Los mejores regalos de cumpleaños son las sorpresas. Esta vez me la dio el Poder Judicial de Colombia, algo que no esperaba. Después de cinco años de trabajar para que se esclarezca el crimen impune del periodista Nelson Carvajal, asesinado en 1998, y casi al borde de la desesperanza, finalmente la Justicia tomó cartas en el asunto.
El jueves pasado, la Fiscalía General - después de que con algunos colegas negociamos varias veces con el gobierno mediante la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos – apresó al presidente de la Asamblea de Diputados del Huila, Carlos Augusto Rojas Ortiz, como presunto autor intelectual; ordenó la captura de dos guerrilleros de las Farc; pidió a la Corte Suprema de Justicia revisar absoluciones que beneficiaron a dos condenados y ordenó un proceso disciplinario interno por irregularidades en la administración de justicia.
No puedo cantar victoria todavía; el caso no está esclarecido, pero el hecho de que se haya reabierto es ya una señal de esperanza. El crimen había sido archivado en el 2002 y corría el riesgo de quedar olvidado.
En estos años, mientras trabajábamos en post de la resolución del caso, fui testigo de cómo dos hermanas del periodista, su viuda y dos hijas tuvieron que abandonar el país debido a amenazas; una periodista que investigó el caso, está hoy con fuerte custodia policial; y, en mi caso, tuve numerosos altercados con una persona que había sido acusada.
Esclarecer este crimen será sin dudas un canto de esperanza. Creará antecedentes a favor de que se resuelva más de un centenar de asesinatos en este país, y algunos de los otros 334 crímenes de periodistas perpetrados en los últimos 20 años en el continente americano.
Tras la publicación de esta novela que trata sobre la IA y la ética de la verdad y la libertad —se puede adquirir en Amazon—, estoy escribiendo el segundo libro de la trilogía Robots con Alma, sobre la creatividad. Blog por Ricardo Trotti
agosto 29, 2008
agosto 28, 2008
Porno para Ricardo
La virtuosidad de la música no está en sus notas ni en sus ritmos, sino en el mensaje. A lo largo de los siglos, la música, a pesar de que pueda expresarse en idiomas ininteligibles, se ha transformado en el único lenguaje de valor universal capaz de provocar cambios. Tiene el poder de denunciar, emancipar, liberar.
Cuando ese mensaje es coartado, todos perdemos. Al limitarse la capacidad de expresión se comete un grave atentado al derecho del ser humano a hablar, opinar y al derecho de los demás a escuchar, disentir, aplaudir. No hay acción más grotesca que la censura.
Cuando esto ocurre, quienes se dedican como negocio a la música son los primeros que debieran “saltar”, no porque se deberían sentir directamente afectados, sino porque se afecta el derecho de todos a esa música universal, a escucharla, a consumirla. Los conciertos a favor de la paz, de la ecología, del sida, del hambre, son excelentes causas, pero el derecho a la libertad tiene un grado superlativo.
Mañana, 29 de agosto, el régimen cubano le hará un juicio sumarísimo a Gorki Aguila, líder de la banda rockera Porno para Ricardo, y bajo la figura de “peligrosidad delictiva”, y con un abogado estatal en su defensa, puede terminar cuatro años en la cárcel, por el mismo delito que están pagando más de 5.000 (sí, cinco mil) cubanos.
A Gorki lo arrestaron el lunes cuando estaba entrenándose en los ritmos de su nuevo álbum de protesta Comité Geriátrico Central, lo que equivale a cometer un delito de desacato contra las altas autoridades del país, que desde la revolución del 1959 se ha caracterizado por encarcelar a cualquiera que hable u opine (o si quiera piense) algo mal sobre ellas. El rock, y su desfachatez, siempre fue considerado un enemigo peligroso.
Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y tantos otros de la nova trova, así como de otras disciplinas debieran defender el derecho a la libertad de Gorki. Son los primeros en la línea de responsabilidad. Pero también lo debieran hacer aquellos cantantes de todos lados, los profesionales y los que cantamos bajo la ducha, porque en realidad la afrenta contra Gorki es contra todos nosotros.
Cuando ese mensaje es coartado, todos perdemos. Al limitarse la capacidad de expresión se comete un grave atentado al derecho del ser humano a hablar, opinar y al derecho de los demás a escuchar, disentir, aplaudir. No hay acción más grotesca que la censura.
Cuando esto ocurre, quienes se dedican como negocio a la música son los primeros que debieran “saltar”, no porque se deberían sentir directamente afectados, sino porque se afecta el derecho de todos a esa música universal, a escucharla, a consumirla. Los conciertos a favor de la paz, de la ecología, del sida, del hambre, son excelentes causas, pero el derecho a la libertad tiene un grado superlativo.
