El allanamiento de anoche contra la propiedad privada del presidente de Globovisión, Guillermo Zuloaga, que en Miami pude seguir por la cadena Globovisión Internacional pero que los venezolanos no pudieron ver en sus televisores porque estaba el presidente Hugo Chávez en cadena, fue un episodio lamentable, bochornoso y que muestra a las claras la pobre situación de un país al que el gobierno ha llevado a una profunda polarización.
Más allá de las justificaciones judiciales del allanamiento o de las teorías en contrario que esbozaba la abogada de la familia Zuloaga - todo entre empujones y ante las cámaras de Globovisión así como de las de los canales estatales como verdaderos “invitados especiales” a este gran “reality show” – lo cierto es que se notaba que la intención no era verificar el dominio de varios automotores Toyota que el acta de allanamiento presuponía de dudosa procedencia, sino más bien asestar un golpe al dueño del canal privado que está en la mira de Chávez.
No es casualidad que desde hace una semana Chávez y sus principales funcionarios como Diosdado Cabello o Nicolás Maduro, hayan estado replicando hasta el cansancio que Globovisión engendra al terrorismo mediático y la enemistad mayor que puede tener la revolución chavista que el presidente está afanosamente tratando de profundizar.
Este allanamiento es sin dudas un nueva vuelta de tuerca - como siempre lo hace el régimen chavista y lo hizo cuando cerró RCTV en mayo del 2007 - que tiene la intención de preparar y allanar el camino mediante la creación de globos de ensayo para justificar el cierre de la única televisora privada que está reportando más allá de los límites tolerados por el gobierno.
Globovisión parece tener los días contados. Lamentablemente se seguirán perdiendo los espacios de libertad y, lo más triste, es que los gobiernos del continente ni la OEA hacen nada por ello. De nada vale la Carta Democrática si no se la ejecuta.
La peor sensación que tuve anoche después de ver los insultos y atropellos entre los propios venezolanos, algo que agudizó mi percepción de tantos viajes que hice al país, es a pesar de que algún día Chávez no estará en el poder, pasarán décadas antes de que los venezolanos puedan reinstaurar la cultura de la tolerancia. El país está dividido y duele.
Tras la publicación de esta novela que trata sobre la IA y la ética de la verdad y la libertad —se puede adquirir en Amazon—, estoy escribiendo el segundo libro de la trilogía Robots con Alma, sobre la creatividad. Blog por Ricardo Trotti
mayo 22, 2009
mayo 20, 2009
Evo y su libertad de prensa
Hoy el presidente Evo Morales dio un paso decisivo para que su gobierno se parezca cada vez más al de Hugo Chávez. Mediante decreto obligó a los medios de comunicación, audiovisuales y escritos, a destinar un espacio para que todos los trabajadores puedan escribir sus opiniones. Algo parecido a lo que el gobierno venezolano estableció por ley tiempo atrás, obligando a los periódicos a tener un equilibrio de columnistas con diferentes ideologías.
Lo que aparenta y fue vendido por el gobierno boliviano como un gesto magnánimo y generoso hacia la libertad de prensa, termina siendo una vil forma de tratar de minar justamente esa libertad, además de entrometerse no solo en cuestiones de autonomía editorial – desconociendo principios fundamentales de la labor y orientación periodística - sino también de avasallamiento a la propiedad privada.
El anuncio sobre el contenido del decreto fue hecho este 20 de mayo por el vocero presidencial, Iván Canelas quien dijo que así se pretende recuperar la denominada “columna sindical” que había sido eliminada por los gobiernos neoliberales y que "no sólo refuerza la libertad de expresión sino que recupera los beneficios".
El decreto especifica que los periódicos deberán destinar cada día, en sus páginas de opinión, un espacio equivalente a un editorial para que sus empleados emitan sus ideas con firma. En radio y televisión, las empresas deben ceder a los periodistas hasta tres minutos de uno de sus informativos. El decreto prohíbe y sanciona todo tipo de censura y cualquier represalia de parte de los propietarios contra los empleados que expresen sus opiniones en esos espacios, lo que puede ser denunciado ante el Ministerio de Trabajo.
Varias cosas llaman poderosamente la atención sobre esta actitud del gobierno: 1) El gobierno no debería meterse en temas de libertad de prensa, especialmente sobre medios privados; podría en todo caso, por su deber de ordenar, tratar de organizar el espectro audiovisual, pero nunca puede tocar a los medios privados. 2) Se trata de un decreto, es decir una orden directa del Poder Ejecutivo. Algo así, de tanta gravedad, hubiera tenido que establecerse mediante ley, lo que hubiera permitido crear un debate público al respecto, consultándose a los actores involucrados, como los periodistas, los medios, las asociaciones nacionales de periodistas. 3) Los medios de comunicación tienen criterios editoriales, unas líneas de acción que siguen, y en esa libertad de escoger esos criterios se sustenta su actividad periodística, por lo que nadie, ningún medio o su propietario o sus editores, pueden ser obligados, o que se les imponga, otras opiniones. 4) La verdadera libertad de expresión y de prensa es justamente permitir que existan y se incentive la existencia de todo tipo de medios, con diferentes ideologías, ello hace a la diversidad y pluralidad. No se trata de que un medio contenga todas las opiniones o ideologías sino que haya un abanico de medios diferentes, plurales y diversos. De lo contrario, se podría pensar que en el futuro hubiera un solo medio con todas las ideologías, un modelo, como el cubano, que no funcionó, porque finalmente Granma, Prensa Latina y Juventud Rebelde terminaron siendo órganos paraestatales. 5) Establecer una orden a una empresa privada de lo que debe hacer es directamente un atropello a la libertad de empresa.
Y por último vale una pregunta: ¿Será que el gobierno de Evo Morales podría ser obligado a que todos los ofrezca un espacio de tres minutos para que alguien, posiblemente de una ideología diferente, pudiera presidir el país?
La libertad de prensa no es algo que se puede decretar, sino permitirse, sin ningún tipo de ataduras, ella sola encuentra su forma.
Lo que aparenta y fue vendido por el gobierno boliviano como un gesto magnánimo y generoso hacia la libertad de prensa, termina siendo una vil forma de tratar de minar justamente esa libertad, además de entrometerse no solo en cuestiones de autonomía editorial – desconociendo principios fundamentales de la labor y orientación periodística - sino también de avasallamiento a la propiedad privada.
El anuncio sobre el contenido del decreto fue hecho este 20 de mayo por el vocero presidencial, Iván Canelas quien dijo que así se pretende recuperar la denominada “columna sindical” que había sido eliminada por los gobiernos neoliberales y que "no sólo refuerza la libertad de expresión sino que recupera los beneficios".
El decreto especifica que los periódicos deberán destinar cada día, en sus páginas de opinión, un espacio equivalente a un editorial para que sus empleados emitan sus ideas con firma. En radio y televisión, las empresas deben ceder a los periodistas hasta tres minutos de uno de sus informativos. El decreto prohíbe y sanciona todo tipo de censura y cualquier represalia de parte de los propietarios contra los empleados que expresen sus opiniones en esos espacios, lo que puede ser denunciado ante el Ministerio de Trabajo.
