contra quienes dan noticias y opiniones que no le favorecen. Segundo, un mandatario no tiene la potestad de elegir si dar o no información, sino la obligación legal y moral de hacerlo.
Hablar u opinar no es necesariamente informar. Correa, Hugo Chávez, Cristina de Kirchner, Evo Morales y, entre otros, Daniel Ortega, quienes prefieren hablar en cadenas nacionales, espacios propios de medios privados y estatales, mítines políticos y actos públicos o través de spots y publicidades, lo que generan no es información, sino comunicación de una sola vía. Pura propaganda.
El acto de informar dentro de la administración gubernamental democrática, tiene otros ingredientes esenciales, como la transparencia que garantiza y obliga una ley de acceso a la información pública, la argumentación que se fragua en el debate de las ideas con la oposición y el cuestionamiento que se alcanza en conferencias de prensa y entrevistas periodísticas. Aspectos éstos, muy ausentes en los gobiernos mencionados.
Evidenciado por sus prédicas contra quienes los critican, muchos presidentes no admiten que como funcionarios renuncian a privilegios de privacidad, asumen restricciones y deben estar más expuestos a la crítica y a la fiscalización pública. Da la impresión que manejan la función pública como patrones de estancia, creyendo que se les dio un país en usufructo, cuando lo único que legitiman las elecciones es la gerencia temporal de los bienes del Estado, actividad que infiere tres valores: eficiencia, honestidad y transparencia.
El presidente Chávez inauguró hace 10 años este estilo discursivo de gobernar, en el que usa como arma a la retórica para atacar y degradar a cualquier tipo de adversario. Esa arenga, además de conseguir titulares, tiene dos riesgos, desalienta el debate por la autocensura que genera en el desacreditado, mientras que instiga a los partidarios a la violencia. Sus declaraciones recientes sobre Honduras, infiriendo insurrección, guerra civil y militarización, prueban que sus palabras tienen la intención de profundizar, más que de solucionar la crisis.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en varias disputas entre periodistas y el estado venezolano, falló que los funcionarios públicos tienen mayores responsabilidades en cuanto a sus pronunciamientos, ya que los dichos hostiles pueden exacerbar la intolerancia y animadversión, y “constituir formas de injerencia directa o indirecta o presión lesiva en los derechos de quienes pretenden contribuir a la deliberación pública mediante la expresión”. La Corte señaló que las restricciones a los dichos de los funcionarios, deben ser mayores en situaciones de conflictividad social, ante el peligro de que los riesgos puedan potenciarse.
Lamentablemente, estos fallos no fueron acatados ni aprendidos. La polarización extrema que hoy se vive en Latinoamérica, no se debe tanto a la diferencia entre modelos políticos, sino al antagonismo de las palabras, dichas por presidentes irresponsables que no se comportan a la altura de su investidura, sino más bien, como agitadores de barricada.
¿Por qué? ¿Para qué?
Vaya a saber uno la estrategia de Manuel Zelaya para entrar a suelo hondureño por quince minutos. Desafiante al fin, no fue rodeado masivamente y los militares no bajaron sus fusiles como había pronosticado. No ganó mucho que digamos, quedó mal internacionalmente, acusado de terco e imprudente y, aún más, de ridículo, por haber sido acompañado en la caravana, por nada más ni nada menos que el canciller venezolano.
Hugo Chávez quien dice que nadie puede ser injerencista, a excepción de él, y quien se toma la libertad para insultar y acusar a medio mundo, debe haber tenido alguna razón muy fuerte para asesorar a Zelaya para que finalmente cumpla con su propósito de entrar a Honduras. Pero las preguntas quedan flotando: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Era necesario el desafío? ¿Era necesario el desafío? Si entrara a la fuerza, ¿no será que la comunidad internacional no lo aceptaría tampoco a él?
Zelaya tiene ahora el compromiso de llegar este martes a Washington y se presume que ya sabe que el único camino que le queda hacia la Presidencia es aceptar la propuesta de Oscar Arias de que se adelanten las elecciones un mes y que desista absolutamente de cualquier intento de reforma constitucional. Roberto Micheletti no se ha pronunciado sobre esta última parte de la negociación y pudiera ser la única vía de solución que se avizora en este momento.
¿Cuánto presionará Washington para que esto suceda? ¿Se están midiendo fuerzas con la retórica diplomacia venezolana, para taparle la boca a Chávez y dejarlo en ridículo acusando a EE.UU. de haber estado tras el golpe de Estado? ¿Si finalmente hay un arreglo, como estos dos gobiernos, quede quien quede, convencerá a sus seguidores de que se está haciendo lo correcto para calmar las aguas?
Hugo Chávez quien dice que nadie puede ser injerencista, a excepción de él, y quien se toma la libertad para insultar y acusar a medio mundo, debe haber tenido alguna razón muy fuerte para asesorar a Zelaya para que finalmente cumpla con su propósito de entrar a Honduras. Pero las preguntas quedan flotando: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Era necesario el desafío? ¿Era necesario el desafío? Si entrara a la fuerza, ¿no será que la comunidad internacional no lo aceptaría tampoco a él?
Zelaya tiene ahora el compromiso de llegar este martes a Washington y se presume que ya sabe que el único camino que le queda hacia la Presidencia es aceptar la propuesta de Oscar Arias de que se adelanten las elecciones un mes y que desista absolutamente de cualquier intento de reforma constitucional. Roberto Micheletti no se ha pronunciado sobre esta última parte de la negociación y pudiera ser la única vía de solución que se avizora en este momento.
¿Cuánto presionará Washington para que esto suceda? ¿Se están midiendo fuerzas con la retórica diplomacia venezolana, para taparle la boca a Chávez y dejarlo en ridículo acusando a EE.UU. de haber estado tras el golpe de Estado? ¿Si finalmente hay un arreglo, como estos dos gobiernos, quede quien quede, convencerá a sus seguidores de que se está haciendo lo correcto para calmar las aguas?
julio 24, 2009
Chávez y su militarización
El presidente Hugo Chávez, aprovecha cada oportunidad para militarizar más a su país y producir un excesivo desbalance de fuerzas armadas en la región.
En este momento arremetió contra Alvaro Uribe criticándolo de que está permitiendo la apertura de tres bases militares de Estados Unidos, por lo que reaccionó en contra de Colombia amenazando con que podría suspender el intercambio comercial bilateral, pero también diciendo que seguirá comprando pertrechos bélicos para defender su frontera.
La molestia de Chávez es que EE.UU. haya anclado en Colombia después de que la DEA y las embajadas estadounidenses fueran cerradas y expulsadas de Venezuela y Bolivia, y que a los militares estadounidenses no se les permitiera seguir en la base de Manta en Ecuador, obviamente, todos estos hechos motivados por él.
EE.UU. desde entonces estuvo negociando con Colombia para seguir operando en la región su proyecto antidrogas, dentro del Plan Colombia ya de varios años que le ha posibilitado a Uribe debilitar a las narco guerrillas de las FARC, las cuales tendrían el beneplácito y mantendrían relaciones con los tres gobiernos mencionados – además de Nicaragua - según videos y grabaciones que todavía siguen saliendo a la luz, desde la incursión militar colombiana en Ecuador el año pasado.
Chávez enfurecido en su Aló Presidente dijo que “nosotros no vamos a agredir a nadie… ni a Honduras ni a nadie” (sugestiva declaración después de que insistió con el envío de tropas al país centroamericano de ser necesario para apoyar la restitución de Manuel Zelaya o el derrocamiento de Roberto Micheletti) y anunció que rearmará su frontera con Colombia duplicando la fuerza de tanques que adquirirá en Rusia. Ya en este país, Chávez compró 100.000 fusiles, 53 helicópteros y 24 aviones, además de acuerdos militares que permitieron a una flotilla rusa desplegarse por el Caribe y el Atlántico americano, en un desafío antiamericano al mejor estilo guerra fría.
A diferencia de la denuncia de Chávez sobre la apertura de bases militares, las autoridades de EE.UU y Colombia explicaron que están a punto de firmar un acuerdo por 10 años para que los militares estadounidenses tengan acceso a instalaciones operadas por Colombia.
Chávez no pierde ninguna oportunidad para seguir expandiendo su poderío bélico, a excepción de las fuertes recriminaciones que por ese motivo recibe de su vecino Brasil, país que se viene quejando del desbalance a la paz internacional que Chávez está provocando, ya que se entiende que el presidente venezolano no acumula pertrechos para luchar contra las drogas ni las guerrillas. Obviamente, la militarización de ALBA propuesta por Evo Morales esta semana tampoco es pura casualidad.
En este momento arremetió contra Alvaro Uribe criticándolo de que está permitiendo la apertura de tres bases militares de Estados Unidos, por lo que reaccionó en contra de Colombia amenazando con que podría suspender el intercambio comercial bilateral, pero también diciendo que seguirá comprando pertrechos bélicos para defender su frontera.
La molestia de Chávez es que EE.UU. haya anclado en Colombia después de que la DEA y las embajadas estadounidenses fueran cerradas y expulsadas de Venezuela y Bolivia, y que a los militares estadounidenses no se les permitiera seguir en la base de Manta en Ecuador, obviamente, todos estos hechos motivados por él.
EE.UU. desde entonces estuvo negociando con Colombia para seguir operando en la región su proyecto antidrogas, dentro del Plan Colombia ya de varios años que le ha posibilitado a Uribe debilitar a las narco guerrillas de las FARC, las cuales tendrían el beneplácito y mantendrían relaciones con los tres gobiernos mencionados – además de Nicaragua - según videos y grabaciones que todavía siguen saliendo a la luz, desde la incursión militar colombiana en Ecuador el año pasado.
Chávez enfurecido en su Aló Presidente dijo que “nosotros no vamos a agredir a nadie… ni a Honduras ni a nadie” (sugestiva declaración después de que insistió con el envío de tropas al país centroamericano de ser necesario para apoyar la restitución de Manuel Zelaya o el derrocamiento de Roberto Micheletti) y anunció que rearmará su frontera con Colombia duplicando la fuerza de tanques que adquirirá en Rusia. Ya en este país, Chávez compró 100.000 fusiles, 53 helicópteros y 24 aviones, además de acuerdos militares que permitieron a una flotilla rusa desplegarse por el Caribe y el Atlántico americano, en un desafío antiamericano al mejor estilo guerra fría.
A diferencia de la denuncia de Chávez sobre la apertura de bases militares, las autoridades de EE.UU y Colombia explicaron que están a punto de firmar un acuerdo por 10 años para que los militares estadounidenses tengan acceso a instalaciones operadas por Colombia.