Mañana, 29 de agosto, el régimen cubano le hará un juicio sumarísimo a Gorki Aguila, líder de la banda rockera Porno para Ricardo, y bajo la figura de “peligrosidad delictiva”, y con un abogado estatal en su defensa, puede terminar cuatro años en la cárcel, por el mismo delito que están pagando más de 5.000 (sí, cinco mil) cubanos.
A Gorki lo arrestaron el lunes cuando estaba entrenándose en los ritmos de su nuevo álbum de protesta Comité Geriátrico Central, lo que equivale a cometer un delito de desacato contra las altas autoridades del país, que desde la revolución del 1959 se ha caracterizado por encarcelar a cualquiera que hable u opine (o si quiera piense) algo mal sobre ellas. El rock, y su desfachatez, siempre fue considerado un enemigo peligroso.
Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y tantos otros de la nova trova, así como de otras disciplinas debieran defender el derecho a la libertad de Gorki. Son los primeros en la línea de responsabilidad. Pero también lo debieran hacer aquellos cantantes de todos lados, los profesionales y los que cantamos bajo la ducha, porque en realidad la afrenta contra Gorki es contra todos nosotros.
agosto 27, 2008
Obama-McCain: Todavía estoy indeciso
En noviembre debutaré con mi voto en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Estoy ansioso. Pensé que a esta altura ya no estaría indeciso, pero lo soy. No me registré en ninguno de los dos partidos predominantes. No soy Demócrata ni Republicano. Soy independiente. Pensé que la Convención Demócrata y el discurso de Hillary Clinton de anoche me hubiesen decidido. No fue así.
Quienes me conocen, se sorprenden que no sea demócrata. Me encasillan como liberal, y se sorprenden aún más cuando me escuchan simpatizar con ideas más conservadoras; en lo económico sobretodo. Debería ser demócrata, soy más pro derechos humanos, y en 1976 mientras vivía en Dakota del Norte como estudiante becado, fui voluntario de la campaña demócrata de Carter-Dole. Pero no. Siempre me pareció que los demócratas son más hipócritas, en realidad igual de conservadores que los Republicanos, nada más que no lo admiten. Las diferencias no son muchas o no se advierten.
Todavía ni Obama ni McCain me han convencido. Sigo como indeciso y represento a un gran porcentaje de la población que está esperando una estocada especial. Como hispano me siento adulado por ambos partidos que están desesperados por ganar los votos de este segmento. En el 2000, por 237 votos, la Florida se convirtió en un estado republicano que le hizo perder la presidencia a Al Gore a pesar de que había ganado las elecciones voto por voto en el país. La lección de aquel sufragio en el que 237 papeletas inclinaron la balanza de todo un país, es que cada individuo cuenta y es importante.
Como buen indeciso vengo cambiando mi inclinación a cada minuto, según como soy influenciado por los medios, los discursos de los candidatos, por su raza y por su edad, por las decisiones que dicen que van a tomar y por quien representa mejor los intereses de mi billetera y quien promete un mejor país para mis hijos o mis futuros nietos. No estoy confundido, estoy alerta. Leo, veo, escucho y consumo información y opiniones. No es fácil tener claridad. A veces el corazón dice una cosa y la razón otra. Y al día siguiente a la inversa.
Hoy no votaría por ninguno de los dos. Pero quiero votar y no lo haré en blanco. Iré contando en posts periódicos (y en algunas líneas al final de aquellos que opino de otra cosa) como irá cambiando mi posición y mi voto de acuerdo a lo que lea, perciba y sienta. Creo que este ejercicio me ayudará a estar mejor enfocado y a tener una decisión más responsable.
Quienes me conocen, se sorprenden que no sea demócrata. Me encasillan como liberal, y se sorprenden aún más cuando me escuchan simpatizar con ideas más conservadoras; en lo económico sobretodo. Debería ser demócrata, soy más pro derechos humanos, y en 1976 mientras vivía en Dakota del Norte como estudiante becado, fui voluntario de la campaña demócrata de Carter-Dole. Pero no. Siempre me pareció que los demócratas son más hipócritas, en realidad igual de conservadores que los Republicanos, nada más que no lo admiten. Las diferencias no son muchas o no se advierten.
Todavía ni Obama ni McCain me han convencido. Sigo como indeciso y represento a un gran porcentaje de la población que está esperando una estocada especial. Como hispano me siento adulado por ambos partidos que están desesperados por ganar los votos de este segmento. En el 2000, por 237 votos, la Florida se convirtió en un estado republicano que le hizo perder la presidencia a Al Gore a pesar de que había ganado las elecciones voto por voto en el país. La lección de aquel sufragio en el que 237 papeletas inclinaron la balanza de todo un país, es que cada individuo cuenta y es importante.
Como buen indeciso vengo cambiando mi inclinación a cada minuto, según como soy influenciado por los medios, los discursos de los candidatos, por su raza y por su edad, por las decisiones que dicen que van a tomar y por quien representa mejor los intereses de mi billetera y quien promete un mejor país para mis hijos o mis futuros nietos. No estoy confundido, estoy alerta. Leo, veo, escucho y consumo información y opiniones. No es fácil tener claridad. A veces el corazón dice una cosa y la razón otra. Y al día siguiente a la inversa.
