julio 18, 2013

Rolling Stone y el tirabombas

La misión del periodismo y de los medios de comunicación no solo es buscar datos e investigar hechos para informar y entretener al público o darle lo que este necesita para que tome decisiones más acertadas, sino también desafiarlo y hacerlo pensar.

También es su deber, tener un alto grado de sensibilidad para no ofender, evitar la apología del delito y el sensacionalismo con el que solo se pretenda el éxito cuantitativo de una publicación. Es, sobretodo, un deber ético “ponerse en los zapatos del otro”, una forma de pensar y actuar que permite limitarse a producir ofensas sin ton ni son.

En este dicotomía, entre desafiar al público y no haberse puesto en los zapatos del otro, se debería ubicar a la revista Rolling Stone, una de las más tradicionales e influyentes de la cultura pop, que en su edición de agosto que empezará a circular esta semana, lleva como portada una foto de Dzhokhar Tsarnaev, uno de los hermanos que actualmente está procesado por el atentado terrorista en el maratón de Boston en el que murieron tres personas y más de dos centenares resultaron heridas.

Apenas la revista dio a conocer su portada este martes en su página de Facebook, con una foto de Tsarnaev con carita angelical semejante al de pelo revuelto de Bob Dylan en sus años más mozos, las críticas de los usuarios fueron tajantes: no se puede glorificar a los terroristas. Pese a que la portada estaba acompañada con un titular de “El Tirabombas” y una bajada en la que cuestiona que Tsarnaev pasó de ser un buen alumno, a ser olvidado por su familia y convertirse al radicalismo islámico y en un monstruo, las reacciones de la gente no se hicieron esperar.

De nada sirvieron las explicaciones de la revista para dar a conocer varios párrafos de la nota de investigación en el interior sobre el perfil escalofriante de Tsarnaev que acaba de declararse inocente de 30 cargos que se le formularon y que podrían llevarlo a la pena de muerte cuando empiece el nuevo proceso judicial en setiembre. Varias cadenas de comercios como CVS y Walgreens ya anunciaron que no venderán los ejemplares de Rolling Stone en sus establecimientos y una página especial de Facebook en contra de la revista ya lleva más de 50 mil “likes”. 

Sin dudas la revista logró llamar la atención y desafiar al público, sin embargo creo que no supo medir las consecuencias de unas heridas que todavía están muy abiertas en el país. Rolling Stone tiene una larga tradición de desafiar al público y no es la primera vez que tiene a un criminal en su portada, como en 1970 cuando se la dedicó al tarado y serial asesino Charles Mason. Pero aunque esta vez se haya defendido con que  el trabajo periodístico “se inscribe en la tradición del periodismo y el compromiso de larga data de Rolling Stone con la cobertura seria y reflexiva de las cuestiones políticas y culturales más importantes de nuestro tiempo”, la revista se equivocó, ya que no se objeta el contenido sino la apariencia, no se objeta el escrito sino la foto y el contexto en la que ha sido usada.
La misma fotografía fue utilizada en mayo pasado por el influyente diario The New York Times y en el pliego superior debajo de la marca del periódico, pero dentro de un contexto noticioso diferente, acompañado de decenas de titulares y otros temas que competían con la fotografía, la que tenía una referencia sobre cómo la fotografía de un joven aparentemente inocente enmascaraba una personalidad violenta, casi la misma comparación que denota Rolling Stone entre la fotografía angelical y el titular de tirabombas.
La diferencia mayor radica en la expectativa que la gente tiene de una publicación y como sacada de contexto, su significado puede ser totalmente diferente. El público espera lo usual, que Rolling Stone, publique una portada de un ícono de la música, por más controversial que pudiera ser, pero jamás esperaría que un supuesto terrorista tuviera el tratamiento de una estrella de rock. La gente no tiene porqué asociar la fotografía con el título, justamente la imagen es la que trató de utilizar para impresionar.
Las revistas, por su periodicidad y muchas veces alejadas de la conversación pública cotidiana de temas noticiosos, necesitan gritar más de la cuenta para ser escuchadas y consumidas, de ahí que una portada como esta, y su debida promoción puede alcanzar esos objetivos y hasta convertirse en artículo de colección.
Sin embargo, en el mundo de la ética periodística, donde como en toda cuestión moral no existe nada blanco o negro, sino todo es grisáceo, dependiendo del contexto y de la experiencia particular que cada usuario, Rolling Stone puede estar pagando un precio muy alto por gritar en forma descontextualizada, perdiendo circulación y venta, pero, sobre todo, confianza del público, el patrimonio más preciado que puede tener un medio de comunicación.
Sin dudas Rolling Stone obtuvo el beneficio del factor sorpresa, en especial porque revuelve las cicatrices del terrorismo en territorio local, cuando la conversación pública estaba más dedicada a las heridas sangrantes y siempre abiertas del racismo en el país. Es que la agenda periodística de esta semana está casi reservada a la decisión de un jurado que el domingo absolvió de culpas a George Zimmerman, un hispano estadounidense, procesado por la muerte de Trayvor Martin, un jovencito negro de 17 años, caso que creo polémica entre el derecho a la defensa propia y cuestiones de violencia racial.
Rolling Stone tiene que hacer un examen de conciencia esta vez. Tiene que tener en cuenta lo que el público le dice – se podría sintetizar así ese pedido: no se debe glorificar a los terroristas y sí a las víctimas, quienes merecen estar en portada – y que por más valioso que un contenido sea, debe considerar que la apariencia también influye y ofende.
Seguramente, con una foto diferente o la misma, pero más difusa y con un titular más fuerte o cuestionador que no de la apariencia que se glorifica el hecho de tirar bombas, el efecto periodístico hubiera sido más tenue pero de mayor calidad.

