febrero 14, 2010

Piñera contradictorio

Lo mejor que le podría haber pasado a Chile es elegir un presidente de derecha como Sebastián Piñera, quien no desarmará todo lo bueno que vino haciendo la Concertación desde que gobernó ininterrumpidamente tras la dictadura de Augusto Pinochet.

Chile es el único país del continente en que sus gobernantes tienen sentido de estadista y continuidad. Piensan en el futuro lejano administrando bien el presente. La propuesta de Piñera de pasar de ser un país subdesarrollado a desarrollado en ocho años – subir de 14.000 dólares a 24.000 el ingreso per cápita - es prueba clara de que hay objetivos trascendentales planteados, más allá de los electoreros a los que nos tienen acostumbrados nuestros políticos en otros países.

Importante es también que siga opinando y criticando a los gobiernos de Cuba y Venezuela que no respetan nada de lo que implica una democracia, aunque seguramente recibirá réplicas de esos gobiernos por injerencista, a pesar de que son los que más opinan y se meten en asuntos internos de otros países.

En ese sentido democrático y tras afirmar que la OEA debe utilizar su Carta Democrática Interamericana como un instrumento válido para sostener este sistema en Latinoamérica, Piñera suena contradictorio cuando respalda la reelección de José Miguel Insulza. El secretario ejecutivo ha jugado un papel muy liviano y poco objetivo para impulsar la democracia en todos los países, habiéndose prestado a los designios de Hugo Chávez para atraer a Cuba al organismo y no haciendo absolutamente nada para criticar (por lo menos) la ausencia de estándares democráticos en Venezuela.

Insulza no debiera seguir en la OEA. El respaldo de Piñera es un mal paso.

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