Hoy no votaría por ninguno de los dos. Pero quiero votar y no lo haré en blanco. Iré contando en posts periódicos (y en algunas líneas al final de aquellos que opino de otra cosa) como irá cambiando mi posición y mi voto de acuerdo a lo que lea, perciba y sienta. Creo que este ejercicio me ayudará a estar mejor enfocado y a tener una decisión más responsable.
agosto 26, 2008
Presidentes y el control informativo
No hay nada más tentador para un gobierno que controlar a la prensa, tener el control de lo que se dice o no se dice. Esas tentaciones suelen tener aristas distintas, censura o propaganda, pero siempre están imbuidas por la misma ambición de no dejar que la población esté informada, influida, o con capacidad para tomar sus propias decisiones. En la jerga oficial, orden significa control.
Los presidentes latinoamericanos que más se quejan de la manipulación de los medios de comunicación, son quienes mayores atropellos comenten contra la información. En esta línea se destacan Hugo Chávez, Daniel Ortega, Evo Morales y Rafael Correa, a quienes tanto les da por “encadenarse” continuamente para dar sus mensajes, discriminar a periodistas y medios que no le son afines o crear medios gubernamentales con los recursos del Estado.
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, no contento con hincar a los medios independientes, discriminarlos con publicidad oficial, premiarlos a aquellos en los que trabajan sus familiares y extorsionar a otros para que despidan a los periodistas “incómodos”, ahora, como buen patrón de estancia, sigue utilizando los recursos de la nación para hacer propaganda a su antojo. El 22 de agosto lanzó un semanario propagandístico, justificado por la Primera Dama, Rosario Murillo: “Avanzamos hacia nuevos triunfos desde estos espacios de comunicación que defienden el proyecto de una revolución para la justicia y la paz”, dijo, recordando el 22 de agosto de 1978 cuando un comando sandinista tomó por asalto el Palacio Nacional y tomó de rehenes a legisladores partidarios del presidente Somoza.
Otra perlita es Hugo Chávez. No se cansa de crear medios oficiales radiales, escritos y televisivos, además de cerrar a los que considera críticos. Sancionó numerosas leyes como la de Responsabilidad Social y regulaciones administrativas con el propósito de trabar el ejercicio periodístico. En breve, espera que su Asamblea Nacional apruebe la controversial Ley Orgánica de Telecomunicaciones Informática y Servicios Postales, que le otorgará un poder absoluto y discrecional para ordenar para ordenar la suspensión de cualquier tipo de “trasmisión, emisión o recepción de signos, señales, escritos, imágenes, sonidos o informaciones de cualquier naturaleza, mediante comunicación por voz, datos y videos que esté actualmente inventada o por inventarse”, invocando razones de “orden público, la seguridad o los intereses de la Nación”. Si hay similitud con lo que hacían las dictaduras latinoamericanas, no es pura coincidencia.
Rafael Correa también tiene fuertes encontronazos contra la prensa. No está cumpliendo con su promesa de ofrecer a la iniciativa privada el control de los medios que el gobierno incautó por desfalco, como el diario El Telégrafo y algunos canales de televisión de la familia banquera Isaías. Es más, en el nuevo proyecto constitucional que se aprobará o rechazará el 28 de septiembre, existen numerosas menciones a la libertad de prensa y a los medios que despiertan suspicacias. De acuerdo al artículo 408 del nuevo texto constitucional, el estado se apropiaría del 50 por ciento de las utilidades que generen las estaciones de radio y televisión. El gobierno negó que esa sea la intención, sin embargo el texto lo justifica.
Evo Morales, por otro lado, de la forma que se benefician todos los países que participan en el ALBA, el proyecto ideológico impulsado por Chávez que contrarresta al ALCA, ha utilizado mucho dinero venezolano – además del iraní - para crear nuevos medios que le sirvan a sus intereses, lo que equivale a dilapidar dinero a favor de la propaganda gubernamental y no a una estrategia de empresas estatales al servicio de una información plural y diversa, obligación que sí tiene el Estado.
Los presidentes latinoamericanos que más se quejan de la manipulación de los medios de comunicación, son quienes mayores atropellos comenten contra la información. En esta línea se destacan Hugo Chávez, Daniel Ortega, Evo Morales y Rafael Correa, a quienes tanto les da por “encadenarse” continuamente para dar sus mensajes, discriminar a periodistas y medios que no le son afines o crear medios gubernamentales con los recursos del Estado.
