mayo 26, 2014

¿Internet más caro y restrictivo?

Llegará el día en el que buscar un dato por Google, compartir una foto en Facebook, ver un video en YouTube, conversar por WhaysApp o enviar una foto por Gmail, deje de ser gratis. Se pagará según el tamaño de los datos y tiempo de descarga.

Llegará el día en el que los usuarios podrán manipular sus datos, borrar lo malo e incómodo y dejar solo lo bueno, creando un mundo color de rosa, estilo Facebook. Se ignorará que el vecino fue narcotraficante y el otro un pederasta.

El día está cerca. Fallos judiciales recientes en EEUU y Europa, podrían perfilar profundos cambios en el uso del internet y, aunque parecen razonables, podrían derivar en legislaciones restrictivas para la libertad de expresión y de la red.

En EE.UU. la Comisión Federal de Comunicaciones está por desactivar la política de neutralidad, que ha permitido que el internet sea libre, gratuito y plural. Autorizaría a empresas proveedoras de servicios de teléfono e internet - ATT, Verizon, Comcast, DirectTV – a cobrar tarifas diferenciadas, según la velocidad de descarga que el usuario requiera.

Empresas que generan o divulgan contenido en la web - Google, Facebook y LinkedIn, entre otras – argumentan que el internet gratuito y libre ha permitido la expansión del conocimiento, la expresión y la innovación en el mundo entero. Netflix, Amazon, eBay y millones de negocios y comercios, nacieron y crecieron gracias a esa neutralidad.  

Sin esa cualidad, no solo se trasladaría el costo a los usuarios – suscripciones más caras e inundación de publicidad - sino que ATT (o Telefónica en América Latina), podría discriminar a qué motores de búsqueda darle servicio, silenciar contenidos no convenientes a su línea empresarial o elegir a Twitter por sobre Facebook porque paga mejor tarifa, una discriminación que terminaría afectando a los usuarios.

La neutralidad ya es ley en Chile, Brasil y varios países europeos. Sin embargo, por presión de las empresas de telecomunicaciones, ha sido descartada de la Declaración de Sao Paulo de la reciente cumbre mundial de Gobernanza del Internet en Brasil, infiriéndose que habrá presiones para eliminar la gratuidad del internet.

También en esa reunión se confirmó la tendencia a legislar para proteger los datos de los usuarios en el espacio digital y para que los motores de búsqueda eliminen contenidos ofensivos que puedan dañar la reputación de una persona. Así ya lo incluyó la “Constitución del Internet” de Brasil, decreto reciente sancionado por la presidente Dilma Rousseff.

Por otro lado, una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea fue a más profundidad. Falló a favor del “olvido”, generando jurisprudencia que obligará a los motores de búsqueda retirar información lesiva o no relevante de un usuario; incluso, cuando esta sea verdadera y legal.

El fallo no ordena borrar datos del pasado, sino que los buscadores eliminen los enlaces que permitan llegar a ellos, para que a nadie se le “condene de por vida” por errores o crímenes que ya fueron exonerados. El riesgo es que si los jueces no revisan caso por caso, aplicando severos criterios para ponderar la exactitud y relevancia de los hechos, se podría caer en una indiscriminada sobreprotección, violentando principios sobre libertad de expresión y del derecho a saber. Este derecho implica estar enterado si el vecino fue un pederasta, porque determinará la decisión de que mi hija juegue en el jardín de su casa, conocer sobre la operación negligente de un médico o que no se anule el acto de corrupción de alguien porque quiere lanzarse a una campaña electoral.

El derecho al olvido indiscriminado podría servir para que muchos poderosos escondan el pasado y manipulen la historia, y que la información no sea más que propaganda de actos buenos, quitándonos la capacidad de discernir. Distinto sería cuando la información es falsa, como el caso de la ex-modelo cordobesa, María Belén Rodríguez, quien llevo a juicio a Google y Yahoo por erróneamente vincularla a sitios porno.

Para que el internet no sea caro ni restrictivo, el desafío pasa por mejores tecnologías. Por un lado, una banda ancha más potente y, por el otro, que la justicia y las leyes, en vez ordenar que se olvide el pasado, obliguen a los buscadores a optimizar sus sistemas y eviten búsquedas en sitios nada confiables. 

mayo 20, 2014

Mundial y Brasil: ¿Orden y progreso?

Se suponía que el Mundial sería vidriera para que un Brasil alegre, renovado y potencia hiciera honor al lema de su bandera: “Orden y Progreso”. Sin embargo, los deficientes preparativos para la fiesta máxima del fútbol están desenmascarando al país de siempre: Desorganizado, desigual, inseguro y corrupto.

Posiblemente, cuando la pelota empiece a rodar el 12 de junio y el resto del mundo fantasee con pegar otro “maracanazo”, los brasileños olvidarán los problemas y soñarán con ganar la sexta copa. Sin embargo, a tres semanas del Mundial, los sueños parecen pesadillas. El gobierno muestra  desorganización y sus ciudadanos, inconformismo y reprobación.

