Tras la publicación de esta novela que trata sobre la IA y la ética de la verdad y la libertad —se puede adquirir en Amazon—, estoy escribiendo el segundo libro de la trilogía Robots con Alma, sobre la creatividad. Blog por Ricardo Trotti
febrero 10, 2013
febrero 08, 2013
Chávez: Ver para creer
Los refranes son pura
sabiduría popular. Uno de los más notables es “ver para creer” que recomienda
dar credibilidad solo a aquello que podemos constatar con la vista.
Es tal vez el menos práctico
en Venezuela, a dos meses de la desaparición física de la esfera de la opinión
pública del presidente Hugo Chávez. Su ausencia, permitida por la enfermedad, y
la continuidad de su Presidencia, justificada por la Corte Suprema de Justicia,
levantan razonables sospechas sobre la suerte del Presidente.
Es muy raro que un
presidente tan personalista como Chávez esté firmando cartas como la leída por
Nicolás Maduro en Chile, enviando saludos a los venezolanos o reuniéndose y
haciendo bromas con sus ministros, sin siquiera hablar por segundos ante una
cámara o efusivamente descargar alguna frase por el micrófono de una radio o por
su cuenta de twitter.
Su personalidad, tan
autoritaria, narcisista y personalista no se lo permitiría. Si estuviera por
volver a tomar el poder, ya hace rato que hubiera dado signos de vida o
recuperación.
Muchos recuerdan que el
hermético gobierno de La Habana, por lo menos cuando se trató de la convalecencia
de Fidel Castro, siempre se las arreglaba para sacar una foto en su traje
adidas, ante la visita de algún mandatario. Chávez está desaparecido
totalmente, de ahí que Henrique Capriles haya exigido que se muestre o que de
una vez por todas, si las intenciones son proceder con las elecciones, hacerlo
pronto y de una vez.
Muchos temen que Chávez haya
muerto pero evitan decirlo por miedo a que el chavismo tenga un as debajo de la
manga para mostrar su mejor carta en las próximas semanas. Otros creen que la
recuperación que acusó Maduro no es tal y que la demora es solo encontrar
tiempo para acicalar al chavismo e ir unido a las próximas elecciones. Otros
sueñan con que Chávez se ponga bien y retome las riendas del país.
El panorama no es fácil.
Chavismo sin Chávez será, tarde o temprano, chavismo dividido. Maduro y Diosdado
Cabello tendrán que negociar para tomar poder, y en esa negociación algo
tendrán que dar a cambio, lo que terminará por debilitarlos. Ninguno, además,
tiene el carisma ni el consenso ni el arrastre que genera Chávez.
Más se demora el gobierno en
ser trasparente sobre este asunto, menos legitimidad tendrá para gobernar, pese
a que pueda incluso ganar una elección.
Ver para creer.
febrero 07, 2013
Obama y los drones
Las papas le queman a Barack
Obama como en ningún otro momento de su Presidencia. Por primera vez estuvo
obligado a ponerse a la defensiva y lo hizo ordenándole al Ministerio de
Justicia que de inmediato envié al Congreso un documento que justifica legalmente
que como presidente puede ordenar el asesinato de un terrorista cuando represente una amenaza para los
intereses del país, pudiéndolo hacer mediante el uso de drones o aviones no
tripulados piloteados a distancia.
La controversia no es tanto
el debate sobre la legalidad de sus decisiones en un período que todavía el
gobierno considera estar en guerra contra el terrorismo, sino además por la
falta de transparencia y de rendición de cuentas al público sobre este tipo de
estrategia. Obama y sus funcionarios han negado constantemente que exista un
documento como el que ahora se está enviando al Congreso, y solamente salió a
relucir luego de que el lunes la cadena NBC publicara otro informe que no se
conocía hasta ahora, en el que se hace una interpretación sobre el documento
secreto, respaldando en forma ética y legal la decisiones de Obama para ordenar
los asesinatos selectivos.
Lo que ha increpado el
debate en los medios de comunicación, es que Obama siempre ha declamado
transparencia pero poco ha hecho para cumplir ese precepto. De ahí hasta que se
le tilde de hipócrita que haya criticado y dispuesto mayor transparencia sobre
la tortura, vuelos y cárceles clandestinas, prácticas ejecutadas durante la
administración de su antecesor George W. Bush, cuando no lo está haciendo
durante su Presidencia.