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, no contento con hincar a los medios independientes, discriminarlos con publicidad oficial, premiarlos a aquellos en los que trabajan sus familiares y extorsionar a otros para que despidan a los periodistas “incómodos”, ahora, como buen patrón de estancia, sigue utilizando los recursos de la nación para hacer propaganda a su antojo. El 22 de agosto lanzó un semanario propagandístico, justificado por la Primera Dama, Rosario Murillo: “Avanzamos hacia nuevos triunfos desde estos espacios de comunicación que defienden el proyecto de una revolución para la justicia y la paz”, dijo, recordando el 22 de agosto de 1978 cuando un comando sandinista tomó por asalto el Palacio Nacional y tomó de rehenes a legisladores partidarios del presidente Somoza.
Otra perlita es Hugo Chávez. No se cansa de crear medios oficiales radiales, escritos y televisivos, además de cerrar a los que considera críticos. Sancionó numerosas leyes como la de Responsabilidad Social y regulaciones administrativas con el propósito de trabar el ejercicio periodístico. En breve, espera que su Asamblea Nacional apruebe la controversial Ley Orgánica de Telecomunicaciones Informática y Servicios Postales, que le otorgará un poder absoluto y discrecional para ordenar para ordenar la suspensión de cualquier tipo de “trasmisión, emisión o recepción de signos, señales, escritos, imágenes, sonidos o informaciones de cualquier naturaleza, mediante comunicación por voz, datos y videos que esté actualmente inventada o por inventarse”, invocando razones de “orden público, la seguridad o los intereses de la Nación”. Si hay similitud con lo que hacían las dictaduras latinoamericanas, no es pura coincidencia.
Rafael Correa también tiene fuertes encontronazos contra la prensa. No está cumpliendo con su promesa de ofrecer a la iniciativa privada el control de los medios que el gobierno incautó por desfalco, como el diario El Telégrafo y algunos canales de televisión de la familia banquera Isaías. Es más, en el nuevo proyecto constitucional que se aprobará o rechazará el 28 de septiembre, existen numerosas menciones a la libertad de prensa y a los medios que despiertan suspicacias. De acuerdo al artículo 408 del nuevo texto constitucional, el estado se apropiaría del 50 por ciento de las utilidades que generen las estaciones de radio y televisión. El gobierno negó que esa sea la intención, sin embargo el texto lo justifica.
Evo Morales, por otro lado, de la forma que se benefician todos los países que participan en el ALBA, el proyecto ideológico impulsado por Chávez que contrarresta al ALCA, ha utilizado mucho dinero venezolano – además del iraní - para crear nuevos medios que le sirvan a sus intereses, lo que equivale a dilapidar dinero a favor de la propaganda gubernamental y no a una estrategia de empresas estatales al servicio de una información plural y diversa, obligación que sí tiene el Estado.
agosto 25, 2008
EE.UU: la batalla recién empieza
La Convención Demócrata comienza hoy en Denver y con ella la batalla real por la Presidencia de Estados Unidos. Barack Obama llega con su flamante integrante de fórmula, el senador Joseph Biden, y con su designación, una nueva encuesta de Gallup lo catapultó nuevamente a él por arriba de John McCain por cuatro puntos porcentuales.
Luego de esta Convención y de la que realizarán seguidamente los Republicanos en Minnesota, sólo quedarán dos meses para las elecciones de noviembre. Si hasta ahora las batallas fueron intensas, se augura una guerra frontal como nunca. La designación de Biden agrega varios condimentos. Obama no apostó por un cambio como indica su lema de campaña, sino fue por un camino seguro. Biden es viejo, experto en política internacional, de clase media y católico, todas aristas que lo complementan y que le pueden hacer ganar votos en esos perfiles que él carece o a los que no pertenece. Sin embargo, no haber elegido a Hillary Clinton su antigua contrincante y con quien todos veían la “fórmula ideal”, puede traerle problemas hasta en su propio partido.
John McCain ya se aprovechó de lo que parece un feliz desliz para los republicanos. Sus spots propagandísticos comenzaron a pegar fuerte este fin de semana y varios partidarios como Rudolph Guliani empezaron a declarar a favor de Hillary tratando de seguir dividiendo a los demócratas. Para McCain y su campaña, Biden es un demócrata que criticó a Obama de inexperto durante la interna con Hillary, un aspecto que usarán a ultranza para corroer la fórmula. Para los demócratas, la selección sirve para morigerar las críticas de que Obama, inexperto en política internacional, no sabría cómo lidiar con temas nuevos, como el conflicto Rusia-Georgia. Biden es a Obama lo que Dick Cheney fue a George Bush, a quien también se calificaba de inexperto en asuntos foráneos.
Si uno se guiara por la voluntad de la gente, de los amigos, de lo que mayoritariamente dicen los medios de comunicación, Obama ganaría fácilmente la elección presidencial, o al menos eso era lo que se pensaba semanas atrás. Ahora la batalla es más pareja. El precio del crudo algo en retroceso, una Rusia envalentonada son hechos que le dieron a McCain un buen repunte. Sin embargo, la inflación interna, el costo de la gasolina y los alimentos en su punto más alto en la última década, muestran a los demócratas como favoritos para traer un cambio de timón.
