En momentos que su popularidad venía en picada, Barack Obama logró a lo interno la reforma del sistema de salud y en lo externo un pacto con Rusia para la no proliferación de armas nucleares y de esa forma retomó un liderazgo nacional e internacional que elevan su popularidad.
Tal vez lo más importante de su administración, por lo que tendrá que ser recordada en la historia, será su liderazgo para la reducción de armas nucleares con Rusia, en un compromiso que intenta continuar esa disminución en el futuro y el pacto que logró esta semana tras la cumbre atómica mundial en Washington en la que 47 jefes de Estado se comprometieron a tener mayor seguridad de sus arsenales – para los que lo tienen – resguardar el uranio enriquecido o plutonio y tratar de experimentar con otras fuentes de energía alternativa para evitar la peligrosidad y dependencia de la energía nuclear.
Todo esto, con la intención de hacer de este mundo un mundo mejor evitando que los terroristas puedan hacerse de una bomba atómica con la que desencadenarían una catástrofe de envergadura y buscando mayores sanciones contra Irán y Corea del Norte, dos naciones a las que se le acusa de ser poco transparente en el manejo de energía atómica, que si bien dice tendría un uso energético, la dialéctica y la propaganda que usan - Irán promete borrar del mapa a Israel – desdice sus fines pacifistas.
Más allá de los grandes logros de esta semana tras los compromisos de cooperación internacional y de seguridad, que fueron expuestos cuando el presidente chileno Sebastián Piñera se comprometió a que Chile envíe su plutonio a EEUU por cuestiones de mayor seguridad, Cristina Kirchner brindó garantías para recibir en el país comisiones verificadoras y Felipe Calderón aceptó la cooperación de que EEUU y Canadá para reducir el enriquecimiento de su uranio para que no pueda ser utilizado como material para bombas atómicas, me quedo con las declaraciones del brasileño Ignacio Lula da Silva.
El presidente brasileño también bregó por mayor seguridad pero insistió en que la mejor forma de asegurar que las bombas atómicas caigan en manos terroristas es que todas las potencias mundiales eliminen sus ojivas en forma “total e irreversible”. Rusia y EEUU, a pesar de su excusa de la Guerra Fría, son, en definitiva, los que han alocado a todo el mundo con la carrera armamentista.
Más allá de estos temas políticos, lo que más me llamó la atención de estas “semanas nucleares” fue el comportamiento de los nuevos medios de comunicación y de las redes sociales, en la que poco cupo este tema manejado con bastante despliegue en los medios tradicionales. ¿Será que las redes sociales no están interesadas en las buenas noticias?
Una primera conjetura es que pudiera tratarse de un tema que no se origina en un hecho conflictivo, como pudieron ser las elecciones fraudulentas en Irán el año pasado o la destrucción de Haití tras el terremoto, que despertaron gran interés de las redes sociales como Facebook, YouTube y Twitter, que están más prestas a reaccionar a los hechos que a comentar o a interpretar las noticias, especialmente cuando son muy complejas.
Un tema interesante de comunicación que abordaré en mi próxima columna.
Tras la publicación de esta novela que trata sobre la IA y la ética de la verdad y la libertad —se puede adquirir en Amazon—, estoy escribiendo el segundo libro de la trilogía Robots con Alma, sobre la creatividad. Blog por Ricardo Trotti
abril 14, 2010
Obispos y el voto del silencio
A los votos de castidad, pobreza, el Vaticano debería imponer a los obispos el voto del silencio, para evitar que muchos sigan imprudentemente perjudicando a la Iglesia Católica, en momentos que deberían ayudar una imagen que han logrado a desbaratar después de décadas de ocultar problemas de abusos de menores por parte de religiosos.
En esta semana se produjeron declaraciones muy imprudentes, ni más ni menos que del secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, quien estando en Chile dijo que el problema de pedofilia no tiene relación con el celibato, sino con la homosexualidad, catalogando la simple orientación sexual de una persona como sinónimo de delito. El problema, es que además aventuró su declaración apoyándola en estudios científicos sobre los que no reveló ni autores ni trabajos.
Y en México, la cosa no estuvo mejor. La Conferencia Episcopal de ese país aseveró ayer que el abuso tiene que ver con el libertinaje sexual que ha permitido la sociedad, como una forma de justificar que cualquier empresa de hombres siempre puede sucumbir al pecado y excusar el delito que han venido encubriendo y hasta apañando, como el caso del líder de la mexicana Legionarios de Cristo, quien mantuvo una doble vida y abusó de seminaristas.
Dentro de sus nuevas reglas para combatir el abuso a través de la justicia ordinaria y la denuncia policial que hizo pública el Vaticano esta semana, debería expedir una guía sobre la prudencia de la opinión y el necesario recato para que los obispos no sigan contribuyendo a la desconfianza contra los hombres de la Iglesia.
En esta semana se produjeron declaraciones muy imprudentes, ni más ni menos que del secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, quien estando en Chile dijo que el problema de pedofilia no tiene relación con el celibato, sino con la homosexualidad, catalogando la simple orientación sexual de una persona como sinónimo de delito. El problema, es que además aventuró su declaración apoyándola en estudios científicos sobre los que no reveló ni autores ni trabajos.
Y en México, la cosa no estuvo mejor. La Conferencia Episcopal de ese país aseveró ayer que el abuso tiene que ver con el libertinaje sexual que ha permitido la sociedad, como una forma de justificar que cualquier empresa de hombres siempre puede sucumbir al pecado y excusar el delito que han venido encubriendo y hasta apañando, como el caso del líder de la mexicana Legionarios de Cristo, quien mantuvo una doble vida y abusó de seminaristas.