En mi columna de semanas
pasadas justamente decía que el gobierno de Obama deja mucho que desear en
materia de transparencia y que incluso, después de tanto declamarla, es el
gobierno que más escollos ha puesto en materia de acceso a la información y que
más persigue a los soplones o a quienes desde dentro del gobierno tratan de
denunciar abusos y corrupción.
Es probable que el debate y
la conversación pública sobre este tema caiga en cuestiones de abuso de poder
del Presidente, en la posible exageración de toma de decisiones al margen del
Congreso y del Poder Judicial en materia de seguridad nacional o la rápida
evolución de la tecnología de los drones que ha revolucionado la manera de
hacer la guerra. Lo importante, más allá de estos conceptos válidos, es que el
debate se centre en la necesidad de la mayor transparencia y rendición de
cuentas gubernamental y entender que las medidas que se adopten servirán de
antecedentes en el mundo cuando otros gobiernos – democráticos y autoritarios -
también comiencen a utilizar su tecnología (o la compren) para hacer este tipo
de guerras. Y ni hablar – claro – que también la podrán aprovechar los
terroristas.
Periodismo superficial
Las recientes denuncias
sobre corrupción en la FIFA y el dopaje del ciclista Lance Armstrong, muestran las
debilidades de un periodismo deportivo superficial, más dedicado a entretener y
comentar, que a investigar y a asumir la responsabilidad de informar.
El periodismo deportivo se
asume casi como espectador de tribuna. Ofrece testimonio de lo que ocurre, pero
no profundiza. De ahí que ofrezca récords, resultados o escándalos con la misma
resonancia que intensidad. En esa escala, vale igual que a Lionel Messi le
otorguen un cuarto Balón de Oro, que a Manny Pacquiao le arrebaten la corona
mundial o que se gasten millones en arreglos de partidos y peleas. Tampoco se
distinguen pecados de delitos ni crímenes de discriminación, da lo mismo las infidelidades
de Tiger Woods que el dopaje de Armstrong o la violencia de las barras bravas que
el racismo irascible en los estadios.
Es inexplicable como el
periodismo especializado no investiga ni anticipa, contentándose solo con
recoger y comentar las denuncias de los afectados. Una falta de protagonismo que
menosprecia tanto la relevante misión de la prensa, como la confianza depositada
por el público.
El caso de Armstrong revela
esa incapacidad. Es difícil comprender como este ídolo universal, ganador de siete
Tours de Francia, se pasó más de una década haciendo de víctima, negando denuncias
sobre dopaje y amenazando a sus compañeros de equipo para que mantengan los
secretos, sin que una investigación
periodística lo haya desenmascarado con antelación.
Si el periodismo hubiera
cumplido con averiguar las denuncias de los últimos años, ni Armstrong habría
ganado tantas competencias a base de mentiras, ni el público se hubiera sentido
lastimado. Pero hubo que esperar un informe reciente de la agencia antidopaje
estadounidense que calificó este caso como el “más sofisticado,
profesionalizado y exitoso en la historia del deporte” y a que Armstrong confesara
sus adicciones en el show de Oprah Winfrey, para que el periodismo también dejara
de creer en el héroe.
El caso de Armstrong es una
grave omisión de la prensa especializada, pero no la única. La reciente
investigación de la revista France Football revela la corrupción enquistada dentro
de la FIFA. Acusa al ex presidente francés, Nicolás Sarkozy, y a las
autoridades del fútbol mundial y de varias federaciones africanas, latinoamericanas
y caribeñas, por haber favorecido a Qatar para que consiga la sede de la Copa
Mundial de 2022, a cambio de millones de dólares y favores a futuro.