Por otro lado, si uno observa la experiencia de la última elección, cuando Bush parecía que no sería reelegido, uno se puede dar cuenta que las cosas no están decididas todavía. Incluso, hasta cuando las encuestas podrían inclinarse para uno u otro lado con grandes ventajas porcentuales, EE.UU. no cuenta la mayoría de votos populares, sino sus colegios electorales, por lo que la decisión está en la suma de estados y no de votos, como le sucedió a Al Gore. Además, cualquier acontecimiento sorpresivo pudiera torcer el ritmo del favoritismo, como por ejemplo que Bush atrape a Bin Laden o que ocurra un ataque terrorista de envergadura, no solo en el país sino en cualquiera de sus aliados. El ataque terrorista de Madrid el 11 de marzo de 2004 además de la catástrofe nacional, fue una catástrofe para el conservador Partido Popular que vio desvanecidas sus aspiraciones de ganar unas elecciones que parecían segurísimas.
Veremos cómo se comporta la propaganda electoral en estos días. La Convención Demócrata tiene que nominar oficialmente a Obama-Biden, y enterrar la figura de Hillary con un mensaje de unión, aunque sea a regañadientes para 18 millones que la votaron en las internas. McCain anunciará esta semana a su compañero de fórmula, agregando más condimentos a esta batalla que recién empieza.
Luego de esta Convención y de la que realizarán seguidamente los Republicanos en Minnesota, sólo quedarán dos meses para las elecciones de noviembre. Si hasta ahora las batallas fueron intensas, se augura una guerra frontal como nunca. La designación de Biden agrega varios condimentos. Obama no apostó por un cambio como indica su lema de campaña, sino fue por un camino seguro. Biden es viejo, experto en política internacional, de clase media y católico, todas aristas que lo complementan y que le pueden hacer ganar votos en esos perfiles que él carece o a los que no pertenece. Sin embargo, no haber elegido a Hillary Clinton su antigua contrincante y con quien todos veían la “fórmula ideal”, puede traerle problemas hasta en su propio partido.
John McCain ya se aprovechó de lo que parece un feliz desliz para los republicanos. Sus spots propagandísticos comenzaron a pegar fuerte este fin de semana y varios partidarios como Rudolph Guliani empezaron a declarar a favor de Hillary tratando de seguir dividiendo a los demócratas. Para McCain y su campaña, Biden es un demócrata que criticó a Obama de inexperto durante la interna con Hillary, un aspecto que usarán a ultranza para corroer la fórmula. Para los demócratas, la selección sirve para morigerar las críticas de que Obama, inexperto en política internacional, no sabría cómo lidiar con temas nuevos, como el conflicto Rusia-Georgia. Biden es a Obama lo que Dick Cheney fue a George Bush, a quien también se calificaba de inexperto en asuntos foráneos.
Si uno se guiara por la voluntad de la gente, de los amigos, de lo que mayoritariamente dicen los medios de comunicación, Obama ganaría fácilmente la elección presidencial, o al menos eso era lo que se pensaba semanas atrás. Ahora la batalla es más pareja. El precio del crudo algo en retroceso, una Rusia envalentonada son hechos que le dieron a McCain un buen repunte. Sin embargo, la inflación interna, el costo de la gasolina y los alimentos en su punto más alto en la última década, muestran a los demócratas como favoritos para traer un cambio de timón.
Por otro lado, si uno observa la experiencia de la última elección, cuando Bush parecía que no sería reelegido, uno se puede dar cuenta que las cosas no están decididas todavía. Incluso, hasta cuando las encuestas podrían inclinarse para uno u otro lado con grandes ventajas porcentuales, EE.UU. no cuenta la mayoría de votos populares, sino sus colegios electorales, por lo que la decisión está en la suma de estados y no de votos, como le sucedió a Al Gore. Además, cualquier acontecimiento sorpresivo pudiera torcer el ritmo del favoritismo, como por ejemplo que Bush atrape a Bin Laden o que ocurra un ataque terrorista de envergadura, no solo en el país sino en cualquiera de sus aliados. El ataque terrorista de Madrid el 11 de marzo de 2004 además de la catástrofe nacional, fue una catástrofe para el conservador Partido Popular que vio desvanecidas sus aspiraciones de ganar unas elecciones que parecían segurísimas.
Veremos cómo se comporta la propaganda electoral en estos días. La Convención Demócrata tiene que nominar oficialmente a Obama-Biden, y enterrar la figura de Hillary con un mensaje de unión, aunque sea a regañadientes para 18 millones que la votaron en las internas. McCain anunciará esta semana a su compañero de fórmula, agregando más condimentos a esta batalla que recién empieza.
agosto 24, 2008
Pulga y Manu: se renueva la controversia
Los casos de Messi y Ginóbili (lo más notables al menos) desnudaron un problema que la Argentina siempre tendrá en las Olimpíadas, ya que la estrategia de nuestro país es competir con el profesionalismo. Los equipos Barcelona y Spurs se negaron hasta último momento a ceder a sus superestrellas, haciéndolo a regañadientes y generando conflictos entre organizaciones internacionales como la FIFA y la NBA que impusieron finalmente su criterio.