No es para menos, el estadio inaugural de Sao Paulo a duras penas estará listo para recibir a Croacia. También inconclusas están las renovaciones de los aeropuertos, los nuevos sistemas de transporte de pasajeros y una más eficiente red de telecomunicaciones. Mucha infraestructura complementaria en Porto Alegre, Curitiba y Cuaibá siquiera se construyó, pese al cacareo insistente del gobierno sobre que el Mundial potenciaría al país en progreso y bienestar.

El gobierno no tiene excusas. Brasil ha sido el país con mayor tiempo para prepararse en la historia de los mundiales, contando con un presupuesto holgado de 14 mil millones de dólares, de los cuales 4.6 mil se destinaron a la renovación de cinco estadios y la construcción de siete. Pese a ello, se cree que algunos no estarán a tiempo, como el de Cuibá, donde la semana pasada murió otro obrero, de los nueve que fallecieron por la mayor prisa de las obras.

Pero el problema mayor ni es de tiempo ni qué se construye, sino cómo. Una investigación reciente de la Associated Press destapó una olla de corrupción. Demostró un aumento estratosférico de los aportes a campañas electorales por parte de las empresas beneficiadas por los contratos, desde que arrancó el proceso mundialista en 2007. Los auditores descubrieron que el estadio de Brasilia, con un gasto total de 900 millones para una ciudad donde no hay siquiera fútbol de primera división, tiene un exceso de facturación de 247 millones; mientras que una de las constructoras incrementó en 500 veces sus donaciones a la campaña presidencial de octubre próximo.

Esta corrupción es la que terminará pasando factura a los políticos. Tres de cada cuatro brasileños encuestados no tiene dudas de que el Mundial potenció la corrupción, por lo que la mitad piensa que el fútbol, orgullo e identidad nacional, no dejará una imagen positiva para el país. La gente está cansada. El inconformismo ya se sintió fuerte en la calle este jueves con manifestaciones anti Mundial en varias ciudades y se espera que, como el año pasado, aumenten su fuerza en reclamo por menos corrupción y mejores condiciones de vida para todos por igual.

Es cierto que el gobierno ha ayudado a sacar a millones de la pobreza. Pero los barrios de marginados escondidos detrás del telón de los nuevos estadios, es recordatorio de que se necesitan mayores esfuerzos para combatir la desigualdad social.

El Mundial desenmascaró que los desafíos persisten, aunque el gobierno reclama haberlos superado. Uno de los principales es la inseguridad. En las últimas semanas, los disturbios provocados por narcotraficantes en varias favelas de Río demostraron que los barrios no están tan pacificados como aduce la policía. También inquieta la ocupación de tierras adyacentes a la Arena Corinthians de Sao Paulo, ya que el gobierno teme que el Mundial puede ser la vidriera de los sin techo para sus reclamos.

Pese a la desorganización, el gobierno exuda optimismo o lo aparenta de cara a las elecciones. Dice que se culminarán los estadios, la seguridad se notará mayor y que muchas de las obras de infraestructura, en especial de transporte de pasajeros, aliviarán las siempre endiabladas arterias de Sao Paulo y Río, para que el millón de turistas esperado disfrute de un Brasil mejor.

La presidente Dilma Rousseff promete hacia afuera un fútbol sin racismo y violencia. Y aunque los brasileños no reprueban esa prédica, preferirían un país sin corrupción ni Mundial o imagen positiva; pero con bienestar, salud y educación para todos. En honor a su bandera, no quieren que el gobierno busque el “progreso” sin “orden”.

mayo 12, 2014

Responsabilidades ante el cambio climático

Dos cosas podrían unir al mundo: Una invasión extraterrestre y la lucha contra el calentamiento global. La primera está fuera del radar y la segunda todavía no cuaja, pero crece la idea que la salvación del planeta es responsabilidad de todos.

En esa dirección apunta un informe científico que esta semana divulgó Barack Obama para crear conciencia entre los estadounidenses sobre los riesgos del cambio climático. 
Por primera vez, EE.UU. se asume en responsable de los descalabros medioambientales, descartando el estereotipo hollywoodense de que es el único capaz de salvar al mundo de Godzillas o calamidades naturales.

Aceptando que ha contribuido a elevar la temperatura global con la emisión de gases invernaderos, Obama archiva una actitud defensiva y evasiva que fue política oficial en cumbres mundiales sobre medio ambiente. Lo más relevante del informe creado por 300 científicos, “Evaluación Nacional del Clima”, es que se centra en las causas presentes del cambio climático, más que en las consecuencias del futuro. Y aunque no es un informe autocrítico, el gobierno asume que debe reducir la polución por emanaciones de automóviles y explotación de energías fósiles.

En realidad ni Obama ni EE.UU. descubrieron la pólvora con este estudio. Lo que sucede es que antes, la crisis económica impuso otras prioridades haciéndose la vista gorda a nuevos empleos y recursos como los de la industria petrolera con el método “fracking” de extracción, pese a los graves daños que causa al medioambiente. Es que las evidencias y acciones que se reclaman ahora, ya estaban incluidas en “Una verdad incómoda”, aquel documental de la década pasada sobre el cambio climático, por el que el ex vicepresidente Al Gore ganó el Nobel de la Paz.

