diciembre 06, 2013

Brasil; mucho más que fútbol

En algunas horas se sabrá que países acompañarán a los ocho líderes de grupo que disputarán el Mundial de Brasil a partir del 12 de junio de 2014. Con la expectativa creada por la ceremonia de hoy en Costa do Sauipe, empieza a descorrer el telón de un Brasil que ya ha dado mucho que hablar y cuyas controversias irán creciendo en el campo deportivo, pero también en el político y social.

La acostumbrada fiesta carnavalesca de un Brasil despreocupado no es parte de este Mundial. Más bien, el que resurgió es el Brasil de las protestas, de los jóvenes en las calles molestos por la inequidad de un país que apostó al fútbol y sigue descuidando a la educación y al desarrollo, poniendo paños muy tímidos a la galopante corrupción.
Es un Brasil más sincero, menos alegre pero más consciente; es el de aquellos amantes del fútbol que no piensan tanto en la fiesta sino que están preocupados sobre la infraestructura, temerosos de que ni siquiera esté lista para las Olimpíadas del 2016. 

Críticos del derrumbe del estadio de Sao Paulo que dejó tres víctimas, de que el tráfico será caótico y de aquellos que están preocupados de que el gobierno quiera seguir tapando a las favelas con arte, con la ilusión de que pasen desapercibidos a los ojos de los fanáticos extranjeros y turistas.

Es un Brasil más consciente, que denuncia que la elección de la modelo Fernanda Lima para que presente el emblema oficial de la Copa Mundial, fue por ser blanca, rubia y de ojos claros como acusó la prestigiosa revista Veja y que motivó a un fiscal de Sao Paolo a levantar sumario por “presunto racismo”. Pero también es un Brasil que sigue con todos sus amuletos y curiosidades, aquel que permite que Pelé participe de la ceremonia de hoy, pero que ni se atreva a tocar los papelitos del sorteo para que no invada la mufa y la mala suerte.

Después de hoy, empieza la cuenta regresiva. Se empezará a hablar de la suerte de algunas selecciones y la mala de aquellas que integren los grupos de la muerte. Pronto todos apostarán por los favoritos con la idea de poner presión psicológica a aquellas selecciones con chaces que, siempre, terminan por despedirse en la primera ronda. Y todos asentirán que Brasil, de local, es más potencia que nunca, por lo que el ejercicio, de ahora en más, será escoger al otro equipo que irá a la final y soñar como el maracanazo uruguayo del 50.

diciembre 03, 2013

Latinoamérica no podrá salir del pozo sin buena educación

Los políticos latinoamericanos parecen estar vendiendo espejitos para engatusar a la gente como los conquistadores hacían con los indígenas.
Esta semana de visita en EE.UU., el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y pronto a entrevistarse con Barack Obama, se llenó la boca sobre los avances de Colombia en todas las áreas y redobló su apuesta para su reelección futura no solo con el progreso para la paz negociada con las FARC, sino sobre los buenos índices de empleo que ha generado.
La posible y pronta presidente de los chilenos, la candidata y ex presidente Michelle Bachelet, habla de reformar la Constitución para dejar atrás el pasado y abrazar la educación universitaria gratuita. Mientras tanto en Argentina, la presidente Cristina Kirchner redobla sus esfuerzos para profundizar el sistema económico que las últimas elecciones le dijeron que no y en Brasil, la presidente Dilma Rousseff habla sobre los grandes logros económicos en contra de la miseria y de la desigualdad.
En Perú, otro país con un gozo económico sostenido sueña con un futuro aún más promisorio, casi a reflejo de toda Latinoamérica, incluida la siempre rica Venezuela petróleo-dependiente.
De esta forma, todos los líderes latinoamericanos hacen ver el progreso y el futuro a sus ciudadanos, sobre la base del crecimiento económico generado por una verdadera industria de materias primas y alimentos potenciado por países asiáticos, especialmente China, que dependen en gran parte de ellos para su supervivencia.
Hasta aquí los espejitos muestran una realidad buena y un futuro promisorio, aunque muy a corto plazo. A mediano y largo plazo la realidad es otra, muy oscura, si se tiene en cuenta la calidad de la educación que existe en América Latina comparada con otras partes del mundo, especialmente entre los países asiáticos.
Cuando se habla de los “tigres asiáticos” aquellos países potencia no es difícil advertir que están demarcados no por las palabras de los políticos sino por sus acciones; en especial por su gran inversión en educación. Solo basta una mirada por las universidades estadounidenses para que uno se dé cuenta de cuántos estudiantes asiáticos, becados por sus gobiernos,  se matricula y egresa con las mejores notas para así regresar a sus países.
Décadas atrás, los que hoy son “tigres”, parecían chihuahuas por su grado de subdesarrollo ni comparable a los países latinoamericanos de la época. La realidad hoy es diferente, muestra como la educación levantó esos países a condiciones de potencias.
Una rápida mirada a los resultados de las pruebas PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) muestra que los países latinoamericanos son los peores ubicados en el ranquin en matemáticas, lengua y ciencia, en una evaluación global que se hizo entre más de medio millón de alumnos de 15 años.
Según el informe que recogen hoy los medios de todo el planeta “Argentina comparte los últimos puestos de la lista con varios países de América Latina, pero sólo Colombia (62°) y Perú están peor (en el último puesto). Chile se ubicó 51°, Uruguay 55°, México 53°, Costa Rica 56° y Brasil 58°. El rendimiento en la región fue muy malo: todos estuvieron por debajo de la media académica de la OCDE”, como mostró el diario Clarín de Buenos Aires.
En cambio, en “el top ten del ranking se ubicaron los países asiáticos con Shanghai, Singapur, Hong Kong, Taiwán y Corea del Sur, seguidos por Macao, Japón, Liechtenstein, Suiza y Holanda”.