El Comité Olímpico, más allá de proteger el amateurismo, bien sabe que las estrellas del deporte profesional traen consigo popularidad asegurada. El caso de Messi salió bien, triunfó, no se lesionó y el Barcelona se la arregló bien en sus partidos de Copa. El de Ginóbili fue todo lo contrario. Se resintió la vieja lesión por la que los Spurs no quisieron cederlo, y ahora sufren antes de empezar el campeonato.
Ambos casos reflejan una vieja controversia que ahora se renueva y que tendrá mayor discusión hacia las próximas Olimpíadas de Londres, que tratarán de ser más amateur que otras, dejando de lado algunos deportes como el tenis y el béisbol. ¿Quién tiene más derechos sobre los profesionales, los equipos que pagan millones de dólares por sus sueldos o sus países que los necesitan para sus equipos nacionales profesionales?
Las Olimpíadas tuvieron un balance justo para nuestro país. Seis medallas para un país en que el gobierno no apuesta por el amateurismo - casi nada para el atletismo, la vedette del olimpismo - no es mal negocio. Para nada.
Estos JJ.OO. dejarán el agradable recuerdo de la medalla de oro para el fútbol, las fintas de la Pulga y un 3-0 contundente contra Brasil, además de una medalla de bronce para el básquet que tuvo la mala suerte de enfrentarse en semifinales a Estados Unidos, y no tener a Manu.
El Comité Olímpico, más allá de proteger el amateurismo, bien sabe que las estrellas del deporte profesional traen consigo popularidad asegurada. El caso de Messi salió bien, triunfó, no se lesionó y el Barcelona se la arregló bien en sus partidos de Copa. El de Ginóbili fue todo lo contrario. Se resintió la vieja lesión por la que los Spurs no quisieron cederlo, y ahora sufren antes de empezar el campeonato.
Ambos casos reflejan una vieja controversia que ahora se renueva y que tendrá mayor discusión hacia las próximas Olimpíadas de Londres, que tratarán de ser más amateur que otras, dejando de lado algunos deportes como el tenis y el béisbol. ¿Quién tiene más derechos sobre los profesionales, los equipos que pagan millones de dólares por sus sueldos o sus países que los necesitan para sus equipos nacionales profesionales?
Las Olimpíadas tuvieron un balance justo para nuestro país. Seis medallas para un país en que el gobierno no apuesta por el amateurismo - casi nada para el atletismo, la vedette del olimpismo - no es mal negocio. Para nada.
Estos JJ.OO. dejarán el agradable recuerdo de la medalla de oro para el fútbol, las fintas de la Pulga y un 3-0 contundente contra Brasil, además de una medalla de bronce para el básquet que tuvo la mala suerte de enfrentarse en semifinales a Estados Unidos, y no tener a Manu.
agosto 22, 2008
"Estamos a salvo de los secuestros express”
En post recientes hablé de la hermosa Guayaquil, ciudad costeña de Ecuador. Estuve ahí tres, cuatro días. Al final de cada jornada de un seminario, caminé mucho. Fui por el malecón reformado que da al río Guayas, visité varias galerías de arte y restaurantes en el barrio de Las Peñas, una colina en la que restauraron la ciudad colonial. Disfruté de la amabilidad y hospitalidad de la gente.
Como siempre hago en cada ciudad, pregunto al conserje del hotel cuán seguro es para salir a caminar. “No se haga problema, es una ciudad muy segura, incluso estamos a salvo de los secuestros express”. No sé por qué, pero uno siempre confía en la sabiduría de conserjes y taxistas. Así que caminé y mucho.
Y ayer se me revolvió la sangre. Un titular de El Nuevo Herald rezaba: “Ecuador y Venezuela superan a Colombia en secuestros”. Un estudio de la organización holandesa Pax Christi, explica que los secuestros con fines económicos y extorsivos han crecido sustancialmente y peor aún, casi me caigo de traste: “Solamente en Guayaquil, motor económico e industrial de Ecuador, durante el 2007 hubo 831 secuestros”. Cada renglón que leía “veía” al conserje y cada rincón que caminé.
México, según el estudio, es el país número uno del mundo con cantidad de secuestros express. Brasil el quinto, Ecuador el séptimo, Venezuela el octavo y Colombia el noveno. En Venezuela, según datos oficiales, los secuestros crecieron en el 700 por ciento entre 1999 y 2007, y, como sucede en casi todos los países, el 62% de los casos no son denunciados.
Hoy mismo dieron con el paradero de un conocido, el director de El periódico de Guatemala, José Eduardo Zarco. Lo secuestraron por dos días, lo dejaron tirado y drogado en un hospital, lo desvalijaron. Su familia siempre pensó lo peor.
