abril 01, 2011

Obama y la justicia latinoamericana

“El que mucho abarca poco aprieta” es el refrán popular que mejor define el resultado de la visita de cinco días de Barack Obama a América Latina.

Digno de una gira pontificia por lo sobrecargado de esperanza económica y de fe política en la región, que en forma cíclica recae en burbujas mercantiles, revoluciones demagógicas, elecciones fraudulentas y corrupción sin freno, el discurso del presidente estadounidense desde Chile a Latinoamérica, fue tan abarcador en propuestas como escaso en soluciones.

El barullo provocado por la radioactividad en Japón, la intervención militar en Libia y la insistencia de Brasil por convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, hicieron que el tema más importante, el de la justicia, origen, fuente y consecuencia del subdesarrollo democrático de la región, pasara desapercibido.

Angustiados por la inseguridad cotidiana, Obama habría ayudado mejor a los ciudadanos latinoamericanos si hubiera exigido más justicia. Si hubiera condicionado todo apoyo económico a la región, hasta que los gobiernos recipientes de ayuda garantizaran la independencia judicial, se comprometieran a sancionar y reformar leyes más intolerantes a la corrupción y la impunidad u ofrecieran más recursos, profesionalización y protección a jueces y fiscales.

Fue positivo que Obama reconociera que el consumo de drogas en el norte es responsable de los desbarajustes que genera el narcotráfico en el sur. Aunque debería haber agregado que el argumento no es excusa para no combatir al crimen de raíz. En EE.UU. también existen los carteles, pero con la ley se los persigue, desmantela o reduce antes de que provoquen violencia despiadada, que infiltren las instituciones y sus dineros corrompan los circuitos electorales, como sucede en México, Perú, el Caribe o Centroamérica.

En EE.UU. hay también mucha corrupción, pero a diferencia de otros países, las consecuencias son severas. La rigurosidad de la justicia, que se aplica sin intervención ni favoritismos políticos, es la mayor garantía de igualdad que tienen los ciudadanos. Se administra de la misma forma contra un desfalcador como Bernard Madoff, contra un pobre que evade impuestos o contra Lindsay Lohan por manejar pasada de copas o robar de una tienda un collar de fantasías.

Ningún funcionario estadounidense, menos un presidente, podría recibir una maleta con 800 mil dólares o enriquecerse comprando tierras fiscales para venderlas por el quíntuple de su valor, creyendo que sus delitos quedarían impunes o acallados. Tampoco la Corte Suprema podría dar un aval político en contra de la propia Constitución que debe custodiar, como sucedió con el presidente nicaragüense Daniel Ortega, a quien un fallo lo habilitó para la reelección indefinida.

Como la falta de justicia es una violación flagrante a los derechos humanos, se hace legítimo su defensa más allá de las fronteras. Por ello, Obama no tendría que haber temido entrometerse en la soberanía de otros estados y denunciar que la justicia por ser lenta e inoperante no solo que no disuade a los delincuentes y genera inseguridad, sino también aleja las inversiones. Guatemala es un ejemplo de esa ineficiencia, siendo que solo seis de cada cien delitos violentos terminan en sentencia.

Los gobiernos tampoco hacen mucho para proteger a sus jueces y auxiliares de la justicia. En Colombia, esta semana fue ultimada Gloria Gaona, elevándose a 287 los jueces asesinados desde 1989 y más de 750 fueron amenazados en el último lustro. En México, desde que asumió Felipe Calderón, más de dos mil policías fueron asesinados.

Fue importante que Obama anunciara que EE.UU. quiere recuperar su liderazgo en la región; aunque sonó muy oportunista cuando remarcó objetivos económicos. Obama debió haber mostrado más liderazgo, criticando la falta de libertades en muchos países y condicionando un alto porcentaje de los 200 millones de dólares que prometió a Centroamérica, para que se fortalezcan los sistemas judiciales, ya que a largo plazo será la seguridad jurídica, la independencia y profesionalización de los jueces, el mejor antídoto contra el narcotráfico, los autócratas y los corruptos.

La fortaleza de una república es proporcional al grado de independencia, madurez y eficiencia de su sistema judicial. Cuando funciona y existen castigos e incentivos para todos con igualdad y sin privilegios, el ciudadano gana en credibilidad y la democracia en autoestima.

Juliana Castro ganó concurso Dona Tu Voz

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marzo 31, 2011

Carter reconoce a disidentes, pero…

Lo mejor de la visita del ex presidente Jimmy Carter a Cuba fue el proverbial respaldo que le brindó a los disidentes, muchos de ellos recién liberados de la cárcel y que se negaron a ser desterrados. La visita fue buena en comparación a otras en meses anteriores, en las que muchos ex presidentes y presidentes llegaron a La Habana para rendirle pleitesía a Fidel Castro y a los 50 años de la revolución, pero ignoraron al movimiento disidente, porque no quisieron, por convicción ideológica o porque el régimen se los impidió.

