septiembre 15, 2013

Politización de los derechos humanos

Venezuela se retiró esta semana del sistema interamericano de derechos humanos. El presidente Nicolás Maduro excusó el retiro acusando a la Corte y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de ser mafias injerencistas e instrumentos del “imperio”, para perseguir a “los gobiernos progresistas de la región”.
La excusa no es más que una vieja argucia del régimen, que disimula una creciente y sofisticada tendencia de varios gobiernos latinoamericanos por politizar los derechos humanos y así evadir sus responsabilidades de Estado. La decisión deja desamparados a los ciudadanos sin posibilidad de acudir a instancias internacionales con la esperanza de encontrar la justicia que se le niega en sus países. Un duro golpe para los venezolanos, si se considera que solo el 3% de las violaciones a los derechos humanos llegan a juicio en su país.
Esa politización incluye violencia y demandas judiciales contra activistas de los derechos humanos, restricciones a sus fuentes de financiación y un permanente ataque al sistema interamericano, desconociéndose sus fallos y decisiones. En el fondo, es una conveniencia de los gobiernos que así se blindan ante las críticas y denuncias y no permiten la supervisión de los derechos humanos en sus territorios.
De esa forma, el gobierno venezolano evita cumplir con 16 fallos condenatorias pendientes de la Corte interamericana y pagar unos 10 mil millones de dólares en indemnizaciones a casi 300 víctimas. Pero la decisión, aunque parezca económica, es política.
Deviene de aquella retórica propagandística del ex presidente Hugo Chávez que calificaba de mafia, golpista y fascista a quienquiera que se opusiera a su voluntad. Sin embargo, pese a la dialéctica, Venezuela, por ser parte de la OEA, no puede excusarse de todas sus responsabilidades. De ejemplo valen EE.UU. y Canadá, que aunque no están bajo jurisdicción de la Corte al no haber ratificado la Convención Americana, igualmente fueron responsables ante informes de fondo que denunciaban violaciones en casos de migración, violencia doméstica, pena de muerte y por la cárcel de Guatánamo.
Maduro, así como otros presidentes progresistas como Rafael Correa, Evo Morales y Daniel Ortega, suelen engañar con una retórica que busca desnaturalizar el sistema interamericano, definido como el “último intento de defensa para los habitantes que han sufrido violación de sus derechos humanos por parte de un Estado”. A menudo amenazan con renunciar a la Convención, a la OEA, ignoran los fallos y proponen reformas que buscan quitar independencia a la Comisión y hasta crear tribunales supranacionales en otros organismos más amigables, como UNASUR y el ALBA.
En ese ejercicio propagandístico, politizan todas las causas de violaciones en sus países para poder oponerse a ellas. Y cuando hablan de derechos humanos solo respaldan aquellas causas en el exterior contra dictaduras militares o de derecha como las de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, pero se hacen los distraídos por reclamos en sus propios países o los que ocurren en tiranías de izquierda como la cubana.
Al politizar las denuncias en su contra y establecerse como víctimas, desvían la atención sobre denuncias y fallos de la CIDH que son parejas para todos los países, sin distinción de ideologías. En años recientes, Brasil, Colombia y México fueron los países que más condenas recibieron debido a la violencia consumada por la fuerza pública y grupos paraestatales; pero también fue donde mayor cantidad de denuncias se registraron debido a una mejor cultura sobre la protección de los derechos humanos.
El sistema interamericano de protección de los derechos humanos está lejos de ser perfecto; es lento, burocrático y necesita mayor eficiencia y más apoyo material por parte de los estados. Además, la Convención Americana debería ser ratificada por los 35 miembros de la OEA, y no solo estarlo por 25.
Pese a sus limitaciones y detractores, se debe reconocer que el sistema ha contribuido a crear una mejor cultura a favor de los derechos de indígenas, mujeres, niños, presos políticos, migrantes y en contra de la discriminación y el racismo, luchas todas que han enriquecido a América Latina y que no deberían ser mezquinamente politizadas.

septiembre 14, 2013

Acuerdo histórico por Siria

Después de tantos amagues entre vientos de guerra y diplomacia de última hora sobre la acción a tomar contra Siria por el uso de armas químicas, los gobiernos de Barack Obama y de Vladimir Putin llegaron, por suerte, a firmar un acuerdo histórico. EE.UU. renuncia a utilizar la fuerza militar como represalia y Rusia a permitir que el Consejo de Seguridad disponga atacar al régimen de Bashar el Asad si no cumple con el mandato.

El acuerdo es duro para Bashar el Asad y termina con todo tipo de especulaciones sobre si tiene o no y si emplea o no armas químicas, lo que una delegación internacional de expertos de la ONU definió como pruebas “abrumadoras” de que fueron usadas el 21 de agosto en un barrio de Damasco donde murieron 1.429 personas por intoxicación con gas sarín.

Asad deberá identificar todos los depósitos de armamento bacteriológicos en el territorio nacional y entregar en un plazo breve todo el arsenal a Rusia y EE.UU. que procederán a destruirlo de inmediato. El acuerdo elimina toda intención de Obama de seguir buscando consenso para atacar y al mismo tiempo blanquea una situación, ya que Putin venía negando que el gobierno sirio estuviera usando armas químicas.

Aunque el tratado no lo plantea, se abre un compás de esperanza para que los dos países sigan buscando soluciones para detener la guerra civil, la más sanguinaria de las últimas décadas debido a los crímenes de lesa humanidad cometidos tanto por el gobierno como por los rebeldes; un escenario que excluiría a Asad del mapa político.


Lo más trascendente es que este acuerdo revela que cuando existe voluntad política, hasta los problemas que aparentan ser más difíciles y truculentos, también pueden ser superados.

septiembre 13, 2013

El celibato y la esperanza de la reforma

El papa Francisco sigue haciendo cambios importantes y una vez más es evidente que hay indicios de que la reforma de la Iglesia va en serio, tanto en cuestiones de conducción administrativa como de costumbres arraigadas, como es el caso del celibato obligatorio.
A todas las reformas que ha venido implementando, desde crear una cultura más austera hasta modificar los asuntos económicos y financieros que maneja el banco del Vaticano, tal vez la más audaz es haber retirado al cuestionado cardenal Tarcisio Bertone y nombrar a Pietro Parolin, como secretario de Estado.
Y lo mejor de estos días, es que Parolin, entrevistado por el caraqueño El Universal después de ejercer en Venezuela como Nuncio, abrió de repente las puertas para una discusión postergada en la Iglesia, el tema del celibato, al que bien definió como una cuestión que no es dogma de fe, sino una tradición que data del año 390 de nuestra era.
La admisión del tema ya es en sí un golpe duro para los conservadores de la Iglesia y es tal vez la forma en que Francisco, quien no se ha mostrado públicamente a muy a favor del celibato voluntario, quiere empezar la discusión.
Aunque el tema pareciera superficial ante otros grandes cambios que necesita la Iglesia – incluyendo la ordenación de las mujeres - es muy significativo, ya que abriría las puertas a las vocaciones frustradas, la de aquellas personas que no entienden por qué no se puede servir a Dios y a una propia familia al mismo tiempo.
Lo importante de Parolin y de Francisco es que ya han dicho que todas las reformas que se implementen en la Iglesia deberán estar imbuidas de un “espíritu democrático”, esto es, no solo de que se buscarán decisiones más colegiadas con la participación de todos los obispos o la jerarquía eclesiástica, sino también – y es lo más trascendente – que se escuchará a los fieles.