Varias cosas llaman poderosamente la atención sobre esta actitud del gobierno: 1) El gobierno no debería meterse en temas de libertad de prensa, especialmente sobre medios privados; podría en todo caso, por su deber de ordenar, tratar de organizar el espectro audiovisual, pero nunca puede tocar a los medios privados. 2) Se trata de un decreto, es decir una orden directa del Poder Ejecutivo. Algo así, de tanta gravedad, hubiera tenido que establecerse mediante ley, lo que hubiera permitido crear un debate público al respecto, consultándose a los actores involucrados, como los periodistas, los medios, las asociaciones nacionales de periodistas. 3) Los medios de comunicación tienen criterios editoriales, unas líneas de acción que siguen, y en esa libertad de escoger esos criterios se sustenta su actividad periodística, por lo que nadie, ningún medio o su propietario o sus editores, pueden ser obligados, o que se les imponga, otras opiniones. 4) La verdadera libertad de expresión y de prensa es justamente permitir que existan y se incentive la existencia de todo tipo de medios, con diferentes ideologías, ello hace a la diversidad y pluralidad. No se trata de que un medio contenga todas las opiniones o ideologías sino que haya un abanico de medios diferentes, plurales y diversos. De lo contrario, se podría pensar que en el futuro hubiera un solo medio con todas las ideologías, un modelo, como el cubano, que no funcionó, porque finalmente Granma, Prensa Latina y Juventud Rebelde terminaron siendo órganos paraestatales. 5) Establecer una orden a una empresa privada de lo que debe hacer es directamente un atropello a la libertad de empresa.
Y por último vale una pregunta: ¿Será que el gobierno de Evo Morales podría ser obligado a que todos los ofrezca un espacio de tres minutos para que alguien, posiblemente de una ideología diferente, pudiera presidir el país?
La libertad de prensa no es algo que se puede decretar, sino permitirse, sin ningún tipo de ataduras, ella sola encuentra su forma.
mayo 19, 2009
Reelecciones lamentables
Lamentablemente el fantasma anti democrático de las elecciones está de nuevo abalanzándose en América Latina. El presidente Alvaro Uribe logró esta noche que el Senado colombiano autorizara un referendo para que pueda buscar su reelección por tercer período consecutivo.
Un diputado brasileño también logró presentar un proyecto de ley que permite el tercer período de Lula da Silva, mientras que Leonel Fernández, presidente de República Dominicana, antes de su viaje a España esta semana, logró un acuerdo con la oposición para intentar también la reelección. Mientras tanto, la controversia sigue a flor de piel por el temor de que el presidente hondureño Manuel Zelaya se salga con la suya y consiga basamento legal para su aspiración reeleccionista.
¿Quién pierde? La respuesta es fácil, la democracia. A pesar de que estos tres presidentes están teniendo buenas y populares presidencias, el problema es que la democracia se fortalece con la alternancia. Cuando los poderes de turno tienen la posibilidad de perpetuarse en el poder – la experiencia latinoamericana es rica en estas experiencias – puede suceder que los gobiernos corruptos intenten quedarse mediante corrupción y fraude electoral. Lo importante de una democracia, es que los gobiernos malos quedan en el tiempo y los poderes judiciales pueden actuar contra las irregularidades indebidas. Prueba de ellos es que numerosos presidentes que han dejado su posta, fueron procesados.
La obligación a la alternancia permite mayor diversidad y pluralidad, dos atributos esenciales para la democracia. Las reelecciones, en cambio, incentivan la corrupción.
Un diputado brasileño también logró presentar un proyecto de ley que permite el tercer período de Lula da Silva, mientras que Leonel Fernández, presidente de República Dominicana, antes de su viaje a España esta semana, logró un acuerdo con la oposición para intentar también la reelección. Mientras tanto, la controversia sigue a flor de piel por el temor de que el presidente hondureño Manuel Zelaya se salga con la suya y consiga basamento legal para su aspiración reeleccionista.
¿Quién pierde? La respuesta es fácil, la democracia. A pesar de que estos tres presidentes están teniendo buenas y populares presidencias, el problema es que la democracia se fortalece con la alternancia. Cuando los poderes de turno tienen la posibilidad de perpetuarse en el poder – la experiencia latinoamericana es rica en estas experiencias – puede suceder que los gobiernos corruptos intenten quedarse mediante corrupción y fraude electoral. Lo importante de una democracia, es que los gobiernos malos quedan en el tiempo y los poderes judiciales pueden actuar contra las irregularidades indebidas. Prueba de ellos es que numerosos presidentes que han dejado su posta, fueron procesados.
La obligación a la alternancia permite mayor diversidad y pluralidad, dos atributos esenciales para la democracia. Las reelecciones, en cambio, incentivan la corrupción.
mayo 18, 2009
Alberto, mentiras y ¿montaje?
En un golpe más de rating, Univisión siguió con la saga del escándalo del padre Alberto, pero esta vez, en el Show de Cristina, en el que fueron entrevistados el director de TV Notas que publicó las 25 fotografías, Juan García Alejandro; y los fotógrafos Lorenzo Gonzalez de la Agencia Fullcovernews y José Luis Castillo, quien tomó las fotos de la playa que recorrieron el mundo.
El programa tuvo tanto valor como el de Teresa Rodríguez del jueves 8 de mayo y del martes 12 de mayo, porque si bien en aquel se trató de la entrevista o confesión del propio protagonista, esta vez el turno fue para los fotógrafos que lograron la exclusiva y quien la publicó.
Mi primera impresión, después de ver partes del video que acompañaron las fotos y que todavía no se habían mostrado, es que se trató de un montaje entre los fotógrafos y alguno de los miembros de la pareja pescada in fraganti o de alguno de los dos. Da la sensación, incluso de la forma que miran a la cámara que querían que “ser descubiertos”. Es más, la sospecha termina metiéndose dentro de la realidad cuando uno escucha que los fotógrafos eran amigos o al menos conocidos de la pareja, o de ella, quien en alguna época también fue compañera de trabajo de los fotógrafos.
Antes de terminar el programa, un fotógrafo invitado, Raúl Bosque, paparazzi de la agencia Fotomiami, coincidió en señalar que “si no es un montaje, la verdad que esto está bien hecho”. Agregó que no podía creer que los dos fotógrafos pudieron seguir a la pareja por tres días en lugares públicos y que ningún otro de los cuatro paparazzi que hay en cada esquina de Miami Beach no los pudiera “atrapar”.
En el noticiero después del programa, Cristina, también dijo que pensaba que se trataba de un montaje entre los dos fotógrafos y la mujer de Alberto. Claro que todo esto se trata de impresiones, porque los fotógrafos siempre sostuvieron que no fue un montaje.