Dentro de sus nuevas reglas para combatir el abuso a través de la justicia ordinaria y la denuncia policial que hizo pública el Vaticano esta semana, debería expedir una guía sobre la prudencia de la opinión y el necesario recato para que los obispos no sigan contribuyendo a la desconfianza contra los hombres de la Iglesia.
abril 13, 2010
La diferencia: tolerancia
Vale la pena rescatar el don de gente y decencia de un funcionario mexicano que respondió hoy al cantante español Joaquín Sabina, en momentos en que estamos muy confundidos sobre lo que significa la libertad de expresión, con el ruido que genera toda la diplomacia de micrófono y la cantidad de insultos que se tiran funcionarios y presidentes de un país contra otro – cito solo como ejemplo a Hugo Chávez quien es el campeón de meterse en líos ajenos pero no quiere que nadie critique sus acciones en su país – o los improperios que se dedican periodistas a periodistas, ciudadanos a ciudadanos o las toneladas de comentarios insultantes que se dejan colgados en sitios de internet, blogs y redes sociales.
Las declaraciones inflamatorias contra Felipe Calderón, de parte de Sabina, que dijo que el Presidente era ingenuo por haber creído que el narcotráfico no tendría infiltrada a la policía y a otros organismos mexicanos, hubieran podido despertar una serie de reacciones indescriptibles de parte de los líderes de Venezuela, Ecuador o Bolivia, por ejemplo, con insinuaciones directas a que tendría que irse del país. Sin embargo, el gobierno mexicano actuó de forma totalmente opuesta, racional, tolerante y sin dar a esas declaraciones del cantor, más importancia de las que tiene.
El secretario de Gobernación (ministro del Interior), Fernando Gómez Mont, ante la insistencia de los periodistas de que se pudiera poner en práctica una disposición de la Constitución que establece que pudiera ser expulsado aquel extranjero que se inmiscuya en asuntos políticos internos, dijo que las críticas eran “bien recibidas", y que – según reportó la agencia EFE – “toda crítica respetuosa que haga cualquier persona sobre un dilema universal como la seguridad, el narcotráfico, debe ser aquilatada y bien recibida".
Vaya expresión de tolerancia ante un Sabina que hasta llegó a decir cínicamente que menos mal que no estaba en México Joan Manuel Serrat, porque de lo contrario tendría que almorzar con Felipe Calderón, recordando otra oportunidad en la que ambos músicos dieron conciertos en el país.
En momentos de tanto ruido y hasta de “guerrilla comunicacional” como se propone en Venezuela para que se luche en contra de quienes critican al jefe de Estado, lo de Gómez Mont es un recordatorio de que la libertad de expresión no se construye sobre la base de quien grita más fuerte, sino en la debida tolerancia que se debe practicar ante toda clase de opiniones.
Las declaraciones inflamatorias contra Felipe Calderón, de parte de Sabina, que dijo que el Presidente era ingenuo por haber creído que el narcotráfico no tendría infiltrada a la policía y a otros organismos mexicanos, hubieran podido despertar una serie de reacciones indescriptibles de parte de los líderes de Venezuela, Ecuador o Bolivia, por ejemplo, con insinuaciones directas a que tendría que irse del país. Sin embargo, el gobierno mexicano actuó de forma totalmente opuesta, racional, tolerante y sin dar a esas declaraciones del cantor, más importancia de las que tiene.
El secretario de Gobernación (ministro del Interior), Fernando Gómez Mont, ante la insistencia de los periodistas de que se pudiera poner en práctica una disposición de la Constitución que establece que pudiera ser expulsado aquel extranjero que se inmiscuya en asuntos políticos internos, dijo que las críticas eran “bien recibidas", y que – según reportó la agencia EFE – “toda crítica respetuosa que haga cualquier persona sobre un dilema universal como la seguridad, el narcotráfico, debe ser aquilatada y bien recibida".
Vaya expresión de tolerancia ante un Sabina que hasta llegó a decir cínicamente que menos mal que no estaba en México Joan Manuel Serrat, porque de lo contrario tendría que almorzar con Felipe Calderón, recordando otra oportunidad en la que ambos músicos dieron conciertos en el país.
En momentos de tanto ruido y hasta de “guerrilla comunicacional” como se propone en Venezuela para que se luche en contra de quienes critican al jefe de Estado, lo de Gómez Mont es un recordatorio de que la libertad de expresión no se construye sobre la base de quien grita más fuerte, sino en la debida tolerancia que se debe practicar ante toda clase de opiniones.
Guerrilleros comunicacionales
La oficialización de la propaganda política y la mentira se hizo efectiva desde ayer en Venezuela cuando el gobierno de Hugo Chávez decidió sumar a 75 estudiantes de entre 13 y 17 años, para contrarrestar a los medios de comunicación independientes a los que se acusa de “atacar a la revolución”.
Los utilizados y manipulados menores de educación intermedia serán utilizados como activistas políticos para que a través de celulares, redes sociales, folletos, volantes y murales en las calles puedan estar disponibles para neutralizar cualquier ataque comunicacional que el gobierno considere. Es decir, tendrán que batallar contra toda expresión de crítica, opinión o información que contraríe a Chávez, lo que implica que ante semejante trabajo descomunal, pronto veremos que el gobierno deberá multiplicar a esos 75 miembros por varios cientos más.
El gobierno creó este lunes la "guerrilla comunicacional", integrada por jóvenes, para contrarrestar a través de mensajes de teléfonos móviles, de internet, volantes y murales callejeros lo que las autoridades consideran "ataques" de los medios privados.