Lo más importante de este informe es que crea conciencia ciudadana y política con cuestiones tangibles, alejándose de imágenes lejanas y abstractas de osos polares sin hielo y glaciares en retroceso. Muestra cifras y experiencias diarias frente a tornados y huracanes más potentes; costas erosionadas; sequías, inundaciones e incendios; enfermedades respiratorias; problemas de transporte y gastos económicos siderales. Todo ello como producto de que la temperatura aumentó un grado en dos décadas, lo que no había ocurrido en tres milenios.

El área metropolitana de Miami es prueba fehaciente de que las predicciones catastróficas que se creían del futuro, ya son parte del presente. En Miami Beach se construyen plantas de bombeo faraónicas para contrarrestar las inundaciones y la erosión que provocan las mareas cada vez más altas, y evitar que la zona se convierta en la nueva Atlántida del siglo XXI.

El problema es que la lucha contra el mar es desigual y costosa, si se considera que solo ha subido 20 centímetros en un siglo, y que se pronostica en un metro el aumento en 90 años. Seguramente, los residentes de Miami y ciudades de países desarrollados podrán afrontar impuestos y seguros más caros para apuntalar la infraestructura necesaria, pero uno se pregunta qué pasará con aquellas ciudades costeras de países más pobres.

El informe de la Casa Blanca coincide con las predicciones apocalípticas de otro difundido el mes pasado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas. Sentenció que los efectos dañinos por las emanaciones de gases de efecto invernadero son irreversibles. La única esperanza es no seguir agravando el problema. Los países deben reducir al mínimo las emisiones, cambiando la mentalidad hacia una cultura política y tecnológica que favorezca la generación de energías renovables, como la eólica y la solar.

Para lograr este cambio ni hay tiempo ni excusas. Los gobiernos tienen el desafío de respetar el concepto de “naciones unidas” y trabajar el año próximo en la Cumbre de París con soluciones de consenso. Si los países ricos deberían pagar indemnizaciones a los pobres es cuestión de estrategias, pero la obligación es que todos deben asumir su cuota de responsabilidad.

Para el resto de los mortales, lo prioritario es ejercer el derecho al voto pensando en la vida de nuestros nietos, para cuando sean abuelos. Con eso en mente, no deberíamos votar por aquellos políticos que no tienen conciencia medioambiental o no ofrecen un plan para combatir los efectos del cambio climático. 

mayo 05, 2014

NBA y FIFA: Reacciones distintas al racismo

En un país donde la justicia se percibe y se pretende severa, era de esperar que la NBA, la asociación de básquet de EE.UU., condenara a “pena de muerte” a Donald Sterling, el propietario de los Clippers de los Ángeles, por comentarios altamente racistas que se resisten a abandonar la cultura estadounidense.
A pesar de que el comisionado de la NBA no es juez, debía mostrarse estricto con la aplicación del reglamento ético/administrativo, para remarcar la política de tolerancia cero al racismo. Así vedó a Sterling de por vida en cualquier actividad de básquet profesional, lo multó con 2.5 millones de dólares y, seguramente, lo obligará a vender su equipo.
La prueba del delito fue concluyente. En la grabación telefónica, difundida por el sitio digital deportivo TMZsports, Sterling le refriega a su novia haber publicado una foto en Instagram con Magic Johnson, diciéndole que puede acostarse con negros, pero no promocionarlos ni traerlos a su estadio.
La infracción y la evidencia sobre un tema todavía a flor de piel, pese a siglos de lucha por la igualdad, obligaron a la NBA a ser políticamente correcta. En especial ante una persona pública, interna a la institución y reincidente, que ya había sido condenado por la justicia por discriminar vivienda a negros y latinos.
La reacción también tuvo que ver por la presión creciente que ejerció la Casa Blanca, artistas, periodistas, estrellas actuales y pasadas, como Lebron James y Michael Jordan que, con pulgar para abajo como en circo romano, pedían castigo severo. De lo contrario, las amenazas implicaban boicots contra juegos y contagio de conflicto a otros deportes profesionales.
A la NBA, con 76% de jugadores de raza negra y cuidadosa de la discriminación, con programas propios de igualdad de género, étnicos y de origen, no le quedó otra que ser severa. Tal vez actuó con mayor firmeza que un juez, que hubiera contemplado atenuantes ante una evidencia de origen dudoso.
La alta sensibilidad por el tema y la presión de los líderes de opinión, no permitieron que se considere el mayor atenuante. Se trató de una grabación clandestina de una conversación telefónica privada; una riña de celos, en el que la pareja suele terminar en insultos y con intención de herir.
Sorpresivamente, esa invasión de la privacidad quedó fuera de la discusión, siendo que meses antes, la sociedad condenó al gobierno por usar esas mismas prácticas delictivas para espiar a ciudadanos a través de la Agencia Nacional de Seguridad.
Más allá de los atenuantes, lo importante del mensaje de la NBA no fue tan solo por su contundencia, sino por su posible influencia. Quizás contagie a otras federaciones deportivas, como la FIFA, que ha sido más tolerante ante el racismo y la discriminación dejando a sus integrantes indefensos y a tener que apelar a acciones individuales.
Prueba de ello es lo que ocurrió al defensor del Barcelona, Dani Alves. Comió la banana que le arrojaron en el estadio del Villareal, lo que despertó una oleada de solidaridad anti racista en las redes sociales, cuyos usuarios, celebridades y comunes, copiaron el gesto de Alves bajo la etiqueta #todossomosmacacos. La actitud jocosa fue significativa, considerándose que se trató de una reacción popular ante la inacción de las autoridades españolas y de la FIFA contra el racismo.
Su caso no es nuevo, denunció que él y otros futbolistas vienen absorbiendo insultos desde hace 10 años y en todos los estadios sin excepción. Por ello, ente la vergonzante inacción, piden legislación más severa contra fanáticos y futbolistas racistas, así como se implementaron en Inglaterra y Alemania.
Los casos en contra de Sterling y el gesto de Alves, y la correspondiente cobertura en medios y  redes sociales, tienen la virtud de haber elevado la conversación pública. Empujaron a empresas a actuar para que boicoteen auspicios, motivaron a políticos a pensar legislaciones y, sobretodo, incentivaron campañas de solidaridad y educación sobre los estragos de delitos y mensajes de odio, que no son ajenos a país alguno.
El Mundial de Fútbol será la próxima prueba anti racismo. La presidente Dilma Rouseff dio el primer paso. Conmovida por el gesto de Alves, comprometió recursos y medidas para que el “jogo” no sea solo bonito, sino también limpio. 