No hay mucho para escrudiñar sobre este estudio que se hace cada tres años y que lleva cinco veces de realizado en 12 años. América Latina siempre estuvo en el fondo y, aún peor, nunca atinó a mejorar (o lo hizo mínimamente), ni siquiera en países que han mantenido un desarrollo económico más sostenido como Brasil, Chile, Colombia y Perú.

diciembre 01, 2013

Argentina narcotizada

La Iglesia y la Justicia argentinas han pedido al gobierno detener al narcotráfico antes de que el país se transforme en un narco Estado. Pero no es fácil, las drogas han calado hondo y el gobierno no sabe cómo resolver el problema.

Lo primero que debe hacer es admitirlo, analizar su gravedad y en qué etapa está, comparar lo que se hace en Colombia, Perú, México y EE.UU., y así determinar su estrategia de lucha. El narcotráfico tiene tres estadios bien demarcados. Al principio enamora y gana las simpatías de las clases populares y después de ricas y poderosas. Luego confunde y corrompe todo. Y en su tercera etapa se vuelve incontrolable, violento y sanguinario matando todo a su paso. Es el mismo proceso que tiene la droga cuando entra en el cuerpo del adicto.

Todavía hay tiempo para hacer algo dicen obispos y jueces. Pero no es sencillo. El país tiene cuatro elementos del que se nutre y aprovecha el narcotráfico: Pobreza, corrupción, debilidad institucional y una geopolítica deficiente; está pensado en y desde Buenos Aires, dejando poblaciones y fronteras a la deriva.

La cultura política argentina es proclive al clientelismo, no a crear fuentes de trabajo. Es cuando los narcos se encargan de suplir a los pobres con lo que el Estado no provee. Pablo Escobar en Colombia y el Chapo Guzmán en México regalaron estadios de fútbol, clínicas, escuelas, plazas y hasta generaron empleo, porque el narco también necesita de enfermeras, choferes, músicos, guardaespaldas y tintoreros.

También suplen sueños a los más jóvenes, que prefieren vivir poco pero bien, que mucho y mal. Así el vicio escala y el tráfico se hace consumo, y todo se confunde. Llega a las clases más altas de la mano de modelos y músicos con narcocorridos o cuartetos, corroe a la farándula, al deporte y más a la política.

El narco penetra y carcome, y es ilusorio pensar que se queda en el mundo de las drogas. Sus estratosféricas ganancias se usan para apoyar campañas políticas, como la de Rafael Correa; para crear diputados como Escobar en Colombia o patrocinarlos como en el México actual; para arrastrar bancos a lavar dinero; invertir en inmobiliarias y concesionarios; donar a escuelas e iglesias; comprar y extorsionar a jueces, policías y periodistas. El narco no deja nada al azar. Se nutre en la corrupción y dobla la apuesta.