Con esta portada gritona, Rolling Stone está caminando sobre esa línea muy delgada que no permite dividir muy bien al periodismo de calidad del periodismo sensacionalista.

Evo, Snowden y el nacionalismo

Como anillo al dedo dice el refrán. Adagio popular que no se puede dejar de aplicar al presidente boliviano Evo Morales, quien hasta hace semanas atrás estaba tratando de defenderse de los ataques de la oposición y de los ciudadanos por sus intenciones de ir a la reelección, mediante una interpretación bastante controversial de la nueva Constitución de su país – interpretación aprobada por el Tribunal Constitucional - que en su letra no lo permite.

Evo que hasta hace poco trataba de defenderse por el supuesto abuso de poder, encontró con el caso del ex contratista de la CIA, Edward Snowden, el viento de cola que le permite de repente alzarse en popularidad y empezar a transitar un camino pre electoral con todos los beneficios.

Evo está ahora aprovechando los vientos del nacionalismo gracias a su prédica anti imperialista que consiguió amalgamar después de que sufrió el bloqueo aéreo por parte de varios países europeos, entre ellos Francia, España, Portugal e Italia, luego de entrevistarse con el presidente ruso, Vladimir Putin.

Si bien al principio las autoridades europeas rezongaron cuando Morales exigió disculpas y una investigación, uno a uno esos países se doblegaron ante el mandatario, una vez que desde Latinoamérica se les reclamó sentido común, ya que no puede haber razón valedera para negar espacio aéreo y derecho de aeropuerto a un Presidente, por más que hayan creído que en el avión se transportaba clandestinamente a Snowden. 

Los españoles fueron los primeros en disculparse, tras los reclamos desde el Unasur, el Mercosur y la OEA, pero ahora Evo está pidiendo más que disculpas, sino que se castigue a los responsables de haber estado dando las órdenes o, como en el caso español, al embajador en Austria que quiso requisar el avión presidencial boliviano.

Más allá de los vaivenes de estos días, Evo sabe que si sigue denunciando la tropelía europea, denunciando al imperio y manteniéndose como víctima, tiene grandes chances de aumentar su capital político.

Difícilmente Evo deje escapar esta posibilidad. No le tembló la voz para decir que hasta considera cerrar la embajada estadounidense en su país, una medida que no parece ilógica si se considera que echó al embajador estadounidense años atrás, también a los agentes de la DEA (la agencia antidrogas estadounidense) y, recientemente, a los miembros de la USAID (la agencia de ayuda internacional estadounidense).