mayo 03, 2014

Responsabilidades ante la Libertad de Prensa

No hay mayor valor para una democracia que la libertad de prensa y el derecho a la información, un valor prioritario y superior a otros derechos esenciales como la justicia y la igualdad.

Solo basta mirar a las sociedades más avanzadas para confirmar que su desarrollo político, social y económico está íntimamente ligado a la tolerancia y apertura de los gobiernos frente a la opinión e información. Por el contrario, no es casual que los países poco desarrollados son los que tienen menores niveles de libertad de prensa y de expresión.

Una mirada profunda y detallada sobre los países latinoamericanos corrobora esta percepción. Aquellos con mejor nivel económico, menor índice de corrupción, más seguridad, mejor acceso a la educación y mayor bienestar emocional, son aquellos donde la libertad de prensa es más respetada. Uruguay y Costa Rica, se destacan de un pequeño grupo.

En la antípoda, las naciones son muchas más, empezando por Argentina y terminando por Venezuela; y en el medio, un grupo inmenso de países cuyos gobiernos creen que tienen el poder de conceder a la sociedad la libertad de expresión, desconociendo que es un derecho natural inherente al ser humano, y el principal, que sus propias Constituciones reconocen y le mandan custodiar.

Esa actitud gubernamental soberbia hace que en muchos países se hayan creado leyes y decretos para limitar la libertad de prensa o la libertad de los medios y los ciudadanos a expresarse sin ataduras. Esta es, sin dudas, la forma más exitosa que han encontrado para blindarse, evitar la fiscalización y la rendición de cuentas, valores esenciales de una democracia a los que todos se comprometen durante procesos electorales, pero que luego se olvidan tras asumir el poder.

La libertad de prensa es superior a otros valores, porque ningún otro se puede manifestar y plasmar adecuadamente – educación, salud, seguridad, justicia -  cuando la sociedad no tiene el derecho a saber, a opinar, a criticar y a poder presionar para que los gobiernos – simples administradores de la cosa pública – cambien el rumbo o tomen los correctivos necesarios.

Es verdad que la seguridad de la libertad de prensa y la labor de los medios, tradicionales y digitales, va mucho más allá de los desafíos que le imponen los gobiernos. Pero son los gobiernos los que tienen la mayor responsabilidad, siendo los custodios naturales de las libertades individuales y sociales, tal como lo expresan las Constituciones y todas las declaraciones internacionales, desde la Carta Democrática Interamericana hasta la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.

Sin embargo, no puede relegarse en el gobierno la responsabilidad única. Por su importancia, la libertad de prensa así como es un derecho de todos, también su custodia debe ser una responsabilidad de todos. La mayor cuota de este deber por supuesto que le corresponde a quienes hacen de la información un trabajo cotidiano y profesional – medios y periodistas – y a todo aquel que gracias a las nuevas tecnologías – internet y redes sociales – ha podido comprobar en forma personal y grupal el poder de la comunicación.

Por supuesto que hay personas, grupos o medios que manipulan esta libertad causando grandes problemas de injusticia. Pero no por ello estos canales deben censurarse, sino todo lo contrario. Los desfasajes de la libertad se curan con mayor libertad, con mayor pluralidad y diversidad de voces porque, en definitiva, la libertad de expresión no es tanto un atributo de quien emite el mensaje sino de quien lo recibe.


Por ello, la responsabilidad de custodiar la libertad de prensa es una obligación de cada uno de los ciudadanos. Debe exigirla y nutrirla, si pretende vivir en una democracia creciente y mejor.          