Para los disidentes, según lo que declararon por CNN y otros medios, aunque no haya habido cosas concretas, se trató de un reconocimiento e incentivo notorios. Sin embargo, como medida política, creo que la visita de Carter a Cuba sirvió – como siempre – para que el régimen busque ventajas y que se concrete otro guiño de Barack Obama, quien de a poco ha venido flexibilizando el embargo, con lo que el régimen consigue dólares, para contrarrestar la enflaquecida billetera del filántropo Hugo Chávez.

Lo que no me gustó de Carter, al decir que deberían normalizarse las relaciones para favorecer al pueblo cubano, es que pide al gobierno estadounidense poner todo de su parte para levantar el embargo – y que fluyan los dólares hacia la isla – sin exigirle a los Castro que depongan la dictadura y dejen a los cubanos vivir en libertad y democracia. Me parece que su política por los derechos humanos es poco equitativa, porque si bien quiere mayor bienestar económico para los cubanos o que ese bienestar incentive las libertades, se olvida de que es el Estado el primero que debe velar por custodiar y garantizar que toda persona goce del derecho al libre albedrío.
Celebro que Carter se haya reunido con gente tan proscrita en su país como el prominente disidente Oscar Elías Biscet, el activista por los derechos humanos Elizardo Sánchez Santa Cruz, integrantes de las Damas de Blanco, los activistas católicos Dagoberto Valdés y Oswaldo Payá y las blogueras Yoani Sánchez, Claudia Cadelo y Laritza Diversen y el bloguero Reinaldo Escobar.

marzo 30, 2011

Crepúsculo pictórico



Estuve en Arte Américas este fin de semana, la mayor feria de arte latinoamericano internacional en la pulularon galerías de México, Argentina y de Miami, con propuestas, estas últimas, de muy importantes artistas cubanos, cinco de ellos, permitidos a salir de la isla y visitar la exposición, debido a las mejores relaciones culturales entre Estados Unidos y Cuba, más allá de los alcances del embargo.
Muchas obras me impresionaron bien. Junto con Graciela, mi esposa, nos detuvimos en muchas de ellas y particularmente frente a un remolino de eruditos que lanzaban elogios sobre las obras del pintor hiperrealista Estévez. Miré de reojo en otra dirección porque no me gusta el arte prácticamente fotográfico y recaí en una obra de Agustín Bejarano, del otro lado del muro, que con otra técnica y paleta de colores, me recordó al temático Wolf Kahn, con sus coloridos paisajes en pastel y óleos.
Lo de Bejarano lo encontré suave, relajado, propio de alguien (pensé) que hace catarsis con la pintura y lo imaginé en un estudio prolijo, limpio, con música clásica de fondo y con unos sorbos de buen vino. Nos acercamos. La obra es buena y se titula Crepúsculo.
Esta mañana leyendo la primera página de El Nuevo Herald, la noticia principal me alarmó. Enseguida relacioné el apellido con la fechoría. Víctor Bejarano fue apresado ayer, sin derecho a fianza, por el supuesto delito de abusar sexualmente de un niño. El incidente ocurrió este pasado 20 de marzo en la casa de unos amigos aquí en Miami. Según los documentos de la fiscalía, entró al dormitorio de un niño de 5 añitos y lo obligó a que le tocara sus genitales y lo besó en la boca.
Veremos qué sucede con el tema en la justicia.
Después del shock de leer sobre tan abominable episodio, y de atar esa imagen con la buena pintura de Bejarano, me quedé pensando… cuánta gente notable y corriente, con apariencia apacible, buena, sabia, termina engañando a la sociedad con crímenes tan abyectos como éste.
La obra de Bejarano que acompaña este post, Crepúsculo, parece premonitoria del fin de una carrera artística, si es que la acusación es sólida ante la justicia.

marzo 29, 2011

Paradójico premio para Chávez

Hugo Chávez tuvo la tribuna que disfruta en Buenos Aires. La del insulto, de la diatriba, del sarcasmo y de la ironía; junto a la del elogio desmesurado, de la propaganda, de la aclamación desmedida. Se burló del periodismo libre en una ceremonia en el que paradójicamente se le entregó un premio a la libertad de prensa. Si se lo merecía, en todo caso lo hubiera tenido que disfrutar pero no insultar a todo el periodismo y creer, como siempre, en su comunicación mesiánica salvadora de los pueblos oprimidos.

