El cinismo de Raúl Castro sobre la muerte en prisión del disidente Orlando Zapata Tamayo, en huelga de hambre desde hacía 85 días reclamando por sus derechos y contra las atrocidades a las que fue sometido en la cárcel, tiene los mismos niveles que de su hermano Fidel. No solo que niega que en Cuba no existen presos políticos, ni torturados como “en Guatánamo”, sino que además le echa la culpa a Estados Unidos por el desenlace de esta muerte, habiendo acusado la prensa gubernamental a que los “mercenarios del imperio” habrían incentivado a Zapata llegar hasta la muerte
Pero más doloroso que el cinismo de los Castro es el silencio de los demás países latinoamericanos, especialmente porque la muerte de Zapata se registra esta semana cuando todos los presidentes latinoamericanos estuvieron en Cancún y tuvieron la oportunidad de haber protestado por los más de 200 presos políticos en Cuba y el autoritarismo existente en Venezuela, denunciado también esta semana en un informe de más de 300 páginas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La diferencia entre el Guatánamo violento de Estados Unidos y la violencia en Cuba, es que en el primer caso fue un tema de debate, transparencia y condena internacional en el que todo el mundo tuvo la oportunidad de opinar sin reprimendas, mientras que el segundo se trata de un tema oscuro, negado y del que nadie parece prestarle atención a nivel mundial - excepto por los organismos de derechos humanos – y que ha generado mayor represión en Cuba, donde las autoridades hasta se aseguran que los disidentes y periodistas independientes no puedan expresarse sobre el asunto.
El gobierno de Cuba merece el reproche internacional, la condena de los organismos multilaterales, mayores sanciones económicas y un aislamiento profundo que obligue a sus autoridades a dejar el poder. 51 años de opresión y sin libertades respetadas, es demasiado a cambio de unos logros, como el alfabetismo y la salud, que son insuficientes sin el debido goce del libre albedrío.
Me pregunto: ¿Todos esos románticos que siguen idolatrando al régimen de los Castro, por qué lo siguen haciendo desde la comodidad de otros países donde viven en libertad y no se van a vivir a Cuba? La respuesta es simple, porque a los pocos días estarían armando balsas como muchos cubanos que prefieren desafiar a la muerte en el Estrecho de la Florida que seguir consumidos por la opresión
Tras la publicación de esta novela que trata sobre la IA y la ética de la verdad y la libertad —se puede adquirir en Amazon—, estoy escribiendo el segundo libro de la trilogía Robots con Alma, sobre la creatividad. Blog por Ricardo Trotti
febrero 26, 2010
febrero 24, 2010
Honduras y narcotráfico
La semana pasada estuve en Tegucigalpa luego de pasar por México con una misión de la SIP por temas de violencia contra periodistas. Al término de una entrevista breve con el presidente Porfirio Lobo, me pidió que sobre seguridad y narcotráfico hable directamente con el ministro de Seguridad, Oscar Arturo Alvarez Guerrero, quien ya había ocupado ese puesto en la presidencia de Ricardo Maduro y ahora lo hacía después de ser el diputado con mayor cantidad de votos en la historia de Honduras.
Antes de despedirme de Lobo, se refirió eufórico al acuerdo que acababa de firmar con Colombia para la lucha contra el narcotráfico, admitiendo que la lucha contra las drogas en México derivará en mayores problemas para Honduras y toda Centroamérica.
El ministro Alvarez dijo que como parte de la estrategia contra el narcotráfico pondrá en práctica experiencias exitosas pasadas. Además de depurar la fuerza policial en la que reconoce que hay un alto nivel de corrupción, mediante el departamento de asuntos internos, intentará la creación de una unidad de lavado de activos y enriquecimiento ilícito para detectar y combatir los abusos.
Confía que los acuerdos con Colombia y el apoyo de EEUU tras al Plan Mérida y los otros mecanismos de ayuda estadounidense que se están activando nuevamente, permitirán una “excelente triangulación” para combatir al narco, confianza que le ofrece su formación en centros de educación militar especial y de inteligencia, tanto en el Norte como en Europa.
Alvarez coincide con el jefe de Policía de Colombia, general Oscar Naranjo, sobre que la guerra contra el narcotráfico sólo se puede ganar con fuerzas especiales o con fuerzas de tarea policiales, además de servicios de inteligencia capaces de infiltrar a la delincuencia.
Pero en esta “triangulación” geopolítica, reconoce que Honduras está un poco aislada. Sobre El Salvador, dijo que se teme por la seguridad del presidente Mauricio Funes e insiste que sectores radicales del FSLN estarían entrenando a gente de la resistencia hondureña. También que fue avisado por las autoridades colombianas que en las computadoras del jefe guerrillero, ya abatido, Raúl Reyes se habrían encontrado evidencias de que las FARC estarían apoyando a grupos rebeldes en Honduras. Desconfía del trabajo antinarcóticos que pudiera estar haciendo el gobierno de Daniel Ortega y de Alvaro Colom dijo que está muy limitado por el problema interno, la poca profesionalidad de la policía y los altos niveles de delincuencia.
Alvarez es nuevamente ministro a “pedido popular”, si se interpreta que su popularidad se debe al trabajo hecho en el período 2002-2005 al frente de esa cartera. Para entonces, Alvarez recuerda que contrató los servicios de asesoría de McKinsey Consulting, tras lo cual desarrolló una estrategia de seguridad distintiva.