Después de esta nueva serie de entrevistas, Alberto quedó como un mentiroso consumado. El director de la revista TV Notas, dijo que Alberto había mentido a Teresa Rodríguez cuando dijo que recién se había enterado de las fotos cuando las vio en su programa. García Alejandro dijo que le habló el día anterior a la publicación para decirle que publicaría las fotos. Además dijo que él tenía fotografías de la playa durante ese día donde se veía a mucha gente, sobre lo que el padre Alberto había dicho que escogió una playa solitaria, lo que demostraba su discreción. (Como si eso lo exonerara del problema)
García Alejandro defendió su buena posición de haber publicado las fotos y dijo que otros medios que no lo quisieron hacer fue “por falta de visión, por falta de presupuesto o no tuvieron olfato”. Los dos fotógrafos dijeron que antes fueron a una televisora a ofrecer el video y que cuando lo vieron dijeron que no lo mostrarían, y que entonces acudieron a TV y Notas.
Lorenzo Gonzalez recordó que no solo era amigo de la mujer de Alberto, sino que también conocían a su madre.
Jose Luis Castillo, quien tomó las fotos, dijo que cuando estaba en el bar de Miami Beach y vio entrar a la pareja, comenzó a sacarle fotos y de repente se acordó de llamar a su mujer, quien trajo una cámara de video con la que filmó por aproximadamente una hora a la pareja, mientras se daban besos y tomaban copas. Dijo que no sabía bien cómo se comportaba la pareja porque miraba muy de reojo para no despertar sospechas.
Luego comentó que fue su esposa quien le estaba sacando las fotos en la playa a la pareja cuando Alberto se percató.
Ahí interrumpió el director de TV Notas para decir que “alguno de los tres sabía” que esas fotos se estaban tomando, también sospechando que se trató de un montaje.
El director de TV Notas terminó su entrevista diciendo que lo único que habían hecho era publicar las fotos, ya que la realidad era un “secreto a voces”, porque en la parroquia todos sabían que ya la pareja estaba formada. Como prueba, mostró la foto de una fiesta que publicaron esta semana, en que se ve a la pareja posando muy felices.
Después de la entrevista quedé con la sensación de que todas las verdades ni las intenciones están dichas y hechas. Me da la sensación que así como el caso saltó sorpresivamente a la opinión pública, tendrá pronto una nueva irrupción. Veremos, entonces, de dónde vendrá el nuevo capítulo de esta telenovela.
El programa tuvo tanto valor como el de Teresa Rodríguez del jueves 8 de mayo y del martes 12 de mayo, porque si bien en aquel se trató de la entrevista o confesión del propio protagonista, esta vez el turno fue para los fotógrafos que lograron la exclusiva y quien la publicó.
Mi primera impresión, después de ver partes del video que acompañaron las fotos y que todavía no se habían mostrado, es que se trató de un montaje entre los fotógrafos y alguno de los miembros de la pareja pescada in fraganti o de alguno de los dos. Da la sensación, incluso de la forma que miran a la cámara que querían que “ser descubiertos”. Es más, la sospecha termina metiéndose dentro de la realidad cuando uno escucha que los fotógrafos eran amigos o al menos conocidos de la pareja, o de ella, quien en alguna época también fue compañera de trabajo de los fotógrafos.
Antes de terminar el programa, un fotógrafo invitado, Raúl Bosque, paparazzi de la agencia Fotomiami, coincidió en señalar que “si no es un montaje, la verdad que esto está bien hecho”. Agregó que no podía creer que los dos fotógrafos pudieron seguir a la pareja por tres días en lugares públicos y que ningún otro de los cuatro paparazzi que hay en cada esquina de Miami Beach no los pudiera “atrapar”.
En el noticiero después del programa, Cristina, también dijo que pensaba que se trataba de un montaje entre los dos fotógrafos y la mujer de Alberto. Claro que todo esto se trata de impresiones, porque los fotógrafos siempre sostuvieron que no fue un montaje.
Después de esta nueva serie de entrevistas, Alberto quedó como un mentiroso consumado. El director de la revista TV Notas, dijo que Alberto había mentido a Teresa Rodríguez cuando dijo que recién se había enterado de las fotos cuando las vio en su programa. García Alejandro dijo que le habló el día anterior a la publicación para decirle que publicaría las fotos. Además dijo que él tenía fotografías de la playa durante ese día donde se veía a mucha gente, sobre lo que el padre Alberto había dicho que escogió una playa solitaria, lo que demostraba su discreción. (Como si eso lo exonerara del problema)
García Alejandro defendió su buena posición de haber publicado las fotos y dijo que otros medios que no lo quisieron hacer fue “por falta de visión, por falta de presupuesto o no tuvieron olfato”. Los dos fotógrafos dijeron que antes fueron a una televisora a ofrecer el video y que cuando lo vieron dijeron que no lo mostrarían, y que entonces acudieron a TV y Notas.
Lorenzo Gonzalez recordó que no solo era amigo de la mujer de Alberto, sino que también conocían a su madre.
Jose Luis Castillo, quien tomó las fotos, dijo que cuando estaba en el bar de Miami Beach y vio entrar a la pareja, comenzó a sacarle fotos y de repente se acordó de llamar a su mujer, quien trajo una cámara de video con la que filmó por aproximadamente una hora a la pareja, mientras se daban besos y tomaban copas. Dijo que no sabía bien cómo se comportaba la pareja porque miraba muy de reojo para no despertar sospechas.
Luego comentó que fue su esposa quien le estaba sacando las fotos en la playa a la pareja cuando Alberto se percató.
Ahí interrumpió el director de TV Notas para decir que “alguno de los tres sabía” que esas fotos se estaban tomando, también sospechando que se trató de un montaje.
El director de TV Notas terminó su entrevista diciendo que lo único que habían hecho era publicar las fotos, ya que la realidad era un “secreto a voces”, porque en la parroquia todos sabían que ya la pareja estaba formada. Como prueba, mostró la foto de una fiesta que publicaron esta semana, en que se ve a la pareja posando muy felices.
Después de la entrevista quedé con la sensación de que todas las verdades ni las intenciones están dichas y hechas. Me da la sensación que así como el caso saltó sorpresivamente a la opinión pública, tendrá pronto una nueva irrupción. Veremos, entonces, de dónde vendrá el nuevo capítulo de esta telenovela.
mayo 17, 2009
Ángeles, demonios y Camila
Quiero, antes que nada, agradecer a todos los lectores de este blog y, en especial, a quienes en la última semana han votado por la encuesta sobre la eliminación del celibato en la Iglesia Católica. De los 532 votos – realmente un récord en este blog para cualquier tipo de encuesta - el 71% votó a favor de la eliminación de esa norma. Este porcentaje es realmente idéntico al que publicó la semana pasada el diario The Miami Herald, en una consulta que una firma ajena al periódico hizo durante el fin de semana entre 400 personas.
Más allá de que aquel sondeo haya tenido rigor científico, también mostró que el 72% del público de Miami piensa que la Iglesia debería eliminar el celibato.