Parolin dijo que el celibato no obligatorio es un desafío para el Papa, pero confía en que habrá discusión. Seguramente de alcanzarse, será una reforma histórica, otra de las tantas que permitirán a Francisco crear un legado permanente.

septiembre 12, 2013

Maduro y la propaganda obligatoria

El “Noticiero de la Verdad” es la última invención del régimen de Nicolás Maduro con el que parece reinventar la maquinaria propagandística de las tiranías más acérrimas que asolaron el planeta.
El presidente venezolano aseguró este martes que el “Noticiero de la Verdad”, una producción de noticias del gobierno, será de trasmisión obligatoria para todas las televisoras y radios del país – por supuesto, incluidas especialmente las de propiedad privada – y que deberá hacerse en los horarios de mayor audiencia y sintonía.
La excusa de Maduro es que el gobierno no recibe buena cobertura, habiéndose justificado en un “apagón informativo”. En realidad se trata de una argucia retórica y acostumbrada, con la que el gobierno justifica los atropellos a la libertad del público para informarse por los medios de su elección.
Es mentira que haya un apagón informativo, todo lo contrario, lo que abunda en Venezuela es la información oficial y la propaganda. El gobierno ha consolidado una amplia red de medios gubernamentales – que mal insiste en llamar públicos. Esa inmensa red de medios está compuesta por los nuevos medios y agencias de noticias que ha creado, por los privados que ha comprado luego de asfixiarlos económicamente; y por un espacio que ha generado gracias a su táctica de cerrar medios y de amenazar a otros con hacerlo, incentivando un clima general de autocensura para detener la crítica y las denuncias contra el gobierno.   
Esa mentira sobre el apagón informativo tampoco coincide como lo que reportó este mes la organización Monitoreo Ciudadano. Indicó que entre abril y setiembre, sus primeros meses de gobierno, Maduro habló por 93 horas en cadena nacional obligatoria, es decir 39 minutos por día. Aún peor fue su prédica propagandística por la radio del Estado Venezolana de Televisión, habiendo hablado por 160 horas entre el 3 de junio y el 7 de septiembre, a un promedio de una hora y 40 minutos por día.


En esta “nueva modalidad de comunicación”, Maduro llama “información de la verdad” a la propaganda gubernamental. Una reinvención de aquella metodología que busca convencer y persuadir a favor de una ideología. Pero lo que convierte a esta estrategia en un riesgo para la libertad de expresión de los venezolanos, no es tanto la propaganda en sí misma, sino que sea de carácter obligatoria.

septiembre 11, 2013

El salvavidas ruso (para Obama)

Barack Obama no pudo haber dado la mejor bienvenida al plan diplomático que presentó Vladimir Putin de pedir a Bashar El Asad que entregue las armas químicas para su destrucción.

El plan ruso se convirtió de golpe y porrazo en la tabla de salvación que Obama tuvo para detener sus planes de ejecutar una represalia militar contra Siria que no contaba ni con el apoyo de la opinión pública ni del Congreso, incluidos varios diputados y senadores del Partido Demócrata que habían declarado que no acompañarían a su líder.

Obama insistió en el discurso de anoche de que había sido elegido para terminar guerras y no para empezarlas, que EE.UU. tiene, como líder mundial por los últimos 70 años, la “obligación moral” de “no mirar hacia otro lado” cuando los tiranos cometen atrocidades, recordó el rechazo de la comunidad internacional a las armas químicas y puso en compás de espera una “acción militar limitada” contra Siria – sin soldados estadounidenses en el territorio sirio - si la diplomacia rusa fracasa en su cometido.

Lo interesante de este plan ruso que el lunes fue tibiamente sugerido por el canciller estadounidense John Kerry, es que blanqueó varias situaciones. Asad ya no suena tan convincente de que su ejército jamás tuvo que ver con las armas biológicas que el 21 de agosto mataron a 1.429 connacionales y además, por el solo hecho de asentir que entregaría las armas a Rusia para evitar la represalia militar, acabó con su negación de que las poseía.

Por otro lado, Rusia se erigió en líder de una situación como lo acostumbraba a asumir en la época de la Guerra Fría lo que es una buena señal, ya que el liderazgo exige y conlleva responsabilidades. Putin se ha erigido como el garante de Siria y será ahora responsable de su futuro a tal punto que si Asad no entrega las armas químicas, Rusia tendrá que asentir las represalias que se quieran tomar.

Lo más importante, quizás, es que Francia, Gran Bretaña y EE.UU. estarán presionando a Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que el plan se formalice y luego Putin, de no cumplirlo a cabalidad, no podrá tener el derecho (incluido el moral) a vetar una resolución que incluya la posibilidad de la represalia militar.


Así que si bien el plan ruso se convirtió en el salvavidas de Obama, también se transformó en una carga y responsabilidad para Putin. Una buena noticia para ambos.

septiembre 10, 2013

Maduro contra los derechos humanos

Los ciudadanos venezolanos ya no tendrán donde acudir cuando se agoten los recursos judiciales internos de administración de justicia y sus derechos humanos sean violados.
Nicolás Maduro, fiel a la retórica del ex presidente Hugo Chávez que el 9 de setiembre de 2012 solicitó a su canciller renunciar a la Convención Americana de los Derechos Humanos y por ende a la jurisdicción de la Comisión y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), continuó con el proceso y a partir de hoy Venezuela ya asumió no tener responsabilidad internacional en estas materias.
La estrategia solo confirma que el gobierno venezolano, bajo la excusa siempre del intervencionismo extranjero, deja de asumir su responsabilidad internacional en materia de derechos humanos y a conveniencia deja los estándares de algunas organizaciones (CIDH/OEA) para estar bajo la tutela de otras que domina y donde no puede ser cuestionado (UNASUR).
Ayer, Maduro volvió a repetir y a reiterar los numerosos dichos de Chávez: “La Comisión y la Corte lamentablemente degeneraron. Se creen un poder supranacional, se creen un poder por encima de gobiernos legítimos del continente”, y con ello dejó por sentado que Venezuela se une a Trinidad y Tobago y al Perú de Alberto Fujimori como los países que se retiraron de la Convención después de estar suscriptas y haber ratificado el Pacto de San José.
Aunque Chávez y Maduro se hayan esforzado en criticar y desconocer cada opinión y fallo de la Comisión y la Corte, al considerar que ambas instituciones están secuestradas por el poder político del imperio estadounidense, en realidad lo que están haciendo es dejar desprotegidos a todos los ciudadanos venezolanos que antes acudían a la jurisdicción internacional en busca de justicia, reparaciones y desahogo cuando se les negaban sus derechos en el país.
Nunca Chávez y menos Maduro aceptaron esa jurisdicción y con ello el Estado (no el gobierno) jamás reconoció los derechos violados de sus ciudadanos, desconociendo pagar indemnizaciones por reparación moral o excarcelar a presos políticos o reabrir causas judiciales.
El retiro de Venezuela (el mismo día que Henrique Capriles introduce ante la CIDH una denuncia para desconocer los resultados de las elecciones que perdió por estrecho margen ante Maduro) es congruente con la política de aislamiento en materia de derechos humanos que hace dos años busca también el presidente ecuatoriano Rafael Correa que ha llamado a desmantelar el sistema y, al menos, que la CIDH no tenga sede en EE.UU. un país que junto a Canadá no ha ratificado la Convención.