Lo más increíble es que la utilización de estos jóvenes, sobre lo que no se sopesó la manipulación que podría estar penada por ley, es que fue la propia ministra de Comunicación, Tania Díaz, quien los juramentó ayer, en una ceremonia sin parangón en la era de la comunicación propagandística moderna en la que, sin vergüenza alguna – no dándose cuenta de lo que esto representa – el ministro de Educación, Héctor Navarro, dijo: “Estos comandos sientan un gran precedente importantísimo, o un gran cambio, en lo que se refiere la construcción en el país de una democracia profunda... la democracia socialista, la democracia del pueblo que queremos construir en Venezuela, y de eso se trata este tema de la 'guerrilla comunicacional'''.
Como se preveía, las excusas no se hicieron esperar y se trata de hacer propaganda para fustigar a las “empresas que tienen detrás intereses, que tienen además ideologías ya preestablecidas, que tienen en este momento intenciones políticas...(y están) acosando a la revolución bolivariana", según la ministra, quien de inmediato “activó” la “operación "trueno comunicacional", pidiéndole a los jóvenes que se desplacen rápidamente para repartir volantes y empapelar las estaciones del metro.
Las autoridades hablaron de un “plan piloto” lo que abre las puertas para lo obvio, aumentar el número de jovencitos en los próximos meses y así tener una estructura de manipulación oficial gigantesca de cara a las próximas elecciones de setiembre. Este plan contempla entrenamiento de los menores en áreas de comunicación en la que seguramente son ya mucho más ávidos en manejar los instrumentos de redes sociales que sus entrenadores, aunque claro está, la apuesta es ideologizarlos.
En este juego tortuoso y maquiavélico, Chávez siempre logra manipular y desinformar, con el agravante ahora de hacerlo a través de los jóvenes.
Los utilizados y manipulados menores de educación intermedia serán utilizados como activistas políticos para que a través de celulares, redes sociales, folletos, volantes y murales en las calles puedan estar disponibles para neutralizar cualquier ataque comunicacional que el gobierno considere. Es decir, tendrán que batallar contra toda expresión de crítica, opinión o información que contraríe a Chávez, lo que implica que ante semejante trabajo descomunal, pronto veremos que el gobierno deberá multiplicar a esos 75 miembros por varios cientos más.
El gobierno creó este lunes la "guerrilla comunicacional", integrada por jóvenes, para contrarrestar a través de mensajes de teléfonos móviles, de internet, volantes y murales callejeros lo que las autoridades consideran "ataques" de los medios privados.
Lo más increíble es que la utilización de estos jóvenes, sobre lo que no se sopesó la manipulación que podría estar penada por ley, es que fue la propia ministra de Comunicación, Tania Díaz, quien los juramentó ayer, en una ceremonia sin parangón en la era de la comunicación propagandística moderna en la que, sin vergüenza alguna – no dándose cuenta de lo que esto representa – el ministro de Educación, Héctor Navarro, dijo: “Estos comandos sientan un gran precedente importantísimo, o un gran cambio, en lo que se refiere la construcción en el país de una democracia profunda... la democracia socialista, la democracia del pueblo que queremos construir en Venezuela, y de eso se trata este tema de la 'guerrilla comunicacional'''.
Como se preveía, las excusas no se hicieron esperar y se trata de hacer propaganda para fustigar a las “empresas que tienen detrás intereses, que tienen además ideologías ya preestablecidas, que tienen en este momento intenciones políticas...(y están) acosando a la revolución bolivariana", según la ministra, quien de inmediato “activó” la “operación "trueno comunicacional", pidiéndole a los jóvenes que se desplacen rápidamente para repartir volantes y empapelar las estaciones del metro.
Las autoridades hablaron de un “plan piloto” lo que abre las puertas para lo obvio, aumentar el número de jovencitos en los próximos meses y así tener una estructura de manipulación oficial gigantesca de cara a las próximas elecciones de setiembre. Este plan contempla entrenamiento de los menores en áreas de comunicación en la que seguramente son ya mucho más ávidos en manejar los instrumentos de redes sociales que sus entrenadores, aunque claro está, la apuesta es ideologizarlos.
En este juego tortuoso y maquiavélico, Chávez siempre logra manipular y desinformar, con el agravante ahora de hacerlo a través de los jóvenes.
abril 12, 2010
Guía Vaticana: mejor tarde...
“Mejor tarde que nunca” dice el refrán que se puede aplicar a la Guía del Vaticano que establece que las diócesis deben denunciar a la autoridad civil los abusos de menores por parte de los sacerdotes, aunque se trata de una guía que fue dada a conocer ahora pero que había sido escrita en 2003 por el Papa actual cuando todavía era el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La Guía establece que “siempre” se deben denunciar los casos ante la policía y además permite al Papa secularizar a un sacerdote sin tener que pasar por un juicio canónico. En las etapas que se establecen de investigación de parte de los obispos, se dice además que la autoridad eclesial local puede suspender al sacerdote mientras se realiza la investigación sobre sus faltas.
Según la agencia EFE, “el documento fue publicado en la página del Vaticano en la internet, en el enlace ‘‘Abusos sobre menores, la respuesta de la Iglesia'', que incluye los documentos vaticanos para luchar contra esas situaciones, las cartas del Papa a las víctimas, discursos de Benedicto XVI y Juan Pablo II y otros textos relacionados”.
La posición del Papa Benedicto XVI era sabida en cuanto a lo que expresó a la feligresía irlandesa y de Alemania sobre la necesidad de que los curas pederastas terminaran procesados, pero lo lamentable es que si la guía es de 2003 la Iglesia no la haya hecho conocer con anterioridad, con lo que se hubiera evitado problemas de comunicación y acusaciones que en alguna medida se hubieran evitado.