Evo seguirá sacando partido de la actitud energúmena de los europeos que le han ayudado a transformarse en víctima, a revitalizar un aparato de propaganda gubernamental que estaba bastante debilitado mediante un nacionalismo de patas cortas y a neutralizar una oposición que no tuvo otra opción que respaldar al “presidente perseguido”.


julio 17, 2013

Primeras damas y poder

Primeras damas hay para todos los gustos. Sin contar las que en América Latina son más que eso porque ocupan el primer puesto del país al haber sido elegidas como presidentas - tal los casos actuales de Cristina Kirchner, Laura Chinchilla y Dilma Rousseff - la mayoría de mujeres que ocupó el puesto al lado de su marido, casi siempre descolló por influir en los destinos del gobierno.
Incluso algunas ni siquiera fueron consortes pero sí influyentes, como las hijas del argentino Carlos Menem, Zulemita, y del peruano Alberto Fujimori, Keiko, quien luego terminó disputando en elecciones presidenciales sin mucha suerte.

Mucho se habla de la capacidad política y la influencia que ejerce Michelle Obama, en un país en que el puesto de primera dama está bien delimitado y donde su dominio no aplica al gobierno, sino solo a su marido y en algunos temas de agenda pública que debe liderar, como la cuestión de la obesidad y el ejercicio físico en las escuelas primarias.  Jackie Onassis tuvo otro perfil, así como Rosalynn Carter y  Nancy Reagan, pero jamás su influencia sobre el gobierno estuvo en entredicho. Y obviamente no se puede dejar de lado a Hillary Clinton, quien fuera atribulada por su marido durante su paso por la Casa Blanca, pero que luego descolló con luz propia como senadora y como ministra de relaciones exteriores del país, y ahora es posible candidata presidencial para el 2016.

Todo esto trae a colación a una de las primeras damas más influyentes de América Latina, Nadine Heredia, esposa del presidente peruano Ollanta Humala, a quien no se le atribuye solo el poder y dominio sobre su esposo, sino sobre el gobierno, lo que ha generado una polémica en creciente ebullición.

Nadine, de quien todos conocen sus quilates políticos por haber sido fundadora del partido que permitió ser presidente a Ollanta, ya ha dicho que no tiene aspiraciones presidenciales, pero suena a la misma excusa que por años tuvo Cristina Kirchner cada vez que a su esposo, Néstor Kircher, le resultaba difícil ocultar que muchas de sus decisiones tenían la voluntad y firma de la primera dama.

Sobre la primera dama peruana, a quien muchos califican de ser el poder detrás del trono, no hay muchas dudas. Este domingo pasado se conoció una escucha telefónica clandestina del ministro de Defensa de Perú, Pedro Cateriano, con un interlocutor no identificado donde claramente dijo que había recibido “luz verde” de Nadine para adoptar un par de decisiones respecto a la compra de materiales para destacamentos militares. Luego, si bien hubo disculpas de que Nadine solo había servido de correa de trasmisión entre el presidente y el ministro, no muchos compraron las justificaciones, sabiendo que es Nadine, a quien su marido le delega no solo opiniones, sino el mando.

Más allá de las explicaciones que pudieran darse, lo cierto es que Nadine tiene una personalidad avasalladora y mucha influencia sobre su esposo. Recuerdo que en una reunión de la SIP en Lima pocas semanas después de asumir, mientras el Presidente estaba contestando preguntas de los periodistas, no tenía disimulo en encontrar respuestas en los gestos de su esposa que él luego daba al público. La comunicación gestual y visual entre ellos era asombrosa.
Lo de Nadine va mucho más allá de su influencia y comunicación. Su papel siempre ha sobrepasado el asignado normalmente a las primeras damas. Sus viajes al exterior, sus gastos, su entorno, su presencia en los medios, también han sido parte de la controversia y, sobre todo, porque para muchos se trata de un abuso de privilegio utilizado para beneficio político y personal de cara a una posible elección futura.

En un país donde las últimas primeras damas han tenido fuerte influencia, como los casos de la esposa belga de Alejandro Toledo o la hija de Alberto Fujimori, los peruanos están tratando de limitar una función que ellos no han elegido en las urnas.

julio 13, 2013

Francisco: Avaricia, vanidad y lujuria

La humildad que practica y enseña el papa Francisco se está convirtiendo en una fuerza revolucionaria que pudiera liderar cambios a nivel mundial en contra de la corrupción y de los pecados capitales que se asocian con ella, como la avaricia, la vanidad y la lujuria.