Chávez no pierde ninguna oportunidad para seguir expandiendo su poderío bélico, a excepción de las fuertes recriminaciones que por ese motivo recibe de su vecino Brasil, país que se viene quejando del desbalance a la paz internacional que Chávez está provocando, ya que se entiende que el presidente venezolano no acumula pertrechos para luchar contra las drogas ni las guerrillas. Obviamente, la militarización de ALBA propuesta por Evo Morales esta semana tampoco es pura casualidad.
julio 23, 2009
Ironía: todos a favor de Chávez
Los entuertos de la política tienen esas encerronas difíciles de resolver y destrabar como lo demuestra la crisis en Honduras. La mayor parte de la comunidad internacional – para no decir casi toda – incluyendo a los Estados Unidos y la Comunidad Europea, además de las organizaciones intergubernamentales como la OEA y la ONU, claman indirectamente a favor de Hugo Chávez (al pedir la restitución de Manuel Zelaya), a quien critican por el ahorcamiento de la democracia venezolana, por su concentración del poder, por su apoyo al narcotráfico y por interferir, con y sin el Alba, en las demás naciones latinoamericanas mediante subsidios casi extorsivos de petrodólares.
Todos saben que después de tanto mal y tantos sinsabores que le está causando a la propia comunidad internacional, la ironía del destino es que Hugo Chávez se puede recostar sobre su espalda, cruzar de brazos, dejar de hablar y esperar pasiva y en forma optimista que todo el mundo le haga el caldo gordo o el trabajo sucio, elevando su nombre a la altura de los grandes demócratas.
Todo esto, porque en Honduras hay varias verdades incontrastables y que no se pueden negar, especialmente dos: hubo golpe de Estado y hubo restitución constitucional al mismo tiempo. Un hecho atípico, novedoso, desafiante para los demócratas y para quienes no lo son tanto, ya que las dos verdades se pueden defender con la misma fuerza. De ahí la dificultad incluso moral que tiene la lectura de esta realidad. A Zelaya se lo echó porque en definitiva quiso establecer una democracia al estilo Chávez, tratando de instaurar la reelección, cuyo segundo paso sería no solo la repetición de período por período, sino la eternización en el poder al mejor estilo chavista; es decir, como en un buen estado totalitario o monárquico, la persona endiosada enquistada para siempre.
Es verdad que lo que la comunidad internacional defiende es el principio democrático, que nadie pueda ser sacado por los militares. Y cierto es también que es más difícil de sortear el caso de un presidente corrupto pero elegido en votación popular, aunque no haya respetado instancias democráticas y que esté destruyendo las democracias con elecciones fraudulentas, concentrando poder, desestabilizando o sometiendo a las demás instituciones del Estado.
El sarcasmo de esta crisis es que quienes de fondo desechan, descartan y reniegan del estilo Chávez, tal el caso de los Estados Unidos; de forma o para guardar las apariencias lo deben sostener, defender y hasta promover mediante el pedido de que Manuel Zelaya sea restituido al sillón presidencial.
¿Qué está bien o qué está mal? se dilucidará en estos días. Mientras tanto, la ironía es mayúscula. Apoyar a Chávez no es justamente hacerlo por la democracia.
Todos saben que después de tanto mal y tantos sinsabores que le está causando a la propia comunidad internacional, la ironía del destino es que Hugo Chávez se puede recostar sobre su espalda, cruzar de brazos, dejar de hablar y esperar pasiva y en forma optimista que todo el mundo le haga el caldo gordo o el trabajo sucio, elevando su nombre a la altura de los grandes demócratas.
Todo esto, porque en Honduras hay varias verdades incontrastables y que no se pueden negar, especialmente dos: hubo golpe de Estado y hubo restitución constitucional al mismo tiempo. Un hecho atípico, novedoso, desafiante para los demócratas y para quienes no lo son tanto, ya que las dos verdades se pueden defender con la misma fuerza. De ahí la dificultad incluso moral que tiene la lectura de esta realidad. A Zelaya se lo echó porque en definitiva quiso establecer una democracia al estilo Chávez, tratando de instaurar la reelección, cuyo segundo paso sería no solo la repetición de período por período, sino la eternización en el poder al mejor estilo chavista; es decir, como en un buen estado totalitario o monárquico, la persona endiosada enquistada para siempre.
Es verdad que lo que la comunidad internacional defiende es el principio democrático, que nadie pueda ser sacado por los militares. Y cierto es también que es más difícil de sortear el caso de un presidente corrupto pero elegido en votación popular, aunque no haya respetado instancias democráticas y que esté destruyendo las democracias con elecciones fraudulentas, concentrando poder, desestabilizando o sometiendo a las demás instituciones del Estado.
El sarcasmo de esta crisis es que quienes de fondo desechan, descartan y reniegan del estilo Chávez, tal el caso de los Estados Unidos; de forma o para guardar las apariencias lo deben sostener, defender y hasta promover mediante el pedido de que Manuel Zelaya sea restituido al sillón presidencial.
¿Qué está bien o qué está mal? se dilucidará en estos días. Mientras tanto, la ironía es mayúscula. Apoyar a Chávez no es justamente hacerlo por la democracia.
julio 22, 2009
Desvergüenza re-electoral
Como se sospechaba y el “orteguismo” lo venía pregonando a los cuatro vientos, especialmente a través de los labios de Rosario Murillo, Daniel Ortega no aguantó más y lanzó oficialmente su propuesta por una reforma constitucional que le permita la reelección presidencial para los comicios del 2011.
Un desafío social y hasta diría internacional, justo en el momento en que la “cuarta urna” que buscaba Manuel Zelaya fue el episodio desencadenante de una de las crisis políticas más profundas de los últimos años.
Pero es más que todo un desafío a la desfachatez y a la desvergüenza porque justamente lo que muestran los casos de reelecciones ya conseguidas es que son mecanismos para concentrar poder, hacerse adicto y perpetuarse en él. Los ingenuos pueden aducir que la reelección no es automáticamente una forma de “atornillarse” en la silla presidencial, sino permitir igualdad de condiciones a un presidente para que pueda postularse y seguir su proyecto, siempre y cuando el pueblo soberano le de el beneficio de los votos, pueblo que muchas veces es engañado sobre la base de votos cambiados, comprados y fraudulentos.
Pero eso puede suceder en cualquier otra parte del mundo, quizás, pero no en América Latina, donde las reelecciones pueden llegar a ser eternas como en el caso de Hugo Chávez, y como seguramente los estarán buscando las presidencias de Ecuador y Bolivia. Nicaragua irá camino a eso, porque Daniel Ortega ya ha demostrado, con las elecciones de noviembre pasado, que está dispuesto a todo con tal de concentrar el poder y ganarlo a costa de cualquier artimaña. El fraude espectacular cometido en noviembre no tiene muchos parangones.
Sin lugar a dudas, no se puede dejar de sospechar que con la posibilidad de la reelección Ortega seguiría cometiendo fraudes con tal de seguir concentrando poder. Tiene, además, un ejemplo muy grande de dónde aprender.
Un desafío social y hasta diría internacional, justo en el momento en que la “cuarta urna” que buscaba Manuel Zelaya fue el episodio desencadenante de una de las crisis políticas más profundas de los últimos años.
Pero es más que todo un desafío a la desfachatez y a la desvergüenza porque justamente lo que muestran los casos de reelecciones ya conseguidas es que son mecanismos para concentrar poder, hacerse adicto y perpetuarse en él. Los ingenuos pueden aducir que la reelección no es automáticamente una forma de “atornillarse” en la silla presidencial, sino permitir igualdad de condiciones a un presidente para que pueda postularse y seguir su proyecto, siempre y cuando el pueblo soberano le de el beneficio de los votos, pueblo que muchas veces es engañado sobre la base de votos cambiados, comprados y fraudulentos.
Pero eso puede suceder en cualquier otra parte del mundo, quizás, pero no en América Latina, donde las reelecciones pueden llegar a ser eternas como en el caso de Hugo Chávez, y como seguramente los estarán buscando las presidencias de Ecuador y Bolivia. Nicaragua irá camino a eso, porque Daniel Ortega ya ha demostrado, con las elecciones de noviembre pasado, que está dispuesto a todo con tal de concentrar el poder y ganarlo a costa de cualquier artimaña. El fraude espectacular cometido en noviembre no tiene muchos parangones.
Sin lugar a dudas, no se puede dejar de sospechar que con la posibilidad de la reelección Ortega seguiría cometiendo fraudes con tal de seguir concentrando poder. Tiene, además, un ejemplo muy grande de dónde aprender.
julio 21, 2009
Luna y Marte: lecciones (Parte 1)
En este cuadragésimo aniversario de la conquista de la Luna quiero reflexionar sobre uno de los acontecimientos más importantes de la humanidad. No sólo se trató de la llegada del Hombre a la Luna aquel 20 de julio de 1969, sino de demostrar que nada es imposible cuando el conocimiento (la ciencia y la experiencia) y la voluntad (el espíritu y el trabajo) se alinean para alcanzar un objetivo común.
De la decisión adoptada por Estados Unidos para llegar a la Luna a través de la determinación de John Kennedy y del objetivo planteado luego por George Bush de mirar más allá todavía, se desprenden grandes lecciones sobre la grandeza de un país fundamentada en una serie de valores y objetivos que sobrepasan épocas y gobiernos.
(Dividé este post en dos partes)
Recuerdo que estaba en la habitación de un hotel en Barquisimeto, Venezuela, y como de costumbre, seguía haciendo zapping entre los noticieros locales. El objetivo era encontrar puntos de referencia que me permitieran enfocar mejor la conferencia que daría al día siguiente en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado.
La charla que tenía que dar era sobre Periodismo y Tecnología, e intuía que sería difícil encontrar algún elemento de aterrizaje. Así que despreocupado por el resultado, y mientras revisaba los apuntes, jugaba con el control remoto hasta que encontré en CNN una pieza espléndida. Estaban reproduciendo partes del discurso del presidente de los Estados Unidos, George Bush, que el 14 de enero del 2004 había dedicado a la exploración espacial.
Confieso que mi primera reacción fue de incredulidad y de escepticismo, valores que creo los periodistas aprendemos en alto porcentaje a lo largo de nuestro oficio. Digo de incredulidad porque en los titulares que corrían debajo de la pantalla decía algo así como: “Bush promete que Estados Unidos llegará a la luna para el 2020”. Por unos momentos quedé sorprendido y en segundos tuve que esforzarme mentalmente para barajar varias posibilidades: primero, era una broma de Bush, aunque no estábamos en la inocentada del 28 de diciembre; segundo, este tipo se había vuelto loco ya que llegar a la luna después de que su propio país le había ganado la carrera a la Unión Soviética en 1969 era algo raro; o, tercero, me tenía que cambiar de cuarto porque el televisor estaba dañado.