El narcotraficante establecido penetra en las clases poderosas a base de filantropía, como en sus orígenes lo hizo con los pobres. Y si es rechazado por su evidencia de opulencias mal habidas, lo hace en forma indirecta, con sus hijos que se mezclan socialmente a través de escuelas y clubes exclusivos.

El narcotráfico y las drogas son como un cometa en cuya cola anidan otros delitos. No es casual que Argentina ya sea el país con mayor cantidad de robos en América Latina, según Naciones Unidas. Los malhechores locales se rinden a los narcos internacionales como si fueran franquicia. Así, juntos, controlan bandas dedicadas a robos, secuestros, pornografía, prostitución y asesinatos.

En el país pronto los carteles tendrán nombres, se dividirán el territorio y se matarán entre ellos. Luego matarán a quienes corrompieron. Y cuando el Estado reaccione ya sea con militares como en México, agudizarán su estela de muerte y temor. Venderán protección y generarán autocensura en la prensa. Cuando se institucionalice y haya miedo de hablar sobre él, la Argentina terminará en narco Estado. Se trata del círculo metódico del narco.

¿Se puede hacer algo? Sí. Primero, admitir que el país es de consumo no solo de tránsito, un precio que se está pagando por complicidad, al haber permitido por más de 30 años que los narcos descarguen drogas en pistas clandestinas de Santiago del Estero o Salta. Segundo, se deben buscar referencias de éxitos en la policía depurada de Colombia, las leyes más severas en Perú, la justicia implacable de EE.UU., y evitar la ingenuidad de Uruguay de pretender combatir al narcotráfico con la legalización de la marihuana.

Tercero, es prioritario atender las fronteras y poblaciones más alejadas del país. Y cuarto, lo más importante, hacer una inversión mayúscula en recursos humanos y técnicos para la justicia, ya que su debilidad y la impunidad son el suelo más fértil donde crece el narco y sus negocios conexos del crimen organizado. 

noviembre 27, 2013

Legalizar marihuana y cuatro elementos uruguayos

El Senado de Uruguay terminó por dar pie firme a la legalización de la marihuana, convirtiéndose el Estado, a partir de ahora, en el único productor y vendedor de esa droga, al menos en los papeles.

Es el primer Estado latinoamericano en asumir el control y negocio de la marihuana, tratando de dar respuesta a experiencias fracasadas de lucha contra las drogas, ya sean estas de países consumidores o de producción y trasiego.

El sueño de este experimento uruguayo es convertirse en un referente en el mundo entero sobre cómo combatir al narcotráfico y a las drogas. Se trata de un país chico y bien estructurado ni tan centralista como otros, con poca pobreza, no tanta corrupción y con una justicia decente – incluyendo fuerzas del orden - cuatro elementos que no lo hacen atractivo al narcotráfico.

Habrá que seguir bien de cerca este experimento porque de repente arroja algunos resultados importantes para que puedan ser imitados por otros países. Sin embargo, hay dos cosas que deben tenerse en cuenta.

Primero, que no muchos países de la región poseen esos cuatro elementos uruguayos o, al menos, no tienen el equilibrio necesario entres ellos. Puede que un país no sea tan centralista y que no descuide a todos los sectores sociales o los más alejados de la ciudad capital, pero que tenga una justicia débil o una policía corrupta. Es decir, no puede haber política estatal contra el narcotráfico sino se generan fuentes de trabajo y se deja el clientelismo de lado. Si no se atienden a las poblaciones marginadas o lejanas a los centros de poder, casi siempre las capitales de los países. O si la corrupción es permitida o está institucionalizada en el país.

Segundo y más importante, combatir las drogas con la legalización de la marihuana es una fantasía si se cree que con ello se neutralizará al narcotráfico y sus negocios, los que van más allá de los estupefacientes orgánicos, elaborados o sintéticos. El narco no solo recalará con negocios más allá de la no tan ofensiva marihuana, que no tienen que ver necesariamente con las drogas sino con las ganancias que estas  generan y sus negocios conexos. Es decir, con el lavado de dinero a través de bancos fraudulentos, con el blanqueo de capitales en la construcción y las inversiones inmobiliarias, con el financiamiento de campañas electorales, con la filantropía para ayudar en causas sociales y nobles, con el tráfico de personas, con los secuestros, los robos, la pornografía y de todo ese profundo submundo del crimen organizado y las mafias.