Nadie hasta ahora había podido tirar “la primera piedra”, como sí lo puede hacer ahora el flamante Papa, gracias a su vida de pobreza franciscana y a la firmeza con que ha encarado la limpieza de una Iglesia que también se dejó impregnar por los pecados capitales.

Francisco acaba de firmar un decreto que agrava los delitos económicos y sexuales dentro del Estado del Vaticano, en una reforma al Código Penal interno para combatir la corrupción y la pederastia, imponiendo penas de hasta 12 años a crímenes que antes eran solo considerados violatorios de las “buenas costumbres”.

A poco de asumir, Francisco había dado muestras de su determinación pidiendo que se actúe con la justicia ordinaria en contra de los abusos sexuales y la corrupción. La semana pasada, Nunzio Scarano, un alto prelado de la Santa Sede, fue detenido por lavado de dinero, mientras la comisión de investigación sobre el banco del vaticano, desembocó en la salida de sus máximos responsables.

Pero el Papa no solo está limpiando la jerarquía eclesiástica, también promueve que se abrace la frugalidad y la humildad en sus predios como en las de los gobiernos del mundo entero. De ahí que no le tiemble la voz para criticar al “capitalismo salvaje”, la “dictadura de la economía” o la adoración del dinero, que desafiar a sus propios curas y monjas.

Su vida frugal y de renuncia a los lujos y comodidades del Vaticano son ejemplo de la dolorosa reforma cultural que está imponiendo en la curia toda. Nadie se salva de sus enseñanzas. Francisco sorprendió a los más de seis mil futuros seminaristas que le visitaron en el Vaticano, expresándoles el dolor que siente al ver a sacerdotes y monjas en “autos último modelo”, pidiéndoles un servicio desde la moderación, orientado hacia los pobres y con alegría, “sin cara de vinagreta”, valores que enseña desde el ejemplo de la Madre Teresa.

Su coherencia entre sus dichos y su práctica de vida - como aquel Gandhi mundano que hablaba de paz y practicaba la no violencia – le siguen ganando afectos y seguidores. La versión italiana de la revista Vanity Fair lo acaba de nombrar esta semana “personaje del año”, no solo por su firme decisión a reformar la Iglesia, sino también por rebelarse a la “globalización de la indiferencia”.

Aquella frase pronunciada ante los inmigrantes africanos en la isla de Lampedusa, su primer viaje fuera del Vaticano, le sirvió para realzar la insensibilidad social ante el sufrimiento y ante muchos pecados capitales que se corporizan e incentivan en la explotación humana y la criminalidad y corrupción rampantes.

Obra de la providencia o de la casualidad, lo cierto es que el mismo día que Vanity 
Fair destacaba a Francisco, la organización Transparencia Internacional divulgaba su informe anual sobre la  corrupción, en el que su país natal, sobresale como el más corrupto de América Latina.

La encuesta de Transparencia, Barómetro Global de la Corrupción 2013, muestra que el 72% de los argentinos considera que las irregularidades crecieron en el país, un índice superior al de México con 71% y al de Venezuela con 67%, las que se perciben principalmente en el entono del gobierno, en el congreso y las policías.

El nuevo liderazgo de Francisco, no está dado tanto por sus declaraciones sino por su ejemplo de vida y por cómo es percibido por la gente en su lucha contra los pecados capitales. La definición más acertada de Francisco la dio el cantante Elton John, quien tras la dedicación de Vanity Fair, lo describió como “un milagro de humildad, en la era de la vanidad”.

Difícil será que la fuerza vivencial y moral de Francisco pueda por sí sola ayudar a crear una nueva cultura anti corrupción. Pero el contagio de su enseñanza seguro que ayudará. La encuesta de Transparencia mostró que nueve de cada 10 encuestados, de un universo de 114 mil personas de 107 países, dijeron estar dispuestos a actuar en contra de la corrupción.

El liderazgo de Francisco se percibe como sustancial en esta tarea. 

julio 11, 2013

Alegría o felicidad para Brasil

La embriagante pero pasajera alegría por los tres golazos de la “verde amarela” a la “furia roja” en la final de la Copa Confederaciones, no disipó las protestas callejeras de los brasileños ni sus sueños por alcanzar una felicidad más duradera.