En su discurso al recibir esta noche en la Universidad de La Plata el premio Rodolfo Walsh a la libertad de expresión, negó en reiteradas ocasiones que sea un censor y que en su país, Venezuela, haya cerrado medios o agredido a periodistas.

Chávez hace más de lo mismo, niega con la boca lo que la evidencia demuestra. Pero repito, como lo hice en otros posts, la culpa no es de él, sino de quienes lo idolatran por semejantes “logros”. Chávez es sin duda, el mayor opresor de la libertad de prensa y de expresión en estos momentos, a excepción, claro está, de los gobernantes de Cuba.

El premio es chocante por su naturaleza. Pero repito, me da pena por los estudiantes de la Facultad de Periodismo y Comunicación de esa universidad. Deben tener vergüenza ajena, al menos los que entienden cuál será el trabajo que tendrán en el futuro como periodistas.

Si algo tenía que tener de particular este acto, no solo fue el agravio que Chávez le dispensó al periodismo latinoamericano, sino además que los líderes universitarios no permitieron más que al estatal Canal 7 cubrir el evento. A los demás se les negó el acceso. Todo muy digno de un buen acto donde debía resaltarse la libertad de expresión.

Con el apoyo del gobierno, la ceremonia fue otro acto oficial más.

Atentado agravado a la libertad de prensa

SIP califica de atentado agravado a la libertad de prensa el bloqueo a medios argentinos - UltimaHora.com

marzo 28, 2011

Bloqueo a los diarios argentinos



Esta es una entrevista que me hicieron ayer en calidad de director de Libertad de Prensa de la SIP, sobre el bloqueo a la distribución de diarios en Buenos Aires, que afectó la distrubicón parcial del periódico La Nación y en forma total a las ediciones de domingo de los diarios Clarín y Olé.

marzo 26, 2011

¿Una broma de mal gusto, el premio a Chávez?

No salgo de mi asombro y de preguntarme si el premio a Hugo Chávez por su prédica a favor de la libertad de prensa, la comunicación comunitaria y de un montón de justificativos políticos, que le otorgó la Universidad de La Plata en Argentina, es una broma de mal gusto, una tomadura de pelo a todas las víctimas de la represión de la palabra libre o una de esas tonterías de sesgo político para llamar la atención.
Me parece que es un poco de todo. Mi primera reacción, después del asombro, fue pensar en los alumnos de esa universidad, no en aquellos que gustosamente habrán celebrado, que los debe haber, sino en aquellos que comprenden los descalabros que Hugo Chávez ha hecho desde que asumió en 1999, persiguiendo periodistas, insultándolos, agrediéndolos a través de las turbas de camisas coloradas, cerrando 35 emisoras y decenas de periódicos y páginas de internet, abriendo nuevos medios del gobierno para usarlos no como medios públicos sino de propaganda gubernamental, y creando leyes y decretos en contra de la información libre, bloquear el acceso a información pública y limitar, bloquear y filtrar el acceso y contenidos en el internet y las redes sociales.
Si yo fuera alumno de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social estaría muy preocupado y consideraría dejar de estudiar. ¿Por qué? Simplemente porque si la mirada política de la universidad en materia de comunicación y de visión del periodismo y la libertad de prensa es ésta, que garantías tengo de que me ofrecerán una educación imparcial, objetiva, independiente; justamente siendo esos los valores que me deben inculcar como los más importantes de mi formación.
Esto de Chávez me hace acordar a similar premio que recibió Fidel Castro de un colegio de periodista cubano, así como el Premio Internacional a los Derechos Humanos que Muamar al Kadafi le entregó a Hugo Chávez, Evo Morales y Raúl Castro en diferentes oportunidades.
Me preocupa que Florencia Saitout, decana de la Facultad de Periodismo y CS de la Universidad de La Plata crea que en Venezuela hay libertad de prensa. Dijo que para ella es una alegría que Chávez aceptará el premio y que discutirá con los estudiantes. Creo que es bueno que se reúna con los estudiantes, pero de ahí a que el punto de partida sea un reconocimiento a su lucha por la libertad de prensa, huele a hediondo.
El premio Rodolfo Walsh se instituyó en 1997 para estimular la excelencia periodística. Ojalá los estudiantes puedan reevaluar lo que significa excelencia periodística, que más allá de un componente informativo, la profesión tiene una alta carga de responsabilidad sobre la defensa de la libertad de prensa, por lo que obviamente este premio a Chávez termina siendo una flagrante contradicción a los valores de nuestra profesión y de la libertad de expresión.

marzo 25, 2011

Derechos humanos y su manipulación política

En el día que se recordará porque Brasil votó a favor en el Consejo de De Derechos Humanos para que se envíe un investigador de derechos humanos a Irán, terminando el idilio de tantos años del ex presidente Lula Da Silva con el régimen iraní, les comparto la columna que bajo el título “derechos humanos politizados”, publicaron varios medios esta semana.