Reflexionar sobre esta responsabilidad puede ser el mejor tributo a este 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa.

abril 28, 2014

La obra incompleta de Gabo

Hay personas que al morir, viven siempre. Gabriel García Márquez es una de ellas. Inmortal. Pedestal que conquistó por el soberbio manejo del realismo mágico, género en el que mezcló sus dos grandes pasiones, periodismo y literatura.

No soy crítico literario para descifrar la genialidad de la ficción mágica de “Cien años de soledad” o la realidad biográfica de “Vivir para contarla”. Pero puedo juzgar el mundo periodístico de Gabo, esa profesión que abrazó y con la que inspiró y formó a miles de reporteros a través de su Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, en su amada Cartagena.

Siempre me sorprendió lo celebrado que fue su discurso sobre periodismo, “El mejor oficio del mundo”, ante la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa en 1996. Me sorprendió la algarabía de muchos periodistas que parecieron embelesados por el título, cuando aquello invitaba a la autocrítica, por lo dura y descarnada de la reprimenda.

Gabo no dejó títere con cabeza. Después de calificar al periodismo escrito de género literario, criticó a los reporteros por sus faltas de ortografía, mala sintaxis y poca cultura. Reprendió a un periodismo deshumanizado y extraviado “en el laberinto de una tecnología disparada sin control”. Regañó a los medios por su competencia feroz y calificó de “laboratorios asépticos” a las salas de redacción, donde es “más fácil comunicarse con los fenómenos siderales, que con el corazón de los lectores”.

Antes de terminar y tras acuñar la frase “la ética debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón” – lema que luego adoptó para sus talleres de nuevo periodismo, donde enseñaron ilustres narradores como Tomás Eloy Martínez, Alma Guillermoprieto y Terry Andersen – Gabo criticó a las facultades de Comunicación por enseñar “muchas cosas útiles para el oficio, pero muy poco del oficio mismo”.

Pero lo que más me sorprendió de aquel discurso elocuente y justo, es que sonó incompleto. Ausencia total de autocrítica. No dijo una sola palabra sobre cómo su compromiso político con la revolución de Fidel Castro, hizo que evadiera la responsabilidad ética e intrínseca de todo periodista: Defender la libertad de prensa.

Gabo, quien vivió y sufrió exilios en busca de libertades, fue un ferviente admirador y confesor íntimo del dictador cubano que censuró a poetas, escritores y periodistas; contradicciones que no le perdonaron sus contemporáneos premios Nobel, como Octavio Paz, Herta Müller y Mario Vargas Llosa.

Para que Gabo ocupara un sitial intachable en la historia del periodismo, le hubiera bastado censurar  públicamente a Fidel por reprimir a quienes intentaban opinar y reunirse en contra de la revolución o, después, haber protestado por la Primavera Negra, aquel marzo lúgubre de 2003 cuando el régimen comunista puso a pudrir en las cárceles a 75 disidentes, entre poetas y periodistas independientes. Pero no lo hizo.

Puede que en privado haya hecho mucho más que nadie. Hay evidencias que Gabo intercedió ante Fidel para que libere a algún periodista o deje de fusilar a algún disidente. Pero su estatura y fama le obligaban un mayor compromiso y responsabilidad pública frente a las libertades de prensa y expresión. Su silencio y falta de solidaridad con los periodistas sufrientes de Cuba, le inhibieron moralmente para pedir por más libertades en otros lares.

Fiel a sus convicciones, Gabo también incursionó en la propaganda pese a predicar contra ella. Para contrarrestar la propaganda colonialista de las grandes agencias de noticias y al imperialismo del cine hollywoodense, ayudó a fundar la agencia de noticias Prensa Latina en La Habana y luego la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano.

Pese a ello no se le pueden quitar jalones para el oficio periodístico. En otra reunión de la SIP en Los Cabos, México, junto a su mentor, José Salgar, describían como redactaban sabrosas crónicas de jovenzuelos, robándole características, giros y personajes a la literatura, creando un nuevo periodismo que aunque pudiera lesionar valores tradicionales de la profesión, tenía como meta llegar al corazón del lector.

Sin dudas, Gabo dejó para la literatura una obra completa, clásica y universal. En cambio, para el periodismo, pese a todos sus grandes aportes, dejó una obra incompleta y con grandes contradicciones.

abril 22, 2014

Los linchamientos y la justicia

Unas pocas palabras de consternación del papa Francisco bastaron para detener una ola de linchamientos en Argentina que se extendió después que una multitud mató al joven David Moreira, por robarle la cartera a una mujer en Rosario.

Los linchamientos se detuvieron pero no su causa: Un sentimiento y experiencia ciudadana de impotencia, indefensión e inseguridad ante una serie de delitos que el Estado no parece que pueda controlar.

La justicia por manos propias demuestra que la gente está cansada de la ineficiente administración de justicia, y que pide soluciones concretas para terminar con la inseguridad y la impunidad. No es casualidad que esta reacción popular, autodefensiva y primitiva, haya florecido mientras los políticos debatían una propuesta de reforma al Código Penal que reduce las penas a ladrones y narcotraficantes, hoy, según encuestas y titulares de diarios, dos problemas que más quitan el sueño a los argentinos.