Con eso en mente, y pensando que la película Ángeles y Demonios con Tom Hanks presumía de ser controversial sobre la vida de la Iglesia Católica o al menos sobre el Vaticano, anoche fuimos con mi esposa al cine, para entender el debate próximo que se impondría a la sociedad o al menos en los claustros universitarios.
Nada sucedió. Esta película, parte de la saga del Código Da Vinci, es simplemente un largometraje de acción con una trama que ya dejó de ser original después de su primera entrega sobre las sectas secretas dentro de la Iglesia. Muy buena imaginación, pura ciencia ficción, pero nada de controversia. Se trata de un complot por el asesinato del Papa orquestado por un cura cancerbero, por cuyo acto, como todo thriller, trata de confundir al espectador. Hubiera podido ser una entrega más del agente 007, ya que no tiene nada novedoso que le de un carácter diferenciador a otra película de acción. No hay controversia.
Pensando en el cine, la Iglesia y las controversias, hay muchos films que hacen pensar y crean debate. Doubt, de reciente aparición con la que fue nominada Meryl Streep, fue excelente al mostrar desde otro ángulo el problema de pederastia y abuso de menores dentro de la curia.
Otra película que impactó en su época fue la argentina Camila de 1984 de la directora María Luisa Bemberg. Se trata de una historia de amor verídica entre Camila O’Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez en el siglo XIX, interpretados por Susú Pecoraro e Imanol Arias. Cuenta sobre el escándalo que desató la historia de una mujer y su amado sacerdote que se fueron a un pueblito a crear una escuela, y escapar del escándalo, situación que se agravó cuando Camila quedó embarazada. El final es bien recordado, pero por discreción, ya que los finales nunca se deben contar, lo dejaré así para que quienes no la vieron la puedan tratar de ubicar y alquilarla. Es excelente y en realidad trae a colación el tema del celibato, lo que el padre Alberto y su historia volvieron a poner de moda.
Más allá de que aquel sondeo haya tenido rigor científico, también mostró que el 72% del público de Miami piensa que la Iglesia debería eliminar el celibato.
Con eso en mente, y pensando que la película Ángeles y Demonios con Tom Hanks presumía de ser controversial sobre la vida de la Iglesia Católica o al menos sobre el Vaticano, anoche fuimos con mi esposa al cine, para entender el debate próximo que se impondría a la sociedad o al menos en los claustros universitarios.
Nada sucedió. Esta película, parte de la saga del Código Da Vinci, es simplemente un largometraje de acción con una trama que ya dejó de ser original después de su primera entrega sobre las sectas secretas dentro de la Iglesia. Muy buena imaginación, pura ciencia ficción, pero nada de controversia. Se trata de un complot por el asesinato del Papa orquestado por un cura cancerbero, por cuyo acto, como todo thriller, trata de confundir al espectador. Hubiera podido ser una entrega más del agente 007, ya que no tiene nada novedoso que le de un carácter diferenciador a otra película de acción. No hay controversia.
Pensando en el cine, la Iglesia y las controversias, hay muchos films que hacen pensar y crean debate. Doubt, de reciente aparición con la que fue nominada Meryl Streep, fue excelente al mostrar desde otro ángulo el problema de pederastia y abuso de menores dentro de la curia.
Otra película que impactó en su época fue la argentina Camila de 1984 de la directora María Luisa Bemberg. Se trata de una historia de amor verídica entre Camila O’Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez en el siglo XIX, interpretados por Susú Pecoraro e Imanol Arias. Cuenta sobre el escándalo que desató la historia de una mujer y su amado sacerdote que se fueron a un pueblito a crear una escuela, y escapar del escándalo, situación que se agravó cuando Camila quedó embarazada. El final es bien recordado, pero por discreción, ya que los finales nunca se deben contar, lo dejaré así para que quienes no la vieron la puedan tratar de ubicar y alquilarla. Es excelente y en realidad trae a colación el tema del celibato, lo que el padre Alberto y su historia volvieron a poner de moda.
mayo 16, 2009
Hugo, Cristina y la libertad
Este fin de semana Hugo Chávez está visitando a Cristina y en su primera conferencia de prensa de ayer en la Casa Rosada ya empezaron a tirar insultos y amenazas en contra de los medios de comunicación y de los periodistas.
Cristina habló de los “enemigos en común” en referencia a los medios privados, y Hugo, que viene de tener una semana bien convulsionada contra Globovisión y otras televisoras independientes en Venezuela, le sugirió a la mandataria Argentina que lo mejor sería estatizarlos.
Lo interesante fue que Cristina ni siquiera se inmutó cuando Chávez en plena conferencia dijo que “no se extrañen de que el Estado tome una decisión con algunos medios que siguen practicando el terrorismo", algo que viene repitiendo con suma insistencia como preparando el camino para que nadie se sorprenda. Chávez siempre hace algo de alharaca para ir midiendo la opinión pública antes de tomar una decisión como tratando de conseguir una base política.
Cristina, que ya está bastante cansada de los medios, no se alteró cuando Chávez comparó a los medios de comunicación con grupos terroristas, y le dijo con tono amigable: “Sufrimos lo mismo. Los mismos males nos aquejan". Cristina, tomando el guante, enseguida se quejó de los medios diciendo que ciertas noticias no "no aparecen en las primeras planas" de los diarios, criticando que las buenas obras del gobierno pasan desapercibidas.
Lo interesante, de todo esto, es que mientras se daba esta conferencia, Clarín había publicado que muchas receptorías para avisos en toda la capital habían sido atacadas por grupos presumiblemente afines al oficialismo; el gobierno sigue utilizando la publicidad oficial para castigar a los medios; y el ministro de Justicia Aníbal Fernandez pedía a Marcelo Tinelli que dejara de lado en su programa de entretenimiento el sketch sobre “El Gran Cuñado” donde se hace una sátira de la Presidenta.
En Caracas, mientras tanto, además de las multas y acciones administrativas con la intención de cerrar Globovisión, el único canal de aire crítico, el gobierno impuso una nueva modalidad de propaganda al llenar libros ideológicos en las bibliotecas y retiró unos 60 mil ejemplares de los que no les conviene.
Como parte del Plan Revolucionario de Lectura (PRL), Chávez tomó la decisión de poner libros la "sección ideológica", tratando de “crear” nuevos lectores. El Ministerio de Cultura explicó que con esta nueva acción se trata de "reafirmar los valores conducentes a la consolidación del hombre nuevo y la mujer nueva, como base para la construcción de la patria socialista", "desmontar el imaginario del capitalismo" y "re contextualizar la historia".
Entre Cristina y Hugo, de libertad nada.
Chávez, con nuevo guiño a la Kirchner, le dijo que apoyaba a su marido Néstor, quien en las próximas elecciones legislativas de junio lidera la lista de diputados nacionales. Obviamente, la pregunta de todos, pero que nadie hizo, es si Hugo le trajo a Cristina otra valija con 800 mil dólares, ya que como la otra que había traído Wilson Antonini quedó en total impunidad, fácil sería ahora haber entrado otra. ¡Y los Kirchner la necesitan!