De aquella experiencia, desarrolló una táctica de “guerra psicológica” con tres componentes básicos: a) depuró la policía y ofreció incentivos a un nuevo cuerpo de seguridad; b) creó una cultura de denuncia entre la población regenerando la confianza en la institución policial y c) aseguró que la delincuencia supiese que había un plan para controlarla, “que delinquir sería más difícil”.
La estrategia de “guerra psicológica” fue apoyada por una reforma del Código Penal, introduciéndose en el artículo 332 la figura de asociación ilícita o conspiración, lo que permitió procesar a mil trescientos cabecillas de las pandillas juveniles. En aquella época, Alvarez logró contener al crimen, reduciendo en un 90 por ciento el delito de secuestros en su tercer año al frente de su ministerio.
En la entrevista que me concedió en Tegucigalpa el 18 de febrero, Alvarez consideró que el nivel de tráfico de drogas se ha reducido momentáneamente, debido a que los narcos estarían estudiando los pasos del nuevo gobierno. Acusó que el gobierno del ex presidente Manuel Zelaya tuvo la política sobre el narcotráfico de “dejar hacer, dejar pasar”, con una policía que tenía un esquema de acuartelamiento militar en lugar de estar en la calle. Dijo que la época de Zelaya había un divorcio total con el Poder Judicial, lo que no permitió una verdadera cooperación.
Su percepción es que el gobierno de Zelaya, debido a su amistad con el presidente Hugo Chávez, posibilitó un auge del narcotráfico proveniente desde Venezuela, evidenciado por la cantidad de avionetas de esa bandera que se detectan en pistas clandestinas de Honduras, cuyo territorio está regado de pistas y canales de comunicación que son parte del desarrollo de las grandes compañías agropecuarias internacionales durante el siglo pasado.
“No hubo voluntad política ni liderazgo para enfrentar al narcotráfico”, dijo el ministro; “una situación (que) ha cambiado totalmente en esta Presidencia”.
Antes de despedirme de Lobo, se refirió eufórico al acuerdo que acababa de firmar con Colombia para la lucha contra el narcotráfico, admitiendo que la lucha contra las drogas en México derivará en mayores problemas para Honduras y toda Centroamérica.
El ministro Alvarez dijo que como parte de la estrategia contra el narcotráfico pondrá en práctica experiencias exitosas pasadas. Además de depurar la fuerza policial en la que reconoce que hay un alto nivel de corrupción, mediante el departamento de asuntos internos, intentará la creación de una unidad de lavado de activos y enriquecimiento ilícito para detectar y combatir los abusos.
Confía que los acuerdos con Colombia y el apoyo de EEUU tras al Plan Mérida y los otros mecanismos de ayuda estadounidense que se están activando nuevamente, permitirán una “excelente triangulación” para combatir al narco, confianza que le ofrece su formación en centros de educación militar especial y de inteligencia, tanto en el Norte como en Europa.
Alvarez coincide con el jefe de Policía de Colombia, general Oscar Naranjo, sobre que la guerra contra el narcotráfico sólo se puede ganar con fuerzas especiales o con fuerzas de tarea policiales, además de servicios de inteligencia capaces de infiltrar a la delincuencia.
Pero en esta “triangulación” geopolítica, reconoce que Honduras está un poco aislada. Sobre El Salvador, dijo que se teme por la seguridad del presidente Mauricio Funes e insiste que sectores radicales del FSLN estarían entrenando a gente de la resistencia hondureña. También que fue avisado por las autoridades colombianas que en las computadoras del jefe guerrillero, ya abatido, Raúl Reyes se habrían encontrado evidencias de que las FARC estarían apoyando a grupos rebeldes en Honduras. Desconfía del trabajo antinarcóticos que pudiera estar haciendo el gobierno de Daniel Ortega y de Alvaro Colom dijo que está muy limitado por el problema interno, la poca profesionalidad de la policía y los altos niveles de delincuencia.
Alvarez es nuevamente ministro a “pedido popular”, si se interpreta que su popularidad se debe al trabajo hecho en el período 2002-2005 al frente de esa cartera. Para entonces, Alvarez recuerda que contrató los servicios de asesoría de McKinsey Consulting, tras lo cual desarrolló una estrategia de seguridad distintiva.
De aquella experiencia, desarrolló una táctica de “guerra psicológica” con tres componentes básicos: a) depuró la policía y ofreció incentivos a un nuevo cuerpo de seguridad; b) creó una cultura de denuncia entre la población regenerando la confianza en la institución policial y c) aseguró que la delincuencia supiese que había un plan para controlarla, “que delinquir sería más difícil”.
La estrategia de “guerra psicológica” fue apoyada por una reforma del Código Penal, introduciéndose en el artículo 332 la figura de asociación ilícita o conspiración, lo que permitió procesar a mil trescientos cabecillas de las pandillas juveniles. En aquella época, Alvarez logró contener al crimen, reduciendo en un 90 por ciento el delito de secuestros en su tercer año al frente de su ministerio.
En la entrevista que me concedió en Tegucigalpa el 18 de febrero, Alvarez consideró que el nivel de tráfico de drogas se ha reducido momentáneamente, debido a que los narcos estarían estudiando los pasos del nuevo gobierno. Acusó que el gobierno del ex presidente Manuel Zelaya tuvo la política sobre el narcotráfico de “dejar hacer, dejar pasar”, con una policía que tenía un esquema de acuartelamiento militar en lugar de estar en la calle. Dijo que la época de Zelaya había un divorcio total con el Poder Judicial, lo que no permitió una verdadera cooperación.
