Tras la publicación de esta novela que trata sobre la IA y la ética de la verdad y la libertad —se puede adquirir en Amazon—, estoy escribiendo el segundo libro de la trilogía Robots con Alma, sobre la creatividad. Blog por Ricardo Trotti
diciembre 21, 2012
diciembre 19, 2012
Peña Nieto contra el crimen
El nuevo presidente de
México, el priista Enrique Peña Nieto, tiene nuevos bríos para enfrentar al
crimen organizado. En una presentación de la nueva Política de Estado por la
Seguridad y la Justicia de los Mexicanos, dijo que su plan consta de seis partes
y que dividirá al país en cinco regiones, con la idea de reducir la violencia,
y recuperar la paz y la tranquilidad.
En su alocución no faltaron
las críticas al período anterior de Felipe Calderón, sexenio en el que murieron
más de 70 mil mexicanos y se dispararon los índices de delitos, entre ellos los
homicidios por ejecuciones, los secuestros y las extorsiones.
En su plan de seis estadios,
Peña Nieto indicó que creará una Gendarmería con 10 mil efectivos, reorganizará
a la Policía Federal, le proveerá de un presupuesto generoso y mantendrá a los
militares en tareas de seguridad.
Pero más allá de estos
importantes avances, de lo que Peña Nieto no habló es de lo que está
desgarrando al país. No dio indicios sobre la corrupción y la impunidad,
aspectos que son responsables para que el 70 por ciento de los mexicanos se
sienta inseguro.
Es que Peña Nieto habló de
un contexto ideal, como si el malo fuera el crimen organizado y el bueno el
gobierno y el Estado, sin reconocer que todo eso está muy confundido en el
país. Por ejemplo, algunas gobernaciones y cientos de localidades están coludidas
por el narcotráfico, mientras que una veintena de legisladores en el período
anterior, asumieron pese a sospechas de que estaban patrocinados por los capos
de las drogas.
La justicia mexicana es una
de las más ineficientes de América Latina con índices de impunidad que
sobrepasan el 90%. Un factor que contribuye en gran medida a la alta corrupción
que se registra en el país, y por lo cual figura en el puesto 105 de 174 países
del índice de percepción de la corrupción que este año reveló Amnistía
Internacional.
Sería importante que en esta
lucha, Peña Nieto advirtiera que al enemigo también hay que combatirlo desde
adentro, donde se es aún mucho más peligroso.
diciembre 18, 2012
Golpes de arrogancia
La destitución de cuatro magistrados
de la Corte Suprema hondureña por parte del Congreso y la intención en
Argentina de “democratizar” a los jueces, demuestra que todavía existen
gobiernos que prefieren una justicia obediente, pese a que atenten contra el
requisito democrático de división e independencia de poderes.
En ambos casos se trató de
revancha política, por considerar que los jueces pecaron por obra u omisión. En
Honduras, el presidente Porfirio Lobo se disgustó porque los magistrados
declararon inconstitucional aspectos técnicos de un decreto sobre una necesaria
depuración policial. Luego, los legisladores abusaron de poder despidiendo a
los jueces, causando inestabilidad, de la que se terminó acusando a los medios
por informar.
En Argentina, la presidente
Cristina de Kirchner, encontró la excusa perfecta para disciplinar y someter a
los jueces. Aprovechó la indignación social por la absolución de los acusados
de secuestrar y obligar a la joven Marita Verón a la prostitución, aunque en el
fondo se trató de una represalia contra la Corte Suprema y otros tribunales,
que todavía no permiten la implementación completa de la Ley de Medios, cuyo motivo
real no es tener una prensa plural y robusta, sino someter a la crítica e
independiente.
Con esa justificación, Cristina
de Kirchner dijo que impulsará una reforma en el Congreso para democratizar al
Poder Judicial ya que lo ve divorciado de las demandas de la gente. Se trata
del mismo patrón arrogante que siguieron Rafael Correa y Hugo Chávez, quienes
acusaron a la prensa y luego al Poder Judicial por todos los males que no
pudieron resolver, desde corrupción a inseguridad.