Cristina habló de los “enemigos en común” en referencia a los medios privados, y Hugo, que viene de tener una semana bien convulsionada contra Globovisión y otras televisoras independientes en Venezuela, le sugirió a la mandataria Argentina que lo mejor sería estatizarlos.
Lo interesante fue que Cristina ni siquiera se inmutó cuando Chávez en plena conferencia dijo que “no se extrañen de que el Estado tome una decisión con algunos medios que siguen practicando el terrorismo", algo que viene repitiendo con suma insistencia como preparando el camino para que nadie se sorprenda. Chávez siempre hace algo de alharaca para ir midiendo la opinión pública antes de tomar una decisión como tratando de conseguir una base política.
Cristina, que ya está bastante cansada de los medios, no se alteró cuando Chávez comparó a los medios de comunicación con grupos terroristas, y le dijo con tono amigable: “Sufrimos lo mismo. Los mismos males nos aquejan". Cristina, tomando el guante, enseguida se quejó de los medios diciendo que ciertas noticias no "no aparecen en las primeras planas" de los diarios, criticando que las buenas obras del gobierno pasan desapercibidas.
Lo interesante, de todo esto, es que mientras se daba esta conferencia, Clarín había publicado que muchas receptorías para avisos en toda la capital habían sido atacadas por grupos presumiblemente afines al oficialismo; el gobierno sigue utilizando la publicidad oficial para castigar a los medios; y el ministro de Justicia Aníbal Fernandez pedía a Marcelo Tinelli que dejara de lado en su programa de entretenimiento el sketch sobre “El Gran Cuñado” donde se hace una sátira de la Presidenta.
En Caracas, mientras tanto, además de las multas y acciones administrativas con la intención de cerrar Globovisión, el único canal de aire crítico, el gobierno impuso una nueva modalidad de propaganda al llenar libros ideológicos en las bibliotecas y retiró unos 60 mil ejemplares de los que no les conviene.
Como parte del Plan Revolucionario de Lectura (PRL), Chávez tomó la decisión de poner libros la "sección ideológica", tratando de “crear” nuevos lectores. El Ministerio de Cultura explicó que con esta nueva acción se trata de "reafirmar los valores conducentes a la consolidación del hombre nuevo y la mujer nueva, como base para la construcción de la patria socialista", "desmontar el imaginario del capitalismo" y "re contextualizar la historia".
Entre Cristina y Hugo, de libertad nada.
Chávez, con nuevo guiño a la Kirchner, le dijo que apoyaba a su marido Néstor, quien en las próximas elecciones legislativas de junio lidera la lista de diputados nacionales. Obviamente, la pregunta de todos, pero que nadie hizo, es si Hugo le trajo a Cristina otra valija con 800 mil dólares, ya que como la otra que había traído Wilson Antonini quedó en total impunidad, fácil sería ahora haber entrado otra. ¡Y los Kirchner la necesitan!
mayo 15, 2009
La infidelidad de Alberto
Abofeteada y avergonzada por los escándalos sexuales de años recientes, esta semana la Iglesia Católica de Miami tuvo que poner la otra mejilla. La cachetada fue del padre Alberto Cutié, uno de sus hijos más dilectos y responsable de moldear a su imagen y semejanza la renovada cara de la Iglesia: carismática, moderna y comunicativa.
Tal vez por su popularidad y porque la Iglesia no saldó del todo sus cuentas con la sociedad por el abuso de menores, muchos pasaron factura inundando programas periodísticos para respaldar el desliz amoroso del cura con una mujer en las arenas públicas de Miami; una conducta que quizás no se le hubiera tolerado a otro religioso de más bajo perfil.
Muchos tomaron partido a su favor, acusando al celibato de todos los males sexuales que engendraron los curas desde el Concilio de Trento en 1563. Sin embargo, que éstos se casen o que puedan tener relaciones no resuelve los problemas de las desviaciones ni de la infidelidad, en algunos casos hasta los puede potenciar. Numerosos pastores protestantes casados son la prueba; están acusados de adulterio y sentenciados por delitos sexuales.
Tampoco el matrimonio es la solución a los descarríos amatorios. Hay pederastas y pedófilos entre los que se ven felizmente casados, así como relaciones incestuosas, pornografía infantil y violencia doméstica. En todo caso, la desaparición del celibato, un debate nada nuevo en la Iglesia, más que enderezar perversiones, permitiría aumentar el número de vocaciones (en Estados Unidos hay 40.600 curas, cinco mil menos que en 2000); aunque quizás para la Iglesia sería más urgente resolver la discriminación de las mujeres al sacerdocio.
Lo del padre Alberto no es un tema de celibato, sino de infidelidad. Tenía incluso más responsabilidad que otros sacerdotes, debido a su vida pública y porque le habían delegado la imagen y mercadeo de la Iglesia en los medios. Su conducta tiene el agravante de que la hizo pública y sin tapujos; y pudo tener el atenuante si hubiera pedido a sus superiores excusarse de sus deberes sacerdotales durante las semanas transcurridas desde que fueron obtenidas las fotos en febrero (o desde que empezó la relación) y publicadas en mayo.
El caso de infidelidad a los votos sacerdotales, como el del ex obispo paraguayo, Fernando Lugo, no debería generar culpas más que a las personas responsables. No se puede acusar de este incidente ni a la Iglesia ni al celibato ni a los periodistas. A pesar de los excesos, los medios tienen la obligación ética, aún a riesgo de perder simpatías o lectores, de dar a conocer los actos de personas públicas, especialmente cuando se reflejan incoherencias entre lo que se pregona y se practica. De ahí que muchas carreras políticas exitosas y cercanas a la Presidencia estadounidense, como los casos de Gary Hart y John Edwards, hayan quedado truncadas por infidelidad marital.
Más allá de las responsabilidades éticas y legales que cada uno tiene ante su profesión, lo que la publicación de los hechos sobre personas públicas permite a la sociedad, no es corregir o castigar la promiscuidad, sino sancionar la traición de la confianza depositada y evitar que esa mentira o engaño pueda ser reiterada.
La sabiduría popular, más allá del cansino dicho de “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, sabrá ubicar al cura Alberto cerca de la imagen de Bill Clinton, cuya infidelidad fue perdonada, o la pegará a la de políticos y curas cuyas figuras fueron castradas por hechos parecidos. La ubicación depende de cómo juzgue la gente su admisión anoche en Univisión de que es un cura con novia, enamorado, de su lucha interna por serle infiel a Cristo y de una relación más larga de lo que mostraron las fotos.
Sus declaraciones rompieron un silencio que parecía prudente y reflexivo. Ahora la Iglesia, ante su confesión pública, no tendrá otro remedio que tomar una decisión, por lo que hasta un posible debate por la eliminación del celibato no lo tendrá a él entre los protagonistas más directos. La Iglesia tiene por delante una difícil decisión. Cualquier medida que adopte generará un grupo de ofendidos y mucha desconfianza.