No podía creer lo que estaba escuchando. El episodio me trajo a la memoria una escena fabulosa de la película (Dumb and Dumber), cuando Jim Carrey después de horas infructuosas de esperar en la barra de un bar a la mujer que lo había deslumbrado, decide irse y antes de cruzar el umbral de la puerta ve la primera página enmarcada de un diario colgada a la pared con el anuncio sobre la pisada de Neil Amstrong en la Luna, se da vuelta y con la cara de tonto rematada por un flequillo desprolijo y sin advertir que el poster ya tenía más de 30 años de colgado, Dumb grita: “El hombre llegó a la Luna”.
Pero este no era el caso. A medida que miraba CNN me fui dando cuenta que todo era mucho más serio de lo que pensaba. Uno puede tener sus diferencias con las políticas que aplicó Bush en cualquier dirección, pero en ese discurso encontré algo fascinante y novedoso. Bush estaba trazando objetivos nacionales a 20 años y pidiéndole al Congreso que lo respaldara con los fondos necesarios para su nuevo programa espacial que ni siquiera lo tendría a él en la Casa Blanca.
En esta época que un político hable de objetivos a 20 años me pareció realmente impactante. Las elecciones es cierto que son el hito más espléndido que tiene la democracia, pero cierto es también que son las vallas que retienen a los políticos de hacer planes más allá de los cuatro, cinco o seis años que dura el período electoral. Incluso ni los periodistas ni la gente común tenemos la expectativa de escuchar lo que sucederá en 20 años o los beneficios que tendrán generaciones futuras. Casi todos estamos enfrascados en un proceso muy acelerado en que todo se mide por los resultados que se producen de un día para el otro. Y todos... a todo... lo queremos ya. Solo basta pensar en las expectativas de urgencias y la desvirtuación de la paciencia que nos ha creado el correo electrónico, los chat romos y las redes sociales.
El discurso de Bush fue todo fascinante y arroja una gran enseñanza práctica sobre estrategia, planificación, objetivos, propósito y visión aspectos que me parecen fundamentales para tenerlos en cuenta.
Ir a la Luna, aunque sea por segunda vez, y a Marte, debemos admitir que no es cosa fácil ni de todos los días. Era necesario entonces apelar a la visión de país y sus valores, el por qué de la cosa. Explicar en forma detallada como se alcanzaría esa meta y mediante que objetivos, el cómo. Y demostrar que logrando resultados tangibles y concretos se justifique el esfuerzo, el para qué. Y Bush lo fue desgranando en forma muy hábil y estratégica.
Apeló primero a la memoria colectiva y a los valores de su país. “Escogimos explorar el espacio porque haciédolo mejora nuestras vidas y realza nuestro espíritu nacional”. Justificó su pedido remarcando el propósito implícito en el pueblo estadounidense diciendo que “el deseo de explorar y entender es parte de nuestra personalidad”.
Los valores de liderazgo, competititvidad, ética de trabajo, espíritu de unidad nacional, creatividad, los fue desgranando a lo largo de todo su discurso fundamentando el por qué de esta nueva visión.
En su discurso Bush mostró bien que para alcanzar cualquier objetivo es necesario estar fundamentado en los valores esenciales y visualizar o hacer visualizar los resultados a alcanzar, de tal forma que éstos se conviertan en los objetivos comunes y medibles. Visualizó el resultado mostrando lo que ya el país había conseguido con etapas anteriores en materia de innovaciones y grandes avances para la medicina, para las comunicaciones, meteorología, la industria aeronáutica y nuevas tecnologías en general. La exploración espacial “nos ha traído beneficios tangibles que han mejorado nuestras vidas de innumerables maneras”.
“La visión que he delineado hoy es un viaje, no una carrera, y convoco a otras naciones a unísernos en este viaje, en el espíritu de cooperación y amistad”, dijo Bush.
En esa frase Bush trató de diferenciarse de John F. Kennedy al mostrar una nueva visión de país enfrascado no en una carrera de tipo armamentista sino de cooperación internacional. Los objetivos de Kennedy ante el Congreso el 25 de mayo de 1961 fueron distintos ya que estableció como primera meta llegar con un hombre a la Luna y traerlo de regreso en forma segura antes del término de la década, con lo que prentendía ganar la carrera espacial a la Unión Soviética, su máximo contendor durante la Guerra Fría.
De la misma forma que Bush aunque evidenciando los problemas históricos de la década de 1960, Kennedy apeló a los valores de la democracia y la libertad pero con diferente estrategia.
En 1961 Kennedy exhortó también a su pueblo fundamentándose sobre la base de los valores intrínsecos de la democracia para demostrar la diferencia entre el lidarazgo bueno y el malo, la bondad y la maldad (evil) lo que dejó concretado con una frase sin equívocos: “a ganar la batalla que se está desarrollando ahora alrededor del mundo entre la libertad y la tiranía”.
De la decisión adoptada por Estados Unidos para llegar a la Luna a través de la determinación de John Kennedy y del objetivo planteado luego por George Bush de mirar más allá todavía, se desprenden grandes lecciones sobre la grandeza de un país fundamentada en una serie de valores y objetivos que sobrepasan épocas y gobiernos.
(Dividé este post en dos partes)
Recuerdo que estaba en la habitación de un hotel en Barquisimeto, Venezuela, y como de costumbre, seguía haciendo zapping entre los noticieros locales. El objetivo era encontrar puntos de referencia que me permitieran enfocar mejor la conferencia que daría al día siguiente en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado.
La charla que tenía que dar era sobre Periodismo y Tecnología, e intuía que sería difícil encontrar algún elemento de aterrizaje. Así que despreocupado por el resultado, y mientras revisaba los apuntes, jugaba con el control remoto hasta que encontré en CNN una pieza espléndida. Estaban reproduciendo partes del discurso del presidente de los Estados Unidos, George Bush, que el 14 de enero del 2004 había dedicado a la exploración espacial.
Confieso que mi primera reacción fue de incredulidad y de escepticismo, valores que creo los periodistas aprendemos en alto porcentaje a lo largo de nuestro oficio. Digo de incredulidad porque en los titulares que corrían debajo de la pantalla decía algo así como: “Bush promete que Estados Unidos llegará a la luna para el 2020”. Por unos momentos quedé sorprendido y en segundos tuve que esforzarme mentalmente para barajar varias posibilidades: primero, era una broma de Bush, aunque no estábamos en la inocentada del 28 de diciembre; segundo, este tipo se había vuelto loco ya que llegar a la luna después de que su propio país le había ganado la carrera a la Unión Soviética en 1969 era algo raro; o, tercero, me tenía que cambiar de cuarto porque el televisor estaba dañado.
No podía creer lo que estaba escuchando. El episodio me trajo a la memoria una escena fabulosa de la película (Dumb and Dumber), cuando Jim Carrey después de horas infructuosas de esperar en la barra de un bar a la mujer que lo había deslumbrado, decide irse y antes de cruzar el umbral de la puerta ve la primera página enmarcada de un diario colgada a la pared con el anuncio sobre la pisada de Neil Amstrong en la Luna, se da vuelta y con la cara de tonto rematada por un flequillo desprolijo y sin advertir que el poster ya tenía más de 30 años de colgado, Dumb grita: “El hombre llegó a la Luna”.
Pero este no era el caso. A medida que miraba CNN me fui dando cuenta que todo era mucho más serio de lo que pensaba. Uno puede tener sus diferencias con las políticas que aplicó Bush en cualquier dirección, pero en ese discurso encontré algo fascinante y novedoso. Bush estaba trazando objetivos nacionales a 20 años y pidiéndole al Congreso que lo respaldara con los fondos necesarios para su nuevo programa espacial que ni siquiera lo tendría a él en la Casa Blanca.
En esta época que un político hable de objetivos a 20 años me pareció realmente impactante. Las elecciones es cierto que son el hito más espléndido que tiene la democracia, pero cierto es también que son las vallas que retienen a los políticos de hacer planes más allá de los cuatro, cinco o seis años que dura el período electoral. Incluso ni los periodistas ni la gente común tenemos la expectativa de escuchar lo que sucederá en 20 años o los beneficios que tendrán generaciones futuras. Casi todos estamos enfrascados en un proceso muy acelerado en que todo se mide por los resultados que se producen de un día para el otro. Y todos... a todo... lo queremos ya. Solo basta pensar en las expectativas de urgencias y la desvirtuación de la paciencia que nos ha creado el correo electrónico, los chat romos y las redes sociales.
El discurso de Bush fue todo fascinante y arroja una gran enseñanza práctica sobre estrategia, planificación, objetivos, propósito y visión aspectos que me parecen fundamentales para tenerlos en cuenta.
Ir a la Luna, aunque sea por segunda vez, y a Marte, debemos admitir que no es cosa fácil ni de todos los días. Era necesario entonces apelar a la visión de país y sus valores, el por qué de la cosa. Explicar en forma detallada como se alcanzaría esa meta y mediante que objetivos, el cómo. Y demostrar que logrando resultados tangibles y concretos se justifique el esfuerzo, el para qué. Y Bush lo fue desgranando en forma muy hábil y estratégica.
Apeló primero a la memoria colectiva y a los valores de su país. “Escogimos explorar el espacio porque haciédolo mejora nuestras vidas y realza nuestro espíritu nacional”. Justificó su pedido remarcando el propósito implícito en el pueblo estadounidense diciendo que “el deseo de explorar y entender es parte de nuestra personalidad”.
Los valores de liderazgo, competititvidad, ética de trabajo, espíritu de unidad nacional, creatividad, los fue desgranando a lo largo de todo su discurso fundamentando el por qué de esta nueva visión.
En su discurso Bush mostró bien que para alcanzar cualquier objetivo es necesario estar fundamentado en los valores esenciales y visualizar o hacer visualizar los resultados a alcanzar, de tal forma que éstos se conviertan en los objetivos comunes y medibles. Visualizó el resultado mostrando lo que ya el país había conseguido con etapas anteriores en materia de innovaciones y grandes avances para la medicina, para las comunicaciones, meteorología, la industria aeronáutica y nuevas tecnologías en general. La exploración espacial “nos ha traído beneficios tangibles que han mejorado nuestras vidas de innumerables maneras”.
“La visión que he delineado hoy es un viaje, no una carrera, y convoco a otras naciones a unísernos en este viaje, en el espíritu de cooperación y amistad”, dijo Bush.