Este retiro deja por el aire varios temas incumplidos por Venezuela, entre ellas 16 sentencias condenatorias e indemnizaciones por 9.700 millones de dólares en reparación para unas 300 víctimas, según datos que se desprenden de fallos de la Corte Interamericana.

septiembre 08, 2013

Obama y la "línea roja"

Barack Obama creó la figura de no cruzar la “línea roja” para argumentar la intervención militar contra quienes osaran utilizar armas químicas. Pero nunca imaginó cuán diferente interpretación tendría su propuesta hasta que intentó aplicarla para escarmentar al régimen sirio de Bashar al Assad.

No tuvo mucha suerte en su Congreso y en la cumbre del Grupo de los 20 en St. Petersburg, adonde acudió en busca de consenso para una operación quirúrgica y limitada contra un régimen al que acusa de matar a 1.429 personas con gas sarín en un barrio de Damasco. La “línea roja” para muchos, entre ellos Vladimir Putin, solo debe aplicarse a través del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Otros líderes prefieren agotar alternativas diplomáticas, aplicar sanciones económicas o recurrir a tribunales internacionales.

Y no es que a Obama le falten pruebas, pero sí credibilidad. Gobiernos aliados y enemigos no creen en un EE.UU. imponiéndose siempre como gendarme; y los estadounidenses están cansados de que se malgaste su dinero en conflictos foráneos de difícil resolución. Gran parte de la desconfianza se debe al descrédito heredado por los yerros garrafales sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. Pero también por sus errores y promesas incumplidas.

No tanto por cuestiones internas, entre ellas la aún existente cárcel de Guantánamo, como por las externas. Obama permitió un intensivo espionaje contra todos los gobiernos del mundo como demuestran los miles de documentos filtrados por Edward Snowden, y se puso en ridículo a la diplomacia internacional con el millón de cables secretos que el soldado Bradley Manning filtró a Wikileaks.

Pero más que la credibilidad, con Obama se desvaneció la esperanza. Al principio de su mandato - premio Nobel de la Paz en mano por promover el desarme nuclear y el retiro de tropas en Irak y Afganistán - la ilusión en Obama fue porque terminaría guerras y no por comenzarlas, y porque practicaría el multilateralismo con anuencia de la comunidad internacional. El conflicto sirio, en cambio, lo desenmascaró buscando consensos forzados, como atrapado en su “línea roja” y amenazando con acciones unilaterales.

También es cierto que su posición como líder de la mayor potencia mundial no es fácil. Calificado de tímido y débil sino actúa, y arrogante si lo hace. El Congreso lo critica sino somete a voto su guerra y si lo hace, como sucedió, lo acusan de evadir su responsabilidad. Sabe que de cualquier forma que actúe, así como les sucedió a sus antecesores con otros conflictos externos, probablemente erosionará su capital político y su fuerza para otras reformas internas como la salud pública y la inmigración.

La ironía es que Assad es quien más se está beneficiando de la “línea roja”. Puso al descubierto que la otra opción, los rebeldes, también son sanguinarios y la hipocresía de una comunidad internacional que hace poco por limitar un conflicto con cien mil muertos, dos millones de refugiados y cinco de desplazados, en el que varias veces se usaron armas biológicas, aunque de menor escala al 21 de agosto.

Poco antes de llegar a St. Petersburg, Obama trató de compartir responsabilidades con todos los actores. “No fui yo quien trazó una línea roja, fue el mundo; no es mi credibilidad la que está en juego, es la de la comunidad internacional, la de EE.UU. y la del Congreso”, dijo desafiante, aunque sin convencer.

Obama no la tiene fácil. Al final de la cumbre consiguió apoyo de 10 países del G-20, pero para actuar con prudencia y, además, le aparecieron opositores inesperados de peso, como Francisco. El Papa convocó para este sábado a una jornada de ayuno y oración en contra de la intervención militar. Una idea que los obispos estadounidenses convirtieron en mandato, instando a sus fieles a que llamen a sus representantes para oponerse a Obama, quien el martes tratará  de convencer a la opinión pública y al Congreso.

Es seguro que Assad será escarmentado, aunque todavía se desconoce la forma en que se aplicará esa “línea roja”. Ojalá sea con consenso internacional y así se evite que esa figura solo sirva para aquellos cuentos de final desopilante – había una vez un americano, un chino, un ruso, un argentino... - que se mofan sobre cómo reaccionan las distintas nacionalidades ante un mismo hecho. 

septiembre 06, 2013

Obama, Siria y el espionaje

Acaba de terminar la cumbre del G-20 en St. Petersburg y el presidente Barack Obama consiguió parcialmente su objetivo, aunque no un apoyo directo para intervenir militarmente en Siria y castigar al régimen de Bashar al Assad por el uso de armas químicas contra sus conciudadanos.
Obama deberá esperar hasta el martes y ver si podrá convencer a la opinión pública estadounidense que todavía se muestra reacia, según las últimas encuestas. Y también tendrá que seguir librando una dura batalla en el Congreso, donde no obtuvo todo el apoyo esperado, especialmente de aquellos congresistas que frente a las elecciones legislativas que deberán librar el año próximo, prefieren obedecer a sus electores que al presidente o a sus partidos.
Pero de si algo le ha servido el tema de Siria a Obama durante la cumbre en Rusia, fue de cortina de humo para disipar un problema que lo roza personalmente y que sigue cada día cobrando mayor fuerza: el espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, según siglas en inglés) que, por motivos de seguridad nacional, se ensañó en espiar a varios gobiernos aliados y muchos enemigos, algunas organizaciones intergubernamentales y, especialmente, a todos los usuarios de internet.
Obama se reunió en Rusia con Dilma Rousseff y con Enrique Peña Nieto, dos gobiernos que fueron blanco directo del espionaje, pero evitó centrarse sobre ese tema con muchos casos peores, en especial porque la búsqueda de consenso para intervención militar en Siria fue su agenda prioritaria.
Mientras Obama hablaba al cierre de la cumbre del G20 de la “línea roja” que Assad no debería haber traspasado y trataba de ganar credibilidad para su cometido con argumentos de que “no fui elegido para comenzar guerras, sino para terminarlas”, el The New York Times, The Guardian y la agencia de noticias sin fines de lucro, ProPublica, erosionaban aquella confianza buscada, revelando nuevos indicios del masivo sistema de espionaje implementado por la NSA.
Según nuevas revelaciones de estos medios, basadas en los documentos filtrados por Edward Snowden, la NSA ha robado claves de codificación de mensajes poniendo en peligro las garantías de privacidad que las empresas de internet ofrecen a sus usuarios.
Aún peor, la NSA ha presionado a empresas de tecnología para que incluyan dispositivos de espionaje en software y hardware, con el fin de espiar las comunicaciones de internet y telefonía, tanto de gobiernos extranjeros como de todo tipo de usuarios.
La NSA no habría actuado sola en su trabajo encubierto, sino en alianza con aparatos de seguridad de Inglaterra, Canadá, Nueva Zelandia y Australia, de espaldas a lo que la Constitución de EE.UU. ordena al gobierno en materia de respetar el derecho a la intimidad y privacidad de sus ciudadanos.
Se informó que la NSA pidió a los dos medios estadounidenses, New York Times y ProPublica, que no se publique esta información por temor a que los “objetivos extranjeros” espiados, cambien la forma en que codifican sus mensajes.