Su percepción es que el gobierno de Zelaya, debido a su amistad con el presidente Hugo Chávez, posibilitó un auge del narcotráfico proveniente desde Venezuela, evidenciado por la cantidad de avionetas de esa bandera que se detectan en pistas clandestinas de Honduras, cuyo territorio está regado de pistas y canales de comunicación que son parte del desarrollo de las grandes compañías agropecuarias internacionales durante el siglo pasado.
“No hubo voluntad política ni liderazgo para enfrentar al narcotráfico”, dijo el ministro; “una situación (que) ha cambiado totalmente en esta Presidencia”.
febrero 23, 2010
Chávez, descocado
En el programa de Carmen Aristegui por CNN en Español de esta noche se está mirando a un Hugo Chávez bastante descocado, sarcástico, cínico y mentiroso; y con todos los atributos que lo caracterizan y que lo hace uno de los líderes con mayor desprestigio a nivel internacional.
Habló de que Uribe se “parecía a un torito” y que si no hubiese habido una mesa de por medio, “me hubiese agredido físicamente” y que optó por callarse después de “mandarlo al carajo”, por respeto al “maestro” Raúl Castro quien le puso la mano por detrás para calmarlo, “como si bajara de la Sierra Maestra”.
Sobre Estados Unidos prefirió hablar de “los dos Obama” y que si Barack Obama empieza a destruir el “emporio imperial” vaticinó que lo matarían como “hicieron con Kennedy”. Dijo que hay “dos Obamas” y que a uno es al que él le da la mano en las cumbres y que le dice que EEUU no se inmiscuye con Venezuela, pero el otro es el imperialista, el que no acaba con la guerra en Afganistán o Irak.
Según Chávez se trata de ese Obama que tal vez no supo sobre el golpe de Estado en Honduras pero que luego de sucedido lo aceptó. Siguiendo con Honduras, dijo con bastante sarcasmo que él como no se inmiscuye en temas de otros países, aceptaría lo que decidieran “Daniel, Micheletti (se confundió dos veces con ese nombre en lugar del presidente de Panamá, Martinelli) y los hermanos centroamericanos”, respondiendo a si Venezuela aceptaría al nuevo gobierno de Porfirio Lobo.
Dijo que aceptaría la voluntad de los presidentes centroamericanos con algunas condiciones, como por ejemplo que se le permita a Manuel Zelaya volver a Honduras a hacer política. Obviamente insistió que no se inmiscuye en temas hondureños, a pesar de que la periodista le insistió que lo había hecho.
Respecto al nuevo organismo que se creará, la Comunidad Latinoamericana y del Caribe, con la exclusión de EEUU y Canadá, dijo que no será en reemplazo de la OEA, “sino además de la OEA”, pero que el organismo hemisférico que dirige José Miguel Insulza “desaparecerá”.
Por último, Chávez dijo el presidente brasileño Lula Ignacio da Silva es “el ideal” para dirigir el nuevo organismo cuando se quede desempleado al dejar la presidencia de su país. “Lo dije en broma, pero ahora lo sostengo en serio”.
Chávez siempre se mostró sarcástico en todos los temas, excepto que sobre el altercado con Alvaro Uribe se mostró como víctima.
La entrevista mostró a un Chávez conocido, pero que jamás dice esto a periodistas venezolanos, sino que solo espera estar a nivel internacional para ofrecer declaraciones a periodistas de otros países. En Venezuela no discute o dialoga o se deja entrevistar por periodistas, solo habla en forma de propaganda a través de sus cadenas obligatorias.
Habló de que Uribe se “parecía a un torito” y que si no hubiese habido una mesa de por medio, “me hubiese agredido físicamente” y que optó por callarse después de “mandarlo al carajo”, por respeto al “maestro” Raúl Castro quien le puso la mano por detrás para calmarlo, “como si bajara de la Sierra Maestra”.
Sobre Estados Unidos prefirió hablar de “los dos Obama” y que si Barack Obama empieza a destruir el “emporio imperial” vaticinó que lo matarían como “hicieron con Kennedy”. Dijo que hay “dos Obamas” y que a uno es al que él le da la mano en las cumbres y que le dice que EEUU no se inmiscuye con Venezuela, pero el otro es el imperialista, el que no acaba con la guerra en Afganistán o Irak.
Según Chávez se trata de ese Obama que tal vez no supo sobre el golpe de Estado en Honduras pero que luego de sucedido lo aceptó. Siguiendo con Honduras, dijo con bastante sarcasmo que él como no se inmiscuye en temas de otros países, aceptaría lo que decidieran “Daniel, Micheletti (se confundió dos veces con ese nombre en lugar del presidente de Panamá, Martinelli) y los hermanos centroamericanos”, respondiendo a si Venezuela aceptaría al nuevo gobierno de Porfirio Lobo.
Dijo que aceptaría la voluntad de los presidentes centroamericanos con algunas condiciones, como por ejemplo que se le permita a Manuel Zelaya volver a Honduras a hacer política. Obviamente insistió que no se inmiscuye en temas hondureños, a pesar de que la periodista le insistió que lo había hecho.