Hoy, en Ecuador y Venezuela,
luego de pomposas reformas judiciales y tras haberse instalado jueces amigos, y
sometido a los independientes, los problemas siguen igual o peor, pero nadie se
atreve a procesar o auditar a los gobiernos, pese a denuncias por corrupción,
fraude electoral y violación a los derechos humanos.
Las reformas terminaron
siendo el pretexto de los gobiernos para blindarse, evitar los cuestionamientos
y fallos incómodos, y arrogarse el poder absoluto.
Varios gobiernos
latinoamericanos están demostrando poseer esa arrogancia arbitraria en el
proceso de reforma del Sistema Interamericano de Derechos Humanos que tiene que
decidir la Organización de Estados Americanos en los primeros meses de 2013.
Muchos
países, en venganza por varias decisiones contrarias dictadas por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) - y opiniones desfavorables de su
Relatoría Especial por la Libertad de Expresión - en vez de corregir, admitir vicios o reparar a
las víctimas, prefieren coartarle a este organismo su autonomía y libertad para
actuar.
La excusa perfecta la dio
Brasil, cuando decidió retirar a su embajador de la OEA en 2011, en represalia
por una decisión de la CIDH que ordenaba detener la construcción de una represa
en el Amazonas porque violaba derechos de los indígenas. De aquella decisión se
aprovecharon otros gobiernos.
Ecuador pidió una reforma
profunda del sistema interamericano al catalogar que la defensa de periodistas
y de un diario de ese país por parte de la CIDH, era una intromisión a su soberanía.
Venezuela calificó de “mafia” a los comisionados y pese a que nunca cumplió con
varias decisiones de la Comisión y Corte interamericanas, decidió retirarse de
su jurisdicción; una total contradicción con su flamante puesto en el Consejo
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, conseguido en noviembre.
Otros estados, como Colombia
y México también ven con buenos ojos una reforma, y aunque dicen pretender
mayor eficiencia, quieren quitarle dientes a un sistema que tiene ante sí
muchas denuncias de violaciones a los derechos humanos cometidas por sus fuerzas
armadas.
Es evidente y necesario que
los poderes judiciales, así como el sistema jurídico interamericano, necesitan
ser más eficientes. Pero esa mejoría para que sea tal debe estar al servicio de
la ciudadanía y no de los gobiernos como pretenden las ansiadas reformas.
Que hay jueces malos y corruptos es cierto, como también gobernantes y legisladores. Pero existen formas técnicas para corregir y castigar conductas, evitando someter a todo un poder con destituciones masivas, amenazas y golpes de arrogancia.
diciembre 15, 2012
Newton y el necesario control de armas
Es
mucho el dolor que a uno le embarga como padre, principalmente, y como
ciudadano ante cada masacre de niños como el perpetrado ayer en la escuela
primaria de Newton en Connecticut. Apenas uno se entera de lo ocurrido pasa por
varias etapas emocionales. La primera de incredulidad y sorpresa, la segunda de
necesidad por saber qué pasó, y luego la tercera, la del estrés, la de ponerse
uno en los zapatos del otro, y quedar en un quiebre emocional tratando de
buscar respuestas, frustrado y con impotencia. Y la cuarta, pasada las horas,
la de la bronca, pensando que después de tantas masacres contra escuelas que
suceden periódicamente, uno se pregunta por qué no hay más control para la
compra de armas.
Ayer
creo que todos pasamos por esas etapas cuando supimos que de los 28
acribillados por el tarado jovencito Lanza, armado hasta los dientes, 20 era
niños que ni superaban la década de vida.
El
presidente Barack Obama dijo que “nuestros corazones están desgarrados” y
convocó a sus colegas políticos a tomar “medidas significativas” para acabar
con estos tiroteos, sin entrar en detalles, y pidiéndoles que dejen a un lado
sus diferencias.
Lo
de Obama, como siempre en materia de control de armas - algo que aparentemente no
se anima a decir con todas las letras - siempre fue tibio.
Por
eso prefiero esta vez quedarme con las declaraciones del alcalde Michael R.
Bloomberg de Nueva York, quien ya se ha expresado numerosas veces en contra de
la Asociación Nacional del Rifle, que todos los años gasta millones en cabildeo
para evitar que haya control de armas.