En los últimos días, Obama se ha esforzado para convencer sobre los castigos que deben aplicarse al régimen de Assad. El mismo empeño debería tener para reducir y hacer más transparente el extensivo aparato de espionaje.

septiembre 04, 2013

Bezos: la esperanza de los diarios

Un cambio de paradigma se avecina en el periodismo estadounidense según se desprende de la primera entrevista que dio el flamante propietario del Washington Post, Jeff Bezos, el multimillonario creador de Amazon.
La última etapa de los diarios estadounidenses fue y es desastrosa, especialmente debido a la crisis desatada por la migración de anunciantes que prefieren al internet como plataforma para sus productos. Desde que Craiglist desbarató el negocio más rentable de los diarios, los anuncios clasificados, hasta cómo Google y Facebook acapararon la publicidad que antes iba a los impresos, además de la competencia de la televisión, los diarios siempre tuvieron a la publicidad como su norte y como el eje que salvaría a una industria de su muerte casi anunciada.
En esa crisis y desesperación por flirtear con los anunciantes y mantener un flujo de dinero para los exigentes accionistas, muchos diarios dejaron de hacer lo que mejor hacían: periodismo. Despidieron a periodistas, achicaron sus salas de Redacción, hicieron alianzas con la televisión para mostrar sus noticias, buscaron formas de cómo compensar las pérdidas de entregar las noticias gratis por internet y de qué hacer con una circulación de papel que se va degradando día a día.
En todo ese marasmo, los diarios – que no se sabe hasta cuándo serán los medios de comunicación que nutren la agenda pública – se olvidaron que lo principal sigue siendo la información, su negocio intrínseco. Descubrir noticias, no solo cubrirlas como hacen otros medios; ¡en eso radica su esencia!
Bezos adquirió el Washington Post cual salvador de la familia Graham que venía de siete años consecutivos perdiendo dinero, circulación y prestigio. El Post, un diario que hace una década atrás valía por lo menos dos mil millones de dólares, fue adquirido por 250, pero con la expectativa de que se convertirá de nuevo en una gema del periodismo mundial y en un nuevo modelo de éxito para la falleciente industria de los periódicos.
Por ello no pudo haber mejor salvavidas para la prensa escrita que alguien que viene del exitoso internet, un hombre que en poco más de una década amasijó una fortuna de 60 mil millones de dólares en ventas y ayudó a revolucionar la forma en que se leen los libros.
Pero lo mejor de Bezos fue que en lugar de seguir con la estrategia de buscar los dólares como prioridad, insistió que primero está la información, el periodismo y los lectores, ante que los anunciantes.  Inspirado en su éxito en Amazon, Bezos dijo que para su nuevo diario, habrá tres prioridades como estrategia: “Lo primero es el consumidor (el lector). Inventar. Ser paciente”.
Bezos considera que tendrá que hacer cambios en el contenido y cómo fabricarlo porque “cualquiera puede resumir tu trabajo y publicarlo gratis. La pregunta es cómo puedes sobrevivir en ese entorno y, si no puedes, cómo inviertes recursos en ello”. Incluso argumentó que por más que se imponga un pay-wall riguroso, muchos otros sitios pueden resumir el contenido y ofrecerlo gratis.  “Desde el punto de vista de un lector, se puede preguntar ¿por qué iba a pagar por todo ese esfuerzo periodístico cuando puede conseguirlo gratis en otro sitio?”.

Aunque Bezos no tiene la varita mágica y todavía dijo que no tiene un modelo a seguir o experimentar, donde se concentra la esperanza de que puede ser el salvador, es que la tiene muy clara en cuanto a volver a la raíz y esencia del periodismo escrito relegando a los anunciantes como la prioridad del negocio: “Cualquiera que sea esa misión (de los diarios), debe girar en torno a la información”.

septiembre 03, 2013

Diplomacia por Twitter

Hace rato que muchos presidentes, especialmente en América Latina, han tomado la costumbre de hacer diplomacia por micrófono en lugar de hacerla por los canales diplomáticos. Ahora, con mayor intensidad, la están ejerciendo a través de Twitter, con el peligro de adicionarle una gran dosis de sarcasmo e irresponsabilidad.

A diferencia de un ciudadano común, los presidentes, funcionarios o personas públicas, tienen mayor responsabilidad sobre lo que dicen y cómo lo dicen. Un comentario de un ciudadano común suele quedar en su círculo de amigos, el de una persona pública trasciende, creando reacciones y consecuencias.

Hoy en día, la mayoría de los presidentes ha encontrado en Twitter una forma perfecta de comunicarse a través de mensajes más coloquiales y más cercanos al “común de la gente” y de sus potenciales electores. Sin embargo, muchas veces, por esos fervores electorales y contagiados por sus impulsos, caen en la tentación de usar un lenguaje chabacano, ordinario e irónico, muy de entre líneas.

La presidente Cristina Kirchner, muy enemiga de hablar con los periodistas y la prensa, hace rato que prefiere Twitter para comunicarse con los ciudadanos y expresar lo que tampoco hace por vía diplomática formal. En el conflicto actual que el gobierno argentino mantiene con la aerolínea LAN de Chile, la Presidenta aludió irónicamente al presidente Sebastián Piñera, con el siguiente tuit:  “¿Alguien se imagina si Aerolíneas Argentinas en lugar de ser línea de bandera recuperada hubiera sido una empresa de mi propiedad y cuando me eligen la hubiera “vendido”?”.

De esa forma, Kirchner dejó entrever su ideología al haber introducido la palabra “recuperada” (para el Estado) para criticar a LAN de capitales privados, pero, especialmente, al haber puesto comillas en “vendido”, aludió sarcásticamente a que la defensa del gobierno de Chile por la aerolínea se debería a la supuesta propiedad que todavía mantendría Piñera sobre esa empresa.

Desde Chile, con más altura, la respuesta no se hizo esperar. El canciller chileno, Alfredo Moreno, respondió que Piñera se desprendió de sus acciones, a tono con la ley de transparencia, “para evitar cualquier potencial conflicto de interés futuro".

En declaraciones a la prensa de su país, Moreno explicó que el “presidente y los parlamentarios son democráticamente elegidos, con total transparencia de su trayectoria y de su patrimonio e intereses. Una vez elegidos, desde el presidente hasta cualquier alto funcionario público debe cumplir las normas de transparencia y declarar su patrimonio y todos sus intereses”.
Además de su propiedad parcial en LAN, Piñera se desprendió de otras acciones y propiedades de empresas varias, entre ellas un canal de televisión.

La respuesta chilena al “exabrupto” - según calificó Piñera al tuit de Kirchner - evidencia que Twitter puede ser un arma de doble filo y que, como cualquier medio de comunicación, debe ser usado en forma responsable, especialmente cuando se trata de figuras públicas.

septiembre 01, 2013

Conectividad, el gran desafío

Pese a la no siempre buena y rápida conexión a internet, somos afortunados. Formamos parte de la tercera parte de la población mundial - 2.700 millones de personas – que tiene acceso a la red y, con suerte, poseemos teléfonos inteligentes y vivimos en áreas con servicio de datos de alta velocidad.