Respecto al nuevo organismo que se creará, la Comunidad Latinoamericana y del Caribe, con la exclusión de EEUU y Canadá, dijo que no será en reemplazo de la OEA, “sino además de la OEA”, pero que el organismo hemisférico que dirige José Miguel Insulza “desaparecerá”.
Por último, Chávez dijo el presidente brasileño Lula Ignacio da Silva es “el ideal” para dirigir el nuevo organismo cuando se quede desempleado al dejar la presidencia de su país. “Lo dije en broma, pero ahora lo sostengo en serio”.
Chávez siempre se mostró sarcástico en todos los temas, excepto que sobre el altercado con Alvaro Uribe se mostró como víctima.
La entrevista mostró a un Chávez conocido, pero que jamás dice esto a periodistas venezolanos, sino que solo espera estar a nivel internacional para ofrecer declaraciones a periodistas de otros países. En Venezuela no discute o dialoga o se deja entrevistar por periodistas, solo habla en forma de propaganda a través de sus cadenas obligatorias.
¿Comunidad?
No sólo por el “sea varón” que Alvaro Uribe le espetó a Hugo Chávez pasará esta cumbre de presidentes en Cancún a la historia, sino por el consenso de querer formar una Comunidad latinoamericana y caribeña, excluyente para los países más ricos de las Américas, Estados Unidos y Canadá.
Si bien les asiste el derecho de hacerlo y nunca está de más que haya más asociaciones dedicadas a la cooperación internacional, uno se pregunta si sería importante para la Comunidad Europea, excluir a Alemania y Francia, quedándose sin interlocutores válidos que todos quisieran tener en su grupo. O si la comunidad asiática excluiría a Japón y Corea del Sur, dos de los países más importantes de aquella región.
El hecho de que esta Comunidad sea una petición especial de Chávez, acompañada por Evo Morales y con el consentimiento expreso de los hermanos Castro, evidencia de que se trata más de una cuestión de conveniencia y de pulso ideológico que de estrategia política.
Si se consolida lo que ahora es una idea, ojalá que se transforme en una asociación que permita zanjar las diferencias entre países latinoamericanos y acabar con esta suerte de diplomacia de micrófono que parece ser la tónica en cómo se zanjan las diferencias en América Latina.
Desaprovechar a los ricos e igualar para abajo entre los menos pudientes, como parece ser la premisa de esta nueva comunidad, no parece ser una estrategia razonable, sino una mera ambición política.
Si algo quedará en el colectivo popular sobre esta cumbre, de la misma forma que quedó el “por qué no te callas” que le gritó el rey Juan Carlos de España a Chávez en la Cumbre Iberoamericana anterior, es el “sea varón y quédese aquí y hablemos de frente, porque usted insulta a la distancia” que Uribe le regaló al presidente venezolano.
Es que a Chávez, tan mandado a hacer para sus elucubraciones públicas, desde que olió a azufre en la asamblea general de la ONU cuando aludió al presidente George Bush, ya se la tienen medio jurada y porque saben que el pescado por la boca muere.
Si bien les asiste el derecho de hacerlo y nunca está de más que haya más asociaciones dedicadas a la cooperación internacional, uno se pregunta si sería importante para la Comunidad Europea, excluir a Alemania y Francia, quedándose sin interlocutores válidos que todos quisieran tener en su grupo. O si la comunidad asiática excluiría a Japón y Corea del Sur, dos de los países más importantes de aquella región.
El hecho de que esta Comunidad sea una petición especial de Chávez, acompañada por Evo Morales y con el consentimiento expreso de los hermanos Castro, evidencia de que se trata más de una cuestión de conveniencia y de pulso ideológico que de estrategia política.
Si se consolida lo que ahora es una idea, ojalá que se transforme en una asociación que permita zanjar las diferencias entre países latinoamericanos y acabar con esta suerte de diplomacia de micrófono que parece ser la tónica en cómo se zanjan las diferencias en América Latina.
Desaprovechar a los ricos e igualar para abajo entre los menos pudientes, como parece ser la premisa de esta nueva comunidad, no parece ser una estrategia razonable, sino una mera ambición política.
Si algo quedará en el colectivo popular sobre esta cumbre, de la misma forma que quedó el “por qué no te callas” que le gritó el rey Juan Carlos de España a Chávez en la Cumbre Iberoamericana anterior, es el “sea varón y quédese aquí y hablemos de frente, porque usted insulta a la distancia” que Uribe le regaló al presidente venezolano.
Es que a Chávez, tan mandado a hacer para sus elucubraciones públicas, desde que olió a azufre en la asamblea general de la ONU cuando aludió al presidente George Bush, ya se la tienen medio jurada y porque saben que el pescado por la boca muere.
febrero 22, 2010
Honduras, con plenos derechos
La reunión que se inicia hoy en Cancún, la Cumbre del Grupo de Río, debería tener como prioridad que se deje de discutir el tema de Honduras y simplemente avalar el proceso electoral por el que fue ungido Porfirio Lobo y consensuar su reintegración a la OEA y pleno goce de todos los derechos.
Más allá de la discusión sobre el reconocimiento que ya ha logrado de varios países y la reticencia de algunos, Honduras no se merece no haber sido invitada a esta reunión y que todavía siga debatiéndose su reinserción a la OEA, un camino que los gobiernos allanaron a Cuba, siendo que se trata de una larga y sanguinaria dictadura.