Si las autoridades esperaban que la victoria contra España amortiguara el impacto de las protestas, los brasileños redoblaron la apuesta y se multiplicaron en 353 ciudades esta semana, expresando sus reclamos por un mejor gobierno y mayor bienestar. Pareciera que ya no quieren que la alegría que exportan gracias al fútbol, la samba y el carnaval, sean los únicos productos de su identidad nacional o su marca registrada en el extranjero.

Las protestas invitan a todos los brasileños, gobernantes y gobernados, a una discusión más profunda de la que muestran las pancartas. Se trata de un debate sobre la alegría y la felicidad; entre la satisfacción y el placer personal, y aquellas virtudes, como la justicia y la igualdad, que hacen al bienestar de todos.  

Con motivo del 4 de julio, Día de la Independencia de EE.UU., la revista Time publicó un interesante artículo respecto a la interpretación de la “la persecución de la felicidad” uno de los tres derechos, que junto al de la vida y el de la libertad, se expresan como fundamentales en la Declaración de Independencia de 1776.

La búsqueda de la felicidad como la interpretaba el principal redactor de la Declaración, Thomas Jefferson, no se trataría solo de lograr un objetivo de dicha personal, sino más bien la obligación de la sociedad y del gobierno a buscar y alcanzar el bien común. Jefferson definía a la felicidad, el bien último del ser humano, desde la virtud y la buena conducta que pregonaba Aristóteles y desde la bondad y la justicia de Platón.

De esa manera, esa búsqueda del bien común - una tarea prioritaria que deben asumir el gobierno y los servidores públicos, quienes no pueden anteponer sus intereses políticos o partidarios por sobre los de la ciudadanía - es lo que permite a las personas alcanzar el bienestar y la dicha individual.

En Brasil, el espíritu de las protestas revela que la gente está harta de la demagogia, del “pan y circo”. El reclamo no es tanto por la mejora de los servicios públicos, sino una interpelación al gobierno sobre la impunidad, la falta de transparencia, la corrupción. Exigen igualdad para que todos puedan luchar por sus sueños y prosperidad.

Pese a algunos actos de violencia entre manifestantes y policías, se debe reconocer que el gobierno de Dilma Rousseff tuvo la prudencia para aceptar los reclamos y actuar en consecuencia. La ley anti corrupción y el plebiscito que permitirá una reforma política que aumentará la participación ciudadana en el proceso político y que haya transparencia en las finanzas de las campañas electorales, revelan humildad gubernamental.

También importante, es que el gobierno de Rousseff – a diferencia del kirchnerismo argentino y el chavismo venezolano - no atinó a contrarrestar las movilizaciones creando marchas paralelas ni  movilizando a las huestes del Partido de los Trabajadores.

Tal vez esa actitud comprensiva del gobierno, forzada en parte por el brusco declive de popularidad de Rousseff, haya sido incentivada por las palabras del papa Francisco, quien a pocos días de ir a Río de Janeiro para las Jornadas Mundiales de la Juventud, dijo que las reivindicaciones de los jóvenes por una mayor justicia no contradicen los Evangelios.

El gobierno sabe que el respaldo de Francisco no es demagógico, sino que se fundamenta en el método de trabajo de los obispos brasileños que siempre apoyaron a los pobres y los “sin tierra” a través de las comunidades de base,  activas en todo el país. Hoy, los obispos reivindicaron los gritos juveniles contra la “corrupción, la impunidad y la falta de transparencia de la gestión pública”, poniendo el acento en el derecho democrático a las manifestaciones “que debe ser siempre garantizado por el Estado”.

Pese a que la felicidad se identifica con aspectos de bienestar personal como acceso al dinero, salud, placer y alegría, las protestas brasileñas están demostrando esa otra dimensión de la felicidad, la del bien común, la cual tiene en la corrupción a su mayor antónimo. 

julio 10, 2013

Francisco, Argentina y corrupción

La revista Vanity Fair en su edición italiana elogió al papa Francisco y los destacó como el “Personaje del Año”, entre otras cosas, por su célebre frase sobre “la globalización de la indiferencia”, una frase que se ha atribuido a sí mismo como a toda la humanidad, por la falta de insensibilidad al sufrimiento de muchos ya sea por cuestiones de inmigración, criminalidad y por los estragos de la corrupción

El honor al flamante Papa también tiene que ver con las reformas internas de la jerarquía de la curia, con su firme disposición a limpiar a la Iglesia de su peor pecado, la pederastia, y por reformar el banco del Vaticano por los sonados casos de corrupción.