Es conocida la política de discreción de la Iglesia, pero no debiera confundir la amplia línea que separa al pecado del delito, a la misericordia del castigo. La pederastia es un delito y el clero lo vino tratando como pecado.
La Guía establece que “siempre” se deben denunciar los casos ante la policía y además permite al Papa secularizar a un sacerdote sin tener que pasar por un juicio canónico. En las etapas que se establecen de investigación de parte de los obispos, se dice además que la autoridad eclesial local puede suspender al sacerdote mientras se realiza la investigación sobre sus faltas.
Según la agencia EFE, “el documento fue publicado en la página del Vaticano en la internet, en el enlace ‘‘Abusos sobre menores, la respuesta de la Iglesia'', que incluye los documentos vaticanos para luchar contra esas situaciones, las cartas del Papa a las víctimas, discursos de Benedicto XVI y Juan Pablo II y otros textos relacionados”.
La posición del Papa Benedicto XVI era sabida en cuanto a lo que expresó a la feligresía irlandesa y de Alemania sobre la necesidad de que los curas pederastas terminaran procesados, pero lo lamentable es que si la guía es de 2003 la Iglesia no la haya hecho conocer con anterioridad, con lo que se hubiera evitado problemas de comunicación y acusaciones que en alguna medida se hubieran evitado.
Es conocida la política de discreción de la Iglesia, pero no debiera confundir la amplia línea que separa al pecado del delito, a la misericordia del castigo. La pederastia es un delito y el clero lo vino tratando como pecado.
abril 11, 2010
¿Hasta cuándo?
Este se tornó un fin de semana tétrico para los periodistas latinoamericanos. Hoy asesinaron frente a su casa en San Pedro Sula, Honduras, al locutor de W105, Luis Chévez, de 23 años conocido como el "Huevo".
En México, dos hechos nuevos enlutaron al periodismo. Ayer sábado fue encontrado en Morelia el cuerpo de Enrique Villicana Palomares, un columnista del diario La Voz de Michoacán, en el centro-oeste de México, quien estaba desaparecido desde la semana pasada.
También permanece desaparecido el corresponsal del periódico Cambio de Michoacán, Ramón Angeles Zalpa, de 45 años, desde el 6 de abril, cuando se dirigía a la Universidad Nacional Pedagógica, de donde es catedrático. También en Michoacán se desconoce desde el 10 de noviembre de 2009, el paradero de Marí Esther Aguilar Cansimbe, periodista de El Diario de Zamora.
En Guatemala, Luis Felipe Valenzuela Carrillo, director y conductor de la radioemisora Emisoras Unidas y columnista del diario guatemalteco Siglo XXI fue atacado y herido de bala en la cabeza el jueves pasado.
Todos estos casos, más allá que se todavía se desconozcan los móviles de los asesinatos, si realmente se debieron a delitos comunes o a represalias contra la libertad de informar, indican que estamos ya, frente a un año que pinta trágico para el periodismo continental.
En México, dos hechos nuevos enlutaron al periodismo. Ayer sábado fue encontrado en Morelia el cuerpo de Enrique Villicana Palomares, un columnista del diario La Voz de Michoacán, en el centro-oeste de México, quien estaba desaparecido desde la semana pasada.
También permanece desaparecido el corresponsal del periódico Cambio de Michoacán, Ramón Angeles Zalpa, de 45 años, desde el 6 de abril, cuando se dirigía a la Universidad Nacional Pedagógica, de donde es catedrático. También en Michoacán se desconoce desde el 10 de noviembre de 2009, el paradero de Marí Esther Aguilar Cansimbe, periodista de El Diario de Zamora.
En Guatemala, Luis Felipe Valenzuela Carrillo, director y conductor de la radioemisora Emisoras Unidas y columnista del diario guatemalteco Siglo XXI fue atacado y herido de bala en la cabeza el jueves pasado.
Todos estos casos, más allá que se todavía se desconozcan los móviles de los asesinatos, si realmente se debieron a delitos comunes o a represalias contra la libertad de informar, indican que estamos ya, frente a un año que pinta trágico para el periodismo continental.
Messi o Maradona
Después del golazo de ayer de Messi al Real Madrid, se agudizaron las comparaciones y no hay forma de pararlas. Todos quieren saber quién es mejor, si Maradona o la Pulga. Dejando de lados las otras polémicas, ya sea con Pelé, o Di Stefano o Johan Cruyff, lo cierto es que los 40 goles que hizo esta temporada – 27 en la Liga Española – y para todos los gustos y colores, Messi es de otro mundo, de ahí que el propio Maradona haya dicho que la Pulga hace jueguitos con Jesús, después de que le ensartó cuatro goles al Arsenal.
Es difícil hacer comparaciones especialmente cuando uno ya hace rato que terminó la carrera y el otro recién la está madurando. Si el reloj se parara ahora, probablemente Maradona tenga toda vía muchas más ventajas y lo más difícil es que Messi logre un Mundial como el Diego, aunque ya tiene todos los títulos en su haber, hasta la medalla de oro en las últimas olimpíadas.
Messi, sin dudas, atrae mayores simpatías y menos rencores porque tiene una personalidad más humilde y respetuosa de todos quienes lo rodean. A su edad Maradona ya había despuntado como irrespetuoso y se prendía en pelea de cualquieras. Todos los problemas de Maradona surgieron de sus éxitos y su fama, queda por ver cómo le irá a Messi en ese partido, el que se juega fuera de las canchas, el más difícil.