Es bueno que la Cumbre de la Unidad – que buscará crear un organismo americano sin EEUU ni Canadá – sea justamente eso, de unidad. Pero habrá que ver que futuro tiene o el que le quedará a la OEA, un organismo medio inepto cuando se trata de hacer valer los derechos democráticos en cada país. No creo que el nuevo organismo tendrá mejores opciones que los que ofrece la OEA, teniendo en cuenta que los gobiernos autoritarios, como el de Venezuela, se mostrarán como verdaderas democracias, a pesar de los fraudes electorales o de que no haya independencia entre los poderes.
Lo que llama la atención también es el conflicto de interés que tendrá este organismo sobre su soporte económico. La OEA sobrevive, así como la UNESCO, gracias al aporte de EEUU, y uno entonces se pregunta: ¿Será que los gobiernos latinoamericanos sí tienen dinero para crear y mantener económicamente un organismo periférico y no tienen para aportar a la OEA?
Más allá de la discusión sobre el reconocimiento que ya ha logrado de varios países y la reticencia de algunos, Honduras no se merece no haber sido invitada a esta reunión y que todavía siga debatiéndose su reinserción a la OEA, un camino que los gobiernos allanaron a Cuba, siendo que se trata de una larga y sanguinaria dictadura.
Es bueno que la Cumbre de la Unidad – que buscará crear un organismo americano sin EEUU ni Canadá – sea justamente eso, de unidad. Pero habrá que ver que futuro tiene o el que le quedará a la OEA, un organismo medio inepto cuando se trata de hacer valer los derechos democráticos en cada país. No creo que el nuevo organismo tendrá mejores opciones que los que ofrece la OEA, teniendo en cuenta que los gobiernos autoritarios, como el de Venezuela, se mostrarán como verdaderas democracias, a pesar de los fraudes electorales o de que no haya independencia entre los poderes.
Lo que llama la atención también es el conflicto de interés que tendrá este organismo sobre su soporte económico. La OEA sobrevive, así como la UNESCO, gracias al aporte de EEUU, y uno entonces se pregunta: ¿Será que los gobiernos latinoamericanos sí tienen dinero para crear y mantener económicamente un organismo periférico y no tienen para aportar a la OEA?
febrero 20, 2010
Revista Cambio y la responsabilidad
Toda empresa periodística tiene el derecho a hacer y deshacer respecto a su línea editorial y a definir la empresa de los medios de comunicación que posea. Esa libertad de empresa es parte importante de la libertad de prensa. Nadie debe ni puede estar obligado a hacer nada que vaya en contra de sus principios o decisiones.
Pero es también cierto, que muchas decisiones deben ser contempladas desde el punto de vista de la ética periodística, la cual implica que una empresa de medios tiene responsabilidades mayores que una empresa privada dedicada a tareas comerciales. El periodismo tiene una mayor responsabilidad social debido a su impacto en la comunidad, por lo que una decisión debe sopesar este “peso social” y, al menos, debe hacer sus decisiones con trasparencia.
Este es lo que le faltó a la editorial española Planeta dueña del influyente diario El Tiempo de Bogotá que decidió el 3 de febrero, sorpresivamente, y si aviso y sin explicaciones cerrar la importante revista Cambio en Colombia. Una decisión amarga para muchos periodistas, pero también para una sociedad que en los próximos meses se la verá de lleno con una elección presidencial y en la que un medio de comunicación juega un papel importante para la vida democrática de un país.
Planeta dijo que cerró la revista por problemas económicos ya que las revistas sobre políticas están decayendo en todo el mundo. Seguramente el argumento puede ser muy sólido de parte de Planeta, nadie le podría pedir que pierda dinero, pero tampoco se le puede dejar de recriminar que cierre un medio justo en un momento tan importante o que no haya probado al menos traspasar su propiedad a otra firma.
El derecho legítimo de Planeta es hacer dinero, pero ese éxito cuantitativo tiene en el periodismo una responsabilidad, la que implica que se hacen necesarios algunos sacrificios y riesgos económicos en pos de la democracia y el bien común. Claro que esto no se le puede pedir a medios chicos ni medianos, pero sí es una responsabilidad mucho mayor para empresas grandes, como Plantea, cuya diversidad y pluralidad en la propiedad de medios le permitiría hacer un equilibrio entre sus medios que le permiten ganar mucho dinero y aquellos que son males necesarios, como podrían haber pintado a la revista Cambio.
Más aún, sabiendo que la revista no tuvo pérdidas el año pasado, sino menos ganancias, y que empezará a circular mensualmente en vez de por semana y que no continuará su actual director, Rodrigo Pardo, ni su editora general, María Elvira Samper, el cierre de Cambio se hace un poco más sospechoso, más allá de los derechos que tiene Plantea de hacer lo que quiera.
Pero es también cierto, que muchas decisiones deben ser contempladas desde el punto de vista de la ética periodística, la cual implica que una empresa de medios tiene responsabilidades mayores que una empresa privada dedicada a tareas comerciales. El periodismo tiene una mayor responsabilidad social debido a su impacto en la comunidad, por lo que una decisión debe sopesar este “peso social” y, al menos, debe hacer sus decisiones con trasparencia.