El resto, 5.000 millones de personas, ni siquiera tiene computadora ni teléfonos móviles o vive con acceso a servicios de telefonía e internet limitados y costosísimos o en países con gobiernos opresores que restringen la navegación.

Esa brecha digital es hoy la que genera mayor disparidad económica entre las sociedades. En una época en que la economía de un país ya no se mide por sus recursos económicos sino por como administra la educación y el conocimiento, la conectividad se transforma en factor clave del desarrollo.

El desafío de reducir esa brecha en el mundo es titánico, si se considera que hasta existe dentro de países ricos como EE.UU., donde el 30% de los hogares no utiliza internet por altos costos y que aquellos que más lo usan suelen ganar más de 50 mil dólares al año y tener estudios universitarios, según un informe reciente del Ministerio de Comercio.

El creador de Facebook, Mark Zuckerberg, asumió el desafío anunciando la creación de un consorcio con los fabricantes de telefonía móvil Ericsson, Nokia y Samsung, el buscador Opera y los proveedores de servicios en redes MediaTek y Qualcomm. La nueva compañía, Internet.org, tiene como misión hacer más barato el acceso y la distribución de datos, crear nuevas infraestructuras de comunicación digital y fabricar teléfonos móviles de bajo costo, sin sacrificar la conexión.

Propone que la gente pueda conectarse a servicios de internet a través de móviles regulares, no inteligentes, algo que experimenta en varios países de África con su proyecto Facebook Zero, donde ya se duplicó el nivel de conexión. Internet.org no es el único proyecto en este sentido. Microsoft formó una alianza con otras 23 empresas de tecnología inalámbrica, mientras tanto, Google lanzó el “Proyecto Loon”, un experimento para dar mayor conexión en áreas remotas mediante globos aerostáticos.

Aunque los críticos consideren que estas empresas estén detrás de su beneficio, la búsqueda por cerrar la brecha digital ensanchando la conectividad, redundará en beneficios para todos. Según Zuckerberg, al reducir el costo de distribución de datos, calculado en 100 veces superior a lo que debería ser, los usuarios no serán castigados con planes mensuales de descargas de datos que son más caros que los propios dispositivos móviles y computadoras.

Zuckerberg propone que se fabriquen teléfonos más simples, que las aplicaciones usen menos descarga de datos y memoria, y que haya un acuerdo para ofrecer un servicio de internet básico y gratuito, solo de texto sin fotos, videos o música, para que se beneficien las comunidades más pobres del mundo.

Alcanzar esta propuesta de apariencia tan loable como simple, es complicado. Los retos son grandes tanto a nivel económico y técnico como político. En muchos países la infraestructura de comunicación es tan deficiente como el sistema de carreteras, la banda ancha es inexistente o no tiene prioridad, los gobiernos imponen costos desorbitados por licencias de operación y prefieren que el internet no sea asequible para todos como método de control.

Además, a esto hay que sumarle que los usuarios están más cuidadosos y escépticos sobre los beneficios de navegar el internet, por temas relacionados a espionaje gubernamental y pérdida de la privacidad. Las denuncias del ex contratista estadounidense Edward Snowden expusieron el masivo esquema de vigilancia del gobierno de EE.UU. sobre la red, mientras que los informes recientes de transparencia de compañías como Facebook, Google y Twitter, mostraron que todos los gobiernos, incluidos los latinoamericanos, investigan y exigen datos sobre los usuarios.

Más allá de los avatares políticos que conlleva cualquier actividad humana y de los beneficios para las empresas, lo cierto es que vivimos en una época de profunda transformación económica marcada por la industria del conocimiento, en la que el ahora reconocido derecho humano a la conectividad al internet, se vislumbra como factor prioritario para el progreso. 

agosto 29, 2013

Inteligencia: Negro presupuesto

Los servicios de inteligencia de EE.UU. no dejan de sorprender. El Washington Post acaba de dar esta tarde un panorama muy elocuente de los presupuestos del aparato de inteligencia estadounidense filtrado por Edward Snowden que sobrepasa toda imaginación. 52.6 mil millones de dólares conforman lo que calificaron el “presupuesto negro” o secreto para el año 2013, del que se tenía pocas referencias.

Algunas pildoritas remarcan el gigantesco aparato de inteligencia y contrainteligencia del país, según se desprende de la síntesis del presupuesto de 178 páginas. EE.UU. tiene 16 agencias de espionaje con un total de 107.035 empleados, (uno de cada cuatro labora en tareas de contrainteligencia) un aparato que si bien no tiene detalles año por año, viene creciendo desde los ataques de setiembre de 2011 contra las Torres Gemelas en Nueva York. Desde entonces, en algo más de una década, EE.UU. invirtió 500 mil millones en tareas de inteligencia.

El aparato de espionaje tiene cinco prioridades: Combatir el terrorismo; detener la proliferación de armas nucleares y no convencionales; informar a los líderes estadounidenses sobre aspectos críticos en otros países; defender al país del espionaje extranjero y conducir operaciones cibernéticas.

La CIA, pese a que era una agencia en baja debido a fallos de inteligencia que derivaron en la invasión de Irak en 2003, tiene un presupuesto de 14.7 mil millones de dólares para 2013, un 50% más del presupuesto para la Agencia Nacional de Seguridad (ANS). Un porcentaje alto de ese dinero es utilizado para operaciones cibernéticas de ataque.

Analizando las nuevas tareas que fue asumiendo la CIA, mediante ataques encubiertos, uso de drones, un programa de interrogación muy polémico y el establecimiento de una red de cárceles clandestinas, se explica que pasó de ser una agencia de espionaje a transformarse en una fuerza paramilitar. Explica que gran parte del presupuesto de la agencia es usado para entrenamiento de nuevo personal, habiendo pasado en una década de 17 mil a 21.575 empleados en la actualidad.

La ANS está investigando 4.000 casos de amenazas internas en los que podría involucrar la manipulación de información confidencial, tratandfo de encontrar a los próximos Bradley Manning o Snowden.

Las mayores tareas de contrainteligencia tienen a Cuba, además de Rusia, China, Corea del Norte, Irán e Israel, como a sus blancos más específicos.

El Washington Post explica que las agencias de espionaje descansan mucho de su trabajo en tecnología de punta. Da como ejemplo sistemas electrónicos de vigilancia en Corea del Norte e Irán que pueden detectar in situ lo que no se puede observar desde satélites.


También se especifica que la CIA gasta el 12 por ciento de su presupuesto, 1.700 millones, en tareas técnicas de recolección de datos.

agosto 28, 2013

¿Comparar a Yoani, Manning y Snowden?

El profesor de Geogetown University de Washington DC, Héctor Schamis, hace una comparación en su columna en El País, titulada “Yoani Sánchez, Bradley Manning y Edward Snowden”, mezclando peras con manzanas.