Lo paradójico y asombroso, en todo caso, es que este bullicio lo genere una persona que mucho hizo para devolverle a la Iglesia la confianza perdida tras tantos años de escándalos y abusos sexuales.
Tal vez por su popularidad y porque la Iglesia no saldó del todo sus cuentas con la sociedad por el abuso de menores, muchos pasaron factura inundando programas periodísticos para respaldar el desliz amoroso del cura con una mujer en las arenas públicas de Miami; una conducta que quizás no se le hubiera tolerado a otro religioso de más bajo perfil.
Muchos tomaron partido a su favor, acusando al celibato de todos los males sexuales que engendraron los curas desde el Concilio de Trento en 1563. Sin embargo, que éstos se casen o que puedan tener relaciones no resuelve los problemas de las desviaciones ni de la infidelidad, en algunos casos hasta los puede potenciar. Numerosos pastores protestantes casados son la prueba; están acusados de adulterio y sentenciados por delitos sexuales.
Tampoco el matrimonio es la solución a los descarríos amatorios. Hay pederastas y pedófilos entre los que se ven felizmente casados, así como relaciones incestuosas, pornografía infantil y violencia doméstica. En todo caso, la desaparición del celibato, un debate nada nuevo en la Iglesia, más que enderezar perversiones, permitiría aumentar el número de vocaciones (en Estados Unidos hay 40.600 curas, cinco mil menos que en 2000); aunque quizás para la Iglesia sería más urgente resolver la discriminación de las mujeres al sacerdocio.
Lo del padre Alberto no es un tema de celibato, sino de infidelidad. Tenía incluso más responsabilidad que otros sacerdotes, debido a su vida pública y porque le habían delegado la imagen y mercadeo de la Iglesia en los medios. Su conducta tiene el agravante de que la hizo pública y sin tapujos; y pudo tener el atenuante si hubiera pedido a sus superiores excusarse de sus deberes sacerdotales durante las semanas transcurridas desde que fueron obtenidas las fotos en febrero (o desde que empezó la relación) y publicadas en mayo.
El caso de infidelidad a los votos sacerdotales, como el del ex obispo paraguayo, Fernando Lugo, no debería generar culpas más que a las personas responsables. No se puede acusar de este incidente ni a la Iglesia ni al celibato ni a los periodistas. A pesar de los excesos, los medios tienen la obligación ética, aún a riesgo de perder simpatías o lectores, de dar a conocer los actos de personas públicas, especialmente cuando se reflejan incoherencias entre lo que se pregona y se practica. De ahí que muchas carreras políticas exitosas y cercanas a la Presidencia estadounidense, como los casos de Gary Hart y John Edwards, hayan quedado truncadas por infidelidad marital.
Más allá de las responsabilidades éticas y legales que cada uno tiene ante su profesión, lo que la publicación de los hechos sobre personas públicas permite a la sociedad, no es corregir o castigar la promiscuidad, sino sancionar la traición de la confianza depositada y evitar que esa mentira o engaño pueda ser reiterada.
La sabiduría popular, más allá del cansino dicho de “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, sabrá ubicar al cura Alberto cerca de la imagen de Bill Clinton, cuya infidelidad fue perdonada, o la pegará a la de políticos y curas cuyas figuras fueron castradas por hechos parecidos. La ubicación depende de cómo juzgue la gente su admisión anoche en Univisión de que es un cura con novia, enamorado, de su lucha interna por serle infiel a Cristo y de una relación más larga de lo que mostraron las fotos.
Sus declaraciones rompieron un silencio que parecía prudente y reflexivo. Ahora la Iglesia, ante su confesión pública, no tendrá otro remedio que tomar una decisión, por lo que hasta un posible debate por la eliminación del celibato no lo tendrá a él entre los protagonistas más directos. La Iglesia tiene por delante una difícil decisión. Cualquier medida que adopte generará un grupo de ofendidos y mucha desconfianza.
Lo paradójico y asombroso, en todo caso, es que este bullicio lo genere una persona que mucho hizo para devolverle a la Iglesia la confianza perdida tras tantos años de escándalos y abusos sexuales.
Fotos indecentes
Las fotografías, como producto de la guerra que Estados Unidos está conduciendo en Irak y Afganistán, siempre generaron controversias, desde las que parecerían más favorables, como la de ataúdes con los restos de los propios soldados estadounidenses caídos en batalla, hasta las tomadas a militares quienes perpetraron actos de torturas contra supuestos terroristas.
A pocas semanas de haber asumido la presidencia Barack Obama, el Pentágono dio marcha atrás a una disposición que prohibía a los periodistas tomar fotos de los ataúdes con restos de soldados. Luego de quejas por años, la nueva administración comenzó a permitir la toma de fotos, siempre con el debido respeto de pedir la autorización a las familias de las víctimas.
Durante la época de George Bush, su administración mostró fotografías de soldados y oficiales estadounidenses cometiendo actos de tortura contra sus enemigos, lo que se vio como una violación de convenios internacionales firmados y el alejamiento de preceptos sobre derechos humanos de los que los líderes políticos de este país suelen vanagloriarse.
También durante la actual presidencia, Obama ha venido haciendo esfuerzos tremendos para denunciar los abusos cometidos por la administración anterior, a tal punto de que uno de sus primeros decretos involucró el cierre de Guantánamo y otras cárceles en el exterior que fueron utilizadas para torturar.
Por todo esto, ahora no se entiende muy bien, después de una actitud política de apertura y transparencia, que Obama haya, este 13 de mayo, negado y desautorizado una orden judicial que facultaba la publicación de fotos de supuesta tortura infligida por militares estadounidenses contra detenidos en Afganistán e Irak. La excusa de Obama, basada en justificaciones militares, es que esas fotos pudieran representar problemas de seguridad e imagen para las tropas norteamericanas.
Una corte de apelación federal, al que recurrió la Unión Americana para las Libertades Cívicas (ACLU), ordenó que esas fotos se deben hacer públicas antes del 28 de mayo de este año, concluyendo que no existen pruebas suficientes de que la publicación de esas fotos pueda poner en peligro a las fuerzas norteamericanas y a sus aliados.
La publicación de las fotos, por más doloroso que esos hechos representen para las Fuerzas Armadas, es el único instrumento por el que se puede saber la verdad y que motivará, que se busquen anticuerpos para contrarrestar conductas lesivas a los derechos humanos. Para continuar con su espléndida política de transparencia, Obama debe autorizar que esas fotos sean desclasificadas.
A pocas semanas de haber asumido la presidencia Barack Obama, el Pentágono dio marcha atrás a una disposición que prohibía a los periodistas tomar fotos de los ataúdes con restos de soldados. Luego de quejas por años, la nueva administración comenzó a permitir la toma de fotos, siempre con el debido respeto de pedir la autorización a las familias de las víctimas.