La criminalidad de la corrupción ha merecido pronunciamientos internos y constantes del Pontífice y, casualmente, Vanity Fair, lo destaca el mismo día que Transparencia Internacional reveló su informe anual en el que su país natal, Argentina, sobresale como el país más corrupto de América Latina.

La encuesta anual sobre la percepción de la corrupción a nivel mundial, Barómetro Global de la Corrupción 2013, muestra que el 72% de los argentinos considera que la corrupción en su país ha crecido, índice superior al de México, con 71%, y a Venezuela que se posiciona en tercer lugar con 67%.

En la mayoría de los países, la corrupción más rampante es atribuible a instituciones públicas, generalmente a los partidos políticos así como los Congresos y a las fuerzas policiales.

La fuerza de Francisco está dada por una reforma importante en la Iglesia de fondo y de formas. Su vida frugal y humildad han dejado boquiabiertos a propios y extraños, mientras que su continua autocrítica institucional se muestra como un latigazo para aquellos que habiendo hecho votos de pobreza nadan en la opulencia. De ahí su enojo con los curas y las monjas preocupados por sus “autos último modelo” y no por el servicio.

Este llamado a la anticorrupción interna, la que él practica todos los días con gestos de humildad, seguramente hará mella en todas las estructuras de la Iglesia Católica. Lo importante será que una vez que la nueva cultura anti corrupción y anti pecados capitales como la lujuria y la avaricia prenda en las estructuras eclesiásticas, pueda ser luego contagiada a todas las instituciones de la vida pública.

Falta ahora que Francisco sirva de ejemplo a otros líderes políticos y que alguien se aventure para hacer de esas reformas anti corrupción, una forma de vida y la pueda inculcar en la vida cotidiana de su país. Será así una de las mayores contribuciones a erradicar la corrupción, una de las violaciones más flagrantes a los derechos humanos.


julio 09, 2013

Incierto destino del internet

No es tan importante el destino que finalmente tendrá Edward Snowden – si logrará asilarse en algún país o EE.UU. lo podrá llevar ante la justicia – como el destino que tendrá el internet, así como la conocemos, experimentamos y disfrutamos.

Los riesgos para que el internet siga siendo libre y neutral son altísimos y es tal vez el tema al que menos consideración se la ha dado. Dilma Rousseff acaba de dar en el clavo después de que se supiera, por filtraciones de Snowden, que la Agencia Nacional de Seguridad y la CIA operaban en Brasilia un centro de recolección de datos que implicaba el espionaje de las redes de comunicación del gobierno brasileño y sus ciudadanos.

La reacción de Rousseff era previsible, así como la de muchos otros gobiernos que la pergeñaron en estos días. Brasil ya había intentado en el pasado que la gobernanza del internet mundial dejara de estar en manos de la agencia estadounidense ICANN, no gubernamental y sin fines de lucro, para que sea regida por un cuerpo de las Naciones Unidas.

Aunque aquella petición en apariencia tiene sentido común, el problema es que ese cuerpo termine siendo dominado por países autoritarios enemigos de la libertad en la web, así como por muchos años varios países violatorios de los derechos humanos, como Cuba y Libia, por ejemplo, estuvieron al frente de la Comisión de los Derechos Humanos.

No es casualidad que ahora, igual que desde hace una década cuando estábamos frente al proceso de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, los países que más lobby hicieron a favor de la regulación de la internet a través de la ONU, fueron China, Cuba, Rusia, Vietnam, Venezuela entre muchos otros países con gobiernos autoritarios que ven a la libertad en internet como una amenaza a sus aspiraciones de continuar en el poder.

Siempre fue EE.UU. el que lideró a otro importante grupo de países que quieren mantener el status quo en la web, es decir que continúe libre, neutral y sin ataduras, como una herramienta que hasta ahora ha probado que es fundamental para esparcir la libertad, la democracia y la igualdad de condiciones para el desarrollo en el mundo.