Este es lo que le faltó a la editorial española Planeta dueña del influyente diario El Tiempo de Bogotá que decidió el 3 de febrero, sorpresivamente, y si aviso y sin explicaciones cerrar la importante revista Cambio en Colombia. Una decisión amarga para muchos periodistas, pero también para una sociedad que en los próximos meses se la verá de lleno con una elección presidencial y en la que un medio de comunicación juega un papel importante para la vida democrática de un país.
Planeta dijo que cerró la revista por problemas económicos ya que las revistas sobre políticas están decayendo en todo el mundo. Seguramente el argumento puede ser muy sólido de parte de Planeta, nadie le podría pedir que pierda dinero, pero tampoco se le puede dejar de recriminar que cierre un medio justo en un momento tan importante o que no haya probado al menos traspasar su propiedad a otra firma.
El derecho legítimo de Planeta es hacer dinero, pero ese éxito cuantitativo tiene en el periodismo una responsabilidad, la que implica que se hacen necesarios algunos sacrificios y riesgos económicos en pos de la democracia y el bien común. Claro que esto no se le puede pedir a medios chicos ni medianos, pero sí es una responsabilidad mucho mayor para empresas grandes, como Plantea, cuya diversidad y pluralidad en la propiedad de medios le permitiría hacer un equilibrio entre sus medios que le permiten ganar mucho dinero y aquellos que son males necesarios, como podrían haber pintado a la revista Cambio.
Más aún, sabiendo que la revista no tuvo pérdidas el año pasado, sino menos ganancias, y que empezará a circular mensualmente en vez de por semana y que no continuará su actual director, Rodrigo Pardo, ni su editora general, María Elvira Samper, el cierre de Cambio se hace un poco más sospechoso, más allá de los derechos que tiene Plantea de hacer lo que quiera.
Malvinas, pero sin Chávez por favor
El gobierno de Cristina de Kirchner se acordó de las islas Malvinas y comenzó nuevamente a reclamar su derecho soberano, después de que los ingleses empezaran de nuevo su derrotero con sacar ventaja petrolífera de la zona en disputa.
Hace muy bien el gobierno argentino en volver a reclamar ante la ONU y en los foros internacionales, como la reunión del Grupo de Río la próxima semana – aunque da risa que advierta que no tiene intenciones bélicas para reconquistar las islas – aunque en una especie de “galtierismo”, se pueda apreciar que las Malvinas en este momento sirven para cohesionar el pensamiento nacionalista y neutralizar así las divisiones internas.
Lo que resulta un flaco favor a las aspiraciones argentinas es que el boquiabierto de Chávez se sume al reclamo, un presidente que está totalmente desprestigiado a nivel internacional y que su imagen, pero sobre todo su palabra, valen menos que un centavo. Preferible sería que el reclamo pudiera venir de algún líder creíble de la región o de sectores populares, opiniones que podrían convergir desde encuestas y sondeos no solo de argentinos sino de los ciudadanos latinoamericanos.
Hace muy bien el gobierno argentino en volver a reclamar ante la ONU y en los foros internacionales, como la reunión del Grupo de Río la próxima semana – aunque da risa que advierta que no tiene intenciones bélicas para reconquistar las islas – aunque en una especie de “galtierismo”, se pueda apreciar que las Malvinas en este momento sirven para cohesionar el pensamiento nacionalista y neutralizar así las divisiones internas.
Lo que resulta un flaco favor a las aspiraciones argentinas es que el boquiabierto de Chávez se sume al reclamo, un presidente que está totalmente desprestigiado a nivel internacional y que su imagen, pero sobre todo su palabra, valen menos que un centavo. Preferible sería que el reclamo pudiera venir de algún líder creíble de la región o de sectores populares, opiniones que podrían convergir desde encuestas y sondeos no solo de argentinos sino de los ciudadanos latinoamericanos.
Un Tigre liberado
Tiger Wood dijo lo que muchos patrocinadores y público en general querían escuchar, una disculpa pública por sus amoríos que destruyeron su matrimonio. Aunque muchos no creían que este era un problema grave, sino simplemente un asunto privado en lo que la prensa metió sus narices, Tiger sí tenía responsabilidades basadas en la imagen pública que había creado, la que obviamente viene atada a ciertas obligaciones.
No es tan comprometedor su conducta con su amante o sus amantes, sino más bien la mentira que ha vivido y hecho a vivir a su familia tras haber conformado una imagen pública que servía para influir a los demás. Desde el punto de vista comercial, su imagen ha perdido en credibilidad, por lo que sus patrocinadores tienen el derecho de retirar sus dineros de donde se crea que pudieran ser más perjudicados que beneficiados, al tener un potencial destructivo para su marca.
Simplemente el contrato de confianza y credibilidad con sus patrocinadores se rompió.
Ahora bien, Tiger hizo tanto por el golf - en imagen como en convertir en popular a un deporte elitista, así como en aumentar el negocio comercial de la PGA e incentivar el deporte en los niños y jóvenes – que es necesario que vuelva a las canchas y no olvidarse de sus destrezas.
Tiger se debería sentir liberado con esta disculpa pública y permitirnos a todos seguir gozando de su arte.
No es tan comprometedor su conducta con su amante o sus amantes, sino más bien la mentira que ha vivido y hecho a vivir a su familia tras haber conformado una imagen pública que servía para influir a los demás. Desde el punto de vista comercial, su imagen ha perdido en credibilidad, por lo que sus patrocinadores tienen el derecho de retirar sus dineros de donde se crea que pudieran ser más perjudicados que beneficiados, al tener un potencial destructivo para su marca.