Durante la época de George Bush, su administración mostró fotografías de soldados y oficiales estadounidenses cometiendo actos de tortura contra sus enemigos, lo que se vio como una violación de convenios internacionales firmados y el alejamiento de preceptos sobre derechos humanos de los que los líderes políticos de este país suelen vanagloriarse.
También durante la actual presidencia, Obama ha venido haciendo esfuerzos tremendos para denunciar los abusos cometidos por la administración anterior, a tal punto de que uno de sus primeros decretos involucró el cierre de Guantánamo y otras cárceles en el exterior que fueron utilizadas para torturar.
Por todo esto, ahora no se entiende muy bien, después de una actitud política de apertura y transparencia, que Obama haya, este 13 de mayo, negado y desautorizado una orden judicial que facultaba la publicación de fotos de supuesta tortura infligida por militares estadounidenses contra detenidos en Afganistán e Irak. La excusa de Obama, basada en justificaciones militares, es que esas fotos pudieran representar problemas de seguridad e imagen para las tropas norteamericanas.
Una corte de apelación federal, al que recurrió la Unión Americana para las Libertades Cívicas (ACLU), ordenó que esas fotos se deben hacer públicas antes del 28 de mayo de este año, concluyendo que no existen pruebas suficientes de que la publicación de esas fotos pueda poner en peligro a las fuerzas norteamericanas y a sus aliados.
La publicación de las fotos, por más doloroso que esos hechos representen para las Fuerzas Armadas, es el único instrumento por el que se puede saber la verdad y que motivará, que se busquen anticuerpos para contrarrestar conductas lesivas a los derechos humanos. Para continuar con su espléndida política de transparencia, Obama debe autorizar que esas fotos sean desclasificadas.
mayo 13, 2009
¿Democracia venezolana?
Nuestras democracias latinoamericanas son muy débiles, a juzgar por la popularidad vergonzosa que tiene un dictador como Hugo Chávez, que alcanza a casi el 60%, especialmente cuando en estos últimos meses, desde que ganó el referendo en febrero pasado, ha cometido grandes desbarajustes, como militarizar fábricas de alimentos, puertos y aeropuertos, haber asestado un golpe de estado al gobierno municipal de la ciudad de Caracas y corrido a varios políticos, como Manuel Rosales que debió asilarse en Perú.
Que ese porcentaje, o algo parecido, lo tengan Michelle Bachelet, Alvaro Uribe y Felipe Calderón, está justificado porque han tomado medidas a favor del bien común, ya sea para combatir el narcotráfico o la violencia y la inseguridad. Pero que lo tenga Chávez, que en estos días está enarbolando una batalla feroz en contra de Globovisión, el único canal por aire que es independiente y que dice las cosas que a él no le gusta escuchar, es demasiado.
Si uno siguiera todos los pasos que dio Chávez desde que asumió el poder y los pusiera por escrito, tendría un manual exacto de cómo se fabrica una dictadura. Ha dado pasos concretos y sostenidos para ofrecer un marco de legalidad a todas sus acciones. Asumió, hace años, el poder y control de los demás poderes. Y ahora ha dicho que profundizará la revolución socialista, eso significa que además de aplastar a la oposición, hará que ningún medio pueda dar un punto diferente a lo que él diga y piense.
Según la encuestadora Datanálisis, Chávez tuvo a finales de marzo un respaldo del 59,3%, alguito menos que el 61% de fines de febrero cuando el referendo.
Realmente es difícil de comprender, como un presidente cuasi dictador, después de 10 años en el poder y con un 28,3% de inflación puede mantener tan alto índice de popularidad.
Con datos como éstos, uno se pregunta qué tipo de democracia los venezolanos están pretendiendo tener o si la gente quiere realmente vivir en democracia. No parece.
Que ese porcentaje, o algo parecido, lo tengan Michelle Bachelet, Alvaro Uribe y Felipe Calderón, está justificado porque han tomado medidas a favor del bien común, ya sea para combatir el narcotráfico o la violencia y la inseguridad. Pero que lo tenga Chávez, que en estos días está enarbolando una batalla feroz en contra de Globovisión, el único canal por aire que es independiente y que dice las cosas que a él no le gusta escuchar, es demasiado.
Si uno siguiera todos los pasos que dio Chávez desde que asumió el poder y los pusiera por escrito, tendría un manual exacto de cómo se fabrica una dictadura. Ha dado pasos concretos y sostenidos para ofrecer un marco de legalidad a todas sus acciones. Asumió, hace años, el poder y control de los demás poderes. Y ahora ha dicho que profundizará la revolución socialista, eso significa que además de aplastar a la oposición, hará que ningún medio pueda dar un punto diferente a lo que él diga y piense.
Según la encuestadora Datanálisis, Chávez tuvo a finales de marzo un respaldo del 59,3%, alguito menos que el 61% de fines de febrero cuando el referendo.
Realmente es difícil de comprender, como un presidente cuasi dictador, después de 10 años en el poder y con un 28,3% de inflación puede mantener tan alto índice de popularidad.
Con datos como éstos, uno se pregunta qué tipo de democracia los venezolanos están pretendiendo tener o si la gente quiere realmente vivir en democracia. No parece.
mayo 12, 2009
Me cansé de Alberto y los medios
Como muchos, me quedé para seguir la entrevista que Univisión a través de Teresa Rodríguez le hizo al padre Alberto Cutié. No lo hubiese hecho por principios periodísticos, teniendo en cuenta que no comparto para nada la forma en como la televisión se excede para hacer de cualquier noticia una novela, máxime cuando se trata de temas de interés público como en este caso.
Pero bueno, no tuve más remedio que apoltronarme en el sillón y esperar que la estupidez acartonada de la televisión se desenvuelva de a poco para llegar a las mismas conclusiones que tuve desde el principio cuando me enteré, a través de la publicación de unas fotos en TV Notas, que habían sorprendido al padre Alberto revolcándose en la playa de Miami, casi en el umbral de su parroquia de Miami Beach con una parroquiana.
Después de esta entrevista sostengo lo mismo que desde el principio. A pesar de que se trata de hacer ver a esto como un problema de celibato, no es más que un problema de infidelidad de parte del cura para con los votos sacerdotales, con el agravante de que se ha formado un escándalo porque su conducta impropia – no con la vida de hombre, sino de sacerdote – fue pública. Nada más que eso.
El tipo es un buen tipo nadie puede negarlo, como tampoco se puede negar que se trata de una celebridad y que le encanta y se siente cómodo de estar frente a las cámaras y de escuchar su voz. Acaso algún periodista de televisión – como él lo es – ¿no es también narcisista? Como el jueves pasado después de la entrevista, noté que habló con falta de humildad, inmadurez, displicencia y desafiante, aunque nada me molestó. Da la sensación que ahora debería ir al programa de Don Francisco para seguir este peregrinaje mediático. Ya estuvo en CBS y buscará él y otros canales mayor rating.