Bloomberg
publicó una nota después del discurso de Obama que creo fue lo más acertado en
un día tan negro: “El presidente Obama envió con razón sus sentidas
condolencias a las familias de Newtown; pero el país necesita que envíe un
proyecto del ley al Congreso para arreglar este problema. Hacer un llamado a
tomar ‘medidas significativas’ no es suficiente. Necesitamos medidas
inmediatas”.
diciembre 13, 2012
Remover jueces, ejercicio arrogante del poder
La división
de poderes es una máxima y una necesidad de la sociedad democrática. Se trata
de un contrapeso que se impone como garantía para los ciudadanos; para que
confíen que su sistema de vida en una democracia sobrevivirá pese a que alguno
de los poderes públicos cometa algún abuso o acto arbitrario contra otro poder.
El ataque directo de un poder a otro, el coartarle su independencia, por más
excusas que se encuentren en las constituciones o las leyes para lograrlo, no
es más que un golpe contra el máximo referente de la democracia: la ciudadanía.
Los
ataques contra el Poder Judicial en América Latina no son nuevos, pero se
intensificaron en los últimos días en Honduras y Argentina. Siempre con la
excusa de “democratizar” estos poderes, en Honduras esta semana se destituyó a
cuatro de cinco jueces del Tribunal Suprema de Justicia porque sus fallos
disgustaron al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo. La excusa fue que el
Tribunal Constitucional declaró inconstitucional la ley de depuración de la
policía, pero muchos creen que hay motivos más políticos en la destitución.
Como
siempre ocurre en cada golpe de poderes, y al menos este sí parece evidente,
habrá que esperar unos días para que se ventilen todos los motivos reales,
porque es difícil creer que el único camino legislativo en contra de la
decisión de inconstitucionalidad haya sido la de destituir a quienes se deben
haber apegado a derecho para llegar a esa conclusión.
Si a
cada decisión judicial que disguste a un gobierno se hace norma la destitución
de los magistrados supremos, es evidente que no se cumple con el equilibrio y
la división de poderes.
En
Argentina, aunque la decisión del gobierno no es tan extremista, si lo es su
intención. La presidente Cristina de Kirchner, enojada porque la Corte Suprema
y otros tribunales no han permitido todavía la implementación completa de la
ley de medios, insiste en que la justicia debe ser depurada o, al menos
controlada.
El
gobierno argentino brega por tener una justicia condescendiente y amiga.
Quisiera tener los fallos adecuados para fortalecer sus decisiones políticas y así
cumplir con sus objetivos de gobierno, pese a que muchos de ellos vayan contra
la Constitución, las leyes y la democracia.
Es evidente que ninguno de los tres poderes
públicos es ajeno a uno de los peores males que carcome la institucionalidad:
la corrupción. Pero si en vez de depurar, se glorifica como en Honduras y en
Argentina que se pretende “democratizar” a la justicia, deberíamos ver que ese
camino ya lo tomaron Rafael Correa y Hugo Chávez.
Obviamente,
ni en Venezuela ni en Ecuador se logró tener una justicia mejor, más
democrática, sino más obediente y menos independiente; un cheque en blanco para los abusos de poder.
diciembre 12, 2012
Bendito Twitter
A raíz de los primeros tuist del papa Bendicto, comparto mi columna de este fin de semana sobre Twitter.
El papa Benedicto XVI
también sucumbió a la tentación. Abrió una cuenta en Twitter con la misión de alcanzar
al botín más preciado de todos: E-evangelizar a jóvenes menores de 24 años que
forman el 73% de una red social de más de 500 millones de individuos, y en vertiginosa
expansión.
Más allá de que el Papa se
convirtió en el tuitero con mayor número de seguidores aún antes de empezar a
tuitear en ocho idiomas a partir de este 12 de diciembre, su decisión demuestra
la importancia creciente que tiene este símbolo de la cultura digital actual,
sin el cual los medios tradicionales, los líderes y el público general pueden ya
concebir la agenda cotidiana.