Es difícil hacer comparaciones especialmente cuando uno ya hace rato que terminó la carrera y el otro recién la está madurando. Si el reloj se parara ahora, probablemente Maradona tenga toda vía muchas más ventajas y lo más difícil es que Messi logre un Mundial como el Diego, aunque ya tiene todos los títulos en su haber, hasta la medalla de oro en las últimas olimpíadas.
Messi, sin dudas, atrae mayores simpatías y menos rencores porque tiene una personalidad más humilde y respetuosa de todos quienes lo rodean. A su edad Maradona ya había despuntado como irrespetuoso y se prendía en pelea de cualquieras. Todos los problemas de Maradona surgieron de sus éxitos y su fama, queda por ver cómo le irá a Messi en ese partido, el que se juega fuera de las canchas, el más difícil.
abril 10, 2010
Pecado o delito: reformas
Si el domingo de Pascua, Jesucristo hubiera reaparecido físicamente, no me caben dudas de que furioso echaría a los abusadores de menores que se refugian en la Iglesia Católica, así como expulsó a los mercaderes del templo porque lo habían convertido en cueva de pecado y corrupción.
No tendría misericordia. Su repulsión sería mayúscula y no le temblaría la mano ni la voz para condenar a los pederastas y a cualquier otro delincuente que se enmascare detrás de una sotana para manosear a un niño. Tampoco toleraría la negligencia ni la manipulación u omisión de quienes encubrieran esos delitos. Su compasión correspondería a las víctimas.
Y diferenciaría el pecado del delito. Entre la actitud de quienes se infligen daño a sí mismos, como la prostituta a la que nadie se atrevió a tirarle una piedra, con la de aquellos que transgreden la moral y la ley causando mal a los demás. Para los primeros existe la confesión, la penitencia y el arrepentimiento, para los segundos la cárcel y el destierro.
Para el líder de la Iglesia, el Papa Benedicto XVI, tampoco existen dudas sobre los pederastas. Prometió “tolerancia cero” contra ellos, asumiendo con firmeza, desde cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que se deberían erradicar las porquerías del templo. “¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia!”, gritó en su sermón de Viernes Santo de 2005.
A pesar de la postura del Pontífice, muchos de sus detractores piden que renuncie. Unos artículos del The New York Times lo acusan de “pecar por omisión”, al no haber expulsado al cura Lawrence Murphy, un pederasta en Wisconsin que molestó a 200 niños sordos y al alemán Peter Hullermann, otro cura depredador a quien se le habría permitido continuar en su diócesis cuando era arzobispo de Múnich; aún habiéndolo sabido.
Sus defensores argumentan que no hubo omisiones, tal vez distracciones. Es que como obispo, siempre displicente para las tareas diocesanas administrativas, Joseph Ratzinger estuvo más interesado en perseguir descarriados teológicos que depredadores sexuales. No obstante, no le tembló la mano contra más de 200 casos de curas alcohólicos, adúlteros y pedófilos; ni se amilanó cargando culpas ajenas cuando se reunió con víctimas de pederastia en Australia y Estados Unidos.
También, como cardenal, Ratzinger emitió en 2001 un edicto que obligó a los obispos a reportar al Vaticano cualquier abuso, mientras que en su reciente carta pastoral a los católicos irlandeses agravó el castigo contra los religiosos y sacerdotes que “traicionaron” el Evangelio y a la Iglesia, responsabilizándolos no solo ante la justicia divina, sino arrojándolos ante los tribunales ordinarios.
Esta nueva política de asumir la sanción de la justicia donde antes existía la mera posibilidad de arrepentimiento y penitencia, debería incluso aplicarse en aquellos casos como en Alemania, en que las causas prescribieron por el tiempo trascurrido entre el abuso y la denuncia. Sería una fórmula decorosa para limpiar el templo, evitar los encubrimientos e impedir la reincidencia delictiva.
A pesar de que Roma tendrá que asumir costosas consecuencias, como por ejemplo si la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos permite demandas directas contra el Vaticano - además de que varias diócesis se declararon en bancarrota tras pagar compensaciones millonarias a las víctimas; lo que está en juego no es un problema económico, sino la propia credibilidad de un liderazgo que justamente alecciona sobre temas urticantes relacionados a la sexualidad.
Por eso el conflicto actual reviste mayor gravedad y gravitación social que el despertado por otros sismos eclesiásticas, como la controvertida universalidad de Galileo Galilei, la nefasta Santa Inquisición o el aquelarre financiero del Banco Ambrosiano, porque simplemente no tocaban las fibras íntimas del comportamiento moral y sexual de la sociedad.
Lo que no hay que confundir con este caso, es que se condene a la Iglesia como institución o a todos sus representantes sin distinciones, o se llegue al extremo de señalar la preferencia sexual de las personas como causante del mal. En estos tiempos, se necesita la prudencia necesaria para entender que los abusos de menores, y todos los delitos conexos, como la pornografía infantil y la pedofilia, son pecados capitales que no discriminan a grupo o asociación humana alguna.
Creo, por último, y lo repito, que la Iglesia debería ya asumir reformas impostergables, que si bien no van directas a cortar los pecados actuales, seguramente a largo plazo evitarían mayores errores: eliminar el celibato, es decir que las personas casadas también puedan escoger consagrarse al sacerdocio y dejar de lado la prohibición de que las mujeres puedan ordenarse al sacerdocio. Sin estos requisitos, por más que la Iglesia se defienda con argumentos teológicos, no es más que discriminación.
No tendría misericordia. Su repulsión sería mayúscula y no le temblaría la mano ni la voz para condenar a los pederastas y a cualquier otro delincuente que se enmascare detrás de una sotana para manosear a un niño. Tampoco toleraría la negligencia ni la manipulación u omisión de quienes encubrieran esos delitos. Su compasión correspondería a las víctimas.