Cuando de violaciones a los derechos humanos se trata, los gobiernos tienden a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. De ahí que el presidente venezolano Hugo Chávez propusiera que la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) tenga su propio tribunal internacional, al considerar que los de la ONU y la OEA son títeres de EE.UU. y chantajean en su nombre.

La coartada de Chávez le permite desviar la atención de las violaciones que su gobierno comete, prohibir la supervisión de organismos internacionales en su territorio, expulsar a directivos de Human Rights Watch o desconocer los fallos de la Corte Interamericana, sin temor a reprimendas. Su hipocresía le vale de excusa para intercambiar con Moamar al Kadafi la espada de Simón Bolívar por el Premio Internacional de los Derechos Humanos; o “comprarlo” para que lo exhiban de trofeo sus solidarios colegas Daniel Ortega y Evo Morales.

Los políticos tienen esa extraña forma de solidaridad para omitir las denuncias de los violadores cuando se trata de camaradas de ideología. Así lo resaltó el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso para acusar a su sucesor, Lula da Silva, por haber llamado “líder y hermano” a Kadafi, o prodigarle honores a los hermanos Castro.

Salvo excepciones, los intelectuales también se comportan igual. Lo confirma el escaso apoyo que despertó la valiente arremetida del disidente cubano, Oscar Elías Biscet, apenas salido de la cárcel. Rechazando el destierro, pidió a Raúl y Fidel Castro que renunciaran por mantener una dictadura totalitaria de corte hitleriano-stalinista.

Raúl Castro no replicó. Seguro que sus amigos lo harán por él, como en 2009, cuando la Comisión de Derechos Humanos de la ONU reconoció a su gobierno por sus “significativos resultados en la promoción y protección de los derechos humanos para todos''. Entonces, el comité estaba dominado por China y Libia, y la resolución fue promovida por Venezuela, tres gobiernos de sobra conocidos por acusar a otros de los delitos que ellos cometen.

Esa incongruencia entre lo que se dice y hace, también alcanza a EE.UU. El gobierno de Barack Obama promueve erradicar la violencia en la frontera con México, pero su Departamento de Justicia autorizó la operación secreta “Rápido y Furioso”, con la que se infiltraron armas de asalto entre narcotraficantes con la justificación de poder rastrear sus conductas y aniquilarlas.

Algunos insisten en que un fin loable justifica medios espurios, pero el problema es que esas armas pudieron generar más muertes de inocentes. Justificar esa acción, sería como creer que para comprobar la eficiencia de la penicilina, EE.UU. actuó bien a mediados del siglo pasado, cuando sus médicos inyectaron con sífilis y gonorrea a centeneras de presos y pacientes psiquiátricos de Guatemala. Tan abominable fue aquel laboratorio de Estado, como la filtración de armas entre los narcos más violentos del mundo.

El Estado es por naturaleza quien debe proteger los derechos humanos y prevenir sus violaciones, de ahí la gravedad cuando los infringe. Así, no se pueden justificar los genocidios de los militares latinoamericanos o el uso reciente de los servicios secretos en Argentina, Colombia y Perú, para espiar o perseguir a opositores, jueces y periodistas. Por prácticas similares, es que los egipcios destituyeron esta semana sus servicios de inteligencia para garantizar que los vientos democráticos permitan un verdadero cambio.

En derechos humanos, las medidas deben ser preventivas, no solo correctivas. Por eso empezaron a lloverle críticas a los gobiernos japoneses. Nadie duda del estoicismo y la honradez de un pueblo que sobrelleva con orden un terremoto y un tsunami catastróficos; pero no se entiende como uno de los países más previsores del mundo, falló por décadas en inspeccionar y reacondicionar los reactores nucleares de Fukushima, a expensas del derecho a la vida de sus ciudadanos.

El olvido también es una forma peligrosa de politizar los derechos humanos. La desmemoria permite que dictadores sangrientos, como el haitiano Jean-Claude Duvalier, puedan regresar campantes a probar suerte en países que en su momento vilipendiaron.

Si no hay memoria, es decir justicia, algún día también podría volver el “carnicero de Trípoli”, si es que lo destronan o neutralizan, como lo acaba de autorizar el Consejo de Seguridad de la ONU.

La ficción para denunciar la mentira y la coacción

Agradezco al profesor Arturo Corona de la Universidad de Anahuac en México, y varios de sus estudiantes, por la entrevista sobre Robots con ...