Quedé mal, impotente, pensando que uno confía demasiado y no hace los deberes suficientes sobre el tema de seguridad.
Como siempre hago en cada ciudad, pregunto al conserje del hotel cuán seguro es para salir a caminar. “No se haga problema, es una ciudad muy segura, incluso estamos a salvo de los secuestros express”. No sé por qué, pero uno siempre confía en la sabiduría de conserjes y taxistas. Así que caminé y mucho.
Y ayer se me revolvió la sangre. Un titular de El Nuevo Herald rezaba: “Ecuador y Venezuela superan a Colombia en secuestros”. Un estudio de la organización holandesa Pax Christi, explica que los secuestros con fines económicos y extorsivos han crecido sustancialmente y peor aún, casi me caigo de traste: “Solamente en Guayaquil, motor económico e industrial de Ecuador, durante el 2007 hubo 831 secuestros”. Cada renglón que leía “veía” al conserje y cada rincón que caminé.
México, según el estudio, es el país número uno del mundo con cantidad de secuestros express. Brasil el quinto, Ecuador el séptimo, Venezuela el octavo y Colombia el noveno. En Venezuela, según datos oficiales, los secuestros crecieron en el 700 por ciento entre 1999 y 2007, y, como sucede en casi todos los países, el 62% de los casos no son denunciados.
Hoy mismo dieron con el paradero de un conocido, el director de El periódico de Guatemala, José Eduardo Zarco. Lo secuestraron por dos días, lo dejaron tirado y drogado en un hospital, lo desvalijaron. Su familia siempre pensó lo peor.
Quedé mal, impotente, pensando que uno confía demasiado y no hace los deberes suficientes sobre el tema de seguridad.
agosto 21, 2008
A la guerra sí, alcohol no
Uno de los grandes debates que se instaló en la opinión pública de Estados Unidos en estos días, es el tema de la reducción de la edad legal para consumir alcohol, de 21 a 18 años, edad límite establecida en la mayoría de los estados.
La particularidad esta vez, de una discusión tan añeja como el vino, es que la trajo a colación un grupo de 100 decanos de universidades, entre las mejores del país, que no pretenden que la ley cambie de inmediato, sino de que el tema vuelva a ser debate público.
Quienes prefieren la edad de 18 como límite siempre aducen que si un chico de 18 años es apto para la guerra también lo debe ser para confiar en su responsabilidad a la hora de beber. Los decanos alegan que los menores de 21 sí consumen alcohol con sus amigos mayores, pero que esa ilegalidad evita que vayan a recibir tratamiento a las salas de emergencia de los hospitales, una especie de autocensura en el cuidado de su salud.
Para los que sostienen que el límite de los 21 es una edad prudente, dicen que de esta forma se evitan miles de muertes en accidentes de tránsito y las estadísticas les dan la razón. Sostienen además, que cuanto más joven se comienza a beber, existe mayor propensión a caer en el alcoholismo.
El debate tiene esas aristas bien definidas y no hay mucho que discutir. A favor o en contra. Varios estados ya están asegurando que bajarán el límite de edad, como Kentucky, Wisconsin y South Carolina. En Missouri habrá referendo. La tendencia aparenta ser irreversible.
La particularidad esta vez, de una discusión tan añeja como el vino, es que la trajo a colación un grupo de 100 decanos de universidades, entre las mejores del país, que no pretenden que la ley cambie de inmediato, sino de que el tema vuelva a ser debate público.
Quienes prefieren la edad de 18 como límite siempre aducen que si un chico de 18 años es apto para la guerra también lo debe ser para confiar en su responsabilidad a la hora de beber. Los decanos alegan que los menores de 21 sí consumen alcohol con sus amigos mayores, pero que esa ilegalidad evita que vayan a recibir tratamiento a las salas de emergencia de los hospitales, una especie de autocensura en el cuidado de su salud.
Para los que sostienen que el límite de los 21 es una edad prudente, dicen que de esta forma se evitan miles de muertes en accidentes de tránsito y las estadísticas les dan la razón. Sostienen además, que cuanto más joven se comienza a beber, existe mayor propensión a caer en el alcoholismo.
El debate tiene esas aristas bien definidas y no hay mucho que discutir. A favor o en contra. Varios estados ya están asegurando que bajarán el límite de edad, como Kentucky, Wisconsin y South Carolina. En Missouri habrá referendo. La tendencia aparenta ser irreversible.
agosto 19, 2008
Víctimas del “terrorismo mediático”
El presidente boliviano Evo Morales no desentonó con el resto de presidentes latinoamericanos que en forma constante endilga a los dueños de medios los males de sus administraciones. Siempre con la consabida excusa de disculparse con los periodistas, trata a los dueños de medios como si fueran empresarios cuya intención es siempre derrocar a los gobiernos.