Y diferenciaría el pecado del delito. Entre la actitud de quienes se infligen daño a sí mismos, como la prostituta a la que nadie se atrevió a tirarle una piedra, con la de aquellos que transgreden la moral y la ley causando mal a los demás. Para los primeros existe la confesión, la penitencia y el arrepentimiento, para los segundos la cárcel y el destierro.
Para el líder de la Iglesia, el Papa Benedicto XVI, tampoco existen dudas sobre los pederastas. Prometió “tolerancia cero” contra ellos, asumiendo con firmeza, desde cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que se deberían erradicar las porquerías del templo. “¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia!”, gritó en su sermón de Viernes Santo de 2005.
A pesar de la postura del Pontífice, muchos de sus detractores piden que renuncie. Unos artículos del The New York Times lo acusan de “pecar por omisión”, al no haber expulsado al cura Lawrence Murphy, un pederasta en Wisconsin que molestó a 200 niños sordos y al alemán Peter Hullermann, otro cura depredador a quien se le habría permitido continuar en su diócesis cuando era arzobispo de Múnich; aún habiéndolo sabido.
Sus defensores argumentan que no hubo omisiones, tal vez distracciones. Es que como obispo, siempre displicente para las tareas diocesanas administrativas, Joseph Ratzinger estuvo más interesado en perseguir descarriados teológicos que depredadores sexuales. No obstante, no le tembló la mano contra más de 200 casos de curas alcohólicos, adúlteros y pedófilos; ni se amilanó cargando culpas ajenas cuando se reunió con víctimas de pederastia en Australia y Estados Unidos.
También, como cardenal, Ratzinger emitió en 2001 un edicto que obligó a los obispos a reportar al Vaticano cualquier abuso, mientras que en su reciente carta pastoral a los católicos irlandeses agravó el castigo contra los religiosos y sacerdotes que “traicionaron” el Evangelio y a la Iglesia, responsabilizándolos no solo ante la justicia divina, sino arrojándolos ante los tribunales ordinarios.
Esta nueva política de asumir la sanción de la justicia donde antes existía la mera posibilidad de arrepentimiento y penitencia, debería incluso aplicarse en aquellos casos como en Alemania, en que las causas prescribieron por el tiempo trascurrido entre el abuso y la denuncia. Sería una fórmula decorosa para limpiar el templo, evitar los encubrimientos e impedir la reincidencia delictiva.
A pesar de que Roma tendrá que asumir costosas consecuencias, como por ejemplo si la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos permite demandas directas contra el Vaticano - además de que varias diócesis se declararon en bancarrota tras pagar compensaciones millonarias a las víctimas; lo que está en juego no es un problema económico, sino la propia credibilidad de un liderazgo que justamente alecciona sobre temas urticantes relacionados a la sexualidad.
Por eso el conflicto actual reviste mayor gravedad y gravitación social que el despertado por otros sismos eclesiásticas, como la controvertida universalidad de Galileo Galilei, la nefasta Santa Inquisición o el aquelarre financiero del Banco Ambrosiano, porque simplemente no tocaban las fibras íntimas del comportamiento moral y sexual de la sociedad.
Lo que no hay que confundir con este caso, es que se condene a la Iglesia como institución o a todos sus representantes sin distinciones, o se llegue al extremo de señalar la preferencia sexual de las personas como causante del mal. En estos tiempos, se necesita la prudencia necesaria para entender que los abusos de menores, y todos los delitos conexos, como la pornografía infantil y la pedofilia, son pecados capitales que no discriminan a grupo o asociación humana alguna.
Creo, por último, y lo repito, que la Iglesia debería ya asumir reformas impostergables, que si bien no van directas a cortar los pecados actuales, seguramente a largo plazo evitarían mayores errores: eliminar el celibato, es decir que las personas casadas también puedan escoger consagrarse al sacerdocio y dejar de lado la prohibición de que las mujeres puedan ordenarse al sacerdocio. Sin estos requisitos, por más que la Iglesia se defienda con argumentos teológicos, no es más que discriminación.
abril 08, 2010
Cuba y la "retórica fría"
Mientras el mundo entero está contemplando una de las mejores noticias de todos los tiempos, la firma hoy en Praga de un nuevo acuerdo de no proliferación de armas atómicas entre Rusia y EEUU, con lo que se sigue desvaneciendo la “Guerra Fría” que por décadas nos mantuvo en vilo, el gobierno cubano continúa con su “retórica fría”, a través de una editorial de su diario propagandístico más importante, Granma, en el que le echa la culpa al “imperio” de todos los males del mundo. Mientras tanto, realza y alaba al dictador Fidel Castro y la fortaleza revolucionaria con un “defenderemos la verdad con nuestra moral y nuestros principios”, lema con el que da pie al final del artículo para lanzar una proclama a favor de una promisoria y apoteósica marcha del pueblo para el 1 de mayo.
El editorial de primera página (http://www.granma.cu/espanol/2010/abril/juev8/defenderemos.html) está lleno de banalidades y de reiterados adjetivos peyorativos contra el “imperio y sus aliados”. Acusa a EEUU de ser el culpable de la cantidad de muertes de cubanos en el Estrecho de la Florida, cuando en realidad se trata de cubanos que se tiran al mar desesperados en busca de la libertad que se les niega. Obviamente habla de los grandes aciertos de la revolución en materia de salud y educación; niega que haya presos políticos en la Isla y acusa a EEUU y a la Comunidad Europea de patrocinar económicamente a disidentes o a las Damas de Blanco o a Guillermo Fariñas – aunque sin identificarlo.