Simplemente el contrato de confianza y credibilidad con sus patrocinadores se rompió.
Ahora bien, Tiger hizo tanto por el golf - en imagen como en convertir en popular a un deporte elitista, así como en aumentar el negocio comercial de la PGA e incentivar el deporte en los niños y jóvenes – que es necesario que vuelva a las canchas y no olvidarse de sus destrezas.
Tiger se debería sentir liberado con esta disculpa pública y permitirnos a todos seguir gozando de su arte.
Mujica: decir o hacer
El presidente electo de Uruguay, José Mujica, se metió en un brete. Para su fiesta de asunción aceptó la donación de 10 empresas privadas que aportaron cada una 10.000 dólares para pagar los gastos de la ceremonia de asunción.
Hasta aquí todo bien. Nada legal ni constitucional implica que esto no se pueda hacer o que sea un delito. Sin embargo, en el plano ético, se trata de un conflicto de interés, no tanto por el hecho de que el gobierno estaría adquiriendo compromisos con empresas privadas a las que debería devolverle los favores en su momento, sino porque representa un hecho contra la naturaleza misma de su pensamiento como ex guerrillero y quien hasta hace poco le estuvo pidiendo austeridad a sus futuros funcionarios y diputados de su partido, el Frente Amplio, a quien les pidió no viajar para no gastar.
Todos reconocen su vocación austera – donará el 80 por ciento de su sueldo para la construcción de viviendas populares – y ella debería estar acompañada no tan solo por lo que dice y cómo lo dice, sino por las cosas que hace y cómo las hace
Hasta aquí todo bien. Nada legal ni constitucional implica que esto no se pueda hacer o que sea un delito. Sin embargo, en el plano ético, se trata de un conflicto de interés, no tanto por el hecho de que el gobierno estaría adquiriendo compromisos con empresas privadas a las que debería devolverle los favores en su momento, sino porque representa un hecho contra la naturaleza misma de su pensamiento como ex guerrillero y quien hasta hace poco le estuvo pidiendo austeridad a sus futuros funcionarios y diputados de su partido, el Frente Amplio, a quien les pidió no viajar para no gastar.
Todos reconocen su vocación austera – donará el 80 por ciento de su sueldo para la construcción de viviendas populares – y ella debería estar acompañada no tan solo por lo que dice y cómo lo dice, sino por las cosas que hace y cómo las hace
febrero 19, 2010
La verdadera revolución
Muchos gobiernos se autoproclaman revolucionarios, pero son solo improvisaciones ideológicas perecederas atadas a la vida política de su líder. Ni el socialismo de Fidel Castro ni el chavismo venezolano o la corriente ciudadana de Rafael Correa, tienen los atributos de las verdaderas revoluciones: transformación y liberación de los pueblos en beneficio de la humanidad.
La verdadera revolución de la que hoy todos somos protagonistas es la irrupción de las nuevas tecnologías de la comunicación, lo que no pertenece a gobierno alguno, sino al sector privado que puede desarrollarlas. Esta descomunal fuerza transformadora demuestra una vez más que cuando el hombre vive en un clima de libertad, potencia su capacidad del conocimiento, innovación y creatividad.
Google anunció esta semana que ofrecerá pronto una banda ancha para acceder al internet cien veces más veloz que la mejor conexión actual en EEUU, lo cual prevé incuantificables beneficios en todos los órdenes - social, cultural, político, económico - características que, en perspectiva, podrán compararse en el futuro a los cambios profundos que la humanidad experimentó con la revolución humanista del Renacimiento, la evolución de los derechos humanos con la Revolución Francesa y el desarrollo económico tras la Revolución Industrial.
Digno de destacar tras el anuncio fue la actitud del gobierno estadounidense de felicitar a Google. La Comisión Federal de Comunicaciones aseguró que incluirá la iniciativa en el Plan Nacional de Banda Ancha, para estimular al sector privado a seguir contribuyendo con iniciativas similares, que generen inversiones, empleos y competitividad, bujías necesarias para la reactivación económica.
Contraria es la actitud que asumen aquellos gobiernos que se autodenominan revolucionarios, oponiéndose siempre a la libertad y a la información. Chávez es el caso característico; cada día arremete más contra esas dos virtudes. Hace unos días, bajo la excusa de remediar una crisis energética, trajo de Cuba al mago de la censura, Ramiro Valdés, ministro de Informática y Comunicación, para diseñar una estrategia de represión y filtrado del internet tan efectiva como la cubana.
Las señales son evidentes. Llama “terrorista” al microblogging Twitter que los universitarios usan para organizar protestas y despotricar, pide su regulación porque representa una fuerza “desestabilizadora” que no puede dominar, y tiene en Valdés a un asesor calificado para reformar la ley de Ciencia y Tecnología. Valdés sabe mucho de esto. Fue quien al poco tiempo de asumir su ministerio en el 2006, pregonó que “el potro salvaje” de las nuevas tecnologías y el internet “debe ser dominado”, por ser “uno de los peores mecanismos de exterminio global que se hayan inventado”.
La arremetida chavista no será directa. Vendrá en forma de regulaciones que aparentarán ser inocuas como el “horario de protección al menor” de la Ley de Responsabilidad Social del 2004 que regula a la radio y la televisión. Acabamos de observar cómo esa legislación sirvió de instrumento para cerrar medios de comunicación, como RCTV, media docena de canales y decenas de radio.