En muchos años que tengo de práctica periodística saqué varias conclusiones, entre ellas, que los dueños de medios pueden tener objetivos distintos a los de muchos periodistas, pero igualmente son periodistas, viven de esta profesión; y además que en la mayoría de los casos, las líneas editoriales están más atadas a los vaivenes de los jefes de Redacción, a los prejuicios de los reporteros que a los propios dueños, porque son, en definitiva, quienes manejan la información diaria en forma periódica y sistemática.
Evo, así como sucede con Hugo Chávez, Rafael Correa, Daniel Ortega, Tabaré Vázquez, Cristina Kirchner, también hacen siempre la distinción entre libertad de prensa con la libertad de empresa, como que esta última siempre está sospechada de no tener objetivos ni intenciones éticas.
El verdadero terrorismo mediático lo comete el propio Estado. En muchos países, pero particularmente en Venezuela, Ecuador y Bolivia, los gobiernos están cerrando medios, confiscando otros y creando medios oficiales con el propósito de utilizarlos como agencias de propaganda gubernamental.
En muchos años que tengo de práctica periodística saqué varias conclusiones, entre ellas, que los dueños de medios pueden tener objetivos distintos a los de muchos periodistas, pero igualmente son periodistas, viven de esta profesión; y además que en la mayoría de los casos, las líneas editoriales están más atadas a los vaivenes de los jefes de Redacción, a los prejuicios de los reporteros que a los propios dueños, porque son, en definitiva, quienes manejan la información diaria en forma periódica y sistemática.
Evo, así como sucede con Hugo Chávez, Rafael Correa, Daniel Ortega, Tabaré Vázquez, Cristina Kirchner, también hacen siempre la distinción entre libertad de prensa con la libertad de empresa, como que esta última siempre está sospechada de no tener objetivos ni intenciones éticas.
El verdadero terrorismo mediático lo comete el propio Estado. En muchos países, pero particularmente en Venezuela, Ecuador y Bolivia, los gobiernos están cerrando medios, confiscando otros y creando medios oficiales con el propósito de utilizarlos como agencias de propaganda gubernamental.
agosto 18, 2008
Sombras chinas y fuegos artificiales
Los fuegos artificiales en la inauguración de los Juegos Olímpicos fueron eso, fuegos “artificiales”, no existieron. Hubo una nena “ventrílocua” que usó la voz de otra, porque se admitió que era muy fea para la televisión. Los trajes típicos de etnias minoritarias, eran de la mayoritaria y nadie cree que la neblina que cubre Pekín sea eso, sino una nube de contaminación que se mide a más de 40 kilómetros de distancia.
Seguro que habrá mayores descubrimientos. Nadie parece muy sorprendido. Después de todo, este es un país que siempre ha tenido problemas con el derecho de autor o de propiedad y tiene acostumbrado al mundo a ofrecer mercancía falsa, desde carteras a relojes, vestimenta a música. Cualquier cosa es copiada fielmente. Fue por eso, tal vez, que Steven Spielberg, renunció a tiempo, no aceptando trabajar en los efectos especiales para la inauguración.
Los efectos especiales no son otra cosa que eso, percepciones, modificación de la realidad, y las autoridades chinas los han utilizado como instrumento propagandístico. Desde hace años sabían sobre la importancia de venderse al mundo, pero nadie imaginaba que utilizarían las apariencias, falsedades, dobleces, disimulos, disfraces y la ficción para demostrar sus avances.
La mina de oro que han encontrado en sus atletas hubiera sido suficiente para mostrarse como una verdadera potencia mundial. No había necesidad de vender una imagen. La realidad es sorprendente en sí misma.
Los ingleses ya no deben tener miedo para el 2012. Aunque realicen una ceremonia menos esplendorosa, si es auténtica, ya superarán a estas “sombras chinas”.
Seguro que habrá mayores descubrimientos. Nadie parece muy sorprendido. Después de todo, este es un país que siempre ha tenido problemas con el derecho de autor o de propiedad y tiene acostumbrado al mundo a ofrecer mercancía falsa, desde carteras a relojes, vestimenta a música. Cualquier cosa es copiada fielmente. Fue por eso, tal vez, que Steven Spielberg, renunció a tiempo, no aceptando trabajar en los efectos especiales para la inauguración.
Los efectos especiales no son otra cosa que eso, percepciones, modificación de la realidad, y las autoridades chinas los han utilizado como instrumento propagandístico. Desde hace años sabían sobre la importancia de venderse al mundo, pero nadie imaginaba que utilizarían las apariencias, falsedades, dobleces, disimulos, disfraces y la ficción para demostrar sus avances.
La mina de oro que han encontrado en sus atletas hubiera sido suficiente para mostrarse como una verdadera potencia mundial. No había necesidad de vender una imagen. La realidad es sorprendente en sí misma.
Los ingleses ya no deben tener miedo para el 2012. Aunque realicen una ceremonia menos esplendorosa, si es auténtica, ya superarán a estas “sombras chinas”.
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