Un estudio reciente, divulgado por Naciones Unidas demuestra en forma palpable que en los países con más impunidad o menos castigos, los delitos tienden a crecer. No es casualidad que el continente americano es donde se registró la mayor cantidad de asesinatos del mundo en 2012 – 36% de los 437 mil – pero, al mismo tiempo donde existe menor tasa de condenas judiciales, con 24 por cada 100 mil habitantes. Por el contrario, Europa contó solo con el 5% de homicidios, y una tasa de condenas mucho mayor: 81 por cada 100 mil habitantes.

La falta de justicia ordinaria suele degenerar en casos de ajusticiamiento popular, un tema endémico en América Latina, que ahora abarca a Argentina y a Brasil, pero que es recurrente en Bolivia, Guatemala y México, donde el fenómeno también está ligado a la justicia comunitaria y ancestral.

Más allá de cuestiones culturales, la justicia por manos propias muestra que está causada por la debilidad o ausencia de las instituciones, en especial en el interior de los países, aquellos que giran en torno a sus capitales. La mayoría de las veces se trata de un problema de falta de recursos y profesionalización del ministerio público y, muchas otras, porque la policía y la justicia son permeables a la corrupción generada por la política, el sector privado y el crimen organizado. Todo esto, además, agravado por el amarillismo de los medios, la falta de independencia judicial y el clima polarizado generado por la política.   

La falta de instituciones y de justicia también ha llevado a que en algunos países los linchamientos sean crímenes de odio, aprovechados por homofóbicos y xenofóbicos para tareas de “limpieza social”. Así han proliferado los escuadrones de la muerte en Brasil, Chile y Argentina o ejércitos clandestinos de autodefensas como en Colombia y en el México actual, transformándose en movimientos incontrolables que generan mayores abusos que soluciones.

Los linchamientos aparentan acercar soluciones porque resuelven en minutos lo que la justicia ordinaria tarda años. Pero el problema es que trastocan el principio de la proporción entre el delito y la pena. De ahí que a Moreira se le haya “sentenciado” a muerte por haber robado una cartera. El juez, bien o mal, actúa según un orden legal y social, mientras que en la masa, como se observó en Rosario, las personas, refugiándose en el anonimato, se desinhiben, pierden la razón, contagian violencia a otros y confunden justicia con venganza.
Para acabar con este círculo vicioso del que se nutren la inseguridad, la impunidad y la justicia por manos propias, el reto de América Latina es aumentar los presupuestos demostrando que la justicia no es un gasto sino una inversión, permitiendo mayor acceso a mejor justicia; la fórmula eficiente que utilizaron los países más desarrollados del continente, como EE.UU. y Canadá, para controlar la corrupción y el crimen, y para alcanzar más desarrollo e igualdad. El otro desafío es dotar de mayor profesionalización y valores de honestidad a las policías, como se logró en Chile y Colombia, para combatir delitos cuyo número se ha triplicado en la última década.

Pero para emprender cualquier cambio, como este que es cultural, el primer paso lo debe dar el poder político evitando seguir linchando al Poder Judicial o manipularlo como un instrumento político para alcanzar sus fines. 

abril 19, 2014

Los titulares, reflejo de grandes contrasentidos

En este continente americano profundamente nuestro, tal vez reflejo del mundo bipolar, se destaca la capacidad humana para las contradicciones. Basta leer a diario los titulares de los periódicos, sintonizar las decisiones que toman quienes lideran y comparar la realidad que nos tocó vivir ayer con la de hoy.

De tantas experiencias, de tantos contrasentidos vividos, a uno no le queda más que abrazarlos y vivir resignado con ellos. En ese sentido, varios titulares acaparan mi atención, el principal es la muerte del gran periodista y novelista colombiano Gabriel García Márquez. Dueño de una prosa irresistible, mágica y libertaria, Gabo, contradictoriamente, también abrazó como suya a la revolución cubana de Fidel que se dedicó a quitarle la libertad a su pueblo, libertad que él jamás se permitió quitar a sus personajes. Cómo pudo alguien, reconocido periodista en mayúsculas, haber hecho tan poco para interceder con su amigo revolucionario para que se libere a los periodistas independientes que la Primavera Negra arrojó a pudrirse en sus cárceles. Unas cuantas palabras sobre libertad de prensa y sobre buen periodismo, como las que luego impregnaron su escuela de periodistas en Cartagena, hubieran servido para cambiar la situación. Posible es que por debajo de la mesa Gabo haya hecho mucho. Pero no haciendo público algo que hubiera podido avergonzar a su amigo o romper una amistad íntima de décadas, se omitió una buena posibilidad. Creo que esta fue su gran contradicción.