Reitera acusaciones contra el “imperio y a sus aliados” por estar realizando una “nueva cruzada para intentar demonizar a Cuba. Su poderosa maquinaria política y mediática ha puesto en marcha una colosal operación de engaño con el objetivo de desacreditar el proceso revolucionario, desestabilizar el país y provocar las condiciones para la destrucción de nuestro sistema social”.
La editorial es una “obra maestra” de propaganda del medio partidario que no escatima esfuerzos para alabar a su gobierno/patrón. Niega que los ciudadanos puedan tener la libertad de opinar y que estén presos quienes se hayan atrevido a hacerlo públicamente.
Si bien puedo compartir y simpatizar sobre algunas acusaciones respecto a que se usan medios públicos en el extranjero para propagar la democracia en Cuba, no creo que el gobierno cubano pueda sentirse por ello con la excusa de oprimir a su pueblo y arrebatarle, por más de medio siglo, el don más preciado que ha regalado Dios a los seres humanos, sin distinciones: el libre albedrío.
El editorial está llena de la misma “retórica fría” de siempre, ya desenmascarada, y con la que ya no puede “comprar” a nadie. Sus bofetadas en contra de Fariñas y de los 200 presos políticos encarcelados le hacen perder credibilidad. La posible muerte de Fariñas agudizará el descreimiento de un régimen tan anquilosado como sus dueños.
El editorial de primera página (http://www.granma.cu/espanol/2010/abril/juev8/defenderemos.html) está lleno de banalidades y de reiterados adjetivos peyorativos contra el “imperio y sus aliados”. Acusa a EEUU de ser el culpable de la cantidad de muertes de cubanos en el Estrecho de la Florida, cuando en realidad se trata de cubanos que se tiran al mar desesperados en busca de la libertad que se les niega. Obviamente habla de los grandes aciertos de la revolución en materia de salud y educación; niega que haya presos políticos en la Isla y acusa a EEUU y a la Comunidad Europea de patrocinar económicamente a disidentes o a las Damas de Blanco o a Guillermo Fariñas – aunque sin identificarlo.
Reitera acusaciones contra el “imperio y a sus aliados” por estar realizando una “nueva cruzada para intentar demonizar a Cuba. Su poderosa maquinaria política y mediática ha puesto en marcha una colosal operación de engaño con el objetivo de desacreditar el proceso revolucionario, desestabilizar el país y provocar las condiciones para la destrucción de nuestro sistema social”.
La editorial es una “obra maestra” de propaganda del medio partidario que no escatima esfuerzos para alabar a su gobierno/patrón. Niega que los ciudadanos puedan tener la libertad de opinar y que estén presos quienes se hayan atrevido a hacerlo públicamente.
Si bien puedo compartir y simpatizar sobre algunas acusaciones respecto a que se usan medios públicos en el extranjero para propagar la democracia en Cuba, no creo que el gobierno cubano pueda sentirse por ello con la excusa de oprimir a su pueblo y arrebatarle, por más de medio siglo, el don más preciado que ha regalado Dios a los seres humanos, sin distinciones: el libre albedrío.
El editorial está llena de la misma “retórica fría” de siempre, ya desenmascarada, y con la que ya no puede “comprar” a nadie. Sus bofetadas en contra de Fariñas y de los 200 presos políticos encarcelados le hacen perder credibilidad. La posible muerte de Fariñas agudizará el descreimiento de un régimen tan anquilosado como sus dueños.
abril 07, 2010
Dilema: protección del menor
Hoy una jueza salvadoreña condenó a un diario por el delito de haber publicado la foto de un menor criminal, con lo que quedó abierta una polémica sobre el conflicto natural entre la protección legal de la que gozan los menores de edad para que sus nombres o fotografías no sean publicadas por los medios de comunicación – a pesar de que hayan o no cometido delitos o actos criminales – y el deber que tienen los medios de publicar actos delictivos, independientemente a la edad del delincuente, para proteger el derecho del público a la información.
Es decir, una típica polémica entre la protección de los menores y la protección de la libertad de prensa, dos garantías existentes a nivel constitucional y en los derechos y estándares reflejados en tratados internacionales.
La jueza del Juzgado Segundo de Menores de San Salvador, María Isabel Ponce Gallardo, condenó el 6 de abril al director ejecutivo del diario La Prensa Gráfica, José Roberto Dutriz, al pago de una multa equivalente a 50 días de salario mínimo, unos 340 dólares estadounidenses, por identificar y publicar fotos in fraganti - en violación de la Ley Penal Juvenil que protege a los menores de 18 años - sobre un asesinato ejecutado por un menor de edad, en aparente violación de la Ley Penal Juvenil.
La Prensa Gráfica reprodujo las fotografías del estudiante de 17 años cuando asesinaba el pasado 11 de marzo a otro joven de una escuela rival. La jueza, actuando de oficio porque la causa se radicó en su juzgado, abrió una investigación contra el periódico por haber publicado el rostro y el nombre del agresor, imágenes e información que en los días subsiguientes fueron reproducidas por otros medios de comunicación del país.
La Dirección Editorial del diario publicó a sabiendas de que estaba identificando a un menor y que corría el riesgo de sufrir represalias judiciales, pero sopesó los riesgos entendiendo que sobre ese caso de protección del menor prevalecía el derecho del público a saber. El director del periódico dijo que apelará la decisión, garantía que le asiste ante el debido proceso que indica la ley, y que, seguramente derivará en que se dicte una mejor una mejor jurisprudencia que servirá de antecedentes para discernir en casos futuros.
El caso es, más allá de una cuestión legal, un dilema ético para el periodismo y un desafío para la ley y la justicia.