Lamentablemente, el caso de Snowden, o mejor dicho, el espionaje masivo que el gobierno estadounidense ha desplegado y que fue denunciado por el ex contratista, contradice todos los principios que EE.UU. venía manteniendo hasta ahora. La pérdida de confianza y credibilidad actual están minando el futuro del internet.

julio 06, 2013

Snowden, Latinoamérica y asilo

La inaudita reacción de países europeos, Italia, Francia, Portugal y España, de no permitir que el avión del presidente Evo Morales pudiera recalar en sus aeropuertos, muestra lo intrincado que se transformado el caso de Edward Snowden, el ex contratista estadounidense que reveló los sistemas de espionaje que mantiene la Agencia de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado estadounidenses.

Más allá de juzgar si las acciones de Snowden son malas o buenas, lo cierto es que la aparente presión ejercida por el gobierno estadounidense a esos países – previamente a las autoridades de Hong Kong y de Rusia - tiene experiencias similares con las que se ejercieron en el caso de Julian Assange tanto a nivel de gobiernos como de corporaciones.

Era evidente que los gobiernos del Unasur protestarían por el irrespeto hacia Morales y que estarían justificados con su perorata ideológica en contra de EE.UU. máxime cuando nadie cree que los gobiernos europeos tomaran sus decisiones con autonomía.
De antemano se sabía que Rafael Correa, quien dio asilo a Assange, sería el aliado natural de Snowden, aún si Snowden no le hubiera pedido el asilo. Todos esperaban su reacción favorable en teoría – como realmente sucedió – aunque su intenciones no pudieron materializarse en la práctica, ya que el ex contratista debería, al menos, estar en territorio ecuatoriano para tener derecho al asilo, la embajada ecuatoriana en Moscú. Se hubiera convertido en el país con dos asilados, pero inquilinos en sus territorios en el extranjero.

Era evidente que los países del ALBA saldrían a despacharse a favor de Snowden aún sin que este les solicitara una petición de asilo. Daniel Ortega se pronunció al respecto pero el ex contratista le solicitó a Nicaragua que lo acogiera, lo que evidencia que se trata de una genuina respuesta aunque todavía tendrían que analizarse los derechos y deberes ya que si bien el asilo es un derecho, también devenga deberes para el asilado.

El caso de Nicolás Maduro es diferente, declaró varias veces que Snowden no le pidió el asilo a Venezuela – tras su viaje a Moscú y posteriormente – sin embargo en una declaración grandilocuente durante los actos por el Día de la Independencia, se la ofreció públicamente como si Snowden fuera un trofeo de caza mayor. Por lo general, el asilo se pide, no se ofrece o si se lo ofrece, se lo hace de la manera más discreta posible.


Puede que Maduro haya acertado en hacer un paralelismo de la independencia histórica del país con la actual. Pero es evidente que en esa mezcolanza le comenzarán a llegar todo tipo de críticas, ya que – al igual que Correa – dice respetar y defender la libertad de expresión de Snowden, cuando se trata de un derecho del que no gozan gran parte de los venezolanos.

julio 05, 2013

Maduro: Una pregunta importante

¿Es Nicolás Maduro venezolano? No debería ser una pregunta muy importante a no ser que la Constitución de Venezuela manda que el Presidente debe ser venezolano, mientras que no permite la doble nacionalidad.

El debate sigue abierto en Venezuela ya que Maduro nunca mostró su partida de nacimiento, mientras que desde diferentes frentes del oficialismo ya se han dado tres lugares y parroquias equidistantes donde el actual presidente habría sido anotado. Por su parte, algunos diputados de la oposición, ciudadanos colombianos y el ex embajador panameño ante la OEA, Corchez – quien fue expulsado por el gobierno de Panamá en represalia por declarar la inconstitucionalidad de la Presidencia actual de Venezuela – siguen buscando pruebas de que Maduro nació en algún lugar de Colombia, cerca de Cúcuta de donde su madre sería originaria. Maduro niega que su madre haya nacido en Colombia.

Este episodio recuerda las dudas que en su momento tuvo que disipar Barack Obama quien fue forzado a mostrar su partida de nacimiento de Hawái.