Su punto de que el gobierno de Barack Obama reclama libertad y respeto a otros países del mundo para que permitan a los soplones y periodistas a hablar y actuar libremente, pero que no tiene la misma actitud cuando se trata de asuntos internos, tiene cierta validez (y me he cansado de criticar a este gobierno en este blog y columnas por su falta de transparencia), pero no creo que se puede dar un ejemplo de ello con una comparación en la que pone en igualdad de condiciones a Yoani, Manning y Snowden. Mucho menos que critique a grupos dedicados a la defensa de libertad de prensa en EE.UU. como el Comité para la Protección de Periodistas porque el columnista entiende que están ante un problema ético, al no poder defender a quienes deberían defender.
Yoani es una periodista independiente cubana que se arriesga diariamente a informar, criticar y opinar en su estilo periodístico  en un país donde estas funciones están condenadas y sus promotores suelen terminar apaleados o en la cárcel. Aunque por esa modalidad del gobierno de los Castro, Yoani a veces se torna en más activista que en reportera o columnista, puede definirse que su trabajo es de periodista.
Lo del soldado Manning y el ex contratista Snowden va por otros andariveles. No son ni nunca fueron periodistas. Su único parentesco con el periodismo es que su información la filtraron a Wikileaks y a los medios de comunicación, pero su tarea de haber robado información no pertenece a esta labor. También es cierto que existen periodistas que roban información, pero terminan pagando las consecuencias y, obviamente, en esos casos, asociaciones como el Comité de Protección siempre tendrían problemas para defender esas actitudes.
Lo que va en otro costal y merece un análisis más profundo, es en qué medida los medios de comunicación pueden hacerse eco de informaciones que son robadas o que la ética periodística no se los permitiría hacer como función propia o tomar a los soplones como sus fuentes principales. Muchos medios se vieron forzados a publicar temas no tanto por el inconmensurable valor de las denuncias, sino porque el internet sería el medio por el cual las denuncias serían ofrecidas de todas formas.

Tampoco vale comparar lo que sucedió con Wikileaks y las denuncias que se publicaron en The Guardina y Der Speigel o The Washington Post referentes a Manning y Snowden, con los casos de Watergate o los Papeles del Pentágono. En aquellos casos es verdad que también hubo soplones y gargantas profundas, pero fue tarea de la prensa, con investigación y narrativa, la que comprobó, denunció y publicó los hechos. Ahora, la prensa terminó siendo un vehículo informativo.  

http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/28/actualidad/1377651409_357832.html

agosto 27, 2013

Internet.org, espionaje y credibilidad

Mark Zuckerberg, creador de Facebook, propuso que el internet llegue a cinco billones de personas en el mundo en una alianza con varias compañías de comunicaciones, entre ellas telefónicas, fabricantes de móviles y de software, con la idea de que “todos” estén conectados y en “cualquier lugar” del mundo.

El plan a través del nuevo consorcio llamado Internet.org bajo el dominio www.internet.org (¡increíble que ese dominio haya estado libre!) se enfoca principalmente en países no desarrollados donde el acceso todavía es caro y donde no muchos tienen teléfonos inteligentes.

Zuckerberg defiende su idea, ante los críticos que interpretan que se trata de una estrategia comercial de Facebook para conectar a mucha más gente que los 1.300 millones actuales, de que en un mundo más conectado y que comparta mejor el conocimiento, el desarrollo será mayor. Una de sus propuestas fundamentales es que la gente pueda conectarse a Facebook a través de teléfonos móviles regulares, algo que ya fue experimentado en varios países de África con resultados asombrosos que duplicaron el nivel de conexión.

Pero más allá de las propuestas y de las críticas, lo cierto es que uno se siente un poco desahuciado con todo esto del internet, después de que se comprobó que el gobierno de EE.UU. lo ha utilizado en una masiva estrategia de espionaje a través de la Agencia Nacional de Seguridad, no solo para espiar a los gobiernos amigos y enemigos - y hasta dentro del edificio de las Naciones Unidas - sino para revisar correos electrónicos y conversaciones telefónicas de usuarios regulares.

Expandir el internet también huele a expandir el espionaje por lo que la propuesta de Zuckerberg pierde fuerza y credibilidad, especialmente cuando se denunció que las grandes compañías como Google, Facebook y Microsoft, entre otras, recibían dinero de la Agencia en pago por los costos que tenían para develar información.


El gobierno de EE.UU. debe restablecer la confianza en el internet deteniendo sus sistemas de espionaje. La expansión de las tecnologías, como Obama viene proponiendo en cada discurso del estado de la Unión, mientras que el gobierno niega que detendrá el espionaje para “salvar al mundo’’, suena un poco a aquellas críticas y pérdida de credibilidad de EE.UU.,  cuando, para invadir Irak, se puso por excusa la detección de armas de destrucción masiva que poseía Sadam Hussein, las que jamás se encontraron.

agosto 24, 2013

La verde hipocresía de Correa

Corría el 2007 y la propuesta del presidente Rafael Correa de no extraer petróleo de la Amazonía ecuatoriana a cambio de una millonaria compensación de la comunidad internacional, sonaba a genialidad.

Hoy, seis años después, quedó demostrado que aquella idea provocadora no fue otra cosa que demagogia. La semana pasada, Correa anunció que perforará el Parque del Yasuní, una de las reservas de biodiversidad más importantes del planeta, desquitándose de un mundo al que calificó de “hipócrita” porque no le compensó con los 3.600 millones de dólares que pidió.

De ese modo, aquella revolucionaria visión ecológica del Plan del Buen Vivir con la que evitaría la emanación de 407 millones de toneladas de dióxido de carbono y protegería a miles de especies de plantas, aves, insectos y reptiles, decayó en un enfoque económico más práctico, con el que ahora justifica la necesidad de extraer los 846 millones de barriles de crudo.

“No me gusta la minería, no me gusta el petróleo, pero mucho menos me gusta la pobreza y la miseria”, dijo Correa, mostrando su transformación de verde idealista a experto economista. Su cambio, no obstante, fue siempre calculado. Endilgarle la culpa a la comunidad internacional porque solo aportó 13.3 millones de dólares de los 3.600 esperados, le sirvió para enmascarar sus verdaderas intenciones.

El fracaso de su iniciativa le viene como anillo al dedo. Su anuncio actual, con bombos y platillos, de que pedirá autorización a la Asamblea Legislativa para explotar el Yasuní, se da en momentos que tiene mayoría en la Asamblea Legislativa, apoyo que no tenía en 2007. Tampoco encontró buen eco en 2010 cuando desistió de una consulta popular porque sabía que el resultado le sería adverso.

Pero la señal más patente en contra de su propio plan, se dio en 2009 cuando desarticuló la idea de que en la cumbre mundial ambiental de Copenhague se creara un fideicomiso para manejar los más de 300 millones de dólares que habían comprometido países como Alemania, Bélgica y España. Dijo entonces que no permitiría que se afecte la soberanía de su país. Peor ahora, que para justificar la exploración que antes denostaba, le echa la culpa al capitalismo internacional por querer atarle las manos en su lucha a favor de los pobres.

Es decir, su pedido de que le extendieran un “cheque en blanco” sin condiciones, sonó al mundo más como una extorsión que a una auténtica transferencia de responsabilidad ética por los estragos al medio ambiente. Nadie se dejó embaucar creyendo que Correa era merecedor de un Nobel de la Paz, como en 2007 lo obtuvo el ex vicepresidente estadounidense, Al Gore, por su documental sobre el calentamiento global.

Correa no trasmite confiabilidad en el exterior. Su compulsión sarcástica con la que igualmente ataca a líderes extranjeros como a opositores internos, desmejoran su imagen. No se olvida que demandó por 40 millones de dólares y pidió tres años de cárcel para los periodistas que lo criticaron por autoritario.