Por una lado, el periodismo debe por lo general respetar la ley, sin embargo también tiene el deber / derecho de desafiarla cuando hay un conflicto de valores. En este caso se trataba de un joven, no de un niño, en un país en cuyas calles muchos crímenes son cometidos por menores y donde hay una fuerte presencia de pandillas juveniles, por lo que la publicación puede convertirse en un elemento disuasivo para la sociedad; especialmente porque se debió a un hecho público.
Además, no se trató de un menor cometiendo un delito simple, sino grave; es decir no se trató de proteger la identidad de alguien que robaba, sino de denunciar a alguien que cometió un homicidio, teniendo en cuenta que en varios países, cuando los menores cometen ese tipo de delitos, los jueces determinan que sean juzgados como personas mayores. Lo que realmente se debiera ver en esta situación, no es el conflicto entre las dos protecciones mencionadas, sino que se ha violentado el derecho a la vida.
Estos mismos temas que representan un dilema ético para los medios, resultan también un desafío para los legisladores y los jueces. Primero, dentro del contexto general de conciencia pública y de violencia agravado por las pandillas juveniles, ¿no es ya anacrónico el límite de edad de 18 años? ¿la protección del menor no debiera ser en especial para cuando éste es víctima de violencia, como en el caso de una niña violada, pero no para cual el menor es el agresor? ¿la justicia no debiera tener en cuenta otro tipo de penalidades – amonestaciones, tal vez – para cuando se trata de medios que no suelen tener una conducta general de agravios a menores, como en el caso de La Prensa Gráfica que hasta está regido por una manual sobre el tratamiento de la violencia en sus páginas?
Este conflicto, ofrece, sin duda, la oportunidad de que se pueda plantear y replantear el papel de los medios de comunicación en sociedades cada vez más violentas y, especialmente, que la ley y la justicia tengan la necesaria flexibilidad para reformarse y adaptarse a los nuevos retos que ofrece la sociedad: violencia e inseguridad ciudadana.
Es decir, una típica polémica entre la protección de los menores y la protección de la libertad de prensa, dos garantías existentes a nivel constitucional y en los derechos y estándares reflejados en tratados internacionales.
La jueza del Juzgado Segundo de Menores de San Salvador, María Isabel Ponce Gallardo, condenó el 6 de abril al director ejecutivo del diario La Prensa Gráfica, José Roberto Dutriz, al pago de una multa equivalente a 50 días de salario mínimo, unos 340 dólares estadounidenses, por identificar y publicar fotos in fraganti - en violación de la Ley Penal Juvenil que protege a los menores de 18 años - sobre un asesinato ejecutado por un menor de edad, en aparente violación de la Ley Penal Juvenil.
La Prensa Gráfica reprodujo las fotografías del estudiante de 17 años cuando asesinaba el pasado 11 de marzo a otro joven de una escuela rival. La jueza, actuando de oficio porque la causa se radicó en su juzgado, abrió una investigación contra el periódico por haber publicado el rostro y el nombre del agresor, imágenes e información que en los días subsiguientes fueron reproducidas por otros medios de comunicación del país.
La Dirección Editorial del diario publicó a sabiendas de que estaba identificando a un menor y que corría el riesgo de sufrir represalias judiciales, pero sopesó los riesgos entendiendo que sobre ese caso de protección del menor prevalecía el derecho del público a saber. El director del periódico dijo que apelará la decisión, garantía que le asiste ante el debido proceso que indica la ley, y que, seguramente derivará en que se dicte una mejor una mejor jurisprudencia que servirá de antecedentes para discernir en casos futuros.
El caso es, más allá de una cuestión legal, un dilema ético para el periodismo y un desafío para la ley y la justicia.
Por una lado, el periodismo debe por lo general respetar la ley, sin embargo también tiene el deber / derecho de desafiarla cuando hay un conflicto de valores. En este caso se trataba de un joven, no de un niño, en un país en cuyas calles muchos crímenes son cometidos por menores y donde hay una fuerte presencia de pandillas juveniles, por lo que la publicación puede convertirse en un elemento disuasivo para la sociedad; especialmente porque se debió a un hecho público.
Además, no se trató de un menor cometiendo un delito simple, sino grave; es decir no se trató de proteger la identidad de alguien que robaba, sino de denunciar a alguien que cometió un homicidio, teniendo en cuenta que en varios países, cuando los menores cometen ese tipo de delitos, los jueces determinan que sean juzgados como personas mayores. Lo que realmente se debiera ver en esta situación, no es el conflicto entre las dos protecciones mencionadas, sino que se ha violentado el derecho a la vida.
Estos mismos temas que representan un dilema ético para los medios, resultan también un desafío para los legisladores y los jueces. Primero, dentro del contexto general de conciencia pública y de violencia agravado por las pandillas juveniles, ¿no es ya anacrónico el límite de edad de 18 años? ¿la protección del menor no debiera ser en especial para cuando éste es víctima de violencia, como en el caso de una niña violada, pero no para cual el menor es el agresor? ¿la justicia no debiera tener en cuenta otro tipo de penalidades – amonestaciones, tal vez – para cuando se trata de medios que no suelen tener una conducta general de agravios a menores, como en el caso de La Prensa Gráfica que hasta está regido por una manual sobre el tratamiento de la violencia en sus páginas?
Este conflicto, ofrece, sin duda, la oportunidad de que se pueda plantear y replantear el papel de los medios de comunicación en sociedades cada vez más violentas y, especialmente, que la ley y la justicia tengan la necesaria flexibilidad para reformarse y adaptarse a los nuevos retos que ofrece la sociedad: violencia e inseguridad ciudadana.
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