En esa frase Bush trató de diferenciarse de John F. Kennedy al mostrar una nueva visión de país enfrascado no en una carrera de tipo armamentista sino de cooperación internacional. Los objetivos de Kennedy ante el Congreso el 25 de mayo de 1961 fueron distintos ya que estableció como primera meta llegar con un hombre a la Luna y traerlo de regreso en forma segura antes del término de la década, con lo que prentendía ganar la carrera espacial a la Unión Soviética, su máximo contendor durante la Guerra Fría.
De la misma forma que Bush aunque evidenciando los problemas históricos de la década de 1960, Kennedy apeló a los valores de la democracia y la libertad pero con diferente estrategia.
En 1961 Kennedy exhortó también a su pueblo fundamentándose sobre la base de los valores intrínsecos de la democracia para demostrar la diferencia entre el lidarazgo bueno y el malo, la bondad y la maldad (evil) lo que dejó concretado con una frase sin equívocos: “a ganar la batalla que se está desarrollando ahora alrededor del mundo entre la libertad y la tiranía”.
Luna y Marte: lecciones (Parte 2)
¿Qué podemos aprender sobre los discursos Kennedy y Bush?
Nadie llega a la luna sin un objetivo, una visión y una estrategia a largo plazo. Nadie llega a la Luna de un día para el otro, y Bush sabía que la visión y los objetivos que impulsó podrían ser alcanzados, a pesar de saber que él mismo no estaría en el gobierno.
De esa forma su mensaje es contundente. Su objetivo fue transormado en un objetivo de país, de conjunto. Y esa es tal vez la prinicpal diferencia que los países desarrollados tienen con los subdesarrollados, el establecimeinto de objetivos no solamente a largo plazo, sino objetivos que nos permiten a todos juntos perseguirlos. Ambos discursos fueron una lección de cómo empoderar a toda la sociedad.
Bush le añadió la estrategia. Remarcó sobre la visión bien enquistada en EE.UU. sobre democracia y libertad, dos valores trascendentes de la cultura estadounidense y habló sobre objetivos a corto y largo plazo dentro de una estrategia nacional que no es mas que la alineación de los objetivos, y que todos se sientan partícipes.
En esa estrategia nacional, cuando la gente se siente partícipe para luchar por un objetivo común, es donde para mi radica la mayor diferencia que consiguen los gobiernos desarrollados y de los subdesarrollados.
Bush además de hablar de combatir la violencia, el terrorismo y justificar su posición a la guerra contra Irak, hizo que el público se sintiera nuevamente con un objetivo común y algo más elevado en qué pensar: la ciencia.
El anuncio del ambicioso plan no fue una mera descripción de una lista de deseos, sino unos objetivos bien planificados. Propuso llegar a la Luna nuevamente para el año 2020 y a partir de ahí llegar con tripulaciones a Marte, con lo que apeló a los deseos del país de llegar a nuevas fronteras y descubrimientos.
Sorprendió a la nación con este objetivo a largo plazo que delineó en la sede de la NASA para la que pidió un presupuesto de más de cinco mil millones para los próximos cinco años como parte de la estrategia, aunque dijo que esto sería el comiernzo y que se necesitaría más dinero “guiados por el progreso que hayamos alcanzando con estos objetivos”.
Estableció varias metas. Primero, EE.UU. completará su trabajo en la Estación Espacial Internacional para el año 2010, cumpliendo con el compromiso con otras 15 naciones socias. Para alcanzar este objetivo, la NASA retornará con las misiones de los Space Shuttle a volar en forma consitente y bajo las normas de seguridad y recomendaciones de la Comisión Investigadora del Accidente del Columbia, y los vuelos Shutle serán retirados al final de esta década después de 30 años de servicios.
Segundo, EE.UU. empezará a desarrollar un nuevo vehículo de tripulación humana para explorar más allá de la órbita. La nueva nave el Crew Exploration Vehicle realizará su primera misión humana antes del 2014, y será capaz de transportar astronuatas y científicos a la Estación.
Tercero. EE.UU. retornará a la Luna tan pronto como en el 2015 y no más allá del 2020 y utilizará ese evento como una catapulta para misiones más ambiciosas. Una serie de misiones robóticas a la luna deberán enviar fotos para investigar y preparar para futuras misiones humanas. Habrá misisones humanas antes del 2015 con el objetivo de vivir y trabajar por períodos de tiempo cada vez más extrensos, lo que permitirá desarrollar nuevas tecnologías para otras misiones. La presencia porlongada de humanos en la Luna podría reducir el costo de futuras exploraciones debido a la menor gravedad que en la Tierra, lo que servirá de base para misiones humanas más allá de la Luna, comenzando con Marte.
Bush de esa forma afirmó el compromiso del país de la exploración espacial y le dio a la NASA, después de años de fracasos con varios accidentes a contar, un nuevo enfoque, y claros objetivos alineándolos a los de su Presidencia.
En esa alineación apeló principalmente a una sintonía que debe buscarse en otros estamentos de la sociedad y brindó un mensaje a los educacores y a que las escuelas también deberán estar sintonizadas con el nuevo desafío planteado. Dijo que “la fascinación que genere la exploración futura inspirará a nuestros jóvenes a estudiar matemáticas y ciencias e ingeniería y crear una nueva generación de innovadores y pioneros”.
Pero una estrategia no es sólo un deseo y un sueño, sino que se trata de visualizar de acuerdo a unos objetivos que se plantean y sobre los que se busca resultados concretos.
Para asegurarse que la NASA mantenga un sentido de enfoque y dirección hacia el logro de los nuevos objetivos, Bush pidió al administrador de entonces de la NASA, Sean O’Keefe, revisar todos los vuelos y exploraciones espaciales actuales para alinearlos con los objetivos presidenciales. Formó para ello una Comisión para la Implmentación de la Política de la Exploración Espacial de EE.UU. para asesorar a la NASA en la implementación a largo plazo de la visión presidencial.
Sin dudas, más allá de que la presidencia de Bush haya terminado con una popularidad paupérrima, no caben dudas que sus lineamientos, inspirados en aquellos de Kennedy de 1961, le dieron bastante aire en el 2004, y fundamentaron los principios de la cultura estadounidense sostenida por valores.
La llegada a la Luna fue mucho más que eso, abriendo la posibilidad del hombre a soñar en grande y a alcanzar cualquier meta propuesta.
Nadie llega a la luna sin un objetivo, una visión y una estrategia a largo plazo. Nadie llega a la Luna de un día para el otro, y Bush sabía que la visión y los objetivos que impulsó podrían ser alcanzados, a pesar de saber que él mismo no estaría en el gobierno.
De esa forma su mensaje es contundente. Su objetivo fue transormado en un objetivo de país, de conjunto. Y esa es tal vez la prinicpal diferencia que los países desarrollados tienen con los subdesarrollados, el establecimeinto de objetivos no solamente a largo plazo, sino objetivos que nos permiten a todos juntos perseguirlos. Ambos discursos fueron una lección de cómo empoderar a toda la sociedad.
Bush le añadió la estrategia. Remarcó sobre la visión bien enquistada en EE.UU. sobre democracia y libertad, dos valores trascendentes de la cultura estadounidense y habló sobre objetivos a corto y largo plazo dentro de una estrategia nacional que no es mas que la alineación de los objetivos, y que todos se sientan partícipes.
En esa estrategia nacional, cuando la gente se siente partícipe para luchar por un objetivo común, es donde para mi radica la mayor diferencia que consiguen los gobiernos desarrollados y de los subdesarrollados.
Bush además de hablar de combatir la violencia, el terrorismo y justificar su posición a la guerra contra Irak, hizo que el público se sintiera nuevamente con un objetivo común y algo más elevado en qué pensar: la ciencia.
El anuncio del ambicioso plan no fue una mera descripción de una lista de deseos, sino unos objetivos bien planificados. Propuso llegar a la Luna nuevamente para el año 2020 y a partir de ahí llegar con tripulaciones a Marte, con lo que apeló a los deseos del país de llegar a nuevas fronteras y descubrimientos.
Sorprendió a la nación con este objetivo a largo plazo que delineó en la sede de la NASA para la que pidió un presupuesto de más de cinco mil millones para los próximos cinco años como parte de la estrategia, aunque dijo que esto sería el comiernzo y que se necesitaría más dinero “guiados por el progreso que hayamos alcanzando con estos objetivos”.
Estableció varias metas. Primero, EE.UU. completará su trabajo en la Estación Espacial Internacional para el año 2010, cumpliendo con el compromiso con otras 15 naciones socias. Para alcanzar este objetivo, la NASA retornará con las misiones de los Space Shuttle a volar en forma consitente y bajo las normas de seguridad y recomendaciones de la Comisión Investigadora del Accidente del Columbia, y los vuelos Shutle serán retirados al final de esta década después de 30 años de servicios.
Segundo, EE.UU. empezará a desarrollar un nuevo vehículo de tripulación humana para explorar más allá de la órbita. La nueva nave el Crew Exploration Vehicle realizará su primera misión humana antes del 2014, y será capaz de transportar astronuatas y científicos a la Estación.
Tercero. EE.UU. retornará a la Luna tan pronto como en el 2015 y no más allá del 2020 y utilizará ese evento como una catapulta para misiones más ambiciosas. Una serie de misiones robóticas a la luna deberán enviar fotos para investigar y preparar para futuras misiones humanas. Habrá misisones humanas antes del 2015 con el objetivo de vivir y trabajar por períodos de tiempo cada vez más extrensos, lo que permitirá desarrollar nuevas tecnologías para otras misiones. La presencia porlongada de humanos en la Luna podría reducir el costo de futuras exploraciones debido a la menor gravedad que en la Tierra, lo que servirá de base para misiones humanas más allá de la Luna, comenzando con Marte.
Bush de esa forma afirmó el compromiso del país de la exploración espacial y le dio a la NASA, después de años de fracasos con varios accidentes a contar, un nuevo enfoque, y claros objetivos alineándolos a los de su Presidencia.
En esa alineación apeló principalmente a una sintonía que debe buscarse en otros estamentos de la sociedad y brindó un mensaje a los educacores y a que las escuelas también deberán estar sintonizadas con el nuevo desafío planteado. Dijo que “la fascinación que genere la exploración futura inspirará a nuestros jóvenes a estudiar matemáticas y ciencias e ingeniería y crear una nueva generación de innovadores y pioneros”.
Pero una estrategia no es sólo un deseo y un sueño, sino que se trata de visualizar de acuerdo a unos objetivos que se plantean y sobre los que se busca resultados concretos.