Tras su anuncio de perforación, no solo se burló de los grupos civiles que quieren bloquear sus intentos en el Congreso mediante una consulta popular para evitar la perforación del Yasuní, sino que desafió a quienes critican su cambio de posición. “Ahora los mayores ecologistas son los diarios mercantilistas”, respondió a las críticas proponiendo otra consulta popular para que la gente vote por diarios digitales, para que se evite “la tala indiscriminada de árboles”, desconociendo cómo se fabrica el papel periódico.

Si finalmente la consulta popular ocurre porque se consiguen las firmas necesarias, Correa invertirá millones de dólares en propaganda a favor de la extracción “responsable” del petróleo en la Amazonía, repitiendo demagógicamente que “el factor fundamental del fracaso (no apoyar su Plan del Buen Vivir) es que el mundo es una gran hipocresía” y que su preocupación mayor son los pobres y no la ecología.

En realidad, lo interesante de este ejercicio de verde hipocresía que duró seis años, es que la escandalosa diferencia entre el dinero solicitado y el recibido, entre los 3.600 y los 13.3 millones, terminó siendo un excelente referéndum con el que se midió el nivel de liderazgo y credibilidad internacional del presidente Rafael Correa.

agosto 22, 2013

Globovisión: Televisión domesticada

En momentos en que en muchos países crece la cantidad de televisoras para dar una oferta informativa más plural y diversa, como el caso de Al Jazeera America en EE.UU., en una nota en el diario español El País de Alfredo Meza sobre las últimas renuncias de periodistas de la televisora Globovisión en Venezuela, se acierta en el título, al decir que “La televisión venezolana inicia su definitiva domesticación”.
Si bien el proceso de domesticación de medios de comunicación se inició con Hugo Chávez - cerró medios a rolete y abrió nuevos espacios noticiosos de propaganda gubernamental - es a partir de los últimos meses con Nicolás Maduro, que el gobierno desplegó su estrategia de hostigamiento y presión económica. Una táctica más sutil que las medidas que llevaron al cierre directo de RCTV y centenares de otros medios, pero igualmente de contundentes. Los medios que son desbaratados económicamente, no tienen la fortaleza para ser independientes y de ahí su triste final: vender al mejor postor, casi siempre testaferro o amigo del oficialismo.
La televisora de noticias Globovisión, la que más espacio ofrecía a la oposición, pasó por la misma crisis. Después de un profundo hostigamiento económico, uno de sus dueños mayoritarios, Guillermo Zuloaga, aceptó la opción de vender. Sus nuevos dueños, quienes habían prometido desde el arranque un espacio plural, diverso y equilibrado, hicieron todo lo contrario plegándose a una política de no indagar y criticar al gobierno.
Debido a esa política de acercamiento al oficialismo, son varios los periodistas que decidieron renunciar. La renuncia más resonante de todas fue la del periodista Leopoldo Castillo, quien conducía el programa “Aló, Ciudadano”, desde hacía 12 años. Otros cinco periodistas renunciaron este martes: Roberto Giusti, María Elena Lavaud, María Isabel Párraga, Román Lozinski y Gladys Rodríguez.
Estas seis renuncias son parte de 18 desde que en abril Globovisión cambió de mando. Al despedirse de sus audiencias, los cinco periodistas enviaron un comunicado que sintetiza la nueva política editorial de Globovisión: “Con pleno y absoluto conocimiento de causa, tenemos que alertar a la población venezolana: Globovisión es moral, ética y periodísticamente inviable”.
El chavismo, sus funcionarios y, en especial, Maduro, Diosdado Cabello y André Izarra, quienes comandan la estrategia de la homogeneidad informativa que pedía Chávez, están ahora de parabienes. El sueño controlar a todos los medios y periodistas, sin importar qué tipo de tácticas se utiliza, es cada vez más realidad.

Globovisión ha sido domesticada y toda Venezuela pierde.

agosto 20, 2013

Cristina a la defensiva

Jorge Lanata ha puesto al gobierno argentino en la posición que menos le gusta: a la defensiva.

Hasta ahora, el gobierno siempre se las había ingeniado para estar en la cresta de la ola, mal o bien, pero siempre en su función de crear agenda pública. En esa ofensiva informativa y con propaganda – que incluye la ley de medios, la compra mediante testaferros y la discriminación en la pauta publicitaria para acallar a periodistas - Cristina Kirchner logró que los medios (los otros agentes que pueden crear conversación pública - estuvieran a la defensiva y, sobre todo, dejar de lado las denuncias sobre corrupción que afectan a varios funcionarios de su gobierno, incluido el Vicepresidente.

El periodista Lanata a quien en un parte oficial el gobierno acusa de “sicario mediático”, es decir de periodista asesino, es quien domingo tras domingo viene denunciando casos específicos de corrupción gubernamental. Su última denuncia tiene que ver con un viaje de la Presidente a las islas Seychelles considerado por el gobierno (hasta que tuvo lugar la visita) un paraíso fiscal, en el que estaría radicada la compañía Aldyne, la que, según Lanata, habría servido al empresario Lázaro Báez para ocultar la ruta del dinero ilegal del kirchnerismo.

El gobierno reaccionó fuerte contra Lanata, descalificándolo como periodista y tildándolo de estar a sueldo y a disposición del mejor postor. En un comunicado oficial de la Casa Rosada, se acusó a Lanata de ser un “sicario mediático”, mientras que Oscar Parrilli, secretario general de la Presidencia, tuvo menos tiempo para eufemismos y lo acusó directamente de ser un “asesino mediático” y de “extorsionar” a sus fuentes.

Como sucede en muchos casos, el gobierno insistirá en destruir la reputación del periodista y del medio – Canal 13, parte del Grupo Clarín – para desviar la atención sobre los casos de corrupción. Mientras tanto, Lanata seguirá a la ofensiva y seguramente, como depositario de confianza de quienes quieren atacar al gobierno, debe estar recibiendo numerosas denuncias de mucha gente que no quiere o se anima a dar la cara.

Ante esto, Lanata tiene el desafío de investigar para corroborar toda la información, además de seguir investigando hechos nuevos.

Parrilli, dentro de todos sus exabruptos, dijo algo importante, sobre que el “resto de los periodistas”, son como “lobitos parlanchines” porque “repiten lo que él dice”.


Esto denota que es necesario que haya más periodistas y más medios que investiguen y traten de verificar lo que denuncia Lanata o que descubran nueva información. Un periodismo menos adicto a los comentarios y más enfocado en descubrir e investigar, cumplirá mejor con su misión en democracia.

agosto 18, 2013

“¡Espías go home!”

Crecí mirando un grafiti en un tapial de mi casa, sobre la calle Perú casi esquina Iturraspe, que leía: “¡Fuera yanquis de Vietnam!”. Era un repudio del grupo clandestino Ejército Revolucionario del Pueblo, que por aquella época combatía la dictadura de Juan Carlos Onganía y protestaba por todo contra el gobierno estadounidense.

El mismo sentimiento antiamericano se sintió esta semana en Brasil y Colombia durante la visita del canciller estadounidense, John Kerry. Esta vez la repulsión no se debió al involucramiento de EE.UU. en alguna guerra, sino por el espionaje de comunicaciones telefónicas y electrónicas que, a nivel mundial, afecta tanto la privacidad de los ciudadanos, como la soberanía de los gobiernos.