Las denuncias no son nuevas,
datan de 2010 cuando el pequeño Qatar le ganó la pulseada a EE.UU. y Rusia se
quedó con la sede del 2018, arrebatándole el privilegio a Inglaterra. La prensa
inglesa de aquella época despedazó con titulares de corrupción al presidente de
la FIFA, Joseph Blatter, pero careció de fuerza y credibilidad. Es que no
investigó, solo se hizo eco de las denuncias de la federación inglesa que,
sabiendo de irregularidades desde hace años, recién las filtró a los medios cuando
supo que no tenía chances ante Rusia. De haber conseguido la sede, seguramente
hubiera mantenido silencio.
De esa trama oscura de premios
y favores dentro de la FIFA ya hablaba Diego Maradona, quien acusó de mafioso a
Joao Havelange, el ex rector por 24 años de la entidad. Pero a diferencia de
Maradona, la revista France Football goza de credibilidad. Su investigación
puede ayudar a que por fin el Comité de Ética de la FIFA deje de resolver toda acusación
como simple conflicto de interés y a que intervenga la justicia.
Respecto a los medios, la superficialidad
no solo es debilidad del periodismo deportivo. La crisis económica obligó a
muchos a recortar gastos y personal, lo que derivó en una reducción general de
calidad informativa. Sin embargo, esta debilidad puede resultar en una gran
oportunidad. Siendo la sección deportiva muy atractiva para los anunciantes y
la potencialmente más rentable, podría ser el sitio ideal por donde reinvertir en
reporteros y periodistas de investigación.
Un periodismo deportivo menos espectador, más profundo
y comprometido, preocupado en descubrir hechos no solo en cubrir eventos, ayudaría
a mejorar el deporte, a elevar la credibilidad de la prensa y a aumentar la
confianza del público.
febrero 05, 2013
Las fotos de Uribe
Este parece un mundo al revés. Periodistas de varios medios de
comunicación de Colombia y funcionarios del gobierno de ese país criticaron al
ex presidente Alvaro Uribe por publicar una foto en Twitter de dos policías
masacrados por las narco guerrillas de las FARC en la zona de La Guajira, con
la frase “policías de la patria asesinados”.
Las reacciones el fin de semana no se hicieron esperar. Según lo
publicado por el diario El Tiempo, varios directores de noticias de otros
medios consideraron que se trató de una sobredosis de amarillismo político y
una forma de Uribe para buscar rédito político, en momentos que quiere defenestrar
a las FARC que mantienen negociaciones con el gobierno de Juan Manuel Santos
para llegar a la paz.
Incluso el experto en ética periodística, el renombrado periodista
Javier Darío Restrepo declaró a la página electrónica del diario El Tiempo, de
Bogotá, que se trató de una “violación de la intimidad, no solo de los policías
víctimas sino de sus familias”. Mientras tanto, el ministro colombiano del
Interior, Fernando Carrillo, aseguró que “la sangre de nuestros policías es
nuestra sangre. No puede exhibirse como trofeo de guerra contra la paz”.
Creo que más allá de las intenciones de Uribe, la publicación de su
parte no fue desacertada. La responsabilidad de los medios y del gobierno – que
achacan Restrepo y Carrillo - en este caso es muy diferente a la que tiene
Uribe, de la misma forma que su responsabilidad era diferente cuando era él el
Presidente y seguramente no hubiera publicado algo así o hubiera criticado a
quien lo hubiera hecho. Pero ahora, como ha cambiado el contexto, y él está en
la oposición y en otro partido político, tiene mayor libertad para fiscalizar
la acción de gobierno o mayor libertad para expresarse. Me parece que es una
buena forma de hacer ver las atrocidades de las FARC, y demostrar que las guerrillas
no están apegadas a la negociación, tanto por los asesinatos como por el
secuestro de otros policías y militares.
Uribe por su calidad de ex presidente, su relevancia y sentido de
servicio público y fiscalización, tiene mayor libertad para publicar. Creo que
las críticas de Restrepo, de Carrillo y otros periodistas sobre intimidad, responsabilidad
patriótica y amarillismo respectivamente contra Uribe, están enfocadas como si
el ex presidente fuera un medio de comunicación independiente y apegado a
ciertas reglas éticas periodísticas, sin considerar que se trata de un simple emisor
político, interesado en una causa particular.