Desde que Twitter fue creado
por Jack Dorsey en 2006, se ha convertido en una certificación de los grandes
logros, fracasos y revoluciones de la humanidad. Nada importante queda sin
reflejarse en este microblog, hasta omisiones y temores. Por ejemplo, la
gravedad del cáncer que padece Hugo Chávez no está valorada por algún parte médico,
sino intuida y medida por el silencio en su cuenta de Twitter, que en épocas de
buena salud inundaba de tuits a sus tres millones de seguidores.
Aunque no son tan seguidos
como celebridades y deportistas, los líderes y los medios ya no conciben la agenda
política sin Twitter. El ejemplo más avezado es el de Barack Obama, quien potenció
sus dos elecciones con propaganda y conversaciones directas en esta red social,
como la que ofreció este lunes, con la intención de presionar a los
republicanos a un acuerdo político para evitar el abismo fiscal y subir los
impuestos a los más ricos.
Los medios tradicionales,
que al principio de la era digital concebían a las redes sociales como
competencia, son ahora los que mejor las usan. No solo para saber por donde va
la conversación, sino como fuente alterna de información. Esta semana así lo hicieron
diarios y televisoras egipcias. No dejaron un instante de informar por Twitter,
mientras practicaban un apagón informativo masivo, en protesta contra el presidente
Mohamed Morsi, por instaurar una censura constitucional peor a la que sufrían antes
de la Primavera Árabe.
Twitter también genera
miedos. Como cualquier herramienta de comunicación, cuando es usada sin
escrúpulos, puede producir efectos devastadores y transformar rumores en
verdades o calificativos en injurias. De ahí que los príncipes ingleses, Guillermo
y Catalina, no hayan esperado hasta Navidad y prefirieron hacer oficial el
embarazo antes que se disparara por Twitter, y con malas intenciones.
También quien está en
Twitter sabe que los seguidores no son pasivos e imponen expectativas y
protocolos de conducta. De ahí que el primer ministro inglés, David Cameron, prefirió
olvidarse de la etiqueta de la Casa Real y felicitar a la pareja por Twitter.
No fue el único. Lo siguieron miles de estrellas y celebridades del mundo
entero, que tampoco quisieron defraudar a sus seguidores o carceleros, como
algunos los llaman.
Justamente en Inglaterra se
instaló un debate sobre la ética de la comunicación. Los diarios aceptaron que
deben tener políticas de autorregulación más severas para evitar escándalos
como el del extinto diario News of The World que propició escuchas telefónicas
clandestinas. Sin embargo, advirtieron que el informe del juez Brian Leveson,
encomendado por el gobierno y que recomendó autorregulación e imposiciones
legales, no aborda la falta de ética que cometen los ciudadanos comunes en las
redes sociales.
La prensa que ha delinquido
y que tiene al sensacionalismo como máxima característica, no puede excusarse ante
sus mayores obligaciones profesionales; además, porque es preferible vivir con
los riesgos y vicios que acarrean las redes sociales que sin ellas o censurarlas.
La arrogancia, el sarcasmo, la difamación y el mal gusto solo podrán ser
corregidos con más educación, nuevos códigos de conducta y, en última
instancia, a través de la justicia.
Benedicto XVI tiene en Twitter un desafío y una
gran oportunidad. Debe ser infalible en 140 caracteres y competir con Lady Gaga
y Justin Bieber, los primeros en sobrepasar los 30 millones de seguidores. Pero,
sobretodo, por primera vez, tendrá la oportunidad de acceso directo al mundo
más íntimo de los jóvenes, los teléfonos móviles, donde Twitter domina.
diciembre 09, 2012
Messi es universal
Lo que se esperaba para fines de diciembre llegó en
forma anticipada. Después del susto ante el partido con el Benfica, la Pulga la
volvió a romper y demostrar que está para su cuarto premio consecutivo como el
mejor del mundo. No quedan dudas, juega bien y hace goles. Con dos al mismo
palo superó al arquero del Betis y se metió en la historia grande del fútbol
para superar los 85 goles del alemán Gerard Müller.
Ahora con 86 y sin la presión de alcanzar el récord,
seguramente llegará a los 90 y pondrá la vara muy alta para la próxima
generación de futbolistas. Pero más allá de los récords lo importante de la
Pulga y del Barcelona, para no quitarle méritos al fútbol de equipo, es que se
trata de uno de los pocos jugadores y equipos que dejaron el pelotazo y la improvisación.