Habrá que esperar que, documento en mano, Maduro presente su partida de nacimiento. Esta supuesta inconstitucionalidad no es la única  que aqueja la presidencia de Maduro, pero aunque parezca la menos seria, puede convertirse en su verdadero e irrefutable talón de Aquiles.

julio 03, 2013

Brasil, protestas y corrupción

El papa Francisco, pronto a tocar suelo amazónico para abrazar a los jóvenes del mundo, llegará a un nuevo Brasil. Un país donde la clase política no tuvo más opción que actuar enérgica y rápidamente en contra de la corrupción, ante la fuerza de unas protestas populares que amenazan con desbordarlo todo.
La polémica por el fútbol que exudan la Copa de las Confederaciones y el Mundial 2014, amplificaron el reclamo apremiante del pueblo y de las juventudes brasileñas auto convocadas por las redes sociales, para que se ponga coto a la podredumbre de la corrupción, el histórico ingrediente que ha condenado a Brasil a ser uno de los países más desiguales de la Tierra.
Para el papa Francisco, fanático del “jogo bonito” futbolero, pero también del “jogo limpo” de la vida diaria, la corrupción no es un pecado, sino el verdadero anticristo, el delito que no tiene perdón: “Pecadores sí, corruptos no”, es una de sus máximas, al considerar que la corrupción es el peor acto contra Dios, un crimen con agravantes para quienes se asumen como líderes y servidores públicos.
Feliz coincidencia, tal vez, o encaje perfecto; lo cierto es que el papa Francisco tendrá el contexto ideal para encontrarse con las juventudes del mundo, después de que esta semana, y tras varios años en que los proyectos de ley anti corrupción fueron pateados a uno y otro lado de los corredores del Congreso, el Senado brasilero aprobó una legislación recia contra “el crimen atroz” de la corrupción, tipificándolo de “crimen hediondo”.
Los corruptos, a quienes Francisco califica de “adoradores de sí mismos” porque solo piensan en ellos y “consideran que no necesitan de Dios”, serán castigados a penas de hasta 12 años y no tendrán derecho a amnistías, indultos y libertad condicional. La ley penaliza a los autores activos y también pasivos en el acto de corrupción, así acumulen riqueza mediante malversación, extorsión, evasión de impuestos o por irregularidades en la función pública.
Aunque las protestas se originaron en reacción al aumento de las tarifas del transporte público en Sao Paulo y Río de Janeiro, esparciéndose como epidemia por urbes y poblados, desembocaron luego en lo inevitable, en un pedido de acción en contra de una corrupción que asfixia y que carcome fondos para mejorar los servicios públicos en materia de salud, educación y seguridad.
El fútbol, esa disciplina que divide la pasión de Francisco entre los pasillos de la Capilla Sixtina y las gradas del Gasómetro de San Lorenzo en Buenos Aires, también incentivó la ira de las protestas brasileñas. Fue el ex atacante Romario, ahora diputado federal, quien prendió la mecha criticando los miles de millones gastados en estadios de lujo para el mundial y las olimpíadas, con los que se podrían fabricar escuelas, hospitales y viviendas.
Ni Romario ni otros políticos, incluida la presidente Dilma Rousseff, habían ponderado la explosión de la fuerza espontánea desatada por los jóvenes en Facebook y otras redes sociales. Todos fueron sorprendidos, especialmente porque Rousseff pensó que el “mensalao”, la expulsión de ministros del gabinete por corrupción, y la masiva emigración de pobres a la clase media, habían expiado los pecados de la clase política, y desmarcado a Brasil de muchos otros países latinoamericanos donde la corrupción también es vicio impune e invencible.
La sanción de la nueva ley, que se descuenta será aprobada por la Cámara de Diputados, seguramente no detendrá los reclamos. Pero la duración y eficiencia de las protestas dependerá del enfoque de los planteos; cuanto más concisos más efectivos. Pero si las copan los violentos y los anarquistas, aquellos que todo ven mal y a nadie bien, las protestas serán tan ineficientes y efímeras como la de los indignados de Wall Street.
Si el movimiento popular consigue sobrevivir enfocando sus objetivos, podría convertirse en un contrapeso de la clase política, forzándola a rendir cuentas y a implementar mecanismos que sirvan para extirpar la corrupción de las instituciones.
La clase política de Brasil tiene la chance de transformar esta crisis en una gran oportunidad. Una sólida cultura anti corrupción no solo mejorará su economía y democracia, sino también será un loable producto de exportación que le consolidará como líder mundial. 

Cambalache digital y la desinformación

  Les comparto una entrevista que me hizo el periodista Pedro Gómez de ABC Revista de ABC Color, periódico de Paraguay. Agradezco también al...