Aunque no sea agradable lo que hizo, tampoco se puede correr el riesgo
de endilgarle a él un mayor delito por publicar fotos que el que le corresponde
a los responsables materiales e intelectuales por asesinar a los policías.
febrero 04, 2013
Chavismo: golpes son golpes
El chavismo sigue
demostrando su alto nivel de autoritarismo. Festejó hoy, 4 de febrero, el 21
aniversario del fallido golpe de Estado que el presidente Hugo Chávez dio en
1992 contra el presidente constitucional de la época, Carlos Andrés Pérez
(1989-1993), golpe en el que murieron 17 militares y más de 80 civiles, y
decenas de heridos.
Chávez y el chavismo hacen
bien en deplorar el golpe de Estado de 2002 que atribuyen a la oligarquía. Pero
uno se pregunta con qué vara debe medir la moralidad de estos actos, un
gobierno que se vanagloria de haber aplicado el mismo remedio. Es más o menos lo
mismo cuando Evo Morales suprimía las revueltas sociales y condenaba las
barricadas en las calles, cuando él subió a la presidencia justamente por ese
tipo de prácticas.
El
vicepresidente Nicolás Maduro justificó el golpe de 1992 como el segundo acto
de relevancia en el país después de los hechos del 19 de abril de 1810 cuando
comenzó el movimiento independentista.
Obviamente
Maduro, así como las huestes del chavismo, tiene mucha imaginación. Que haya
mejores golpes que otros es otro más de los absurdos del autoritarismo del
gobierno.
Con o sin
Chávez, el chavismo gobernante sigue siendo puro circo.
febrero 03, 2013
febrero 02, 2013
Las mentiras de Argentina
Finalmente alguien tenía que ponerle el
cascabel al gato. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se ha vuelto
tan autoritario que se cree con el poder de manipular la información oficial o
adecuarla a sus propios intereses desobedeciendo mandatos de sus propios
decretos, como el firmado por el ex presidente Néstor Kirchner que obliga al
Poder Ejecutivo a generar y dar información oficial en forma veraz y en término.
El FMI acaba de sancionar al oficial Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos, INDEC (intervenido por el Poder Ejecutivo
desde 2007) por manipular información y estadísticas sobre inflación.
Las denuncias no son nuevas, son las que por
años las propias entidades argentinas, la oposición y la prensa vienen sosteniendo.
El gobierno, en lugar de haber rectificado rumbos, prefirió prohibir a las
consultoras privadas que hagan mediciones y a los medios que las divulguen, lo
que ha llevado al Congreso - al menos al sector de la oposición – a llevar sus
propias estadísticas sobre la inflación.
Como
era de esperar, Cristina no demoró mucho en reaccionar y se despachó con
decenas de tuits contra el FMI, acusando a la entidad de todas las crisis en el
mundo y de la historia.
Sin
embargo, lo que Cristina no dijo es si cumplirá con lo que se le pidió al
gobierno respecto a que en siete meses debe generar mejores y más creíbles
estadísticas o de lo contrario correrá el riesgo de no poder conseguir
asistencia financiera o ser expulsada de la entidad.
Cristina
no deja de tener razón en sus críticas al FMI, pero su reacción en nada invalida
que su gobierno sí manipula las estadísticas, para mostrar una realidad
diferente a la real, desde los índices de pobreza, de empleo formal e informal,
del precio de la canasta familiar, por citar los datos más elementales.
Hay cosas
que no se entienden de este entuerto. Por un lado, si las estadísticas sirven
para crear políticas públicas, como hará el gobierno para hacer las más
acertadas cuando no le queda otra que usar datos propios sobre los que ni
siquiera puede confiar.
Y por
otro lado, cada vez es más evidente que en el país se necesita una Ley de
Acceso a la Información Pública y Transparencia, la única forma que el público
podrá obligar al gobierno a entregarle no solo información, sino la metodología
que utiliza para generarla.
Una ley
de este tipo puede ser la única forma para fiscalizar a este gobierno.
Curas pedófilos; herida abierta
La herida sigue abierta. Desde que hace años atrás
la Arquidiócesis de Boston se vio obligada a actuar en contra de los abusos de
menores por parte de sus sacerdotes a raíz de investigaciones de los diarios Boston
Globe y Boston Phoenix, las denuncias sobre este problema de la pederastia se
extendieron por todas las diócesis del país y del mundo entero.