El experimento uruguayo no debe ser tomado como referencia, como quieren hacerlo algunos políticos argentinos, hay que dejar que el tiempo permita ver sus resultados. Por ahora es un sueño deseado que puede terminar siendo una partecita de una gran pesadilla.

noviembre 24, 2013

Hacer visible lo invisible sobre los niños

Los mejores recuerdos son los que uno atesora de su infancia: Risas, protección, juegos, amigos. Sin embargo, no todo el mundo tiene el privilegio de haber vivido cosas buenas.

A muchos los atormentan memorias sobre acoso sexual, violencia familiar, trabajo precoz, hambre, analfabetismo; algunos, porque fueron reclutados por las guerrillas y el narcomenudeo; y otras, porque fueron madres cuando todavía tenían edad de ser hijas.

Por eso no hubo mucho que festejar el jueves cuando se celebró el Día Internacional de la Infancia en conmemoración de la Declaración de los Derechos del Niño.. Sirvió, más bien, para tomar conciencia sobre lo poco que la sociedad hace por la niñez.

Son varios los pecados contra los niños. Uno muy extendido es el de la explotación laboral, como en Brasil y República Dominicana, donde el fenómeno tiene ribetes de esclavitud. Mientras que en Colombia, el factible proceso de paz con las FARC, recuerda cómo estas narco guerrillas se aprovecharon por décadas de la pobreza para reclutar, adoctrinar y convertir a niños en soldados.

El crimen más atroz, quizás, es el de la explotación sexual de los chicos, desde las calles de La Habana a manos de turistas sexuales provenientes principalmente de la Unión Europea y de EE.UU. hasta en el internet profundo, donde bandas de pederastas y abusadores, compuestas hasta por curas y pastores, médicos y enfermeras, obreros y terapeutas, se dedican al tráfico de pornografía y venta de favores sexuales infantiles.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, recuerda también que hay crímenes dobles, como las violaciones que terminan en embarazos precoces. Se estima que la mayoría de los 3.771 partos de niñas entre 10 y 14 años en 2012 en Guatemala, están vinculados a violaciones. Niñas que de golpe afrontan la vida como adultos, abandonando la escuela y siendo forzadas a entrar a un mercado laboral casi como esclavas.

Es innegable que también hubo avances en muchos terrenos. Desde la drástica disminución de la mortalidad infantil en Brasil, a leyes más severas contra el ciberacoso y el bullying en Argentina o las medidas adoptadas esta semana por Google y Microsoft, al introducir nuevos algoritmos en sus motores de búsqueda que permitirán bloquear hasta 100 mil términos comúnmente usados por pederastas y acosadores.

La impunidad de estos delitos puede seguir achacándosele a la falta de responsabilidad de los gobiernos. Sin embargo, el de crear las condiciones necesarias para que haya una niñez más saludable y activa tiene que ver con una responsabilidad de todos.

Es que no todos los maltratos contra la niñez acontecen por delitos y crímenes, sino también por descuido y falta de educación, lo que ayuda a crear malos hábitos con graves secuelas para el futuro. El más extendido es el vicio social del sedentarismo y su consecuencia natural, la obesidad, que está afectando más a los niños que a los adultos, sin distinción de países.

En ese complot de videojuegos, TV, computadora y comida chatarra, no es realmente el Estado el responsable, sino los padres y la escuela que han relegado al lugar más cómodo al ejercicio y la educación física. No hacían falta las evidencias para demostrar esa irresponsabilidad. Esta semana la Asociación Estadounidense del Corazón denunció que la condición física de los niños está disminuyendo en el mundo entero.

El estudio - realizado entre 25 millones de niños de 28 países - establece que “no corren tan rápido ni tan lejos como sus padres”. Ahora tardan 90 segundos más de que lo que les costaba a sus padres correr kilómetro y medio hace 30 años. Entre niños de nueve a jóvenes de 17 años, la condición cardiovascular ha disminuido 5% por década, desde 1975.