La estrategia no es creativa ni única. Muchos gobiernos escudan sus propósitos opresores justificando combatir la delincuencia. En la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información del 2005, cuyo objetivo era discutir sobre la gobernabilidad del internet y achicar la brecha digital entre los países, se pudo ver a los verdaderos jugadores. No es casualidad que quienes en aquel foro pedían un régimen regulatorio con el que se “administre” mejor el internet para “librarlo de la delincuencia”, son hoy los gobiernos que más censuran las nuevas tecnologías: Cuba, China, Irán y Vietnam, entre otros. Valdés buscará que Venezuela sea parte de esta elite.
Por suerte, la posición cuerda que prevaleció en aquella Cumbre fue que la libertad debe reinar en el ciberespacio. Se argumentó que los diferentes delitos y crímenes que comete el hombre - pedofilia, fraude, terrorismo, incitación a la violencia u odio - no son propios de las nuevas tecnologías, sino cometidos a través de ellas, por lo que deben aplicarse las regulaciones existentes para castigar al delincuente, y no crear leyes especiales que sancionen al medio utilizado.
Esta verdadera revolución tecnológica-comunicativa que no solo presenciamos sino que protagonizamos, no podría manifestarse plenamente sin la debida libertad. De ahí tanta preocupación en la bancada de los gobiernos autoritarios y totalitarios.
La verdadera revolución de la que hoy todos somos protagonistas es la irrupción de las nuevas tecnologías de la comunicación, lo que no pertenece a gobierno alguno, sino al sector privado que puede desarrollarlas. Esta descomunal fuerza transformadora demuestra una vez más que cuando el hombre vive en un clima de libertad, potencia su capacidad del conocimiento, innovación y creatividad.
Google anunció esta semana que ofrecerá pronto una banda ancha para acceder al internet cien veces más veloz que la mejor conexión actual en EEUU, lo cual prevé incuantificables beneficios en todos los órdenes - social, cultural, político, económico - características que, en perspectiva, podrán compararse en el futuro a los cambios profundos que la humanidad experimentó con la revolución humanista del Renacimiento, la evolución de los derechos humanos con la Revolución Francesa y el desarrollo económico tras la Revolución Industrial.
Digno de destacar tras el anuncio fue la actitud del gobierno estadounidense de felicitar a Google. La Comisión Federal de Comunicaciones aseguró que incluirá la iniciativa en el Plan Nacional de Banda Ancha, para estimular al sector privado a seguir contribuyendo con iniciativas similares, que generen inversiones, empleos y competitividad, bujías necesarias para la reactivación económica.
Contraria es la actitud que asumen aquellos gobiernos que se autodenominan revolucionarios, oponiéndose siempre a la libertad y a la información. Chávez es el caso característico; cada día arremete más contra esas dos virtudes. Hace unos días, bajo la excusa de remediar una crisis energética, trajo de Cuba al mago de la censura, Ramiro Valdés, ministro de Informática y Comunicación, para diseñar una estrategia de represión y filtrado del internet tan efectiva como la cubana.
Las señales son evidentes. Llama “terrorista” al microblogging Twitter que los universitarios usan para organizar protestas y despotricar, pide su regulación porque representa una fuerza “desestabilizadora” que no puede dominar, y tiene en Valdés a un asesor calificado para reformar la ley de Ciencia y Tecnología. Valdés sabe mucho de esto. Fue quien al poco tiempo de asumir su ministerio en el 2006, pregonó que “el potro salvaje” de las nuevas tecnologías y el internet “debe ser dominado”, por ser “uno de los peores mecanismos de exterminio global que se hayan inventado”.
La arremetida chavista no será directa. Vendrá en forma de regulaciones que aparentarán ser inocuas como el “horario de protección al menor” de la Ley de Responsabilidad Social del 2004 que regula a la radio y la televisión. Acabamos de observar cómo esa legislación sirvió de instrumento para cerrar medios de comunicación, como RCTV, media docena de canales y decenas de radio.
La estrategia no es creativa ni única. Muchos gobiernos escudan sus propósitos opresores justificando combatir la delincuencia. En la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información del 2005, cuyo objetivo era discutir sobre la gobernabilidad del internet y achicar la brecha digital entre los países, se pudo ver a los verdaderos jugadores. No es casualidad que quienes en aquel foro pedían un régimen regulatorio con el que se “administre” mejor el internet para “librarlo de la delincuencia”, son hoy los gobiernos que más censuran las nuevas tecnologías: Cuba, China, Irán y Vietnam, entre otros. Valdés buscará que Venezuela sea parte de esta elite.
Por suerte, la posición cuerda que prevaleció en aquella Cumbre fue que la libertad debe reinar en el ciberespacio. Se argumentó que los diferentes delitos y crímenes que comete el hombre - pedofilia, fraude, terrorismo, incitación a la violencia u odio - no son propios de las nuevas tecnologías, sino cometidos a través de ellas, por lo que deben aplicarse las regulaciones existentes para castigar al delincuente, y no crear leyes especiales que sancionen al medio utilizado.
Esta verdadera revolución tecnológica-comunicativa que no solo presenciamos sino que protagonizamos, no podría manifestarse plenamente sin la debida libertad. De ahí tanta preocupación en la bancada de los gobiernos autoritarios y totalitarios.
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