El EE.UU. de hoy, gracias a las nuevas tecnologías de la información que creó y exportó generosamente para el mundo, han mostrado a la gran nación con sus grandes contradicciones, y para ello bastaron sus propios ciudadanos como Edward Snowden, Bradley Manning, quienes a su estilo trataron de convertirse en los “garganta profunda” del Watergate aquel, pero sin la pericia del anonimato de antaño, sino enfundados como personajes de reality show, parte de una cultura “feisbuqueana” que ha hecho de la vanidad y el narcisismo un rasgo habitual de nuestro tiempo. Pero hoy el titular que más llama la atención, es el que se desprende de un informe de Naciones Unidas, que retrotrae la memoria a “12 años de esclavitud”, donde se aprecia un país contradiciendo a su propia historia y a sus líderes, de Abraham Lincoln a Martin Luther King, en el que los negros – y también los latinos – debido al color de su piel, no tienen las mismas oportunidades educativas, un tono distintivo de la desigualdad que sigue imperando en el país.

Y el otro titular que me llamó la atención es el que rescata a Cristina de Kirchner buscando regular los piquetes, cortes de ruta y protestas populares, para que se transformen en manifestaciones de civilidad, tratando que el derecho de asociación y reunión no empañe los demás derechos de los argentinos. Poner cuotas, horarios y restricciones geográficas a quienes protestan a fin de que los derechos de algunos no pisen los de sus semejantes, tiene gran sentido común basado en el orden civil y democrático. Pero el gran contrasentido no deviene de los principios bien aplicados, sino de la practicidad de una mandataria que busca coartar el disenso, pero quedando públicamente como demócrata. Porque uno sabe que el peronismo histórico – especialmente en esta última década de la mano de ella y su marido -  siempre hizo gala de las movilizaciones para demostrar fuerza política y censurar a la oposición.
Contradicciones o hipocresías son parte intrínseca de este mundo bipolar que todos estamos destinados a vivir y que, obviamente, también han calado hondo en nuestra forma personal de ser y actuar.          

abril 15, 2014

EE.UU. y mala propaganda por el ZunZuneo en Cuba

El sabio dicho de que el fin no justifica los medios cobra de nuevo relevancia en las relaciones entre EE.UU. y Cuba. El ZunZuneo entra en esa categoría. Se trata de un programa creado y manipulado por el gobierno estadounidense dirigido a los ciudadanos cubanos para incentivar su disenso, protestas callejeras y cambios democráticos mediante mensajes por telefonía móvil. 

El ZunZuneo o “twitter cubano” duró dos años, dejando de existir en 2012 por falta de fondos, sin lograr cambios ni “primaveras” como en los países árabes. Esta semana el Congreso investigó si la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), desvirtuó su carácter humanitario con un programa ilegal, secreto y con fines políticos.

Nadie puede asombrarse. La información siempre ha sido utilizada como propaganda o arma tanto para liberar, oprimir o confrontar. Y EE.UU. tiene una larga trayectoria en Cuba con proyectos como Radio y TV Martí, con el objetivo de romper el bloqueo y control informativo. Pero, ¿se puede justificar el ZunZuneo en nombre de la democracia? 

¡No! por varias razones. La más importante es la seguridad de los 40 mil usuarios cubanos que se suscribieron al servicio de textos sobre fútbol, béisbol e información general, sin saber que serían manipulados para disentir y protestar contra el gobierno. 

Se los expuso a posibles represalias – detenciones, agresiones y hostigamiento - que el régimen aplica contra “subversivos” o “ayudantes del enemigo”, es decir contra todos aquellos que buscan y difunden información por fuera de las fuentes estatales. Solo en enero, se registraron 1.052 casos de golpizas y detenciones arbitrarias, según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.

Además, el gobierno cubano inició una pesquisa interna en la empresa estatal Etecsa para descubrir la fuente que pasó nombres y datos de usuarios a las empresas fantasmas del gobierno estadounidense, lo que supone duras represalias. 

El ZunZuneo tampoco fue bueno para la política exterior de EE.UU., confirmando la prédica de gobiernos poco democráticos como los de Bolivia, Ecuador y Venezuela que expulsaron a la USAID por actividades políticas en sus territorios. Pero no solo es un problema de credibilidad, sino que se puso en riesgo al personal de la USAID por participar de actividades clandestinas y peligrosas, más apegadas a funciones que desarrolla la Agencia Central de Inteligencia.

Lo del ZunZuneo cobra relevancia porque es un eslabón más de una larga cadena de escándalos del gobierno de Barack Obama, a los que se suman Wikileaks delatado por Julian Assange, el espionaje masivo revelado por Edward Snowden, la falta de transparencia y el fisgoneo contra periodistas. 

Justificándose en el precepto de promoción de la democracia que EE.UU. lanzó 50 años atrás en plena Guerra Fría, muchos consideran que el ZunZuneo sirvió para combatir la censura de un régimen que solo permite navegar internet en 200 salas, donde se cobra 4.5 dólares por hora, mitad del sueldo promedio mensual. El régimen ahora promociona una red domiciliaria de acceso a internet, pero con la advertencia de que seguirá bloqueando sitios “contrarrevolucionarios”, es decir más del 90% de todo lo que circula en la web.

Está visto que estos programas políticos como el ZunZuneo no han traído grandes cambios, en las más de cinco décadas de la dictadura. Los cambios se podrían buscar en forma más eficiente y, seguramente, ocurrirían con más rapidez si se permitiera a la empresa privada “invadir” Cuba, levantando el embargo que mantiene EE.UU. En esta época de economía global, y con la mayor apertura económica de los Castro, la iniciativa privada pudiera ser el mejor antídoto contra el régimen.