Pero más allá del trabajo de los adultos por mejorar la educación física de los niños, y la del Estado por crear medidas para protegerlos ante el crimen organizado, la UNICEF reclama la responsabilidad de la denuncia. Pide a todos, autoridades y ciudadanos, ni aceptar ni quedarse en silencio ante el abuso, la explotación y la violencia infantil.

La fuerza de la denuncia, “hacer visible lo invisible”, es quizás la contribución más factible y eficiente que tiene el ciudadano común para revertir la tendencia creciente de injusticias en contra los niños, que hipotecan el futuro. 

noviembre 23, 2013

Día Mundial contra la Impunidad

Hoy 23 de noviembre, los periodistas, a nivel internacional, conmemoramos por segundo año consecutivo el Día Mundial contra la Impunidad para honrar la vida de los y las periodistas que cayeron en cumplimiento de su labor.

Es un día muy especial que sobrepasa las conmemoraciones que los periodistas pueden tener para celebrar a nivel nacional su profesión. Este es un día para recordar a los 445 periodistas de las Américas que fueron asesinados en los últimos 20 años, desde EE.UU. a Argentina, desde Honduras a Brasil, por haber dicho, escrito, opinado o denunciado algo que otros no querían que sea divulgado.

Pero en honor a estas mujeres y hombres caídos, no solo se trata de recordar su labor, sino también de exigir acción a los gobiernos para que haya legislación que permita proteger a otros periodistas, investigar para que se haga justicia y así la impunidad no siga alimentando el círculo vicioso de la violencia y que, con ello, se siga garantizando el derecho del público a recibir información.

Este año ya han sido asesinados 17 periodistas en América Latina, una cifra que, lamentablemente, marca una peligrosa tendencia en alza.


Comparto con ustedes el sitio de internet de IFEX a través del cual se puede tomar acción para reclamar sobre este flagelo que está afectando el derecho a la información. www.ifex.org

noviembre 20, 2013

Democracia y libertad de prensa: Binomio indisoluble

En el marco del segundo Simposio Anual "Democracia en las Américas" Ricardo Trotti, director del Instituto de Prensa de la SIP explicó la importancia de los periodistas en una región tan parcializada como hoy.

Para Trotti, después de la época de las dictaduras, los gobiernos han tenido inconvenientes a la hora de comunicarse con el pueblo.
 
Es ahí donde los periodistas juegan un papel importante porque son quienes permiten a la gente manifestarse, pero lamentablemente muchos gobiernos en la última década han hecho todo para que esto suceda, y que por el contrario les favorezca sus proyectos políticos, explica Trotti.
 
En América Latina se comienza a hablar de "dictaduras legales" o "democracias imperfectas". Ante esto es importante generar la cultura de la denuncia por parte de los medios de comunicación, señaló Trotti, con el fin de que los periodistas queden en la historia como hombres y mujeres que tuvieron la posibilidad de cambiar las cosas. 

Niños con mala niñez; no hacían falta más evidencias

Son variaos los factores que siempre condicionaron a los niños a vivir una buena niñez. Tal vez el más extendido ha sido el de la explotación laboral, como se ha denunciado continuamente en países latinoamericanos, tales como Brasil, y en naciones menos desarrollados en el mundo entero.

Las formas más violentas de manipulación siempre se vivieron en Colombia como es el caso de los niños soldados, aquellos que en gran porcentaje usan las narco guerrillas de las FARC.

Y tal vez el crimen más atroz en contra de los niños tiene que ver con su explotación sexual, desde las calles de La Habana a manos de turistas sexuales provenientes del mundo entero, principalmente de la Unión Europea y de EE.UU. Este aprovechamiento está más remarcado en esta época debido a la explotación pornográfica de la niñez cuyas consecuencias son más devastadoras que nunca debido al internet y al deep internet, algo que nos sacude todas las semanas cuando se producen redadas contra bandas de pornográficos, así sean de Canadá, EE.UU y Brasil como ocurrió en estos días, que muestran que los explotadores son de cualquier condición, edad y profesión, desde curas a pastores, médicos a enfermeras, obreros a terapeutas.

La forma más lamentable, quizás, es ver a niños drogadictos y a otros que empuñan las armas manipulados por el consumo y usados por las bandas del narcomenudeo.