Para asegurarse que la NASA mantenga un sentido de enfoque y dirección hacia el logro de los nuevos objetivos, Bush pidió al administrador de entonces de la NASA, Sean O’Keefe, revisar todos los vuelos y exploraciones espaciales actuales para alinearlos con los objetivos presidenciales. Formó para ello una Comisión para la Implmentación de la Política de la Exploración Espacial de EE.UU. para asesorar a la NASA en la implementación a largo plazo de la visión presidencial.
Sin dudas, más allá de que la presidencia de Bush haya terminado con una popularidad paupérrima, no caben dudas que sus lineamientos, inspirados en aquellos de Kennedy de 1961, le dieron bastante aire en el 2004, y fundamentaron los principios de la cultura estadounidense sostenida por valores.
La llegada a la Luna fue mucho más que eso, abriendo la posibilidad del hombre a soñar en grande y a alcanzar cualquier meta propuesta.
julio 19, 2009
Honduras; tozudez, ruido y tiempo
Las negociaciones son difíciles. La tozudez, el tiempo y el ruido son las mayores dificultades. Desde que se conocieron los siete puntos de Oscar Arias, se sabía que el gobierno de Roberto Micheletti no las aceptaría, por cuanto hacerlo hubiera sido volver atrás con su tesitura de que Manuel Zelaya violó la Constitución.
Arias se sitió frustrado este domingo porque dijo que mientras Zelaya había aceptado su propuesta, Micheletti la había rechazado. Sin embargo, lo que no se entiende es que mientras Arias propuso que Zelaya debía renunciar a todo tipo de consulta sobre la posibilidad de reelección, Zelaya declaró al diario brasileño O Estado de S. Paulo que él insistiría con una asamblea constituyente; que, en definitiva, es justamente lo mismo, aunque diga lo contrario.
Zelaya no esconde su vocación por seguir adelante con su propuesta de seguir con la encuesta y la convocatoria a la asamblea constituyente, aunque dice que terminará su mandato en enero y se irá al campo y a sus granjas a trabajar. Esto huele a lo mismo que prometía Hugo Chávez, quien se cansó de decir en entrevistas que dejaría el poder al finalizar su mandato de cinco años. Dos constituyentes y reformas constitucionales más tarde, nos damos cuenta que Chávez ya tenía la vocación de mentir.
Tiempo es lo que se necesita en una negociación y mucho no hay. En un esquema en el que las elecciones de noviembre se aproximan, cada día de demora, torna a las partes, especialmente a los simpatizantes de Zelaya, cada vez más impacientes; ganando así la percepción de que la violencia puede estallar o ser provocada en cualquier momento.
Más allá de la tozudez de las partes y del tiempo, el otro ingrediente que puede hacer peligrar una mediación es el ruido que provocan las declaraciones de quienes se deberían quedar callados – como Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales - para que Arias pueda tomar las 72 horas y tratar de seguir negociando.
Arias se sitió frustrado este domingo porque dijo que mientras Zelaya había aceptado su propuesta, Micheletti la había rechazado. Sin embargo, lo que no se entiende es que mientras Arias propuso que Zelaya debía renunciar a todo tipo de consulta sobre la posibilidad de reelección, Zelaya declaró al diario brasileño O Estado de S. Paulo que él insistiría con una asamblea constituyente; que, en definitiva, es justamente lo mismo, aunque diga lo contrario.
Zelaya no esconde su vocación por seguir adelante con su propuesta de seguir con la encuesta y la convocatoria a la asamblea constituyente, aunque dice que terminará su mandato en enero y se irá al campo y a sus granjas a trabajar. Esto huele a lo mismo que prometía Hugo Chávez, quien se cansó de decir en entrevistas que dejaría el poder al finalizar su mandato de cinco años. Dos constituyentes y reformas constitucionales más tarde, nos damos cuenta que Chávez ya tenía la vocación de mentir.
Tiempo es lo que se necesita en una negociación y mucho no hay. En un esquema en el que las elecciones de noviembre se aproximan, cada día de demora, torna a las partes, especialmente a los simpatizantes de Zelaya, cada vez más impacientes; ganando así la percepción de que la violencia puede estallar o ser provocada en cualquier momento.
Más allá de la tozudez de las partes y del tiempo, el otro ingrediente que puede hacer peligrar una mediación es el ruido que provocan las declaraciones de quienes se deberían quedar callados – como Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales - para que Arias pueda tomar las 72 horas y tratar de seguir negociando.
julio 18, 2009
Correa, imágenes y su credibilidad
En momentos que reina la incertidumbre sobre la intermediación de Oscar Arias en el conflicto hondureño, el video de las FARC que difundió la agencia AP, en el que el “Mono” Jojoy relata que esa narcoguerrilla dio dinero a la campaña presidencial de Rafael Correa en el 2006, conmovió a la opinión pública internacional y asestó un duro golpe a la credibilidad del gobierno ecuatoriano.
Por supuesto que era de esperar que Correa saliera en su alocución sabatina de hoy a despotricar contra los colombianos, contra la prensa internacional, con el gobierno de Estados Unidos y hasta contra los golpistas hondureños, ya que para él, este video que describe la corrupción en el inicio de su gobierno, es una payasada y una cantinflada.
La gente suele desconfiar de las palabras, pero no mucho de las imágenes, porque éstas dan la certeza y corroboran como ocurren los hechos. Aquel dicho de que “una imagen vale más que mil palabras” recobra fuerza en esta circunstancia. Las imágenes, fotos y videos, nos acercan a la verdad y dejan en evidencia a quien desmienten los hechos.
Eso sucedió con la corrupción en el gobierno de Alberto Fujimori que siempre fue tapada y solapada hasta que aparecieron los videos grabados por su asesor, Vladimiro Montesinos, para mostrar la forma en que la administración peruana extorsionaba, corrompía y compraba influencias. Las fotos del padre Alberto Cutié también fueron reveladoras del affair que mantenía con una mujer, y a pesar de que se desmintieron y de que se decía que eran parte de un arreglo o de un montaje, finalmente las fotografías pudieron más, e hicieron que Cutié se casara y cambiara de denominación religiosa.
Las imágenes sobre las guerras en Irak y Afganistán siempre generaron discusiones, desde las menos complicadas como las de ataúdes con cuerpos de soldados estadounidenses que fueron prohibidas a los periodistas, hasta las más conflictivas, como las que se filtraron en el 2004 desde la cárcel de Abu Ghraib exponiendo casos aberrantes de tortura, en la que estaban involucrados los carceleros militares estadounidenses.
Veremos cómo hará para salir de este embrollo Correa. Obviamente lo hará de la misma forma que siempre ha tratado de desprenderse de todos sus males, acusando a la oposición, a la prensa, a Colombia y a Estados Unidos de ser los causantes de todo. Aunque Correa no haga nada o nada pase al respecto, lo bueno de este video de las FARC es que lo hará callar un poquito y tal vez reconsidere no mostrarse tan arrogante, desafiante y burlón, ya que tendrá miedo que pudiera haber más imágenes reveladoras que estarían esperando que se desboque para dejarlo en el mayor de los ridículos como ahora.
Por supuesto que era de esperar que Correa saliera en su alocución sabatina de hoy a despotricar contra los colombianos, contra la prensa internacional, con el gobierno de Estados Unidos y hasta contra los golpistas hondureños, ya que para él, este video que describe la corrupción en el inicio de su gobierno, es una payasada y una cantinflada.
La gente suele desconfiar de las palabras, pero no mucho de las imágenes, porque éstas dan la certeza y corroboran como ocurren los hechos. Aquel dicho de que “una imagen vale más que mil palabras” recobra fuerza en esta circunstancia. Las imágenes, fotos y videos, nos acercan a la verdad y dejan en evidencia a quien desmienten los hechos.
Eso sucedió con la corrupción en el gobierno de Alberto Fujimori que siempre fue tapada y solapada hasta que aparecieron los videos grabados por su asesor, Vladimiro Montesinos, para mostrar la forma en que la administración peruana extorsionaba, corrompía y compraba influencias. Las fotos del padre Alberto Cutié también fueron reveladoras del affair que mantenía con una mujer, y a pesar de que se desmintieron y de que se decía que eran parte de un arreglo o de un montaje, finalmente las fotografías pudieron más, e hicieron que Cutié se casara y cambiara de denominación religiosa.
Las imágenes sobre las guerras en Irak y Afganistán siempre generaron discusiones, desde las menos complicadas como las de ataúdes con cuerpos de soldados estadounidenses que fueron prohibidas a los periodistas, hasta las más conflictivas, como las que se filtraron en el 2004 desde la cárcel de Abu Ghraib exponiendo casos aberrantes de tortura, en la que estaban involucrados los carceleros militares estadounidenses.
Veremos cómo hará para salir de este embrollo Correa. Obviamente lo hará de la misma forma que siempre ha tratado de desprenderse de todos sus males, acusando a la oposición, a la prensa, a Colombia y a Estados Unidos de ser los causantes de todo. Aunque Correa no haga nada o nada pase al respecto, lo bueno de este video de las FARC es que lo hará callar un poquito y tal vez reconsidere no mostrarse tan arrogante, desafiante y burlón, ya que tendrá miedo que pudiera haber más imágenes reveladoras que estarían esperando que se desboque para dejarlo en el mayor de los ridículos como ahora.
Apagones informativos
Existe una fórmula infalible para medir el nivel de autoritarismo de un gobierno: Cuanto más censura, menos democracia.
Es una paradoja, pero cuando ocurren hechos trascendentes y existe mayor necesidad de saber, los gobiernos autoritarios se afanan por apagar y asfixiar las noticias. En la libertad de prensa, radica la vulnerabilidad de su poder absoluto.
Estas semanas estuvieron salpicadas de silencios y apagones. En China, tras la pelea étnica que arrojó más de 150 musulmanes uigures muertos, el gobierno dispuso una férrea censura afectando a periodistas y medios extranjeros, paralizó el internet y canceló la telefonía móvil y fija; además, cortó de cuajo la comunicación por Facebook, YouTube y Twitter, redes sociales que días antes habían sido el Talón de Aquiles del régimen de Irán, que trató de apagar sin éxito, la información sobre las protestas por elecciones fraudulentas.
La censura se vivió también parcial y temporalmente en Honduras, donde en los primeros dos días del golpe de Estado que destituyó a Manuel Zelaya, el gobierno acorraló militarmente a varios medios electrónicos, entre ellos al oficial Canal 8, que como televisora estatal, era utilizada como órgano de propaganda, tal ocurre en otros países de Latinoamérica.