Además, programas clandestinos como el ZunZuneo, al manipular y tratar a la gente como tonta, desvirtúan el concepto de “multitudes inteligentes” que se acuñó tras la autodeterminación espontánea que las poblaciones suelen alcanzar mediante la comunicación por telefonía móvil y redes sociales. 

El ZunZuneo demuestra que si bien promover democracia es una cuestión inherente al gobierno estadounidense, los métodos que utiliza en el exterior son muchas veces incoherentes con su política interna de transparencia y respeto a los derechos humanos.

abril 12, 2014

Beckham, Miami, f'útbol y cambio climático

A tiempo con la fiebre por el Mundial de Brasil, el icónico emprendedor David Beckham trazó una irresistible propuesta para Miami: Dotar a la “ciudad del sol” con un club de fútbol profesional.

El sur de la Florida no tuvo buenas experiencias con la “pasión de multitudes”, que siempre prefirió al béisbol sobre el fútbol. Pero la más reciente ola migratoria suramericana, europea y global, definida por los 107 idiomas que se hablan en las escuelas públicas de Miami, es suelo propicio para el proyecto del ex capitán del Manchester United.

Además, Beckham y Miami están hechos uno para el otro. Tienen buena imagen y fama mundial. Es verdad que aparentan superficialidad, él casado con una ex “spice Girl” y vendiendo Gillete; y Miami por sus playas y gente tirada al sol todo el tiempo, con tatuajes, implantes y mucho botox. Sin embargo, ambos tienen más profundidad. La destreza para el marketing lleva a Beckham a buscar un lugar junto a los cruceros del puerto de Miami para su estadio y un centro comercial revolucionario, para que el fútbol sea inversión, negocio y espectáculo.

Miami, por su lado, en los últimos 20 años se consolidó como centro de atracción e inversión internacional, referencia para el arte, la moda, la música, la tecnología, los negocios inmobiliarios, las grandes convenciones como el Art Basel y los Mega conciertos, como el festival de música Ultra, que en su última versión esta semana atrajo a 160 mil jóvenes de todo el mundo.

Miami es imán y termómetro. Atrae lo que otras sociedades rechazan o expulsan. Los inmigrantes cubanos son la muestra perfecta, aunque últimamente debido a las crisis suramericanas, políticas y económicas, la ciudad dio refugio a argentinos, brasileños, colombianos y venezolanos, que llegaron con sus miedos pero también con inversiones millonarias. Sumados a rusos, canadienses y asiáticos, todos con efectivo en la mano, demandaron mayor construcción de apartamentos que se agotan antes de inaugurarse. Es también una burbuja, pero real, muy distinta a la del 2008, cuando la construcción se disparó por los créditos hipotecarios que los bancos no pudieron cobrar, despertándose una crisis financiera de proporción mundial.

Obviamente en toda esa maroma de crecimiento - a la que también contribuyen los viejos que vienen a pasar sus últimos inviernos - aparecen los corruptos. Miami es la capital del fraude del servicio federal de salud para ancianos y también del hipotecario. A ello se le suma la corrupción de una clase política que dilapida recursos o soborna, aunque a diferencia de otros lares, son delitos que se pagan caros. Solo en los últimos meses fueron encarcelados cinco alcaldes de municipios de la zona metropolitana.

Como en cualquier ciudad en constante y rápido cambio, Miami también muestra signos de desigualdad. Solo basta recorrer barrios, desde el pobrísimo Pequeño Haití, hasta el opulento Key Biscayne u observar pordioseros esquivando Ferraris y Maserattis. Y tiene desafíos. Es que la construcción de grandes edificios en el downtown, centros comerciales y estadios como el que propone Beckham, seguirán siendo dolor de cabeza para los urbanistas y para quienes todavía no adivinan proyectos de transporte público y cómo alivianar el infernal tráfico.

Pero los políticos locales serían muy inconscientes si sólo se quedan en cuestiones de corto plazo, en administrar la riqueza, regocijarse por los 14 mil empleos que creó la industria del turismo en estos primeros meses o en el debate sobre si le darán a Beckham fondos públicos y un lugar en el puerto para su proyecto, lo que es ahora factor de fuerte disputa.

Los mayores desafíos para Miami y el sur de la Florida están en su futuro y no tiene que ver ni con su crecimiento ni con el fútbol, sino con su mayor cualidad y privilegio: La geografía. Se trata del cambio climático, con su amenazante aumento del nivel del mar y el calentamiento de las aguas que provocarán más cantidad de huracanes con mayor fuerza destructiva; y seguros elevadísimos.

Más allá de su imagen como la “capital del sol”, de sus íconos y propuestas deportivas, el después de Miami está ahora atado a los proyectos que puedan idear sus dirigentes para minimizar el impacto económico y social del calentamiento global.

Cambalache digital y la desinformación

  Les comparto una entrevista que me hizo el periodista Pedro Gómez de ABC Revista de ABC Color, periódico de Paraguay. Agradezco también al...