Todas estas son quizás algunas de las formas criminales más usuales en contra de los niños, pero hay otras que los privan de tener una mejor niñez debido a los malos hábitos que como padres hemos venido ayudando a crear. La más elemental tiene que ver con la epidemia de la obesidad que afecta más a los niños que a los adultos y está ligada a la permisividad con que se permite e incentiva la comida chatarra.

Pero tal vez la peor, es el sedentarismo, un hábito que viene de la mano no solo por la invasión de las nuevas tecnologías en el hogar, como es la TV, el internet, los videojuegos y las computadoras, sino también por el menos tiempo que los padres usan con sus hijos para hacer actividades y ejercicios físicos. Ahora es más fácil dejar al chico frente al TV o con un videojuego en el asiento trasero del auto, que pegar unas pataditas o incentivarlo a que haga algún tipo de deportes.

Y en esto del ejercicio físico mucho también tienen que ver las escuelas, de las cuales muchas han dejado de lado este tipo de clases, ya sea por cuestiones presupuestarias o simplemente por falta de conciencia sobre los beneficios de las actividades físicas.

No hacían falta las evidencias, pero es bueno observar los resultados de un estudio de la Asociación Estadounidense del Corazón, que hizo sobre millones de niños que demuestra que la condición física de los niños, en el mundo entero, ha disminuido, comparándola con la que existía cuando nosotros éramos niños, varias décadas atrás.

Según un cable de AP, la Asociación encontró que los niños de ahora “no corren tan rápido ni tan lejos como sus padres cuando eran jóvenes. En promedio, a los niños les toma 90 segundos más correr kilómetro y medio (una milla) de lo que sus padres lo hicieron hace 30 años. La aptitud cardiovascular ha disminuido 5 por ciento por década desde 1975 para los niños de nueve a 17 años”.

El estudio se hizo sobre una base de 25 millones de niños de entre 9 y 17 años, de 28 países de 1964 al 2010, estableciéndose que los chicos de ahora tienen 15 por ciento menos condición física que sus padres.

El tema de los delitos es una cuestión que podremos seguir achacándosela a una sociedad permisiva y su responsabilidad a las autoridades. Sin embargo, el de crear las condiciones necesarias para que haya una niñez más saludable y activa tiene que ver con una responsabilidad de todos. 

noviembre 18, 2013

Ni resignarse ni tirar la toalla ante la adversidad

Cuando la inseguridad pública, la inflación y la corrupción son desbordantes, y las crisis se repiten hasta el cansancio carcomiendo las esperanzas, la mayoría de la gente no atina a rebelarse, sino a resignarse y aceptar la realidad tal cual es.

A esa resignación moldeada por la frustración e impotencia por no poder cambiar las cosas, la psicología la denomina teoría de la indefensión aprendida. Es cuando la persona, al reconocerse incapaz para alterar el resultado, asume una conducta indiferente, pasiva y peligrosamente conformista.

Sucede en todas las sociedades. En las desarrolladas, como EE.UU., donde 11 millones de indocumentados vieron esta semana escabullir sus sueños por una reforma migratoria incumplida. En naciones estables, como Chile, donde los candidatos tratan de despabilar a votantes indiferentes que prometen gran abstención en las elecciones de este domingo. O en débiles democracias, como la nicaragüense, donde después de grandes berrinches, ya se aceptó que Daniel Ortega reforme la Constitución para eternizarse en el poder.

Muchas veces esa indefensión aprendida no es producto de la casualidad, sino inducida con intención. El caso típico es Venezuela. Es el país donde mejor se observa cómo los repetidos abusos de poder van desgastando las fuerzas de la gente que, abatida, hace suya la frase acostumbrada: “Nos merecemos el gobierno que tenemos”.

Ante esa desesperanza, el gobierno aprovecha para alimentar ese círculo vicioso de abusos y resignación. Como esta semana que, a imagen y semejanza de una Cuba económicamente discapacitada, Nicolás Maduro consiguió la ley que lo habilita a gobernar sin Congreso y decretar su “guerra económica”. Ya mandó detener la inflación por decreto e incentivó a las hordas para que desvalijen comercios de electrodomésticos, castigando así a comerciantes “imperialistas y especuladores”.