Es un privilegio ver un partido del Barcelona, pero, sobretodo, la consistencia
para jugar bien al fútbol; aun cuando pierden no pierden su filosofía del
fútbol.
Messi es de otro planeta. Así como Lebron James al
básquet, la Pulga es un jugador universal. No importa si uno ni es del Barcelona
ni del Miami Heat, ya que por la grandeza de sus logros, uno disfruta como si
fueran de su propio equipo. Su universalidad radica en que hacen más grande al
deporte.
diciembre 07, 2012
El lamentable 7-D argentino
Siempre sostuve que la
diferencia entre Argentina y Venezuela radica que en el país gaucho todavía
existe independencia de la justicia, pese a que el gobierno de Cristina de
Kirchner siempre ha querido emular al de Hugo Chávez también en esa disciplina.
El 7-D desnudó, de todos
modos, un proceso lamentable en el país. Un gobierno totalmente arrogante, con
pocas ganas de ajustarse a derecho, quería aplicar la ley más allá de lo que
establecieran las cortes. Cristina de Kirchner bien sabe que tarde o temprano
le ganará la pulseada al Grupo Clarín ya que la desinversión que deben hacer
los grupos está establecida por la ley de medios, solo que ahora debe esperar ante
una medida cautelar admitida por un tribunal y hasta que la Corte Suprema se
expida sobre el fondo de la cuestión: la Constitucionalidad de dos artículos relativos
a la venta de medios que esos grupos deben hacer.
La ley no es mala, si en
cambio, su espíritu e intención. Apunta a que haya más pluralidad y diversidad de
medios. Pero con el vicio del gobierno de tener medios propios, de amigos y de
acólitos, y de someter a los independientes, no es difícil adivinar que seguirá
buscando la hegemonía comunicacional para controlar la verdad.
Si el gobierno
fuera claro, transparente y realmente le importaría la libertad de prensa y de
expresión – y lo demostrara en los hechos - difícilmente algún ciudadano o juez
pudiera rechazar esta ley y su proceso.
El gobierno es tan arrogante
que termina hiriéndose a sí mismo. No solo esperaba aplicar la ley este
viernes, al que le puso nombre de guerra, sino que usó todo un armamento propagandístico
para “vender” al público y a la justicia, que un fallo contra Clarín – una empresa
privada – serviría para reverdecer la democracia y acabar con muchos problemas
heredados de la historia. En realidad, como bien lo han usado otros
presidentes, tal el caso de Rafael Correa y Hugo Chávez, Cristina de Kirchner
endilga a la prensa los grandes males del país, una forma de exculparse de
responsabilidad.
Los mismos parámetros de
lucha lo usaron Chávez con RCTV - a la que cerró - y Correa con El Universo de
Guayaquil, al que todavía no pudo doblegar.
Cristina seguramente
terminará ganando la batalla a largo plazo, ya que los legisladores, aún sin
que la justicia permita aplicar la actual, irán recreando otras leyes tratando
de limitar el poder de Clarín. Pero bien hubiera podido esperar los fallos de
la justicia, darse su tiempo, seguir con los procesos y no crear actos y
propaganda para cantar victoria; de lo contrario, cuando le llegan los
fracasos, lo único que aumenta es la intención y vocación por tomar revancha.
Seguramente mucho de eso se
verá en los próximos días – lo que se observó antes de la resolución judicial a
favor de Clarín – cuando los funcionarios atacarán a jueces o seguirán pidiendo
su remoción.
El Poder Ejecutivo tiene
todo el derecho de pelear sus batallas y por sus convicciones, pero está
obligado a respetar los plazos judiciales y aquellos que también le pueden ser
adversos. Pero sobre todo, como eje de un país, debe estar dispuesto a hacerlo
con mesura, prudencia y en forma civilizada y con sentido común.