Todo lo que dijo, sobre que estaba enamorado, de que la Iglesia es del siglo dieciocho y él del veintiuno y sobre que al celibato lo respeta, pero que no es para él, no es nada nuevo ni sorprendente. Me parece que es dueño de sus actos, que sabe lo que hace y que pronto decidirá que hacer por fuera de la Iglesia. Será una persona de éxito y creo que como a cualquiera hay que desearle lo mejor. Se lo merece como cualquiera de nosotros.
Para cerrar con este caso, me quedaron algunas cosas en el tintero que tienen que ver con el periodismo y su comportamiento.
a) Me pareció excelente que este hecho saliera a la luz pero me sorprendió que algunos medios no quisieron sacarlo antes. Las fotos fueron tomadas en febrero y se publicaron en mayo. Si TV Notas pudo pagar por las fotos, no entiendo cómo las televisoras no pudieron hacerlo con lo ricas que son. Creo que hubo algo de manipulación de tratar de no dar una noticia para no perjudicar a alguien. Al menos sino hubo manipulación si hubo omisión. Conducta muy reprobable.
b) Univisión me parece deleznable lo que hizo a nombre del periodismo. Repito, un medio no puede demorar cuatro días para terminar de dar una noticia cuando se trata de algo tan importante. Trató al público con mucha falta de respeto, como si todo su público fuera una audiencia de telenovela.
c) El Miami Herald hizo un sondeo de opinión este fin de semana donde preguntó de todo, sobre el celibato, sobre la Iglesia, sobre la simpatías hacia el cura Alberto, pero lo que no hizo fue la pregunta que debería haber hecho y que se trata de la acción del cura de haber hecho público una relación con una mujer en la playa. Pareció como que las preguntas favorecían al protagonista, y de esa forma polarizó al público poniendo a unos en contra de los otros, cuando en realidad el tema aquí no era la personalidad del cura, sino su conducta, si fue correcta o impropia.
d) Muchos periodistas, incluso uno de la radio FM de Miami, participaron en la marcha frente a la parroquia del cura con cartelón en mano a su favor. Un periodista hasta protagonizó una pelea con un anciano, mientras que muchos en la radio y la TV se mostraron públicamente a favor del “amigo y colega”, sin reparar que los periodistas no deben ser protagonistas, sino tratar de acercar al público la mayor cantidad de información para que pueda desarrollar una opinión y criterio propios. Muchos periodistas (no todos) fueron masa, y no iluminaron, y eso para mí fue el gran pecado de los medios en estos días, especialmente a un principio tan básico del periodismo.
e) La Voz Católica, el semanario de la Iglesia aquí de Miami, sigue guardando un silencio que ya dejó de ser prudente, y en este época de comunicaciones, creo que el padre Alberto tiene razón de que estamos no solo ante una institución de otro siglo, sino con también con un medio de otro siglo. La Iglesia necesita ahora salir a iluminar.
Pero bueno, no tuve más remedio que apoltronarme en el sillón y esperar que la estupidez acartonada de la televisión se desenvuelva de a poco para llegar a las mismas conclusiones que tuve desde el principio cuando me enteré, a través de la publicación de unas fotos en TV Notas, que habían sorprendido al padre Alberto revolcándose en la playa de Miami, casi en el umbral de su parroquia de Miami Beach con una parroquiana.
Después de esta entrevista sostengo lo mismo que desde el principio. A pesar de que se trata de hacer ver a esto como un problema de celibato, no es más que un problema de infidelidad de parte del cura para con los votos sacerdotales, con el agravante de que se ha formado un escándalo porque su conducta impropia – no con la vida de hombre, sino de sacerdote – fue pública. Nada más que eso.
El tipo es un buen tipo nadie puede negarlo, como tampoco se puede negar que se trata de una celebridad y que le encanta y se siente cómodo de estar frente a las cámaras y de escuchar su voz. Acaso algún periodista de televisión – como él lo es – ¿no es también narcisista? Como el jueves pasado después de la entrevista, noté que habló con falta de humildad, inmadurez, displicencia y desafiante, aunque nada me molestó. Da la sensación que ahora debería ir al programa de Don Francisco para seguir este peregrinaje mediático. Ya estuvo en CBS y buscará él y otros canales mayor rating.
Todo lo que dijo, sobre que estaba enamorado, de que la Iglesia es del siglo dieciocho y él del veintiuno y sobre que al celibato lo respeta, pero que no es para él, no es nada nuevo ni sorprendente. Me parece que es dueño de sus actos, que sabe lo que hace y que pronto decidirá que hacer por fuera de la Iglesia. Será una persona de éxito y creo que como a cualquiera hay que desearle lo mejor. Se lo merece como cualquiera de nosotros.
Para cerrar con este caso, me quedaron algunas cosas en el tintero que tienen que ver con el periodismo y su comportamiento.
a) Me pareció excelente que este hecho saliera a la luz pero me sorprendió que algunos medios no quisieron sacarlo antes. Las fotos fueron tomadas en febrero y se publicaron en mayo. Si TV Notas pudo pagar por las fotos, no entiendo cómo las televisoras no pudieron hacerlo con lo ricas que son. Creo que hubo algo de manipulación de tratar de no dar una noticia para no perjudicar a alguien. Al menos sino hubo manipulación si hubo omisión. Conducta muy reprobable.
b) Univisión me parece deleznable lo que hizo a nombre del periodismo. Repito, un medio no puede demorar cuatro días para terminar de dar una noticia cuando se trata de algo tan importante. Trató al público con mucha falta de respeto, como si todo su público fuera una audiencia de telenovela.
c) El Miami Herald hizo un sondeo de opinión este fin de semana donde preguntó de todo, sobre el celibato, sobre la Iglesia, sobre la simpatías hacia el cura Alberto, pero lo que no hizo fue la pregunta que debería haber hecho y que se trata de la acción del cura de haber hecho público una relación con una mujer en la playa. Pareció como que las preguntas favorecían al protagonista, y de esa forma polarizó al público poniendo a unos en contra de los otros, cuando en realidad el tema aquí no era la personalidad del cura, sino su conducta, si fue correcta o impropia.
d) Muchos periodistas, incluso uno de la radio FM de Miami, participaron en la marcha frente a la parroquia del cura con cartelón en mano a su favor. Un periodista hasta protagonizó una pelea con un anciano, mientras que muchos en la radio y la TV se mostraron públicamente a favor del “amigo y colega”, sin reparar que los periodistas no deben ser protagonistas, sino tratar de acercar al público la mayor cantidad de información para que pueda desarrollar una opinión y criterio propios. Muchos periodistas (no todos) fueron masa, y no iluminaron, y eso para mí fue el gran pecado de los medios en estos días, especialmente a un principio tan básico del periodismo.
e) La Voz Católica, el semanario de la Iglesia aquí de Miami, sigue guardando un silencio que ya dejó de ser prudente, y en este época de comunicaciones, creo que el padre Alberto tiene razón de que estamos no solo ante una institución de otro siglo, sino con también con un medio de otro siglo. La Iglesia necesita ahora salir a iluminar.
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