En el ánimo por controlar la economía y las voluntades, Maduro prohibió a los medios que hablen de “saqueos” so pena de cerrarlos o incautarlos, así como antes había prohibido informar sobre motines carcelarios y hechos de violencia. Un control que para los críticos se ejerce mediante amenazas e intimidación, mientras que a sus simpatizantes embarduna con clientelismo, a sabiendas de que los subsidios generan sumisión, mientras que el trabajo crea peligrosa libertad.

Pero el control puede ser solo un espejismo de bienestar, más aún cuando Cuba es el espejo. Es que la indefensión aprendida no siempre actúa como anestesia. En sus primeras etapas, esta genera resignación, indiferencia y conformismo, pero luego puede degenerar en estadios más peligrosos, como se vio con la “Primavera Árabe”, cuando las muchedumbres se desbordaron cansadas por la continua opresión.

Generalmente cuando se superan varias etapas y el sentimiento de derrota se transforma en fatalidad, trauma y enfermedad, las masas explotan apoyando cambios radicales y rupturas abruptas de sistema. De ahí que los golpes de Estado todavía no se hayan borrado del panorama mundial, como en Egipto, Paraguay y Honduras.

También ocurre que en procesos menos traumáticos, se termina por apoyar a líderes mesiánicos, “outsiders” e inexpertos de la política, desconocidos que se hacen populares con eslóganes anticorrupción y de “poner la casa en orden”, pero que al poco tiempo se desenmascaran más corruptos y abusadores que sus antecesores. La historia está llena de ellos y no distingue en ideologías de izquierda o derecha, pasando desde los hermanos Castro hasta Augusto Pinochet o desde Alberto Fujimori hasta Hugo Chávez.

Esa misma historia muestra que el sentimiento de indefensión, suele llevar a sociedades enteras a un estado de depresión y fracaso, en las que la gente no entiende por qué habiendo tantos recursos, las crisis son intermitentes y replicables de generación en generación.

Evitar esa indefensión aprendida no es una cuestión social, sino, ante todo, una responsabilidad individual. En democracia cada uno debe asumir una actitud proactiva, pese a los contratiempos. Participar de las elecciones, centros comunitarios y de cacerolazos; denunciar los malos servicios y las injusticas; alzar la voz en los medios y redes sociales, son formas de participar y hacer sociedad. No tirar la toalla, no rendirse, es el mejor antídoto contra la indefensión. 

noviembre 16, 2013

Otro golpe de Estado en América Latina

Y otra vez sucedió en Venezuela, cuando la Asamblea Nacional, aprobó este jueves pasado otorgarle al presidente Nicolás Maduro, el título de legislador máximo o único, delegándole el derecho de que podrá legislar por decreto por 12 meses.

Por más que la Ley Habilitante esté contemplada en la Constitución – algo de lo que todos se llenan la boca para darle visos de legalidad – no es buena, por cuanto al cerrar el Congreso, se están evitando los contrapesos y balances naturales y necesarios en una democracia. Así como cuatro veces ocurrió con Hugo Chávez, siempre se trató de una coartada para evitar los debates en el Congreso y gobernar a gusto y placer. Es decir, se trata del cierre del Congreso, lo que no puede denominarse de otra forma que autogolpe de Estado.

Además, la forma que se consiguió esa habilitación tuvo vicios de ilegalidad por más que Maduro justifique que debe tener las herramientas necesarias para “proteger al pueblo”. Diosdado Cabello consiguió los 99 votos oficialistas después que le retiró los fueros a una diputada de oposición acusándola de corrupta.

Habrá que ver ahora como actúa Maduro quien no hubiera necesitado combatir la corrupción y mejorar la economía mediante decretos. Seguramente, asesorado por el gobierno cubano, de la misma forma que lo hizo Chávez las veces anteriores (1999, 2000, 2007 y 2010) dictará decretos para reformar leyes y crear nuevas que le permitirá seguir profundizando el esquema socialista, algo que la mitad de los venezolanos rechazaron en las urnas meses atrás.


Esta Ley Habilitante no es otra cosa que un golpe de Estado y un abuso de poder contrario a la voluntad ya expresada por los venezolanos.

Cambalache digital y la desinformación

  Les comparto una entrevista que me hizo el periodista Pedro Gómez de ABC Revista de ABC Color, periódico de Paraguay. Agradezco también al...