Existen diferentes “causas” de los apagones, según el gobierno. En los países totalitarios, donde todos los medios pertenecen al Estado o al partido, como en Irán, China o Cuba, y donde criticar a los medios locales sería asumir culpas propias, las autoridades justifican el silencio informativo acusando a los periodistas extranjeros y a otras potencias de instigar el delito e incitar a la violencia. Esas imputaciones, como la de Irán a Gran Bretaña, caen en saco roto, porque los regímenes carecen de credibilidad, tanto por sus mentiras como por estar engrosando sus cárceles con disidentes, periodistas y cibernautas.
A comparación con los totalitarios, los gobiernos autoritarios son los más peligrosos e hipócritas, porque escondiéndose detrás de fachadas democráticas que construyen con procesos electorales constantes, tratan de destruir a los medios y a todo aquel que no comulga con la partitura gubernamental.
Venezuela es el caso típico. Todo el aparato propagandístico, legal y jurídico está destinado a acusar a los medios y periodistas de sedición y de traición, dos delitos que automáticamente los aleja de la Constitución y los acerca a las rejas. El presidente Hugo Chávez, por ello, califica a los medios tanto de “desestabilizadores” como de “pitiyanquis”, o de conspiradores y golpistas o de insidiosos y desleales, adjetivos todos que califican la insurrección y la traición a la patria. El cierre de la “terrorista” RCTV es el ejemplo más palpable.
En el estado autoritario, creado a imagen y semejanza de El Príncipe de Maquiavelo, donde el fin justifica los medios, el sistema se reserva el derecho de conceder el usufructo de los medios, de premiar y castigar, de ahí que ahora esté en juego la suerte de 240 radios y las señales privadas de cable - incluida RCTV cable - acusadas éstas de conformar el “latifundio mediático”, según el ministro Diosdado Cabello, porque no respetan las imágenes de Telesur y Venezolana de Televisión, emisoras de propaganda oficial. Los periódicos, más alejados de la influencia del Estado, guardan mayor independencia, aunque igual son asfixiados con regulaciones fiscales y económicas, hasta para conseguir dólares oficiales para comprar papel e insumos importados.
El gobernante autócrata busca la protección de las leyes. Venezuela reformó el Código Penal en el 2005, agravando la crítica contra el Presidente, delito de desacato en desuso o desaparecido de otros códigos latinoamericanos. Con todo el aparato legal a sus pies y un congreso monopólico desde hace años, no es difícil imaginar que pronto amanecerá la ley sobre “delitos mediáticos” que promueve la fiscal general, Luisa Ortega, para evitar, según ella, campañas periodísticas que generan “angustia, zozobra y pánico”, una burda justificación para asfixiar y producir un apagón informativo constante y permanente.
En momentos en que la comunidad internacional aisló a Honduras castigándola por romper la institucionalidad, sería justo que se adopte similar medida contra Chávez si cierra Globovisión; al fin y al cabo, como la libertad de prensa está protegida por su Constitución y la Carta Democrática, apagar Globovisión, significaría asestar un golpe inconstitucional.
Es una paradoja, pero cuando ocurren hechos trascendentes y existe mayor necesidad de saber, los gobiernos autoritarios se afanan por apagar y asfixiar las noticias. En la libertad de prensa, radica la vulnerabilidad de su poder absoluto.
Estas semanas estuvieron salpicadas de silencios y apagones. En China, tras la pelea étnica que arrojó más de 150 musulmanes uigures muertos, el gobierno dispuso una férrea censura afectando a periodistas y medios extranjeros, paralizó el internet y canceló la telefonía móvil y fija; además, cortó de cuajo la comunicación por Facebook, YouTube y Twitter, redes sociales que días antes habían sido el Talón de Aquiles del régimen de Irán, que trató de apagar sin éxito, la información sobre las protestas por elecciones fraudulentas.
La censura se vivió también parcial y temporalmente en Honduras, donde en los primeros dos días del golpe de Estado que destituyó a Manuel Zelaya, el gobierno acorraló militarmente a varios medios electrónicos, entre ellos al oficial Canal 8, que como televisora estatal, era utilizada como órgano de propaganda, tal ocurre en otros países de Latinoamérica.
Existen diferentes “causas” de los apagones, según el gobierno. En los países totalitarios, donde todos los medios pertenecen al Estado o al partido, como en Irán, China o Cuba, y donde criticar a los medios locales sería asumir culpas propias, las autoridades justifican el silencio informativo acusando a los periodistas extranjeros y a otras potencias de instigar el delito e incitar a la violencia. Esas imputaciones, como la de Irán a Gran Bretaña, caen en saco roto, porque los regímenes carecen de credibilidad, tanto por sus mentiras como por estar engrosando sus cárceles con disidentes, periodistas y cibernautas.
A comparación con los totalitarios, los gobiernos autoritarios son los más peligrosos e hipócritas, porque escondiéndose detrás de fachadas democráticas que construyen con procesos electorales constantes, tratan de destruir a los medios y a todo aquel que no comulga con la partitura gubernamental.
Venezuela es el caso típico. Todo el aparato propagandístico, legal y jurídico está destinado a acusar a los medios y periodistas de sedición y de traición, dos delitos que automáticamente los aleja de la Constitución y los acerca a las rejas. El presidente Hugo Chávez, por ello, califica a los medios tanto de “desestabilizadores” como de “pitiyanquis”, o de conspiradores y golpistas o de insidiosos y desleales, adjetivos todos que califican la insurrección y la traición a la patria. El cierre de la “terrorista” RCTV es el ejemplo más palpable.
En el estado autoritario, creado a imagen y semejanza de El Príncipe de Maquiavelo, donde el fin justifica los medios, el sistema se reserva el derecho de conceder el usufructo de los medios, de premiar y castigar, de ahí que ahora esté en juego la suerte de 240 radios y las señales privadas de cable - incluida RCTV cable - acusadas éstas de conformar el “latifundio mediático”, según el ministro Diosdado Cabello, porque no respetan las imágenes de Telesur y Venezolana de Televisión, emisoras de propaganda oficial. Los periódicos, más alejados de la influencia del Estado, guardan mayor independencia, aunque igual son asfixiados con regulaciones fiscales y económicas, hasta para conseguir dólares oficiales para comprar papel e insumos importados.
El gobernante autócrata busca la protección de las leyes. Venezuela reformó el Código Penal en el 2005, agravando la crítica contra el Presidente, delito de desacato en desuso o desaparecido de otros códigos latinoamericanos. Con todo el aparato legal a sus pies y un congreso monopólico desde hace años, no es difícil imaginar que pronto amanecerá la ley sobre “delitos mediáticos” que promueve la fiscal general, Luisa Ortega, para evitar, según ella, campañas periodísticas que generan “angustia, zozobra y pánico”, una burda justificación para asfixiar y producir un apagón informativo constante y permanente.
En momentos en que la comunidad internacional aisló a Honduras castigándola por romper la institucionalidad, sería justo que se adopte similar medida contra Chávez si cierra Globovisión; al fin y al cabo, como la libertad de prensa está protegida por su Constitución y la Carta Democrática, apagar Globovisión, significaría asestar un golpe inconstitucional.
julio 17, 2009
Instigando a la violencia. El Chávez de siempre
A pocas horas de que se reanude el proceso de mediación de la crisis hondureña a través de Oscar Arias, se evidencia que hay esfuerzos y palabras malsonantes para que el intento fracase.
Las declaraciones de Hugo Chávez y de Evo Morales desde Bolivia están encaminadas – como siempre – a desacreditar a diestra y siniestra a cualquiera que no se pliegue a sus dichos, a su forma de ver o a sus acciones. Ahora, mientras infieren la culpabilidad de Estados Unidos detrás del golpe de Estado, ya sea en forma directa a través del Pentágono o indirecta omitiendo haber intervenido en forma más decidida para que Manuel Zelaya sea restituido, hablan del peligro de insurrección, de militarización y de violencia que se puede expandir a toda Centroamérica.
En realidad, son justamente ese tipo de palabras mal habidas las que instigan a la violencia y pueden ser las disparadoras de procesos más hostiles, como quedó demostrado en la reagrupación de sectores afines a Zelaya que en estos días parecieran más decididos a tomar las calles. La arenga de Chávez tiene esa intención aviesa de avivar el fuego, una forma maquiavélica que ha utilizado constantemente en su país. Provoca, incita, instiga y luego de que se desata la violencia, se repliega y, con el mismo desparpajo, acusa a los violentos de ser los responsables de los desmanes.
Lamentablemente, mientras la crisis en Honduras se extienda, veremos mucho más de Chávez, porque él reniega del diálogo, de la confrontación de ideas, de los argumentos, de la pacificación. Su gasolina es la propaganda, la violencia, la polarización y la división. Está en su salsa y, de esta forma, sigue desviando la atención del mayor peligro que existe en Latinoamérica, la destrucción de la democracia venezolana.
Las declaraciones de Hugo Chávez y de Evo Morales desde Bolivia están encaminadas – como siempre – a desacreditar a diestra y siniestra a cualquiera que no se pliegue a sus dichos, a su forma de ver o a sus acciones. Ahora, mientras infieren la culpabilidad de Estados Unidos detrás del golpe de Estado, ya sea en forma directa a través del Pentágono o indirecta omitiendo haber intervenido en forma más decidida para que Manuel Zelaya sea restituido, hablan del peligro de insurrección, de militarización y de violencia que se puede expandir a toda Centroamérica.
En realidad, son justamente ese tipo de palabras mal habidas las que instigan a la violencia y pueden ser las disparadoras de procesos más hostiles, como quedó demostrado en la reagrupación de sectores afines a Zelaya que en estos días parecieran más decididos a tomar las calles. La arenga de Chávez tiene esa intención aviesa de avivar el fuego, una forma maquiavélica que ha utilizado constantemente en su país. Provoca, incita, instiga y luego de que se desata la violencia, se repliega y, con el mismo desparpajo, acusa a los violentos de ser los responsables de los desmanes.
Lamentablemente, mientras la crisis en Honduras se extienda, veremos mucho más de Chávez, porque él reniega del diálogo, de la confrontación de ideas, de los argumentos, de la pacificación. Su gasolina es la propaganda, la violencia, la polarización y la división. Está en su salsa y, de esta forma, sigue desviando la atención del mayor peligro que existe en Latinoamérica, la destrucción de la democracia venezolana.
julio 16, 2009
Enriquecimiento ilícito
La historia se repite, muy a menudo y, para peor, con bastante impunidad. El enriquecimiento ilícito es un delito penado en todos los códigos penales, pero rara vez es aplicado a quienes ostentan los máximos cargos en un país, ya que todo se disfraza con un tamiz político que suele trabar todo intento por hacer justicia.