Ahora la justicia de California, en una pelea de más
de un lustro, finalmente pudo obligar a la Arquidiócesis de Los Ángeles a que
revele 12 mil páginas de documentos en los que se reflejan, con nombre y
apellido, los nombres de 122 curas supuestamente pedófilos que han abusado de
menores de edad.
El arzobispo, José Gómez, entre otras medidas, consternado
por los crímenes sobre los que ahora le
toca responder, prohibió al ex arzobispo y cardenal jubilado, hablar en público
y asumir tareas eclesiásticas como celebrar misa por haber ocultado durante su
término el problema y no haber tomado las medidas adecuadas contra los curas
pedófilos.
Lamentablemente hasta entonces, la Iglesia veía a
este como un conflicto interno solucionable mediante el traslado de los curas
pedófilos a otras diócesis para tapar las evidencias. Pero como sucede con los
abusadores, esa política permitió que se esparza aún más el problema.
Sobre este tema he repetido en este blog que las
autoridades de la Iglesia han pecado por acción y omisión y se han confundido
tratando de disfrazar crímenes de pecados. La Iglesia, como la de Los Ángeles,
no debiera esperar a ser intimada por la justicia para revelar los nombres de
los abusadores o las denuncias reiteradas y sistemáticas que pesan contra
algunos de sus miembros.
Para ganar credibilidad y autoridad y para cerrar
este capítulo – tan negro en su historia como el de la Inquisición – la Iglesia
debería presentarse ante la justicia y desenmascarar a todos los criminales que
se cobijan en su seno.
No valen arrepentimientos ni excusas ni penitencias.
Se necesita justicia tanto para alivianar la carga de las víctimas como para
sanear a una Iglesia en descrédito.
febrero 01, 2013
Duro y parejo informe de HRW
Human Rights Watch (HRW) pegó parejo para todo el mundo. En su informe
2013 sobre el estado de los derechos humanos en 14 países de las Américas que
reveló este jueves, demostró que en todos lados se cuecen habas, tanto en
Venezuela como en EE.UU.
HRW acusa a
Cuba de ser el régimen más represivo de América Latina, al estado de México lo
acusa de mantener un grado altísimo de impunidad, al gobierno de Hugo Chávez de
acosar a la oposición y a Rafael Correa de ir en contra de la libertad de
prensa. Sobre EE.UU. el informe es más tajante aún. Acusa al gobierno de Barack
Obama de ser el que más encarcela en el mundo, de detener a inmigrantes no
peligrosos, miembros de minorías raciales y étnicas, mantener la pena de muerte
y continuar con “prácticas abusivas” en la cárcel de Guantánamo.
Revela que
en EE.UU. en 2010 había 1.6 millones de personas, y que tiene la tasa de
encarcelamiento más alta del mundo, con 500 reclusos por cada 100 mil habitantes.
En coincidencia con el informe de HRW, el Observatorio Venezolano de
Prisiones, sacó a relucir el jueves otro informe que da cifras dantescas. Un
total de 591 presos fallecieron en las 34 cárceles venezolanas el año pasado,
una cifra récord, según el informe anual de la organización que sitúa el
hacinamiento en las prisiones por arriba del 200 por ciento. En 2011, la cifra
de muertos fue de 560.
HRW insiste que en Venezuela uno de los mayores problemas es “la
acumulación de poder en el ejecutivo y el deterioro de las garantías de
derechos humanos que han permitido que el gobierno intimide, censure y enjuicie”.
Chávez “y sus partidarios – agrega - han abusado de su poder en una gran
variedad de casos que han afectado al poder judicial, los medios de
comunicación y defensores de derechos humanos”.
No todo es negro en el horizonte para HRW. Destaca avances en tres
países. A Cristina de Kirchner y Dilma Rousseff por los avances a favor de los
derechos humanos que fueron violados en el pasado y a Juan Manuel Santos por
sus esfuerzos en lograr la paz con las negociaciones entre su gobierno y las
guerrillas de las FARC.
Seguramente los gobiernos más afectados por el informe, como lo han
hecho siempre, desconocerán todos estos hechos.
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