Mientras los presidentes Juan Manuel Santos y Dilma Rousseff exigían explicaciones a Kerry, centenares de manifestantes gritaban “¡espía go home!”, lo que denota la desconfianza que cosechó el gobierno de Barack Obama tras las filtraciones del ex contratista de la CIA, Edward Snowden, ahora exiliado en Rusia. Una credibilidad que ya venía a la baja desde que el soldado Bradley Manning filtró millones de documentos a Wikileaks, con infidencias sobre el tratamiento espinoso que EE.UU. dispensa a países amigos y enemigos por igual.

Esa desconfianza externa no es tan grave para Obama, como las suspicacias que generó a nivel interno, donde perdió popularidad y terreno político de cara a futuras elecciones legislativas. Frente a los electores, todos usuarios de internet y telefonía, no le resulta fácil justificar la excesiva invasión de la privacidad, como el único método eficiente para neutralizar ataques terroristas.

De ahí que la semana pasada, para retomar la confianza del público, Obama anunció mayor control, transparencia y límites para los programas de vigilancia. Dijo que revisará la Ley Patriótica que ampara el espionaje, reformará las atribuciones de un tribunal que en forma secreta lo autoriza y dará a conocer el tipo de tecnología utilizada. “No basta que el presidente tenga confianza en la legalidad de estos programas, es necesario que el pueblo también lo tenga”, dijo.

Sin embargo, lo que parece incongruente con todas las críticas que el gobierno recogió a nivel externo e interno, es que tanto Obama como Kerry solo pidieron disculpas, pero reafirmaron que EE.UU. continuará con el hábito de recopilar información en aras de la seguridad nacional y global.

En Brasil y Colombia, Kerry se aseguró en explicar en voz alta que EE.UU. no es el único país que espía en el mundo, una tarea bien aceitada por todos los gobiernos la que se ha hecho más fácil desde la irrupción del internet y las redes sociales, donde los usuarios vienen desnudando sin tapujo sus intimidades.

Es fácil advertir que todos los gobiernos espían. No solo por denuncias como la que hizo el diario brasileño O Globo en estos días. Afirmó que Brasil participó de una red de 16 bases de espionaje operadas por EE.UU. interviniendo millones de llamadas de teléfonos y correos electrónicos. Sino también, porque periódicamente, en la prensa y redes sociales de Argentina, Colombia, Perú y Venezuela, los servicios de inteligencia filtran videos y grabaciones clandestinas que dejan en aprietos a personajes públicos, ya sean periodistas, opositores o funcionarios indeseables.

La actitud de Obama de querer mayor transparencia en los sistemas de vigilancia, a través de un sitio digital que explique la tecnología empleada y la creación de un ente de activistas civiles que monitoree posibles abusos, aparenta ser solo un cambio cosmético, de formas, ya que en el fondo, los programas de espionaje persistirán.

Obama debe entender que el problema del espionaje indiscriminado, tal como ahora está concebido, no radica en su transparencia, sino en su existencia misma. A nivel externo, merma la credibilidad en países amigos que ven en EE.UU. a una potencia intervencionista, mientras que a lo interno, la invasión de la privacidad se observa como acto de intimidación que degrada la confianza del público en el sistema político.

A nivel global, Obama trajo la esperanza de cambio en las relaciones internacionales tras la presidencia polémica de George W. Bush., pero la frase “¡Espías go home!” demuestra el lamentable retroceso de esa expectativa. 


agosto 17, 2013

Correa y el cínico plan del Yasuní

La tira venezolana de dibujitos animados “Isla Presidencial”, en la que acaba de debutar Nicolás Maduro con su inseparable pajarito en el que se reencarnó el “comandante”, tendrá fino material para que los náufragos se vayan de ahí. Podrán llevar sus desopilantes aventuras al Parque de Yasuní, la reserva de petróleo y reserva mundial de la biósfera en la Amazonía ecuatoriana, a la que ahora Rafael Correa está dispuesto  a explotar porque no consiguió que la comunidad internacional le regalara 2.700 millones de euros o 3.600 millones de dólares para respetar el medioambiente.
La propuesta de Correa aparentaba una genialidad de la inteligencia y el sentido común, pero en realidad se trata de una transferencia de responsabilidad ética a la comunidad internacional que él no quiere asumir. Es decir, pura demagogia y un jugueteo político para encaramarse en la agenda pública internacional, con un dejo de vanidad que seguro que le habrían llevado a pensar que merecería el Premio Nobel de la Paz, como aquel conseguido por el ex presidente estadounidense Al Gore, cuando arrancó el galardón tras un documental de concientización sobre el calentamiento global.
La idea de Correa, no obstante, sonaba buena y pomposa. Por su amor a la humanidad, al planeta Tierra, promovió el Plan del Buen Vivir, no explotar las reservas petroleras del yacimiento del Yasuní, a cambio de un fondo internacional de 3.600 millones de dólares como indemnización previa al Ecuador, para que se pudiera combatir la pobreza y miseria internas a cambio de no ensuciar el aire del planeta con las emanaciones provocadas por la exploración y explotación de crudo.
Correa tuvo un duro golpe. Al cierre de tiempo de su propuesta, solo recogió 13.3 millones de dólares de los 3.600 en cuestión. El fracaso de la gestión no solo se debe a lo demagógico del plan, sino también a la falta de credibilidad de Correa a nivel internacional. Podría decirse  que la diferencia entre lo solicitado y lo recibido es un buen plebiscito de su función y, en especial, de su credibilidad internacional, la cual se fue a la bancarrota cuando hace dos años demandó a periodistas y directivos de El Universo por 40 millones de dólares porque no le habían gustado que lo criticaran.
Ahora Correa se enfrenta a su público interno y a demostrar si realmente tiene esa vocación ética de no explotar el Yasuní por los peligros medioambientales, entre ellos los de mermar la biodiversidad que según estudios alcanza a 100 mil especies de insectos, 121 reptiles, 598 aves, 3.000 especies de plantas y 150 anfibios.  Pero vanidoso, demagógico y desafiante como es, Correa ya está hablando y empezando a hacer campañas de propaganda  para explotar el lugar, pues dice que Ecuador necesita inversiones por arriba de los 70 mil millones de dólares para combatir la pobreza y brindarle igualdad de condiciones a los más vulnerables.
En Ecuador, según sondeos, los ecuatorianos están por arriba del 90% en contra de la exploración, pero seguramente Correa encontrará la forma de culpar a esa gente de no querer asistir a los pobres y ordenará, con su acostumbrado sesgo autoritario, a que empiece la exploración del parque. Ya dijo  este jueves, cuando anunció el fin de la propuesta, que la culpa de su malogrado plan es del mundo, al que calificó de hipócrita. Seguramente, la próxima culpabilidad se la echará a los fascistas, corruptos y asesinos ecuatorianos que no quieren que se explote el Yasuní porque detestan a sus pobres conciudadanos.
Seguramente que la tira cómica de la “Isla Presidencial” tiene mucho material. Así como Correa, se prevé que Cristina Kirchner pida al mundo que le regale 5.000 millones para no criar más ganado y así evitar el peligro medioambiental que representa las emanaciones de dióxido provocado por el estiércol. Lo mismo sucederá con Evo Morales, cuyo fondo servirá para no producir más carne de pollo y así evitar que se propague la homosexualidad por el mundo.

Correa demostró con su demagógico plan que sigue siendo tan cínico como siempre.     

A Nobel for Infantino

The Nobel Prize Committee has decided that Gianni Infantino will receive the next Nobel Peace Prize because—apparently—soccer is synonymous ...