Distinta es la situación cuando estos funcionarios dejan sus puestos y entonces los jueces, los fiscales y los demás políticos o ciudadanos se sienten más libres, independientes y sin presiones para denunciar hechos de enriquecimiento ilícito, habiendo mayores probabilidades de que se les “pase factura”. Los casos contra los presidentes Carlos Menem, Alberto Fujimori y Augusto Pinochet, son solo un par de ejemplos de la impunidad que gozaron mientras fueron presidentes, hasta que dejado el cargo, terminaron siendo juzgados, procesados y castigados por enriquecimiento ilícito, entre tantos otros delitos.
El caso del matrimonio Kirchner parece que tiene estos ingredientes. Se mantiene y seguramente se mantendrá a flote durante la presidencia de Cristina de Kirchner o mientras el matrimonio dure en el poder, pero cuando dejen la Presidencia, habrá más independencia y menos presiones en la Justicia para que se pueda hacer justicia.
La prensa argentina viene denunciando en estas semanas que la fortuna de la presidenta y el ex presidente creció en el 2008 el 158% y 600% en los últimos seis, desde que Néstor Kirchner asumió la presidencia en el 2003.
Su fortuna se incrementó en el 2008 gracias a la venta un terreno fiscal por de 20.095 metros cuadrados en la zona patagónica de El Calafate que la pareja había comprado por unos 34.750 dólares. Lo vendieron en 1.65 millones de dólares. Sobre esta compraventa pesaba una denuncia penal, pero fue desestimada por un juez.
Durante estos años presidenciales, los Kirchner también siguieron expandiendo sus negocios de hotelería, lo que de inmediato genera dudas teniendo en cuenta que un presidente de un país siempre tendrá ciertos privilegios o, al menos, otros involucrados en negocios siempre tratarán de beneficiarlos con la idea de recibir algo a cambio.
A pesar de que todas las acciones y los dineros obtenidos hayan sido legítima y legalmente conseguidos, es importante que un presidente no actúe solo como tal sino que además de la apariencia de hacerlo. Pero como eso no sucede, salvo excepciones en Latinoamérica – repasemos en cada uno de nuestros países los casos de enriquecimiento ilícito (y nepotismo) que involucran a presidentes de los poderes públicos como Rafael Correa con su hermano, Hugo Chávez con su familia, Alvaro Uribe con su primo, José Sarney en Brasil, entre otros - sería importante que todos quienes asumen cargos públicos de cierto nivel jerárquico para arriba, tuvieran vedado por ley la oportunidad de seguir haciendo negocios como particulares.
Distinta es la situación cuando estos funcionarios dejan sus puestos y entonces los jueces, los fiscales y los demás políticos o ciudadanos se sienten más libres, independientes y sin presiones para denunciar hechos de enriquecimiento ilícito, habiendo mayores probabilidades de que se les “pase factura”. Los casos contra los presidentes Carlos Menem, Alberto Fujimori y Augusto Pinochet, son solo un par de ejemplos de la impunidad que gozaron mientras fueron presidentes, hasta que dejado el cargo, terminaron siendo juzgados, procesados y castigados por enriquecimiento ilícito, entre tantos otros delitos.
El caso del matrimonio Kirchner parece que tiene estos ingredientes. Se mantiene y seguramente se mantendrá a flote durante la presidencia de Cristina de Kirchner o mientras el matrimonio dure en el poder, pero cuando dejen la Presidencia, habrá más independencia y menos presiones en la Justicia para que se pueda hacer justicia.
La prensa argentina viene denunciando en estas semanas que la fortuna de la presidenta y el ex presidente creció en el 2008 el 158% y 600% en los últimos seis, desde que Néstor Kirchner asumió la presidencia en el 2003.
Su fortuna se incrementó en el 2008 gracias a la venta un terreno fiscal por de 20.095 metros cuadrados en la zona patagónica de El Calafate que la pareja había comprado por unos 34.750 dólares. Lo vendieron en 1.65 millones de dólares. Sobre esta compraventa pesaba una denuncia penal, pero fue desestimada por un juez.
Durante estos años presidenciales, los Kirchner también siguieron expandiendo sus negocios de hotelería, lo que de inmediato genera dudas teniendo en cuenta que un presidente de un país siempre tendrá ciertos privilegios o, al menos, otros involucrados en negocios siempre tratarán de beneficiarlos con la idea de recibir algo a cambio.
A pesar de que todas las acciones y los dineros obtenidos hayan sido legítima y legalmente conseguidos, es importante que un presidente no actúe solo como tal sino que además de la apariencia de hacerlo. Pero como eso no sucede, salvo excepciones en Latinoamérica – repasemos en cada uno de nuestros países los casos de enriquecimiento ilícito (y nepotismo) que involucran a presidentes de los poderes públicos como Rafael Correa con su hermano, Hugo Chávez con su familia, Alvaro Uribe con su primo, José Sarney en Brasil, entre otros - sería importante que todos quienes asumen cargos públicos de cierto nivel jerárquico para arriba, tuvieran vedado por ley la oportunidad de seguir haciendo negocios como particulares.
Estudiantes de América
Me sentí platense esta noche como cuando tenía unos 10 años y vi los grandes triunfos de Estudiantes de La Plata con su triple corona de la Copa Libertadores de América ganada entre 1968-1970. Esta noche disfruté a rabiar un partidazo que parecía perdido después del gol del brasileño Cruzeiro de local en su estadio de Belo Horizonte a los pocos minutos de empezar el segundo tiempo.
Pero la estirpe y el temple de un equipo que en la historia se forjó en las batallas, casi campales, ( que en su época dieron jugadores duros como Bilardo, Malbernat, Verón y Poletti, entre otros) salió a relucir esta noche de visitante comandado por tres grandes jugadores como la “brujita” Verón – hijo de la legendaria “bruja”, quien hilvanó unos pases milimétricos que desembocaron en los goles de “la gata” Fernández y de Boselli, el goleador del campeonato con ocho goles.
El triunfo tiene un sabor especial, porque como siempre, es doblemente gratificante ganarle a los equipos brasileños y más de visitante y celebrar una vuelta olímpica en sus terrenos; y porque se mantiene la hegemonía sobre una copa que históricamente parece estar pintada de blanca y celeste.
La ciudad de La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires, pareciera que esta noche no dormirá, porque a pesar de la férrea competencia entre los dos equipos profesionales, Estudiantes y Gimnasia y Esgrima, ambos tienen porqué festejar, ya que este último equipo escapó el domingo pasado de perder la categoría y se mantendrá así en Primera.
Importante fue que Estudiantes ganó bien, con estrategia, garra y templanza. Sin ayudas y soportando golpazos que los brasileños ya venían dado desde el primer partido en La Plata. Dar vuelta un partido en Brasil, que después del gol brasileño parecía que se venían cuatro o cinco más, fue apoteósico. Verón mostró que está para seguir en la selección, Boselli siempre miró al arco y el cabezazo coronó su olfato goleador, mientras Fernández no desontonó con un partido en que terminaron todos agotados, casi sin piernas y donde un alargue hubiera sido catastrófico. Sabella, el técnico, se recibió de técnico mayor. Está ya maduro para otras cosas.
Estudiantes, con sus cuatro copas continentales, ya dejó de ser solo de La Plata. Como en aquella década del 60, ya es estudiantes de América, como aprendí a llamarlo de chico.
Pero la estirpe y el temple de un equipo que en la historia se forjó en las batallas, casi campales, ( que en su época dieron jugadores duros como Bilardo, Malbernat, Verón y Poletti, entre otros) salió a relucir esta noche de visitante comandado por tres grandes jugadores como la “brujita” Verón – hijo de la legendaria “bruja”, quien hilvanó unos pases milimétricos que desembocaron en los goles de “la gata” Fernández y de Boselli, el goleador del campeonato con ocho goles.
El triunfo tiene un sabor especial, porque como siempre, es doblemente gratificante ganarle a los equipos brasileños y más de visitante y celebrar una vuelta olímpica en sus terrenos; y porque se mantiene la hegemonía sobre una copa que históricamente parece estar pintada de blanca y celeste.
La ciudad de La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires, pareciera que esta noche no dormirá, porque a pesar de la férrea competencia entre los dos equipos profesionales, Estudiantes y Gimnasia y Esgrima, ambos tienen porqué festejar, ya que este último equipo escapó el domingo pasado de perder la categoría y se mantendrá así en Primera.
Importante fue que Estudiantes ganó bien, con estrategia, garra y templanza. Sin ayudas y soportando golpazos que los brasileños ya venían dado desde el primer partido en La Plata. Dar vuelta un partido en Brasil, que después del gol brasileño parecía que se venían cuatro o cinco más, fue apoteósico. Verón mostró que está para seguir en la selección, Boselli siempre miró al arco y el cabezazo coronó su olfato goleador, mientras Fernández no desontonó con un partido en que terminaron todos agotados, casi sin piernas y donde un alargue hubiera sido catastrófico. Sabella, el técnico, se recibió de técnico mayor. Está ya maduro para otras cosas.
Estudiantes, con sus cuatro copas continentales, ya dejó de ser solo de La Plata. Como en aquella década del 60, ya es estudiantes de América, como aprendí a llamarlo de chico.
julio 15, 2009
División de poderes; fiesta democrática
Uno de los espectáculos más dignos de una democracia está sucediendo en estos días en el Senado de Estados Unidos, donde se siguen realizando las sesiones de confirmación de la candidata a la Corte Suprema de Justicia, la jueza hispana Sonia Sotomayor, nominada por el presidente Barack Obama.
Estas sesiones, normales en Estados Unidos como parte de la separación de poderes públicos, se destacan y sobresalen aún más hoy en día, dada la experiencia en numerosos países donde los poderes judiciales y los congresos están sometidos a la voluntad del Poder Ejecutivo.
Los debates en el Congreso estadounidense son públicos, duros, ríspidos, difíciles, pero respetuosos y llenos de argumentos entre congresistas que ven a la candidata como la ideal y otros que la ven como totalmente parcial debido a su condición de hispana y de acuerdo a los fallos que ha dictaminado en el pasado y sus discursos, entre los que sostuvo que una mujer hispana puede tener mejor criterio judicial que un hombre anglosajón.
Las diferencias en estas sesiones son zanjadas mediante argumentos y no con posiciones polarizantes en que los contendientes se descalifican entre sí o insultan o pelean o buscan crear divisiones. Es la forma en que la cultura y práctica democrática trabaja y que, a última hora, a favor o en contra de la nominada, todos terminaran por aceptarla o rechazarla.