Lamentablemente, es tanta la
arrogancia del gobierno, que le resulta cada vez más difícil tener sentido
común.
diciembre 06, 2012
Libertad digital en Dubai
Sigue esta semana la reunión de la UIT que este año trata de remendar los protocolos de la comunicación internacional que datan de 1988. El pelirgo es que los gobiernos del mundo busquen imponer trabas al carácter gratuito y libre del internet. Comparto mi columna del pasado fin de semana que tiene vigencia, que titulé "Quieren quitarnos la libertad digital".
Damos por sentado que navegar en internet e interactuar en las redes
sociales es un ejercicio normal de todos los días, libre y gratuito. Sin
embargo, a partir de este lunes todo puede cambiar, cuando los gobiernos del
mundo entero se reúnan en Dubai para discutir el futuro del ciberespacio.
Con la excusa de que se debe dotar de orden al caos del internet, varios
de los 175 estados que se reunirán del 3 al 14 de diciembre en la Conferencia
Mundial de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), proponen que
sean los gobiernos los que regulen el internet, lo que derivaría en controles y
excesos en contra del libre intercambio de información que hoy se experimenta.
Algunos gobiernos pretenden imponer tarifas de comunicación, al estilo
servicio telefónico, por lo que los usuarios no solo pagarán por conexión, sino
también por tiempo y descarga de contenidos. Aunque el pretexto es colectar
dinero para ampliar redes de banda ancha, un servicio más costoso evitará que
los más necesitados puedan acceder a él, ampliando la brecha digital y cultural
entre ciudadanos y países, ricos y pobres, que el internet está ayudando a
disipar.
No es casualidad que estas propuestas sean de gobiernos que ya tienen
por costumbre bloquear y censurar el internet, así como encarcelar a blogueros
e internautas, como el caso de Cuba, Irán, China y Rusia, los peores países en
la reciente clasificación mundial sobre libertad en internet del Freedom House.
Pese a que estos países justifiquen que las regulaciones servirán para
castigar ciberataques, pornografía infantil o piratería – aspectos ya contemplados
en las leyes regulares – los nuevos controles buscarán limitar que el internet
sea un espacio democrático, diverso y plural, de probada eficacia. Hubiera sido
difícil para los disidentes cubanos burlar la censura oficial sin blogs; a los musulmanes
crear la Primavera Árabe sin Twitter, a los argentinos auto convocarse en
cacerolazos sin Facebook o a los chinos exponer actos de corrupción sin sus filmaciones
con teléfonos móviles inteligentes.
Estos países y, lamentablemente, los democráticos Brasil e India, en
un grupo que destacan árabes y africanos, insistirán que el internet debe ser
regulado por las Naciones Unidas (ONU), desconociendo que el internet ha crecido
y se ha expandido – y con ello globalizó la economía y la cultura mundial - porque
es ajeno a los gobiernos y está en manos de organizaciones no gubernamentales y
privadas.
Pero no será fácil para esos gobiernos imponer condiciones. Muchos
países latinoamericanos y europeos, entre ellos la pequeña Estonia – donde los
ciudadanos pueden votar en línea, acceder al historial médico y a las tareas
escolares de sus hijos - quieren que el internet mantenga su status quo, sin límites
ni prohibiciones. Además, la delegación de EE.UU. tiene de su Congreso un
mandato preciso para Dubai: El ciberespacio debe ser de acceso libre y gratuito,
tal como fue creado, y debe permanecer “estable, seguro y libre del control
gubernamental”.
Se trata de una posición destacada, siendo el país inventor del
internet y al que muchas veces éste le ha jugado malas pasadas por lo que
tendría excusas suficientes para censurarlo. EE.UU. es el país que más recibe
ciberataques contra sus instalaciones militares, de inteligencia y empresas
privadas; su servicio diplomático fue avergonzado por millones de documentos
confidenciales que fueron expuestos por Wikileaks y miles de fotos y videos también
revelaron que sus soldados torturaron en cárceles clandestinas.
Si en la reunión de Dubai se adoptan regulaciones, se tratará de una
de las mayores contradicciones de la historia. Es que la ONU, ente madre de la
UIT, promueve achicar la brecha digital entre pobres y ricos mediante un
internet libre y gratuito, pregonando que el derecho de conexión y de banda
ancha es tan importante como el derecho a los alimentos, al agua y a la
justicia.
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