En muchos países latinoamericanos estas sesiones parecen parte de ciencia ficción, simplemente porque no existe espacio para la independencia y separación de poderes. La concentración de poder en los poderes ejecutivos, en muchos casos refirmada por las reelecciones y reformas constitucionales, está haciendo estragos en nuestros sistemas democráticos.
Estas sesiones, normales en Estados Unidos como parte de la separación de poderes públicos, se destacan y sobresalen aún más hoy en día, dada la experiencia en numerosos países donde los poderes judiciales y los congresos están sometidos a la voluntad del Poder Ejecutivo.
Los debates en el Congreso estadounidense son públicos, duros, ríspidos, difíciles, pero respetuosos y llenos de argumentos entre congresistas que ven a la candidata como la ideal y otros que la ven como totalmente parcial debido a su condición de hispana y de acuerdo a los fallos que ha dictaminado en el pasado y sus discursos, entre los que sostuvo que una mujer hispana puede tener mejor criterio judicial que un hombre anglosajón.
Las diferencias en estas sesiones son zanjadas mediante argumentos y no con posiciones polarizantes en que los contendientes se descalifican entre sí o insultan o pelean o buscan crear divisiones. Es la forma en que la cultura y práctica democrática trabaja y que, a última hora, a favor o en contra de la nominada, todos terminaran por aceptarla o rechazarla.
En muchos países latinoamericanos estas sesiones parecen parte de ciencia ficción, simplemente porque no existe espacio para la independencia y separación de poderes. La concentración de poder en los poderes ejecutivos, en muchos casos refirmada por las reelecciones y reformas constitucionales, está haciendo estragos en nuestros sistemas democráticos.
julio 13, 2009
Información y propaganda; Telesur
El nuevo gobierno hondureño cometió de nuevo un error en materia de libertad de prensa hostigando a periodistas de la agencia venezolana de noticias Telesur y del canal Venezolana de Televisión, VTV, ambos órganos del gobierno de Hugo Chávez. Si bien los hechos son confusos, respecto a que los periodistas aseguran que fueron expulsados, mientras que las autoridades dicen que abandonaron el país, lo cierto es que el episodio es reprobable y no ayuda a generar un mejor ambiente. La policía, en algún momento, mencionó que los periodistas habían violado el toque de queda, sin embargo, las autoridades habían dicho que no tendría alcance para periodistas y medios de comunicación.
Telesur, que nació básicamente como una agencia informativa de propaganda del gobierno de Chávez para neutralizar a la “propaganda imperialista de CNN”, jamás pudo sacarse de arriba su estigma de trabajar informativamente para un gobierno. Generalmente, es difícil descifrar cuando la cadena reporta sobre los hechos con desinterés y cuando tiene una intención específica de torcerlos de acuerdo a los mandatos estratégicos y políticos de su dueño.
Esta noche hubo una prueba más de esa intención, cuando en una entrevista con el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP, Robert Rivard, para lo cual se había pautado hablar sobre el tema de Honduras, antes de cualquier pregunta, Rivard tuvo que escuchar una larga perorata del presidente nicaragüense Daniel Ortega sobre la falta de libertad de prensa en Honduras, desafiando a la SIP a que se pronuncie al respecto. Nada original, ya que lo mismo, entre ayer y hoy, lo solicitó el presidente Hugo Chávez y periodistas de Telesur en forma pública.
Rivard, muy tranquilo, en pocos minutos que se le permitió estar en el aire, respondió que Daniel Ortega era justamente uno de los presidentes más peligrosos contra la libertad de prensa para los medios de su país y que nada tenía que decirle a la SIP sobre Honduras, al tiempo que recordó que la institución ya ha había expedido tres peticiones oficiales (y públicos) al gobierno de Roberto Micheletti y que había un nuevo pronunciamiento para reclamar sobre libertad de prensa.
Una semana antes, el presidente de la SIP, Enrique Santos, también había sido entrevistado en Telesur, pero gran parte de la entrevista en la que se refirió a las violaciones constantes a la libertad de prensa de Hugo Chávez, nunca fue transmitida.
Lo bochornoso, en todo caso más allá de los políticos como Chávez y Ortega, quienes lamentablemente siempre buscan echarle la culpa a la prensa de los desmanes que producen, es que haya periodistas que asumiendo un papel político, propagandístico y desafiante reclamen ante instituciones como la SIP que nunca se han fijado cuando claman por el respeto a la libertad de prensa, así sean gobiernos de las más variadas ideologías como sobre periodistas que laboran en medios privados o estatales. No se trata de que denuncien esos atropellos, todo lo contrario, sino que lo hagan con esa desafío que los desacredita de cuajo por adoptar los mismo criterios que los políticos en cuestión.
Por más que la SIP saque cientos de pronunciamientos a favor de Telesur, la cadena y el gobierno de Chávez – como el de Ortega esta noche – se harán los distraídos y aprovecharán para distorsionar los hechos y crear propaganda, fieles a sus objetivos de crear polarización y divisiones.
Finalmente, la discusión puede ser eterna cuando se tocan estos temas entre información y propaganda, quedando al público el discernimiento sobre la credibilidad de los medios y los periodistas.
Telesur, que nació básicamente como una agencia informativa de propaganda del gobierno de Chávez para neutralizar a la “propaganda imperialista de CNN”, jamás pudo sacarse de arriba su estigma de trabajar informativamente para un gobierno. Generalmente, es difícil descifrar cuando la cadena reporta sobre los hechos con desinterés y cuando tiene una intención específica de torcerlos de acuerdo a los mandatos estratégicos y políticos de su dueño.
Esta noche hubo una prueba más de esa intención, cuando en una entrevista con el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP, Robert Rivard, para lo cual se había pautado hablar sobre el tema de Honduras, antes de cualquier pregunta, Rivard tuvo que escuchar una larga perorata del presidente nicaragüense Daniel Ortega sobre la falta de libertad de prensa en Honduras, desafiando a la SIP a que se pronuncie al respecto. Nada original, ya que lo mismo, entre ayer y hoy, lo solicitó el presidente Hugo Chávez y periodistas de Telesur en forma pública.
Rivard, muy tranquilo, en pocos minutos que se le permitió estar en el aire, respondió que Daniel Ortega era justamente uno de los presidentes más peligrosos contra la libertad de prensa para los medios de su país y que nada tenía que decirle a la SIP sobre Honduras, al tiempo que recordó que la institución ya ha había expedido tres peticiones oficiales (y públicos) al gobierno de Roberto Micheletti y que había un nuevo pronunciamiento para reclamar sobre libertad de prensa.
Una semana antes, el presidente de la SIP, Enrique Santos, también había sido entrevistado en Telesur, pero gran parte de la entrevista en la que se refirió a las violaciones constantes a la libertad de prensa de Hugo Chávez, nunca fue transmitida.
Lo bochornoso, en todo caso más allá de los políticos como Chávez y Ortega, quienes lamentablemente siempre buscan echarle la culpa a la prensa de los desmanes que producen, es que haya periodistas que asumiendo un papel político, propagandístico y desafiante reclamen ante instituciones como la SIP que nunca se han fijado cuando claman por el respeto a la libertad de prensa, así sean gobiernos de las más variadas ideologías como sobre periodistas que laboran en medios privados o estatales. No se trata de que denuncien esos atropellos, todo lo contrario, sino que lo hagan con esa desafío que los desacredita de cuajo por adoptar los mismo criterios que los políticos en cuestión.
Por más que la SIP saque cientos de pronunciamientos a favor de Telesur, la cadena y el gobierno de Chávez – como el de Ortega esta noche – se harán los distraídos y aprovecharán para distorsionar los hechos y crear propaganda, fieles a sus objetivos de crear polarización y divisiones.
Finalmente, la discusión puede ser eterna cuando se tocan estos temas entre información y propaganda, quedando al público el discernimiento sobre la credibilidad de los medios y los periodistas.
julio 12, 2009
No es sorpresa que EUA no apoye a Insulza
No creo que sea sorpresa para nadie ni menos para el propio José Miguel Insulza, que EUA no le apoyará para su reelección frente a la OEA cuando termine su primer período en mayo de 2009.
Insulza no hizo nada para ganarse la confianza con la parcialidad que vino demostrando con la crisis en Honduras a favor de la posición de Hugo Chávez, más que la del propio Manuel Zelaya.
Desde un principio, más allá de que pueda ser respetada su posición sobre Roberto Micheletti o el golpe de Estado, lo que nunca se entendió es que haya buscado con tanta celeridad la expulsión de Honduras de la OEA, actitud que sí la tuvo apara atraer a Cuba, una dictadura perenne, o que nunca se haya expresado sobre los “golpes democráticos” que Hugo Chávez da en su país, evidenciados por la persecución de todos los políticos que le han ganado en las elecciones pasadas, como el alcalde de Caracas – quien acaba de realizar una huelga de hambre – y el gobernador del Zulia, quien está exiliado en Perú.
Insulza se ha clavado la fosa solo pegándose a un Hugo Chávez y sus posturas ideológicas que ya no son tan respetadas, ni temidas ni idolatradas en Latinoamérica. Lamentablemente, Insulza también ha arrastrado a la organización a un descrédito increíble sobre la que se ha profundizado el debate sobre ¿para qué sirve?, en la consideración de que ni él ni la organización siquiera pueden servir de mediadores para descifrar un conflicto político como el hondureño.
Insulza no hizo nada para ganarse la confianza con la parcialidad que vino demostrando con la crisis en Honduras a favor de la posición de Hugo Chávez, más que la del propio Manuel Zelaya.
Desde un principio, más allá de que pueda ser respetada su posición sobre Roberto Micheletti o el golpe de Estado, lo que nunca se entendió es que haya buscado con tanta celeridad la expulsión de Honduras de la OEA, actitud que sí la tuvo apara atraer a Cuba, una dictadura perenne, o que nunca se haya expresado sobre los “golpes democráticos” que Hugo Chávez da en su país, evidenciados por la persecución de todos los políticos que le han ganado en las elecciones pasadas, como el alcalde de Caracas – quien acaba de realizar una huelga de hambre – y el gobernador del Zulia, quien está exiliado en Perú.
Insulza se ha clavado la fosa solo pegándose a un Hugo Chávez y sus posturas ideológicas que ya no son tan respetadas, ni temidas ni idolatradas en Latinoamérica. Lamentablemente, Insulza también ha arrastrado a la organización a un descrédito increíble sobre la que se ha profundizado el debate sobre ¿para qué sirve?, en la consideración de que ni él ni la organización siquiera pueden servir de mediadores para descifrar un conflicto político como el hondureño.
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